llegará la hora en la que estaremos juntos, como un renglón sobre otro renglón de azufre -o de cualquier material inestable- como una lectura de tarde, de gris, entonces, no nos valdrán los aspavientos, las excusas o recados que nos hemos ido dejando a través del tiempo, exagerando -porque me gusta exagerar-, el cielo se abrirá de par en par para tragarnos y borrar el principal obstáculo de los amantes: el pensamiento
1 comentario:
Me gusta mucho este último.
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