domingo, octubre 25, 2020

“I want to be forever young” o mi dilema existencial por Adrián Alejandro García Segovia


Estudiante de Economía en la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA) Nació en San Salvador, El Salvador, el 6 de julio de 1996. 

“I want to be forever young…” Tenía 14 años cuando escuché y disfruté ese inicio de coro por primera vez. Como un favor de la vida; mientras lo volvía a escuchar durante esos momentos luminosos y abundantes de risa, bromas y joda, que un chavo siempre atesora; intercambiamos besos con quién compartíamos sentimientos hacia la canción. Con una melodía compuesta por una armonía casi perfecta y una letra que con seis palabras (ignorando el resto de estrofas y escrita en un idioma ajeno), me hacía sentir un éxtasis propio de un adolescente, disfruté la canción ajeno al estado de nuestra formación económica y social.

Como una broma de la vida, se reproduce hoy, estando yo un poco más viejo, en medio de una plática sobre la realidad que se percibe entre nuestros/as compas y que se nos viene encima. Hace casi dos años, inicié mis estudios de economía (luego de un cómico ir y venir entre lo que efímeramente disfrutaba) y recuerdo que, desde el inicio, nos presentaban como ejemplo las grandes crisis económicas que el mundo ha atravesado (tomando en cuenta que el mundo es E.U.A y Europa) y cómo grandes pensadores y políticos implementaron sus propuestas para superarlas.

Sin embargo, entre todas ellas, hay dos que me interesaron más que las demás: 1929 y 2008. La que me tocó vivir sin saberlo cayó sobre una rama que se asumía (como todo en la economía “común”) era completamente sólida. La otra, porque su superación implicó una guerra que desangró a la humanidad (aún más), alcanzando incluso a quienes vivían en este olvidado país.

“Heaven can wait…” Va la canción, mientras escucho cómo hay compañeros sindicalistas que escogen el alcohol producto del razonamiento: 'el patrón no me dio nada, la cosa está difícil ¡vamos a chupar…!' … Y, mientras, las compañeras sindicalistas recurren al comercio informal para que el hogar no sienta la crisis que ya se percibe. Nada raro de nuestra FES ¿Cierto?

Mi interlocutor cuenta: “Hace un par de días tuvimos una reunión con los jefes (de una maquila) y nos dijeron que están poniendo a la gente a mover cosas, a hacer limpieza, a hacer cualquier cosa… pero que es un hecho que recortarán personal ¡O sea, nos lo cantaron pues...!”.

La crisis económica es un hecho. A través de un recorrido en auto por la ciudad, he podido observar negocios cerrados, gente mendigando (lo común pero esta vez con mascarilla), niños vendiendo mascarillas y atomizadores. Normalmente, suelo viajar en autobús, pero si tengo la oportunidad, estaría demente si no evito esa condición ¿Cierto?

Continua mi interlocutor: “Puta, te pongo de ejemplo, nosotros dimos todo por nuestra gente (quienes están sindicalizados). Y en una de esas estábamos hablando con un señor que no forma parte de nosotros y nos dijo que si se mete al sindicato lo van a despedir ¡Si no se mete lo van a joder! Le quería decir yo…”

Reflexiono que la universidad está muy cara, que aun cuando he querido vivir Forever Young, deberé dejar de desear ese estribillo. Pronto tendré que monetizar (de nuevo) una de las pocas cosas que he logrado hacer con éxito en mis cortos años: aprender idiomas y, en especial, el 'maldito' inglés.

“Let us die young or let us live forever…”. Siento un cierto enojo, pues para esta situación tenía que haber estado preparado desde el momento en que decidí vivir entregando lo que pueda por mejorar el mundo. A su vez, quería vivir sin asumir dicha responsabilidad.

- “¿Cómo crees que se saldrá de esta crisis?”

- “No sé, si te comento, varios empresarios que a inicio de año estuvieron peleando con Bukele, ahorita ya le empezaron a sobar los huevos. Andan buscando no pelear con el mandamás. Además, si te ponés a recordar, generalmente, las crisis caen en el sector financiero, esta vez ha caído en el sector industrial, porque la gente no ha estado yendo a trabajar. Además, solemos salir -de las crisis- mandando gente al norte para que nos manden remesas, la semana pasada México mandó gente de regreso para Centroamérica. O sea, ni los dejo entrar pues.”

"Do you really want to live forever, forever and ever?..."

Cuando inicié en la universidad (la última vez) conocí a unos chavos/as que estaban en una organización que llevaba el nombre de un señor del que escuché hablar durante todos estos años, el cual defendió siempre la solidaridad como valor para salvar a este mundo. Había sido amigo de un viejo odiado y amado que de niños nos cargó a mi hermano y a mi antes de dar un hermoso discurso sobre el panorama político. Me gusta pensar que es más amado que odiado.

Recuerdo entonces cómo, hace unos meses, pude ver cómo la solidaridad; objetivada en duralitas y comida; ayudó a mujeres, niños, niñas y hombres, quienes vivían incluso en las cicatrices de la tierra, a sobrevivir frente a la ausencia de ayuda y tiempos sin tormentas. Esas personas nunca tuvieron mi dilema musical.

Veo cómo las personas más hermosas que he conocido están apostando a una soberanía alimentaria propia y ajena. Veo cómo las personas más horribles están buscando únicamente su propia sobrevivencia y júbilo.

"Some are like water, some are like the heat
Some are a melody and some are the beat
Sooner or later they all will be gone
Why don't they stay young?"

¿Cómo debería vivir ahora mi juventud? ¿Bajo una idea comprometiendo a los demás seres humanos a esta? Realmente, no lo sé.