Mi hermana
regresó hoy a la casa familiar
tomó un
avión en sentido contrario a esta ciudad extranjera donde vivo
y cada día
que pasa soy más extranjera.
Al verla
alejarse por mi calle
mochila al
hombro
con su
suéter rojo
de
espaldas
con su parsimonia
de siempre
un sismo
atravesó mi estómago.
Siete años
lejos de nuestro patio de juegos cayeron
uno a uno
en la
calle Santa María la Ribera.
Pasó la
guerra
el día en
que mi hermana se fue a jugar con la vecina
durante el
toque de queda
la angustia
de que a toda costa siempre
tenemos
que cuidar al más pequeño
la
fotografía con ella en brazos
en la que
los hermanos le pedimos decir
lentamente
la palabra ‘foco’.
Esta
mañana que vi a mi hermana alejándose por mi calle extranjera
de mi vida
extranjera
de
espaldas
con su
suéter rojo
cubriendo
su torso ancho
con su
parsimonia de siempre
crecí
crecimos
sin querer
a pesar de todo
y pensé que
el magma que cuida a las muchachas como yo
crea a los
hermanos
para no
estar tan solos
con lo solo que es estar en el mundo
nos hace
cachorros
porque
sería duro crecer
duele tanto crecer
sin saber
que en el fondo somos
seguiremos siendo
las niñas
que salíamos juntas a pasear en bicicleta.
1 comentario:
ay, lauri!
te quiero
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