jueves, julio 30, 2009

estoy pensando en tu piel de origami

estoy pensando en tu piel de origami
en las arrugas repetidas de tu luz
(juguete de papel)
dobladas,
como la sangre extinta de todas las artificiales formas

estoy pensando en tu océano atlántico
también en el índico y en tu mediterráneo
en los escupitajos del mar
en la brisa que combate el sopor de la siesta atravesada por el recuerdo de nubes y canciones donde te reconozco por la capacidad de la lluvia de hacerme recordar todas tus orillas, el color de tus pestañas inferiores, tus ojos contenidos en el resplandor de la poliedrosa arena y tus manos de dedos infinitos que construyen el volumen de mis días

no quiero llegar tarde a la posesión de la escritura, ni a la cocina de tierra de mi casa que no existe

siempre llego tarde o me voy antes de tiempo
lo cual es para el registro igualmente inútil
como las enumeraciones mentales:
carpas lejanas de un atardecer de colores
rocas marchitas para unos pies anhelantes
muñecos tallados en madera
calor
móviles de caracoles muertos recogidos

oscuro es el mar cuando no moja este cuerpo trémulo de ti y de tu boca

que sepas que soy la esclava de este amor roto que quiere volver a ser página
de todas las veces que no diste el paso necesario para aniquilar la distancia
que se nos hizo planetaria, farol japonés flotando en una laguna de liquen

la vida es un tiempo extendido
varios episodios sobrepuestos con el afán de encontrar la dicha
nadie tiene la llave
de ninguna de estas puertas

pero yo

no preguntaré nada al oráculo
cuna de todas las tragedias
griegas
no penetraré el azar,
inabarcable monumento a las imágenes,
porque creo fervientemente en la próxima oportunidad de los mortales
en los filibusteros y en el llanto
en las cárceles vueltas escuelas para niños que estudiarán papiroflexia
en el comunismo libertario y en que tú
en una ciudad con canales
piensas en mí
cuando ves pasar una muchacha en bicicleta
sosteniendo un paraguas

martes, julio 28, 2009

Tres de corazones


Ayer, saliendo de mis clases de manejo, me encontré una carta en la parada de autobuses de la 30b, estaba boca abajo, polvosa y desteñida. La recogí, ante la mirada asombrada de los transeúntes y al darle vuelta me di cuenta que era el tres de corazones. Baraja inglesa. Como soy bastante inconforme me dije: yo quiero un as de corazones. No quiero tres corazones. Porque me sonaba a triángulos amorosos siniestros. A estas alturas, quiero un amor puro y transparente.

Dice un amigo que estudió letras clásicas que todas las tragedias empiezan cuando se le pregunta algo al oráculo, es decir, que uno no debe andarse leyendo las cartas del tarot, ni esas cosas, porque se predispone. En cambio, Miriam cree que las cartas son solo un espejo de lo que uno trae adentro, y que sirven para "mirarte la espalda de las emociones" cuando normalmente no se puede.
De más estaría contar acá la historia de Karla, la maga con olor a mezcal barato, que en dos ocasiones ca(u)suales me leyó las cartas en Coyoacán. La segunda falló, la primera no.

Anoche, al llegar a mi casa corté con unas tijeras la carta e hice de mis tres corazones uno solo.

Espero no haber alterado mucho mi destino, o más bien reafirmar que aunque creo en el azar también confío en el libre albedrío de las personas. Y que el futuro, se construye a fuerza de voluntad.

Hoy, consulté al hijo de una maga, que crió a sus hijos con el dinero que ganaba leyendo el tarot. Por cierto, ¿se acuerdan que fui un arlequin de carnaval y que regalé cartas en nuestro evento megafónico? Bueno, solo era para recordarles lo mucho que me inquieta la fortuna. Punto y aparte, el hijo de la maga me dijo lo siguiente:

Tres de corazones: "Los naipes de corazones, se refieren a los aspectos afectivos, amorosos y pasionales, y a los distintos estados emocionales presentes y futuros. Tres: El símbolo de este naipe es positivo a nivel personal, puesto que anuncia progresos en un asunto o proyecto que se preveía difícil, así como la llegada de una etapa de gran creatividad, que podría compartirse con una persona estimada. Si el tres de corazones aparece al revés augura la finalización de un período difícil".

¿Capichi?

Y mi as de corazones, el que hice a tijerazos por inconforme, significa que llegan noticias esperadas (llegaron) y que tengo que hacer un mayor esfuerzo por lograr mi estabilidad financiera (obvio). En eso andamos.

¿Ustedes, qué piensan? ¿Existe la fortuna?
Por mi parte, no sé, pero me gustó encontrarme esa carta.

martes, julio 21, 2009

una masa de carne y brío

me gusta la línea verde de los cerros

el agua que huye de permanecer tranquila

las vacas y sus manchas recurrentes

la historia de los almendros

el viejo que contempla el campanario

esta tarde embalsamada de sopor

los niños

la lejanía del dolor

aquella noche debajo del amate y sus esferas

el recuerdo reiterado del desierto verde

el goteo nocturno de las paredes y los rostros

el anhelo repetido de abarcar la totalidad expectante de la vida sin pasar por la caverna platónica del miedo y los escombros de aquella primavera en que casi morí partida por la niebla de mi corazón

por suerte, me digo, eso ya pasó

me gusta que sea Kafka el último que quedó vivo

los poemas largos que hablan del 68

los poetas que escriben detalles como si la historia fuera una masa de carne y brío y yo me pudiera asomar a esas naves, memoriosos velocípedos, y contemplar animales que solo se encuentran vivos si uno visita Oceanía

la palabra cocodrilo

el tiempo cuando es contenido en una abertura en el mar

las luces encendidas a la medianoche, cuando piso esta ciudad de párpados y persianas cerradas y una luz roja se asoma en el recuerdo de mi quinto piso

me gusta

masticar el polvo y hacerlo una luz que me rescate de la edad, acumulación de preguntas irresueltas

esta lluvia que azota relámpagos y truenos, que vuelve la bóveda celeste una colección de ases luminosos abriendo las heridas del terror

el viento que estrangula lentamente las cortinas sobre un montón de flores amarillas y terrestres, tierra verde, como los recuerdos de la infancia hechos cartografía de mapas inútiles para encontrar el tesoro dentro de una lectura obligatoria

la palabra

que es un dictado

y no hay intermediarios que sean capaces de escapar del rumor rumor rumor de máquinas desatornillando estas hojas

hojas perversas llenas de tormenta

todo sería inútil si de pronto la cabeza no dejara de doler

y la ansiedad no fuese un punto, posible de destruir, en el centro de la mano

y yo, que siempre me deseo salvar a toda costa, no me encontrara con la silueta de un amate que llueve esferas de colores

y se cansa como yo de andar así, siendo una masa fácil de empujar

resistiendo el que la violencia haga un tatuaje en mí

encontrándome sin querer con tu figura llena de azoteas

cuando la vida fue un pilar que se derrumbó

y aún así el aliento largo de la existencia es capaz

de refrescar la noche

y

persistir

en la risa compartida que explotó bajo el amate.

martes, julio 14, 2009

dos sudores


llueve el cielo las entrañas de su organismo


llueven virotas de humo
la verdad es que el cielo está lloviendo su organismo en cataratas de gotas salvajes
sobre el advenedizo escurrir del pensamiento

las camas están vacías
y las gotas de sudor que nuestros cuerpos dejaron en tus sábanas rojas
son un fetiche visual para esta composición húmeda y agnóstica

no creo en nada
más bien
creo en muchas cosas imprecisas
difíciles de explicar
como en esta repentina alusión a tu carne y a tus formas
como en tus brazos que aún no reconozco pero he mordido con frenesí
morenas masas circulares, permanecerán en la historia de las extremidades lúbricas

no soy una sola
lo notas
soy un paralelepípedo de voces y añoranzas
que se deshace en posición horizontal para encontrar un sentido que de orden a las cosas

el orden del mundo no existe

y tú
enciendes las velas y empiezas a chorrearme,
como la lluvia tropical a la que hago alusión,
dices muchas cosas que me molestan,
la mayoría,
pero sé que la casualidad no se teje gratuita
y debo aprender de tu porte de animal feroz

maratónico colchón de luces encendidas,
el tuyo
cotidiana ensoñación, la mía
al escucharte haciéndome el desayuno
como si lo mereciese
como si no fuera una hiena que durmió contigo

no soy una sola
lo notas
y en ese meridiano, yo ya no puedo sudar
tengo que volver a la lluvia y a la casa
para recuperar la capacidad de deshacerme en gotas
y reconstruir contigo la desesperación inicial

sin embargo, de mí
te persistirán mis gemidos dulces al oído
porque yo también soy una niña, como tú
porque yo también tengo miedo a veces y no soy una hiena sino un dragón de cortas alas que murmulla plegarias para que toda esta maraña desordenada de sucesos encuentre por fin su camino natural

porque ha sido demasiado el tiempo transcurrido
los rayos quebrando el asfalto
el desorden existencial

los truenos son el temor del universo

mas tú no temas
aquí, se te recuerda
se te añora
en la masa informe del pensamiento

y llueve el cielo, atormentado,
las entrañas de su organismo.

la lluvia, los buitres, la gente y la selva verde

la selva frondosa cubre el camino serpenteante
todo texto es una enumeración
un agujero descriptivo
no obstante, no se pueden romper los abismos con solo destruir sus vocales
el color verde de la selva sureña marca el retorno repetido
aunque no necesariamente anhelado

nadie sabe cuál es su lugar en el mundo

mucho menos yo

los buitres se asoman al filo de los barrancos verdes y empinados

la lluvia es la luz curvilínea de una larga espera

el peso del tiempo es angustiante

las palabras se multiplican frondosas queriendo construir una urdimbre suficiente veloz para abrazarte en clave
(y sudar)

antes de venir revisé mis cajones
¿cuánto espacio es necesario para contener el pasado?
al regresar a casa me topé con todos los resquicios del polvo
me desnudé de la idea que debía tener a estas alturas de mí

necesito que el volumen de los graznidos de los pájaros sea mayor para así sentir que soy adulta, que no todo fue inútil

la gente me parece cada vez más extraña
me cuesta comprender el mecanismo que opera su sentido y sus conexiones vitales
pero de pronto sonrío porque una mujer desconocida me dice
‘qué le vaya bien’
la luz de la tarde desparrama celajes
llueve
a lo lejos
se enciende la selva que se hizo norte

no todo puede estar tan mal

los buitres surcan los barrancos empinados
cumplen su función multiplicadora de vida
a partir de lo que otros consideraron carroña

no todo está perdido

por su parte, la gente anhela cosas inalcanzables que son escritas con letras grandes
por algún genio hostil que intenta alejarnos de la esencia libre de las cosas

la materia multiplica sus demandas

mientras
el espíritu se convulsiona como bacterias rociadas por ácido

mi maestro japonés me explicó que teníamos una suerte limitada por nuestra impronta en el mundo

sé generosa, sugirió

entonces
yo
trataré de salir del agujero nihilista de esta tarde llorosa
subiré el volumen al graznido de mis pájaros
soñaré despierta con los tuyos
tomaré agua como el líquido vital que organiza el mundo
saldré a la calle en cabalgata de valentía
y seguro

más tarde lloverá.

domingo, julio 12, 2009

Poemas de Amada Libertad

A 18 años de su muerte en combate en el volcán de San Salvador, un día de eclipse solar:


Hasta entonces

Me perfumo con tu recuerdo

para refrescarme la soledad.

.

Anestesio el silencio y estallo en un tic-tac

Las calles, los mercados, las ventas

me hacen un tutti frutti de vos

y saboreo la distancia que nos engendra.

.

Sí. Volveré a abrazarte sin tapujones

ni uniformes verdes

libres de toda plaga que opaquen tus entrañas.

.

Entonces pueblo mío, volveré.

.

Esperanza

Abro paciencia de la tierra,

busco en ella un mar

donde desembocar mi aliento

porque desde que la sangre

corre por las calles

he perdido el mío.

.

Nace un huracán

de mirada fría

padezco de pueblo

y aún así, vuelo a cafetales

para construirte desde el silencio

una Biblia Pueblo.

.

Destino

.

Sigo con el deseo de amarte

de tenerte entre mis páginas

de arrullarme entre tus calles.

.

Me siento sobre las hojas

y taciturna murmuro al viento.

.

No sé cuándo sonreirás

ni cuando lloverá de nuevo…

pero de algo sí estoy segura

que aún sin dientes ni cronólogos

vos reirás a plenitud

y lloverá en tu tierra

toda la felicidad

que hoy nos niegan.

.

Derrota

“Cómo puede alguien tan especial, cambiar de la noche a la mañana””. Alux Nahual.

Recientemente he conocido tus arbustos

llenos de otoño en el valor

y de arrugas en la soledad de la victoria.

.

He saboreado tu invierno de miedo

y tu verano de ausencia

que es ya un venado

hacia el oriente de mi norte

hacia lo oscuro de mi luz

hacia tu hija de mi Pueblo.

6:00 p.m. 07/01/90

.

Fuera de serie

.

A Mae:

.

Sabe…

Arrímese al radio y oiga las noticias,

salga a la puerta y vea la calle

ahí donde sufre más mi pueblo.

.

Vaya al “Centro” y mutile las ventas callejeras,

salpique la ventana del maniquí

y vea el sufrimiento, el sacrificio,

el desgarro de la humanidad.

.

Hoy sí, puede llorar

sin pena, pues no es por mí.

Es por la indignación que late dentro de su conciencia.

.

Ahora sí.

Soy su hija, su prima, su hermana,

su amiga y compañera.

Homenaje a la poeta salvadoreña Amada Libertad

La casualidad siempre me ha unido a la poesía de Amada Libertad. Hace unos diez años, como siempre boquiabierta y despistada, abriendo los ojos ante los libros con la conciencia de que nunca tengo el dinero necesario para comprar todos los que quisiera, iba pasando por el pasillo que sortea la librería de la universidad, cuando al fondo de una pila desordenada de libros, algo me hizo detener la mirada.

Aparté los demás volúmenes, tomé entre mis manos un poemario de portada rosa con verde. En ese momento no sabía que ese libro, junto con “En la humedad en el secreto” de Roque Dalton, se convertiría en uno de los dos fetiches literarios que me acompañarían durante mi incipiente camino como escritora.

La modesta publicación, con una foto en blanco y negro de una adolescente cachetona –como yo- en la portada, me cautivó. Compré el libro, bien contenta porque me costó solo veinte colones, unos dos dólares, cuando todavía existían los colones y no habíamos sido dolarizados en un madrugón legislativo.

Mi ejemplar estaba desteñido desde su origen, como si en otro momento de la vida ya lo hubiese leído. Por lo menos eso sentí. Corrían aquellos años gráciles, cuando la juventud era plena y yo todavía no pensaba en los bemoles de la vida adulta.

“Larga trenza de amor” de Amada Libertad cambió mi vida. De una manera que no puedo explicar, me di cuenta de que en un tiempo reciente y paralelo alguien había compartido conmigo la misma sensibilidad y manera de ver el mundo, el amor, la naturaleza. Claro, desde una coyuntura más difícil que la mía.

No es que Amada me hubiese influido directamente, porque no la conocí en persona ni leí sus textos con anterioridad, pero sentí y siento que tengo una compañera literaria, alguien que comparte mis anhelos y tormentos a pesar de pertenecer a otro tiempo histórico. Alguien que escribió, antes de su muerte, que su final estaría relacionado con un eclipse. Una Maga. Una verdadera Maga.

Amada Libertad murió combatiendo en el volcán de San Salvador hace dieciocho años, durante un eclipse solar.

Al abrir las páginas de su libro, encontré la poesía más clara y diáfana que hasta ahora he conocido; la más social, política y amorosa que una mujer pueda escribir. Quienes me conocen saben que soy vehemente, pero en este caso lo soy el doble.

Dicha recopilación llegó a mis ojos, y a la de pocos lectores en este planeta, gracias a la labor titánica de Argelia de Quintana, madre de Amada Libertad, a quien años después conocería en un recital en Los Tacos de Paco. Por ahora, los poemarios están agotados.

De esa ocasión, como hoy, me enterneció y conmovió la militancia inquebrantable de una madre por la obra de su hija. Argelia tiene mucho parecido con mi mamá, ambas son mujeres comprometidas con la lucha social, comentaristas y amorosas, devotas de sus hijos, alegres y llorosas.

Argelia, en su humilde gestión, desde hace dos décadas, antólogo y recopiló los “papelitos” que Leyla (el nombre de pila de nuestra siempre joven escritora) escribió durante su participación en la lucha social que intentó hacer de mi país un lugar más justo.

La historia ha seguido su curso y alguien robó mi libro. Años después, Raúl me prestó uno que estaba empolvado en su casa y no se lo devolví. Sentí que lo necesitaba y desde estas líneas le digo que fue por una buena causa.

Conservo en mi librero de México “En la humedad del secreto” y “Larga trenza de amor”, ambos en su segunda versión en mi vida, del primero, un buen amigo tuvo a bien robarse para mí un ejemplar de una biblioteca pública, cuando el mío fue extraviado.

Hace pocos meses, la casualidad obró por segunda vez. En México, Miriam, feminista y organizadora nata, me invitó al CICAM (Centro de Investigación y Capacitación de la Mujer) para que leyera en voz alta poemas de Amada para un homenaje radial que le estaban haciendo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de nuestra alma Mater, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Ahí llegué, con mi poemario rosa con verde, y con una cerveza León bajando por mi garganta, compartí con Miriam la vehemencia febril que me produce la obra de esta gran poeta salvadoreña.

Cada vez que leo sus poemas, en voz alta o baja, un escalofrío recorre mi piel, y mis ojos se llenan de lágrimas. Esa ocasión no fue la excepción. Mi poema favorito es sin duda el que le dedicó a su madre.

Hoy, operó la tercera coincidencia. Cancelado un concierto que me proponía cubrir para el reporteo sobre juventud y cultura urbana que me ha traído de nuevo a El Salvador; mi madre me comentó que había leído en el periódico que había un homenaje por el aniversario número dieciocho de la muerte de Amada. Y ahí nos fuimos.

Encontramos tomando café a Argelia y a la poeta salvadoreña Kenny Rodríguez, quienes luego de trabar plática conmigo por breves minutos me invitaron a subir al escenario a participar del homenaje, nada más ni nada menos que leyendo poemas de Leyla. Un honor, sin duda, tomando el significado profundo de esta palabra.

Desde hace varios años, he comentado con varias colegas sobre mi intención de participar u organizar un homenaje a mi poeta favorita. Este día, todo confluyó en el Palacio Tecleño, sin que yo preparara nada.

De pronto, estaba subida en el entablado y quise compartir, espero haberlo hecho bien, un poco de mi admiración y cariño por Leyla. Minutos antes, mis ojos estaban otra vez enturbiados por las lágrimas, cuando leí el prólogo que la maestra y escritora salvadoreña Matilde Elena López escribió para el ejemplar de “Mi pueblo”, donde decía que el corazón de chiltota (ave tropical abundante en nuestro terruño) de Amada Libertad había dejado este mundo entre luces de luciérnagas. Luciérnagas.

Sosteniendo el llanto, escogí tres poemas. Leí con aplomo y sin nerviosismo. De reojo pude ver cómo, en el ejemplar que sostenía Kenny, los poemas de Leyla estaban contestados en una conversación íntima a lapicero negro. “Mi hija…” alcancé a leer. Su madre de seguro todavía conversa con ella.

Hoy, vi a Argelia conmoverse y emocionarse. Miré a su hermana dedicarle un poema. Contemplé a Kenny, su amiga devota, repasar el libro y escoger los poemas que le leería en voz alta.

Al finalizar la primera ronda, aplaudimos durante un minuto en honor a la memoria de Leyla y de todos los que cayeron en la guerra civil que desangró a nuestro país.

Hace dieciocho años que Amada Libertad dejó este mundo, hoy y siempre la recordamos en su esencia humana y poética. De su mochila, su madre arrebató al olvido una serie de poemas que luego le regaló a la posteridad.

Dije, que el Estado salvadoreño no ha hecho lo suficiente por salvaguardar el legado de Leyla Patricia y promover su obra como se merece. Lo repito. Esperemos que ahora, con estos vientos de cambio político, se repare la deuda.

Este sábado, llovió a cántaros sobre la ciudad. No hay eclipse. La vida está construida sobre una sucesión de coincidencias. Admiro la poesía de Amada Libertad con toda la fuerza de mi corazón. Y este texto desgañitado, es un signo de afecto y recogimiento a su “Larga Trenza de Amor” y a cada uno de esos “papelitos” que escribió en la montaña antes de morir. Leyla: No te olvidamos.

“¡Hasta la poesía siempre!”, como dice el poeta salvadoreño Edgar Alfaro Chaverri. Y por qué no, una consigna del 68, llena de optimismo: “Debajo de los adoquines está la playa”.

jueves, julio 09, 2009

quiero habitar todas tus noches


quiero habitar tus noches
descansar de esta fatiga de abismos
esconderme de los faunos que lleguen a dormir conmigo
soy injusta, tiemblo
colecciono preguntas metafísicas
hablo mucho de mí y poco del sol
tengo un cuaderno con arterias y la generosidad de los que me aman
colecciono autorretratos, persisto
.
mantener la cordura es como tejer robles y colgarlos junto a los trapos de cocina
es decir, algo casi imposible que debería ser tarea de otros
de otros más fuertes que nosotros
nosotros, amantes borrosos de otros tiempos mejores
.
por eso y más cosas
no nos borres, no desates el hilo del tiempo inexpugnable
mantén viva la llama caliente de tu casa y un día por fin abre las ventanas
tiéndeme en tu cama como un parasol de espejos
elúdete y entrégate al compartir boscoso de las latitudes íntimas
para mientras, hoy posiblemente estés tomando un trago sin orillas mientras yo veo el mundo de esta ciudad desparramarse y me despido en el andén de los desconocidos
y lloro
porque siento la existencia incandescente de estas miles de personas
y escucho el dictado espeluznante de tu ausencia
y caigo en mí y en cuenta de que nos separarán días y horas, explosiones de experiencias ignotas hasta ahora, un océano Pacífico y otro Atlántico
por eso y más cosas
cuelga tus postales de París sobre las mías
ámame en el Sena, odia a las palomas grises que se multiplican
deglute el pan como me comes a veces con desesperación primitiva
píntame un Van Gogh de varias capas
piénsame
que yo no soy de frío pero a veces tengo miedo
y vuelvo a casa en busca de un poco de polvo y arena
de algo de luz para mis peces
.
este es un hasta pronto exiguo
.
quiero habitar todas tus noches
.
en el retorno anhelado
desde ya
por este cuerpo.

enumeraciones

I

en esencia somos los mismos

límites remotos de un viaje

hojas prehistóricas

construcción enjambrada de buganvillas

anécdotas familiares que no compartimos –nada más que en esta mesa-

orificios profundos en una estructura de comunicación inequívoca

rastros dormidos de un antenoche milenario de sombras animales y convulsas

otredades de las que no podemos escapar

piezas arqueológicas de un sino permanente

honda equivocación de los dioses

el sueño que suspende la ofuscada pretensión de las comisuras

en síntesis,

el aire imperfecto de esta noche de lluvia

II

hieródula lunar

adormecida prostituta sagrada

esclava Enjeduana al servicio de Inana

perversa y dócil

escritora de tablaturas cuneiformes

protagonista del comercio más loable

diosa de la guerra y el amor

hedor del mundo sobre sus miradas hinchadas:

mastica sus lunares, constelaciones de piel inútiles, cómeme el mí sí,

destrúyeme, que no puedes

.

a él ya no me aferro.

jueves, julio 02, 2009

mi librito


"el desierto es verde", libro artesanal de edición limitada. Colección El Megáfono. Apártelo con un correo o un comentario en este blog
50 pesos ó 5 dólares, depende desde dónde lo pida. Más los costos de envío.
Be-so y buena vibra.