con el
vestido azul marino sin mangas
y la boca en
resuello sin sonido.
La infancia
es esta madeja de hilo desanudada
este
silencio atravesado por un zumbido eléctrico
oraciones
que si se separan
se
destruyen.
Las espinas
los
alfileres
el exilio.
Fui una niña
exiliada.
De mis tres
años recuerdo el pastel de chocolate y orilla de cajeta
y todo lo
que me dicen las tías que fui y ya no soy.
Recuerdo a
Julio
el muchacho
que jugaba conmigo a la pelota
quizás el
primer hombre al que amé sin recordar su cara.
Un patio de
vapor.
La infancia
también es un patio de vapor
confuso e
imaginario.
La terrible
conspiración del tiempo que insiste
en revolver
las imágenes
una bola de
fuego que no me pertenece
porque es de
Otro
un patio
anegado por el moho,
y en el
centro,
un limonero
negro,
como negra
es la mente cuando dejamos de ser niños.
Sin embargo,
las flechas que lanza la niña son de luz.
Los limones
son pequeños. Huelen.
El vestido
azul marino gira y la boca obtura palabras ininteligibles para los humanos.
14 de mayo de 2013
3 comentarios:
Ayer cocinamos pupusas en la gran cocina del Templo del DragOn y me acorde de ti, de ti, de ti. Pupusas gringas, ji ji ji ji...
M&m
Qué bonito!
Un abrazo,
Cata
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