
el agua que huye de permanecer tranquila
las vacas y sus manchas recurrentes
la historia de los almendros
el viejo que contempla el campanario
esta tarde embalsamada de sopor
los niños
la lejanía del dolor
aquella noche debajo del amate y sus esferas
el recuerdo reiterado del desierto verde
el goteo nocturno de las paredes y los rostros
el anhelo repetido de abarcar la totalidad expectante de la vida sin pasar por la caverna platónica del miedo y los escombros de aquella primavera en que casi morí partida por la niebla de mi corazón
por suerte, me digo, eso ya pasó
me gusta que sea Kafka el último que quedó vivo
los poemas largos que hablan del 68
los poetas que escriben detalles como si la historia fuera una masa de carne y brío y yo me pudiera asomar a esas naves, memoriosos velocípedos, y contemplar animales que solo se encuentran vivos si uno visita Oceanía
la palabra cocodrilo
el tiempo cuando es contenido en una abertura en el mar
las luces encendidas a la medianoche, cuando piso esta ciudad de párpados y persianas cerradas y una luz roja se asoma en el recuerdo de mi quinto piso
me gusta
masticar el polvo y hacerlo una luz que me rescate de la edad, acumulación de preguntas irresueltas
esta lluvia que azota relámpagos y truenos, que vuelve la bóveda celeste una colección de ases luminosos abriendo las heridas del terror
el viento que estrangula lentamente las cortinas sobre un montón de flores amarillas y terrestres, tierra verde, como los recuerdos de la infancia hechos cartografía de mapas inútiles para encontrar el tesoro dentro de una lectura obligatoria
la palabra
que es un dictado
y no hay intermediarios que sean capaces de escapar del rumor rumor rumor de máquinas desatornillando estas hojas
hojas perversas llenas de tormenta
todo sería inútil si de pronto la cabeza no dejara de doler
y la ansiedad no fuese un punto, posible de destruir, en el centro de la mano
y yo, que siempre me deseo salvar a toda costa, no me encontrara con la silueta de un amate que llueve esferas de colores
y se cansa como yo de andar así, siendo una masa fácil de empujar
resistiendo el que la violencia haga un tatuaje en mí
encontrándome sin querer con tu figura llena de azoteas
cuando la vida fue un pilar que se derrumbó
y aún así el aliento largo de la existencia es capaz
de refrescar la noche
y
persistir
en la risa compartida que explotó bajo el amate.
2 comentarios:
Hay un aquelarre, tienes una invitación vip
me gusta, yo lo leí!!!!
fue un megáfono íntimo
besotote
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