Jueves 12 de julio de 2007
23.51 p.m.
San Salvador
Frente a mis ojos atontados
contemplo el intento vano de una araña por engullir a un zompopo
que se resiste y salta sobre el blanco de la pared
afuera llueve
dentro de la ropa hace calor
nada grave todavía
nada urgente que me obligue a abrirle la puerta a algún desconocido
más lejos, los niños sumidos en una profunda soledad que nadie les entiende
-son tan estrictas las órdenes de los padres-
recurren a amigos imaginarios bajo el árbol de limón
que a estas alturas ya no existe
sólo queda su pequeño tronco incrustado en el recuerdo
como el equivocado intento de una persistente resistencia a la castración
en la calle los autobuses me conducen por calles conocidas
las de siempre, las de mi aprehensión
y cuando el sol está todavía a una altura imperturbable
y poco propicia para deprimirnos
me entran unas incontenibles ganas de llorar
pero como el zompopo
resisto el vano intento de la araña por engullirme completa
no puedo negarlo
pueda ser que sus largas patas un día me alcancen
y más borracha que de costumbre vuelva a intentar sujetarte por el bolsillo del pantalón
pero puede ser que no
y que de una vez por todas, me rinda
y salte al vacío del vértigo de todos los días
satisfecha, así, la desilusión
yo también pueda convertirme en una araña
que persigue zompopos.
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