si lo fueran
me diera lo mismo
recordar a mi profesora de segundo grado de primaria
o a mi maestro de Letras del bachillerato
y no
definitivamente él era alto y ausente
y ella guardaba ante mi mirada atónita la merienda en el sostén
(era rechoncha y dulce como la mermelada de fresa)
las personas no son intercambiables
algunos perros comen basura
la tarde es un cuadro de hojas tambaleándose en la ventana
ya no hay calcetines limpios en el cajón
hace un frío que me hace más propensa a la conmiseración
los elefantes están borrachos
y los vencidos hicieron un club
un jugador de fútbol murió súbitamente (los jóvenes también mueren)
mi colchón está tan inservible y frío …
en la madrugada sueño esas cosas tan inconexas: un viaje a las montañas de Chile un almuerzo de pollo encebollado y huidas y cuadros rotos entre meseros de corbatín
despierto/enciendo la luz
miro los papeles desordenados
tengo unas terribles ganas de llorar
toso sin parar
me detengo en medio de la gente
y duermo en el metro
lucho con mis ganas de no incidir en el mundo
me acuerdo de la vaca con manchas que no me regalaste
miro el jardín pequeño que duerme junto a mí con ocho piedras de colores
y un rastrillo
repudio
la mano que distribuye los méritos
por qué no me tocó un girasol, un beso, una mano en el muslo, un estertor
hago malos chistes
por suerte
choco con las botellas y duermo más de la cuenta
y como galletas blancas que por dentro son negras
deliciosas
deliciosas
veo películas dramáticas –donde aparecen personas que viven peores tragedias que yo-
pero
cómo paro esta sesión cerebral
dónde está el botón de “off” para la desesperación
las personas no son intercambiables
uno elige y uno ama
(ama más de lo que elige)
las personas no son intercambiables
oigo comentarios tan variados
tan variados
y de pronto estoy interesada en que todos sepan que estoy sola
que lo repito
hago chistes malos y me río
de repente digo tantas malas palabras
cómo puedo explicar
que me gustaba el guiño inmortal de tus ojos
tu sonrisa
tu curvada y amplia espalda
tu curvada y amplia espalda
tu imperfecta figura
tu forma de traicionarte/ tu inconformidad
nuestras largas e intrincadas palabras
tus sábanas y tu olor
tu colchón que duele
tu colchón que duele
y tus manos que duelen
en la mañana
abrir los ojos y mirar las siluetas de la calle al otro lado de tu habitación pensar que nadie nos mira que estamos solos que éramos nosotros en esa pequeña y lograda trivialidad que empezaba a hacerme feliz
eras importante
más importante que otros muchachos
las personas no son intercambiables
*
(editado por la autora, me gusta más así)
2 comentarios:
Como siempre, me dejas atónita.
Maestra, felicidades.
Además, como poetiza (o prefieres poeta) vas por muy buen camino.
Fernando Jaramillo
Publicar un comentario