
A César, en la despedida:
las calles están tomadas
por horas los gritos colmaron las banquetas
arde el calor sobre el pavimento
las pancartas impiden el paso
yo también grito
dentro de mis paredes
me despido de ti en el gemido orgásmico de tu desesperación
te meto los dedos en la boca como gesto natural e insensato
horas antes, la emoción me hizo ponerme un vestido de flores
salir al mercado, preparar la cocina
hacer la sopa que tanto te gusta es tan fácil como abrir un sobre y no decirte
que mi secreto no es mío sino de unos chinos
luego corto y pico
la cebolla afloja las lágrimas
perfecto simulacro del después
tengo la devoción de la ternura
y es que nunca cociné tanto como para nosotros dos
a nadie quise alimentar con el ahínco de mi madre
o con la magia de los plátanos dulces de mi abuela
tengo encima de mí toda la historia de las mujeres
que amaron a sus hijos entre tortillas y frijoles fritos
y me da pena
la crueldad, pienso, también se inventó en la cocina
y el miedo,
como cuando de niña quise meter los dedos entre las brasas calientes
todavía me persiguen las ganas de lastimarme, no aprendo
me hipnotiza la flama, me quiebro ante los cuchillos grandes
hace unos meses me corté un dedo, odio las latas olvidadas
y lavar los platos, siempre es la peor parte
tuve que aprender a cocinar para no estar tan sola
para demostrar que podía vivir lejos de casa
para reconciliarme con la idea de mi misma
decía mi padre que se me quemaba el agua
y me hacían chistes
como cambia la vida
un día de estos me jubilo
me pongo a cuidar las plantas
me hago ama de casa
hago pasteles y los vendo
me dan ganas, y me río
cae la noche
afuera las masas no comprenden lo que ocurre entre mis paredes
y gritan
me despedí de ti hace unos minutos en el portal
el adiós entre nosotros es un guisado que siempre se pasa
al entrar, los platos quedaban en la mesa, pero hoy no pienso lavar
en la casa solitaria quedaron prendidas las luces de la sobremesa
no llegamos al café, siempre se nos cuece el deseo antes de tiempo
tengo dentro de mi la devoción de la ternura
y en el alféizar te dije, si hoy de verdad te vas
voy a seguirte hasta la otra vida
voy a cocinar para vos
te voy a hacer el amor
una tarde como ésta
con los gritos de la manifestación
mientras las calles sigan tomadas.
2 comentarios:
Maravilloso, Lauri hermosa.
la cebolla, perfecto simulacro del después. uuuf. que ricura. ñam ñam.
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