Un adiós sencillo, pero multitudinario, fue el que se hizo después de tres décadas para velar los resto del cantautor chileno. Aunque aún no se encuentra al homicida de Víctor Jara, para sus más cercanos, en su asesinato hubo justicia. Hoy, Víctor es inmortal.
Autora: Carolina Rojas, desde Santiago
Eran las doce del día y entre cambio y cambio de guardia de lejos se oían las canciones “El arado”, “Paloma quiero contarte” y “Derecho a vivir en Paz”. Entonces se acababa todo lo solemne y los presentes contenían el nudo que desgarraba la garganta en ese acto de tragar la saliva para no llorar. Pero no todo era tristeza, al fin se pagaba esta deuda de hace más de 36 años: el primer funeral del cantautor fue clandestino. No hubo flores, ni carroza. Fue un secreto que guardó Joan Turner, su esposa, sus dos amigos y el sencillo nicho del Cementerio General.
Pero hoy están sus canciones para hacer volar al sus seguidores, volar hasta ese Víctor de sonrisa amplia, guitarra y de poncho negro de puntas rojas, la misma prenda que el jueves cubría su féretro.
Hasta el galpón que lleva su nombre, ubicado en la Plaza Brasil de Santiago llegaron a despedirse el presidente del partido comunista Guillermo Tellier y la presidenta Michell Bachelet.
Desde que a fines de octubre el ministro Juan Fuentes Belmar reconoció que el cantautor había muerto de un shock traumático, producto de los más de treinta impactos de bala de su agresor, los restos fueron devueltos a su familia. Desde entonces, su velorio y su funeral póstumo eran uno de los eventos más esperados por los seguidores de su música.
Víctor Jara fue acribillado el 16 de Septiembre de 1973 en el Estadio Chile y arrojado a unos matorrales cerca de la Carretera Sur de Santiago. Luego llevado a la morgue, donde más tarde fue identificado por su esposa. Para sus más cercanos, su asesino no logró su objetivo: hoy Víctor es inmortal
En el velorio, de vuelta estaban los buenos y los malos recuerdos: el golpe, los ejecutados, pero también los ojos de Víctoren una gigantografía a un costado del féretro. Estaba rodeado de coronas de flores del Comité Central del Partido Comunista y de los estudiantes ex UTE( Universidad Técnica del Estado) de 1973 que estuvieron junto a él durante su detención.
Ese 11 de septiembre, hace más de tres décadas, después del bombardeo del palacio chileno y de la muerte del presidente chileno Salvador Allende, 600 estudiantes y profesores se pronunciaron en la UTE. Al día siguiente, entre gritos, empujones y culatazos que jamás olvidarán, los académicos fueron llevados al estadio Chile. Entre ese grupo se encontraba Víctor Jara, en ese entonces, maestro de la escuela de Artes y Oficios de esa casa de estudios.
En medio de la melancolía, sus compañeros entrañables recuerdan aquel día. Emilio Daroch, se acuerda de aquellos momentos de dramatismo. Él en ese tiempo era estudiante de Economía y quien estuvo junto al cantautor en el momento de su detención. La última vez que los vio fue cuando los militares ordenaron que se apartara “al prisionero Jara”. “Recuerdo que escuchamos una especie de cañonazos cuando ya estábamos en el suelo siendo pisoteados por lo militares. Nos llevaron al estadio Chile donde estuvimos cinco días siendo maltratados física y sicológicamente. Víctor fue separado de nosotros y siempre supo lo que iba a sucederle...”, comenta. Pero a modo de consuelo señala que en esa muerte injusta hay una especie de justicia, aún sin encontrar al verdadero culpable de su muerte. “!Es difícil enfrentar estos sentimientos, sobretodo después de haber visto vivo a Víctor, es fuerte, pero fue en vano. Víctor vive en el corazón de todos y nunca dejaremos de buscar la verdad”, sentencia.
Víctor inmortal
La canción “Abre la ventana” de Víctor Jara fue acuñada para el mural que quedará en el galpón que lleva su nombre y donde fue velado. Lo pintó colectivo Brigada Ramona Parra (BRP). Brigada Muralista del Partido Comunista de Chile que nació al pintar publicidad para la candidatura presidencial de Pablo Neruda y se amplió con la campaña de Salvador Allende en 1970.
En la celebración se dispuso un escenario montado enfrente del galpón por donde pasaran artistas e intelectuales para recordar a Jara. Cuelgan pendones que perpetúan sus frases. “Al pueblo hay que ascender no descender”, palabras como balas devueltas a las posturas mesiánicas de los intelectuales o los poderosos de esa época hacia los más pobres. Víctor, fue el representante de un nuevo movimiento musical que identificó la Unidad Popular y el gobierno de Salvador Allende.
Sin duda una de las imágenes más emotivas fue el rostro pensativo de Joan Turner y el de sus hijas Manuela y Amanda. Aunque no hablarán sino hasta el funeral, se mostraron muy emocionadas en medio de los abrazos apretados de los integrantes de las juventudes comunistas. Joan Turner comentó a sus más cercanos que estaba impresionada con la masiva asistencia del público. Jamás esperó tanta gente.
Pero fueron cinco guardias el preludio para dar el paso al público de clavel rojo en mano que soportó el calor para dejar una flor o acariciar el féretro. Al lado de su ataúd pasaron el Comité Central del Partido Comunista y la Agrupación de Familiares de Ejecutados políticos, pero esta vez junto a una Joan incólume al frente, con la foto de Víctor colgando a la altura del pecho.
Para su más cercanos Víctor Jara a trascendido a la izquierda y al Partido Comunista. El autor de “Te recuerdo Amanda” y “Vientos de pueblo” al fin recibió su merecido homenaje. Así también lo reconoce Jaime Gajardo, presidente del Colegio de profesores de Chile quien también estuvo detenido junto a él. “Este homenaje nos llega en el alma, para mí es emotivo, como parte del grupo que fue detenido en la UTE junto a Víctor y que hablamos con él en esos momentos. La figura de Víctor es transversal y auque su muerte aún no se ha aclarado, este es un paso a la verdad y a la justicia de su asesinato”, confesó.
La emoción llegó en dos ocasiones más, cuando un grupo de niños, conducidos por el Sindicato de Cantores, interpretó frente al féretro el tema “Luchín” y cuando afuera del galpón donde fue velado, los presentes comenzaron a entonar sus canciones.
Por la calle Huérfanos hacia la Plaza Brasil de Santiago, se enfila el centenar de personas que quieren darle el último y anhelado adiós al cantautor chileno: jóvenes, ancianos y su compañeros de detención, los mismos que lo vieron sonreír hasta el último momento. Hacen más 35 grados de calor, pero al público que esperaba parecía no importarle, hoy es el día de Víctor...El sol brilla, brilla, brilla.
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