A Yaxkin, Emmanuel, Daniel, Viktor, Lolo, David, Gerardo, Manu, Lorenza, Arturo, Sandino, Jhonnatan, Karen y Mavi y toda la bandita con la que he compartido estos años de poesía y caos sideral.
La colisión intemporal de una tarde lúcida de catástrofe sanitaria
luego tapabocas
ellos gritaban cosas que yo no entendía del todo
pero eran bellas y resplandecientes
giratorias
hondas como el ojo de agua de la universidad
que a veces también está seco
planetarios mecánicos científicos astrónomos legislativos
no tenían forma alguna siendo tan hermosos
desordenados e infames.
No amaban a nadie
o se amaban todos en largas noches interminables de alcohol barato
y de fiestas infernales
donde las casas a medio construir se caían
las manos bailaban ácidas entre la música
y una pequeña pantalla repetía canciones horribles
con mujeres en bikini
y fiestas en bikini.
Yo creía en la poesía y aprendí a creer en nada
en la destrucción de la pose
en la libertad oscura de las palabras
en la sencillez de los muchachos
y sentí que nunca moriría
o tal vez
un día moriríamos todos
para renacer como vocablos esdrújulos
marinos
e inolvidables.
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