ven, me dijo Gerardo
no he visto este cielo desde que era niño
la bóveda celeste era un pañuelo lechoso con el que podíamos limpiarnos la frente
él tenía sus ojos encumbrados
él era todo, menos artificio
yo me quedé quieta
de pie
frente a la estupefacción
el firmamento abrió su vientre para tragarnos sin masticar
árboles rojos marcaban el ritmo
tambores
mujeres de contornos azules caminarán por la playa mañana
no he visto este cielo desde niño, repitió
las estrellas son mis recuerdos
nada igual tendría la ciudad sin escrúpulos
adentro
la música
y la certeza de una vida más allá de nosotros
una caja de luz con una melodía que se repite como un mantra
no nos interesa la vanguardia, somos la re-evolución, dijo Yaxkin
mi piel erizada casi se quiebra
me sentí parte de un júbilo antiguo que también me pertenece
en ese momento pude haber muerto y el color de mi explosión se volvería el cuerpo de un joven que vería las estrellas como sus recuerdos de niño
alguien intentaría llorar pero sus lágrimas serían inútiles
pasos extraños interrumpieron nuestra visión
miramos boquiabiertos el paso de una sola estrella fugaz que caía
pero su materia era lenta y se derramaba despacio en el jardín estelar
vengan muchachos,
miren
todos vinieron y coincidimos en un extraño silencio
amé la inmediatez de nuestros cuerpos abrazándose frente a la anomalía
la suma de mis alucinantes moléculas me dijo
somos esa materia que flota
somos esta revolución ardiente
la luna se ha vuelto nuestro camino
y esta playa es una excusa para hacer nacer el polvo
mis amigos son el tiempo en el que se desliza la estrella
la luz lenta que hace que las líneas de las constelaciones
se marquen en el silencio.