-En este libro hay
poemas de personas que murieron perseguidos por la dictadura, de amigos a
quienes usted les guardó los poemas…
-Esos poetas que
usted menciona no existieron, al menos con esos nombres y apellidos, escribí en
lugar de ellos este libro, en Argentina desaparecieron más de cien poetas y
entre ellos grandes poetas como Francisco Urondo, Miguel Ángel Bustos, yo
estaba en el exilio y escribí con otros nombres, con esas notas que usted vio
ahí al pie, era como dar una continuidad a la poesía en Argentina a pesar de la
dictadura militar.
- Hay un poema
que me llamó mucho la atención, ése que dice que en la actualidad para el poeta
es cada vez más difícil conseguir el amor de una muchacha, ¿usted en verdad lo
cree así, que los chicos que escriben versos ya no pueden conquistar?
- No, yo no lo
creo (se ríe complacido), podría ser, es un juego que está dentro del tono del
poema.
-Ahora está
residiendo en México…
- Desde hace 20
años.
- México le ha
dado todo el espacio para publicar, para estar, veinte años después de venir al
país ¿Cómo se siente en esta ciudad?
-Me siento muy
bien, además es una ciudad que me gusta muchísimo, tiene muchos misterios,
muchos enigmas, es una ciudad muy variada.
- Y la nostalgia
por volver a su país, a su gente…
- Mire, yo
vuelvo prácticamente cada año a la
Argentina , pero el exilio que transcurrí en varios países me
enseñó que todos somos seres humanos de todas partes.
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