El sabio se sienta a la orilla de una laguna
la chica arma su carpa, es la selva del observante
el sabio habla de pájaros, chimpancés, avestruces y otros bípedos
la chica no tiene ganas de acostarse con nadie
El hombre elucubra sobre los penes de los rinocerontes
elabora teorías sobre las bestias en su estado natural o de putrefacción
en el atlas virtual de las actitudes consanguíneas
a ella le cuesta mantener la erección
Un hombre puede amarrar su vida y luego salvarla en el suicidio
‘guarda silencio te dije’
quién mató a los inocentes, la madre o la hermana
el perro o el amo
El mono cuelga de la rama
mientras el cocodrilo planea meter mano
antes que la naturaleza voltee la espalda
frase tuya, dicha en la inconsciencia del no-conocer-me
Mi reloj de mesa parece comerse el infierno con todo y los condenados
posee la efusividad propia de los hijos ilegítimos
y la justicia atemporal de los equivocados
El sabio observa la laguna
hay un silencio incómodo en el recuento de lo que dejó a su paso
la-mano-del-hombre
la chica no puede explicar porqué dejó de sentir el agua en su propia estación lluviosa
El sabio mira lo que dejó la bruma cocida de turquesas
la chica tiene frío y se oculta en la carpa
a lo lejos dos gaviotas representan las líneas octogésimales del caos
cuánto calor
¡A ella le cuesta tanto mantener la erección!
No hay comentarios:
Publicar un comentario