Domingo 2 de diciembre de 2007. Cerca de la medianoche.
el poema del último domingo
nícol:
me di cuenta que hay árboles secos en los pasillos de Etiopía
la estación del metro es tan propicia para hacernos las importantes
en el punto exacto frente a los andenes, hablamos en voz alta
porque nos gusta reír y llorar –con diez segundos de distancia-, hacer drama, conmovernos
(nos persiguen las canciones
colecciono poemas en hojas de periódicos
y me gusta cada vez más aprender las palabras
aprecio las buenas traducciones porque en el mal de las flores todos estamos contenidos
también Alejandro, que un día de estos te lo menciono)
yo tararee la giganta
vos gritaste el pastito
y la pelusa, qué palabra,
habría que reproducirla en probeta como a los niños
gritamos
mientras todos los demás disimulaban, hasta Carmen
he aprendido a escribir versiones largas y me gustan las historias que parecen películas
esencialidades estratégicas, dice su maestra
claro, también hablamos de él antes que les diera por desaparecer en la habitación
y es que hay asuntos importantes que solo pueden resolverse en privado
a más urgencia se inventa una canción que hable de la sangre negra de los toros
pero eso ya es sobrenatural y no todos podemos escribir canciones de la sangre negra de los toros
las canciones nos persiguen
había un clima extraño, sobras de optimismo
me sentía en casa de la abuela y llegó la abuela a darle un beso a Ximena
yo un día tuve dos abuelas
vos una, que nos hace llorar
a veces extraño a mi abuela
hay que decirle a María que recite erguida y que mande al carajo los simbolismos
de esta ciudad
(lejos, pronto voy a escribir del mar)
qué más
recapitulé en él, al que perseguí con el frenesí de una fanática, hoy, me dijo que le encanto
por suerte, aún no necesito consejería matrimonial, esa que te ofrecen en
pero hoy pre-ci-sa-mente
pensé
mientras estaba sola frente a la gente que patina
en la plaza más grande del mundo donde el hielo se derrite
qué pasaría- si yo de pronto- no fuera este cuerpo sin pelo y no pareciera una foca, suave, que se hincha por comer a destiempo
y abusar del chocolate
¿Podemos atravesar el cuerpo?
no me gustan nuestros panfletos, me pongo ajena, y anuncio,
cuando todas lloran
me siento impropia
en mi año ya caducaron las lágrimas, no es falta de solidaridad, no se crean
aunque el sábado me volví histérica y también me dio por llorar y pedir auxilio
pedir auxilio es necesario
con la diferencia que yo estaba sentada en la acera siendo polvo de mí, lo que no me gusta
a veces no me reconozco, eso pasa, en ocasiones uno no quiere que esas-cosas-pasen
me falta escribir el poema más largo de amor, un día quiero, fervientemente, escribir el poema más largo de amor
todos los demás hasta ahora han sido vanos intentos, un día voy a escribir el poema de amor más largo, para que me quepa todo
a veces me pregunto si
solo estamos indefensas ante los arquetipos intercambiables del hombre, sin embargo,
las personas no son intercambiables
uno ama y uno elige, ama más de lo que elige
mientras tanto, y para mientras (dos de mis conjunciones favoritas)
qué vivan las psicotrópicos, los crucigramas y las carencias que la gente esconde
porque es de mal gusto que los otros se den cuenta que uno a veces tiene problemas de dinero
confieso: yo últimamente siempre tengo problemas de dinero
eso solo era un comercial para el poema más largo del último domingo
claro, el tuyo es insuperable
yo no sé desnudarme tanto, todavía
pero aprendo.
a veces, confieso de nuevo, no me gustan los poemas que no leo
y me repito a mi misma, recito los exiguos éxitos
perorata
al volver a mi casa –hace frío, habitamos entre las cúpulas- hay un silencio
que se torna pesado como yunque al coyote, me gusta decir co-yo-te
temo no recuperarme
no ansío explicar lo que siento últimamente y aunque bromeo
las sienes se me hacen incendio y animales pequeños van recorriéndome,
pulgas de manos
me entumezco
cuando alguien me dice desde la orilla que no es suficiente para mí
no se puede hablar del mar desde la orilla
estoy completamente enamorada, repetí, di excusas, siempre hay excusas para desistir, tambaleos, vértigo
cuando eso sucede
hay que hacer un puente animal, cuando uno se vuelve animal es más sincero
y el cuerpo sabe más rico, no importa la ausencia convenida de las sábanas,
los resortes del colchón hacen ruido
por suerte
me salvé de la fauna
fue demasiado, aprendí a disfrutar de los perros, decía, y nadie me escuchó
es un aprendizaje vital amar a los perros aunque luego uno caduque, abandone, porque el papel de amo no es fácil,
en cambio,
me gusta el concepto de “los siervos dormidos”
son inútiles y a uno le da coraje que sean inútiles
no es clasismo es una metáfora, un antagonismo
ya nos desviamos del tema, a ver, vamos a volver:
discutimos recién sobre lo que significa escribir desde uno
te acusan de egoísta
pero no nos importa
nos auto influenciamos,
qué viva el contagio y el permitir que las trampas acaben enredándonos
con heridas en los pies
estábamos tan sensibles
que nos dio por confesar lo de los hombres mayores
siempre hay una anécdota insuperable, hoy no fue mi turno
mi terapista era mujer
hoy aprendí que no importa si una es del mismo sexo
eso es bien importante de aprender, decía Roque que a uno le llega la edad del ridículo
y si no comprendemos lo evidente, es que uno es tonto
ah los hombres mayores, a los que un día visitamos para que nos quitasen la ropa y jugaran a las muñecas con nosotras, como tenía que ser,
se trataba de desnudarse, tomar cerveza sobre mesas plásticas, no dar pistas, luego irse.
no soy igual en público, me produzco
estoy completamente enamorada, soy cursi, me canso, me reciclo
soy repetitiva y cruel con las personas mayores
redundancias rimbombantes que riman mal
no es para tanto, no tengo nada en contra de las personas mayores
éste, dije, es el poema del último domingo porque poco me importan ya las obligaciones
el martes me voy por la carretera doscientos que llega hasta la playa
me voy por ahora, luego me vuelvo como calcetín y me quedo por tiempo indefinido en
voy a dejar que se acumulen todas las migajas, eso sí
y hay que asegurarnos antes de partir que por la ausencia no se mueran las plantas –hijas de las que no tenemos hijos-
es el costo del aprendizaje forzoso de cuidar la vida ajena
a las plantas con fotosíntesis y monocotiledoneas
hay que hablarles, arreglarles el florero, arrancar sus hojas secas
ser hacendosa, decía mi mamá
y cuando una se va de viaje
rogar al creador que él no se vaya con otra
“quiero juntarme con ese hombre”
muy a menudo sufro de reminiscencias feudales, celos atravesados
hay cosas que no se pueden explicar
los otros no están cuando una se mira
no están
ya se fueron las visitas
y hay hombres que le tienen miedo a su mamá
hay que aceptar
reconocer
repetir ya es costumbre
(mandarse cartas, lidiar con la inspiración primitiva que ocasionan las libretas rayadas, abrirles huecos a las páginas blancas con un taladro pero sin herirse los dedos. herirse los dedos duele)
tuve que escribir el último poema del domingo. el último poema del domingo que no será el último
repetir ya es costumbre
había que hacerlo
si uno no se da vivas es que es un tonto,
por qué tuve que escribir el poema más largo del último domingo,
se preguntarán
la respuesta es fácil
es que al final de los domingos uno siempre está solo.
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