domingo, junio 19, 2011

La estatua

Sobre el campanario una cigüeña riela

el río a lo lejos se descascara.

Él elige

el cuerpo: estanque de peces vivos

el olor de la carne rítmica

aún la descomposición

y sus gases

pero

nunca

la estatua.

Me pide

hacer de la analogía una bomba del organismo

doblar la palabra

masticarla.

Los dientes: torres de sangre

la saliva: el manto de la noche más larga.

Hay

un hombre: un mito.

El amante no es esa masa de polvo

la fuente: un perro blanco

la tarde: mis manos y esta pluma.

Yo también prefiero

el olor de la carne: la lava y el vapor

un pañuelo en el piso

y un nombre de letras acabalgadas.

La gente

Hoy el mendigo de Sor Juana golpea más fuerte su frente

no logra soportar.

Una sonrisa puede volverse una clave hipócrita.

La gente llega a aceptar que se une por conveniencia. Yo no.

Enmudezco.

El germen del odio siempre nace del lado izquierdo del pecho.

El desencuentro teje telarañas en las puertas de las casas

siembra huevos de larvas

en letras rojas y agudas de mensajes sorpresivos. Injustos.

Vete, no me importa, toma tus maletas y date por vencida.

Deja todo pendiente.

Hay demasiado sol en el cuarto y he aprendido a sobrevivir entre los que sí.

La enfermedad es una escupida de muerte.

El karma no existe ni en el estado de las cosas.

Deberías aprender a pagar tus cuentas completas,

decir buenos días como un puente, como un Periférico.

Mira a toda esa gente que camina,

los vagones son metáforas.

Dentro de mí vive también la larva:

paradoja contenida en autocrítica.

La humanidad es una masa sanguinolenta que dibuja el egoísmo con la boca.

¡Cállense, sus risas son lápidas, son una burla!

Deberías dejar la prepotencia pegada en la pared

con cinta Scotch. No es lo mejor comer a solas,

vivir intentando ocultar.

¿No era mejor el cascabel de la alegría?

¿Las tardes de sol con brincos?

Las mujeres que solo viven para servir a un hombre me dan asco.

Todo lo que detesto también está dentro de mí.

Ser persona da pánico.

La gente me hiere,

a veces

¿Vos también sos la gente?

jueves, junio 09, 2011

Joven poesía latinoamericana en el IMER

Primer cadáver exquisito


La gente me lastima

¿Y vos también sos la gente?

¿Gente en cuanto a valor ontológico?

La boca tuya es el lugar donde empiezan todas las cosas

Al presionar mi pecho y descubrir cien gritos de ave fénix

El alma es un montón de vidrios rotos sin botellas

como una resurrección, emerger de mis propios fondos

Y tu cuerpo, un cáliz donde ahogar lo que dicen del pasado

plumas, alas, propulsiones, mis pies ya no son de esta tierra

La deliberada conciencia dice ‘escóndete’ pero mi semi-autómata escritura alienta:

‘vacíate’

por eso es lo más hermoso

comerme la orilla de todas las estructuras posibles

eso significa

la tectónica de placas.

martes, junio 07, 2011

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Por necesidad de viaje relámpago a El Salvador, vendo ejemplares de plaquettes de "un error espectacular atravesado por avenidas e hipopótamos líquidos" y ejemplares cartoneros de "Sucias palabras de amor". Cada uno a 50 pesitos o 5 dólares. Se aceptan peticiones fuera de México también. Gracias.