martes, diciembre 19, 2006

Noche de diciembre

Los bambúes crecen en la maceta de la esquina
sobreponiéndose al abandono
y las doradas rosas, doradas y maravillas se estacionan entre los ecos nocturnos/
de los pequeños fantasmas que siempre nos rondan con sus ruidos/
una pequeña mariposa negra entró en la habitación
malos presagios o consabidos infortunios
el espacio de cielo desde el sur
Marcela atormentándonos desde la ventana
lástima, no supimos nunca el nombre exacto de quien la escribe
o el volumen preciso de las cuencas de sus ojos

Llanos e inmovilidad
contados números
guijarros o grillos
¿Hace cuanto no escuchabas un grillo?
nuevas veraneras en el portal
contadas palabras de estupefacción
por qué te fuiste en una noche de diciembre
por qué hace tanto frío en el trópico húmedo
y por qué la aseveración científica de que dormir sola
es conveniente para la productividad
no me compensa esta soledad

La ventana del castillo a lo lejos, desde un fortín distinto y menos suntuoso
este recinto lleno de polvo e indiferente a ésta, la nueva habitada
los perversos se esfuman al cerrar las páginas del libro que te confisqué
hace falta bruñir el horror
buenas noches

Tantas historias
Tantas
y toda lógica pintada al revés

Petunia

las ventanas naranjas y amarillas colaban el sol y le abrían la panza a las petunias
de ella
una voz en jerigonza surgía del piso de abajo
sin ritmo pero graciosa, y sobre todo inoportuna
-la bestia del hombre jugaba con la vecina-

no había tomado café todavía
el rimel negro y el alcohol de ayer me impedían abrir los ojos
necesitaba primeros auxilios o una espátula que me levantara de la almohada
la habitación semioscura
placidez en el aire, para detener los últimos segundos
pero tu prisa taladraba la antesala del adiós

ayer, estabas enfermo de sueño y pesados párpados
no te bajaste la bragueta/ya eran demasiadas las distancias
dormimos espalda con espalda/ para subrayar los malos presagios
cuando antes –en un principio reciente- éramos ánforas de abrazos y pulpos sin dominio
temblorosos de posesión

yo sé que hasta aquí, alegres escuchas, les he proporcionado pocos detalles
-no me gustan los adminículos sórdidos de amor-
disculpas entonces
a aquellos que saben a penas una estrofa de esta historia
(y ahora resulta que todas mis historias terminan fatal)

Amables lectores: no se preocupen
no todo el polvo va a la coladera
este hombre intenta borrar su nombre de común historia
(con la que aquí les habla)
ante lo cual
me proclamo proclive a la resignación, no siendo menos orgullosa

por eso y ante la desventaja del futuro
sonreí en las escaleras al verlo partir -cuando iba a ser yo quien volvería-
mientras, junto con las ventanas y sin haber provisto al paladar del primer sorbo de café
repetí naranjas y amarillos para las petunias de ella

¡No queda más remedio que colar la luz!

Cosas prácticas

Hoy es domingo
ha sido difícil no morir al despertar
la tarde me encontró con los restos de las sábanas
todavía
dando vueltas en la cabeza
el agua caliente lava mis heridas
te sueño recurrentemente –sí, son sueños de angustia-
y no es la primera vez
que hago luto –a negro completo- para nuestro tan anunciado final

Hoy comí un bizcocho de chocolate
no es muy común estar triste si la azúcar se derrite en los labios
la calma poco a poco regresa
y las paredes son más condescendientes cada día
los infelices no mueren de amor

Mientras el sol caía entre las cortinas
este domingo
hice un recuento más
¡Cuántas veces he repetido para mi pena todas nuestras anécdotas!
alguien debería ponerle fin a esta proyección casera
no quiero ver una vez más esta película rota en blanco y negro

Otra vez, cada vez
cuando al verte te conocí

Sin embargo
no queda mucho de aquel muchacho flaco del que me enamoré
y al que buscaba para enseñarle el ombligo
y el asomo de mi pubis de quinceañera que recién se hacía volcán

Sin embargo y a pesar
no queda casi nada de la muchacha que se colgaba de tu cuello
para robarte besos
(siempre fuiste presa fácil de mis ocurrencias)

sin duda
es triste
pero todo se acaba
y hay cosas prácticas en las que debo empezar a pensar
como salvarme
salvarme otra vez, cada vez
de la melancolía

Como inicio
ya no voy a escuchar más esa canción de amor
que me recuerda a vos

Cuando dejes de amar

cuando dejes de amar
escóndete
muérete
escóndete
cuando dejes de amar
por supuesto no te quedes aquí
no te cuelgues de todas mis puertas
no me regales tu voz de horas y silencios
no te revuelques con otra
no te peses
no comas
no llores
cuando dejes de amar
sigue
sigue
escóndete
muérete
y que tus cenizas las tiren al mar
lejos
lejos
lejos de mí


Imagen: desde la Internet

domingo, noviembre 26, 2006

¿Ninfa o Ninfómana?















Colgada de la catedral de San Pedro
mecida por el susurro del Fresno
que añora al paterno de la tierra prometida y la casa
la ninfa salió del estanque
para broncearse

Se balanceaba en el campanario
impía
con los pezones parados saludando al viento frío
afilando sus instrumentos como tenazas, de nubes y piedras infames
oscura, como siempre
puta, como desde nacida
tarareando una canción nueva de hondonadas y valles
besando estatuas recién desenterradas, por las manos calientes de dos desconocidos
el pelo hirsuto de beber el lodo
su vientre hinchado por la gula repetida
mareada, de alcohol, maíz y bruma
verde, la ninfa
rosas, los arcos del paisaje

Se sacudió el agua al salir del fango,
pegado de barro a sus curvas,
y gritó desgarrando las cuerdas vocales
la tan ansiada pregunta:
¿Ninfa o ninfómana?

Poema parido el 13 de noviembre de 2006, en las Nubes, Teposcolula, y leído en el Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México, el 14 de noviembre.

Gato azul
















un gato azul devora un bollo de estambre a la mañana
como engulle –de noche- la piel disecada de su colega minina
los ojos se le pegan a las sábanas, bosteza molesto al tener que abandonar la cama
esparce espuma de afeitar sobre su pelaje, para apartar el vello del trasfondo
lava los rastros blanquecinos de la humedad de los revuelcos nocturnos
recuerda -con todos los disgustos- el frío de la loza
el hielo que lo hizo tan temprano erizarse
hace cuentas abruptas de lo largo que le depara la jornada
se estira, contra su gusto, para espantarse la melancolía
y se tira un rato al sol, orgulloso
como todos los días

el gato azul prefiere no ser morado
disimula todo lo que tiene de cariñoso
lucha a contra luz para aminorar el amor que lo invade
y lo distingue de tantos otros gatos grises
tan tristes y solos

espera –entre masturbaciones- la llegada de la otra noche
para bailar en el entablado la próxima melodía
cómo ansío tu voz ronroneándome al oído
ese miau contagiado de agónica lujuria contenida

Ay el gato azul, tan poco probable
Ay la noche espesa, tan largamente añorada
Ay la luz de la luna sobre tu rostro agatado y azul
Ay tus manos de felino tímido sobre mis tetas y mis uñas
Ay tus gritos esféricos de éxtasis y confesión
Ay mis palabras para consolarte cuando devorás un bollo de estambre a la mañana
y tenés que abandonar –inconforme- la madriguera de mi vientre tibio

Gato















hay un gato negro muerto en la banqueta
con sus verdes entreabiertos
víctima mortal de agresores anónimos
o pestes superadas
era también la tarde
y la niña jugaba con el paraguas
pero no era la lluvia
ella corría para alcanzar el viento
mientras las muñecas dormían la siesta
y nosotros pensábamos agudos sobre cómo descifrar la eternidad

el tiempo de nuestras vidas
es la foto de un gato negro muerto en la banqueta
o una niña que juega con un paraguas cuando no era la lluvia.

Foto: Niños de Teposcolula.

Turgente

me siento turgente
babosa
conspicua

y el espacio abierto de piedra
donde otros más solitarios pasean
es una burbuja alentadora en este mundo frío
aún más allá de la lluvia

estoy desnuda y frágil
con los ojos abiertos ante los tuyos
me siento turgente
babosa
conspicua

Privado




















(Tan solo palabras a tu oído)

Las sábanas blancas tendidas en la azotea de una ciudad ajena
y precisamente esta ciudad muda por ahora y quieta
me abrió sus fauces como nos abrimos las piernas
el agua yéndose poco a poco
la luna gritándole a la coladera, inoportuna,
porque aún es de día para aparecer colgada en el cielo
pero trae el recuerdo de ayer

Ay, tus párpados y la noche
tus ojos pequeños viéndome desde tu –quien sabe cómo y cuándo- manera angulosa de querer/no sé de que forma exacta se descifra tu sigilo
todo lo que te digo, entonces, es desde ahora privado
quien comprendería sin juzgarnos el lenguaje que sin querer vamos inventando
cuando, tambaleantes, regresamos a casa
besándonos debajo de cada farol de esta ciudad, muda entonces y quieta,
frente a los extraños que de seguro nos están envidiando
al vernos rebotar entre los escombros grises del asfalto
borrachos y locos
arrastrando por separado las lágrimas que otros provocaron
y sabiendo que en el fondo cada uno está solo
pero que suave es por ahora la otra piel que nos cobija
pero que largas son las mañanas
cuando pintamos paisajes que no se asoman por las ventanas
cuando el mar lejano nos perdona la in presencia
y las palabras que no conocemos las inventamos
y cuando el agua fría no es obstáculo para rozarnos
y cuando cavernosos nos conmovemos de los poemas de amor que fusilan
este tibio invierno/que espero que sea largo
por que algo sin duda estamos construyendo
mientras tanto

Ay tus párpados y la otra noche
ay el paraíso momentáneo y sin cláusulas
quien le puso llaves a la inmortalidad de tus gestos
quien tuviera la combinación de la caja fuerte de tu corazón moreno
ay este espacio privado
en el que los dos
nos conmiseramos del verano

Ahora la casa está en silencio
y de vos me queda el olor a sándalo en la almohada
las manos húmedas que gotean
los secretos
que te voy gritando en privado
las cenizas que descartamos
para abrirnos la puerta
no importa cuanto dure
no importan los vecinos
no importa la edad
no importa si, todavía, nos estamos conociendo

Ciegos

Era la tarde
eran ellos dos, frente a nos
era el calor de la demora
era el sopor
el chico dobló su bastón para besar el brazo de ella
sus órbitas disentidas saludaron al techo del autobús donde nos conducíamos
las miradas de los demás se prendieron de sus cuerpos
y ellos, un solo arrumaco, se pegaron más el uno al otro
agitaban el sobre blanco de una buena noticia
cuando, solo con 20 años, podían moverse a su antojo entre nosotros

Las piedras del camino estaban calientes
y en la radio una canción de amor

era la tarde
eran ellos dos, frente a nos
era el calor de la demora
la búsqueda del alguien que esté a tu lado a pesar

ciegos, seguro, somos todos
una vieja frase
una vieja canción

Era la tarde
eran ellos dos, frente a nos.

Medianoche



el cuarto da tumbos
en medio de mi sueño con telarañas
y en el temblor de mis manos
las imágenes surgen mareadas
en la no vigilia estamos juntos/ nos damos besos/
nos hurgamos traviesos/estamos calientes
nos recorremos carnales en medio de esta niebla implacable
de esta lluvia que no cesa de arañar la tierra
la agonía de la eternidad me persigue/ en la humedad de la noche y sus goteras
mi aliento es ácido
y todo este olor a sexo te gusta

como enredaderas aparecen los pensamientos inconexos
de pláticas con personajes, de lámparas arruinadas en mis ojos
de futuros en islas desiertas, de historias de amos y esclavos
el aliento se vuelve más ácido
la baba corre por la barbilla
espesa la saliva trepa al revés,
de puro deseo

estoy profundamente dormida en vos
balbuceo palabras extrañas para los humanos
disimulo la estremecida piel y el pellejo
envuelvo mi cuerpo en las ropas frías/ en un par de sábanas que no alcanzan a darme cobijo
casi me visto –en el acto-, por la vergüenza, como si fuera de día
me cuesta reconocerle a los nadie que todavía y con el cuerpo te amo

la conciencia desaparece en este forcejeo de pesadilla dulce, de añoranza
tengo miedo de tu aparición continua en la habitación/de ésta, tu materialidad comprobada
después de largas ausencias y abundante rabia/ te desvestís conmigo
cada vez que me pienso menos/ logro sentirte más debajo de estas frazadas
los muslos se contraen/ la respiración pesada
la hiedra sube por los muros del cuarto
las plantas crecen pegajosas y oscuras

mastico tu lengua
la envuelvo en la mía
te digo al oído todo lo que hemos guardado
la complicidad de la habitación cerrada
la medianoche inventada al doblar los ojos
la no-vigilia/ el sueño profundo de los culpables

mis brazos están en tus piernas
tus piernas desparraman mis caderas
los estómagos se buscan
para disimular las clavadas que nos damos de centro a centro
nos penetramos callados
clausuramos las ventanas

el cuarto dando tumbos
en medio de mi fantasía con telarañas

Ella irrumpe, abre la puerta
su semblante de décadas contenidas y correctas
me descubre la turgencia y me provoca esa vergüenza como si fuera de día
salgo de entre las colchas y le pido perdón con la mirada
como si yo no tuviera diez años más que quince

vos estás escondido bajo la cama
mientras, yo vuelvo a mi almohada
para volver a soñarte en la medianoche
y seguir disimulando las clavadas que nos damos de centro a centro
ricas
y absolutamente imaginarias
(y es que el amor es una incertidumbre demasiado prolongada)

Volumen














7.07 p.m.
Desconozco en total tu estado actual o cotidiano
tu predilección de los domingos
-podría ser cualquiera-
sonreírle a las hormigas, contemplar atónito las lámparas en las ventanas
contar los aviones que pasan debajo de mi falda

desconozco ignoro evito saber
las historias que me precedieron
seguro fueron largas y dulces
las sábanas habrán sido tibias, las de entonces
-tu voz está cada vez más cercana al olvido-

Es difícil conversar contigo durante la semana
la luz es demasiado antigua
y las horas se suceden en la felicidad solitaria

desconozco cuál fue tu primer delirio
evito saber tus mitos
ignoro si tanta soledad no se te vuelve oscura
prefiero no saber si me equivoco
y las ninfas te visitan a menudo
si fuera aparición demoníaca seguro me colara entre tu carne
todas las madrugadas
te recuerdo cuando atravesabas las calles en contra mía
y busco en esta ausencia de palabras todas mis fórmulas sintéticas para decirte
me hace falta el café en las mañanas
el mediodía pesa a las pestañas
las páginas de los libros son a veces demasiadas
suelo perder el hilo que levanta mi mirada
ya van tres aviones que pasan arriba de la ventana
desde que te escribo en busca de ponerle sonido a la nada
desconozco si igual te fijas que alguien te extraña
ignoro si tu respuesta se quedará guardada
prefiero no saber si me equivoco
y todo amor es una enorme encrucijada
donde muchas veces los otros simplementee escapan.

martes, agosto 15, 2006

Ocultarse



En el vaivén del transporte público
la niña junta sus dedos
aguza la mirada de su ojos chinos
persiste

Las raíces del árbol tumultuoso se ríen del cemento que intenta aplastarlas
abren grietas donde el hombre quiso sembrarlas eternas
soñamos junto a los pájaros que alguien imprima en letras mayúsculas
nuestros anhelos descarados de inmortalidad
las turbias anémonas de la edad establecen al pie un par de obstáculos
deberíamos burlarnos del hombre
como las raíces que logran desprenderse de las fuerzas que las pisotean

Estoy perdida
la niña deja menos de un centímetro entre sus dedos
aguza la mirada
persiste

Una especie de tortolita se coló en la canaleta del agua tratada donde no pueden beber las mascotas
para dejar claro que el objetivo de hoy es ocultarse de los demás a toda costa
Ah vanos mensajes que nos llegan desde las antenas de las azoteas
nos sumen en la debacle de una verborrea inútil
ejercicios
para que los dedos no se vuelvan abigarrados
ni el deseo retorcido nos haga perder la fe en la humanidad

Estoy distraída
la niña se baja en la próxima estación
y nunca conocí el sol que le quemó el rostro
aguza la mirada
persiste

Habría sido más razonable no poner las palabras una encima de otra
y ocultarse bajo las sábanas calientes que nos dejó la noche

jueves, julio 20, 2006

El zanate














Prefiere un alegro y seis notas, aunque indecorosa la resignación le haga saber que es muy feo.
Sus uñas rascan el violín de tu regazo y brinca la piel del contacto entre las sábanas rotas.
Come las gotas de rocío que dejó la noche sobre la hierba y las ventanas abiertas.
Sale a la calle, desnudo, sin chorrear los clavos de su pena.



Ebrio:
De una absurda y quebrada añoranza.


Pega el pico al vidrio, salta al vacío y recoge los pedazos de pan.
Escarba y se ríe.

El zanate sabe que no es pájaro, que casi tiene dientes, que nunca estuvo a gusto con la herencia sutil de los alados.
Transporta, mastica, se balancea, voltea a ambos lados de la calle con la mirada nubosa del reiterado apetito.


Es capaz de devorarse solo, bocado a bocado.

La gente lo persigue y trata de aprovecharse de tanta y tan divulgada ausencia de garbo.

Se sube al árbol donde cuelgan todas las cartas tristes.

Torpe, vuelve a saltar entre los muros: espaldas con huecos y pecas del roce salvaje.
El zanate desaparece, huye del violín, del regazo.


No soporta las sábanas rotas sin tu amor.

Brinca la piel del contacto.


Texto: Lauri García
Foto: Roberto Escobar

lunes, julio 03, 2006

Remodelación celestial














Podrían ser álamos
las esfinges que nos miran
los supervivientes toman la canoa más estrecha
en el paseo de copas y la Alameda Central

Cuidá las narraciones vividas, porque quien limpia las podría tirar

El viernes pasado sonaban los tambores de tu vientre
[Bajo el plástico vivía un ángel que temporalmente ha abandonado la ciudad]

Regalar la risa no es pecado ni traición
abrir las piernas con sinuosidad es media culpa

[El ángel cierra los ojos/ el dintel le exprime a sus labios:
el beso la belleza el hastío]

Podrían ser álamos los árboles del paseo de copas
o simplemente arpas grises:
hierros forjados al fuego del deseo

El sexo es el centro de todos nosotros
por lo tanto
la mujer no puede ser puta

[Bajo el plástico vivía un ángel
que temporalmente ha abandonado la ciudad]

sábado, junio 17, 2006

Los infelices



Nos vieron arrastrando los restos de aquella noche en que nos unimos
como pulpos viciosos tras las cortinas de una habitación prestada
ingenuos y sucios
hacíamos el amor entre antorchas vivas

Fue hace ya tanto tiempo
fantasmas de cadenas
esquinas rotas de un retrato milenario
serpientes en caída libre
pantomimas

El público nos abuchea, somos payasos
repeticiones inservibles de maquinarias sociales
las suposiciones apuntan a que deberíamos dejar de comportarnos como cíclopes seniles
genitales de sangre y suspiros
¡Hay la crítica!
espiral devoradora de júbilos

Pero regresan las risas y en la intimidad rozamos los pies
invocando la pasión que nos parió hace tiempo
como placentas de ballenas

Solos, volvemos a ser los mismos

Regresan las risas y en la intimidad nos fundimos como pulpos viscosos
almas pétreas/ resistencias
delgadez entre los muros

Al rozar los pies
cuando explota la mañana en rayos de sol y polvo
entre las sábanas tibias y olorosas a nosotros
dejamos de ser los infelices que todos conocen
vencemos el escarnio

y no somos más
la nostalgia

domingo, mayo 28, 2006

La sala fría

Totalmente aséptica, blanca y colmada de zancadas interminables y abrazos de bienvenida. Aunque lo peor –sin duda- son las lágrimas del adiós.
Por las puertas que dan a la carretera que la circundan salen los ansiosos a aspirar cigarrillos, compartiendo el viejo estereotipo de ansiedad con los pasillos de las salas de partos.
Las pantallas informan de aquellos que van y vienen. Las tiendas venden galletas con trescientos por ciento más del valor real, mientras el café capuchino y la Coca Cola Light se disputan las bocas de aquellos que abordan o arriban. Hay quienes prefieren envolver con plástico las maletas de sus vidas homogéneas. En medio de esta sala fría, ellos, se dicen adiós una vez más no sin antes prometerse segundas o terceras partes de la historia que desde hace años los puso “Manos arriba, no se muevan”. Nada de cursilerías, por favor. El otro –existencia bivitelina- aborda el avión que una vez más los separa.

jueves, mayo 04, 2006

Maravilla








nada más las piedras grises cortejan el camino largo
un estrecho espacio entre el absurdo y la risa
pasos cortos y comedidos
una fogata de frituras al costado
las veraneras contagian su orgasmo púrpura a los tristes que pasan buscando ojos
un pájaro muerto/ muerto como mis lágrimas
¡Toda la vigilia sobre mis impotentes muslos!
el abanico agita el aire cansado de girar entre los vestidos negros de los mitómanos
la chica de cabello corto disfruta ver sus manos mezcladas con cáscaras de toronja
“Ya no tengo miedo de morir en la oscuridad”, se dijo.

Viernes Santo












Todo el día en casa, interrogando a las paredes blancas
por la hora de la sangre –la cocina no confiesa más que el café-
ni una gota de sol nos hizo daño
no caminé las calles del martirio

luego, la noche abre sus fauces de heridas silenciosas
al pie de la minúscula ventana
se cuela la luna entera
las velas ondean presas del cobarde frío y las fallas eléctricas
veintitrés grados

La mariposa negra duerme en su cárcel tibia
en la punta de mi vientre
aspiro borrosos recuerdos de tus manos vueltas hacia arriba
y de mis constantes exploraciones hacia la zona sur
apetezco culminar alguna vez en la infinidad del grito

en la orilla del cuadro los pinos estropean a medias un par de luces
la ciudad quedó vacía
no vale la pena perseguir a los bañantes
cantar junto a las orquestas abreviadas
azotar al hombre de la corona de espinas

Para qué inventar tragedias bíblicas
Vos sos mi crucifixión

lunes, abril 03, 2006

Visita












El día amaneció entre metáforas de bestias
entre la ambivalencia del despertar o el quedarnos dormidos
la línea del agua fue bajando su nivel junto a las horas
el silencio es mejor que la algarabía externa
tiempo atravesando el día
batalla de calores y cuerpos transformándose
cada número es imprescindible
y las palabras –como embriones de fuego- acuden evitando prejuicios y lejanas tristezas
la verdad- nadie ha dicho que puede penetrarse- es un viaje sicotrópico de estados mentales
bailes atravesando el día
disfraces
plumas de viejas avestruces
posibilidades

Perros
colándose bajo la mesa en la que devoramos nuestras singulares y humanas desdichas
tus ojos atravesando el día
la esperanza es mi esperada compañera
la sonrisa no necesita tener un nombre propio, todavía
tu sangre atravesando el día
la saliva ataviando este ensayo primitivo

Olor ácido y aciago


De pronto tengo definitivamente
un olor tuyo
un olor ácido y aciago
que no pertenece a otro sitio

De pronto
el tiempo es una burbuja detenida
una escaramuza de palabras
y salitre

De pronto soy la anónima discontinua
la visitante trémula

De pronto somos dos desconocidos
que entre las murallas
-azorados-
amamos la belleza abismal
la levedad del mínimo momento

Luego
besamos los estertores
agitamos los cabellos
gemimos

De pronto
llega ese olor tuyo
guardado en la roca
tostado, benévolo, extraño, joven
y la distancia ríe al mar
como los faros a tus barcos
la piel se eriza
la visión espumosa
la boca suelta con jugos
no hay instantes repetidos
ni viejos reproches
ni detalles

La luna creció al oleaje
como el deseo a las entrañas

No soy nada permanente
pero me quedo dormida
-definitivamente-
en ese olor tuyo
ácido y aciago
que no pertenece a otro sitio

miércoles, marzo 22, 2006

Azoteas
















Las antenas de televisión saludan a las azoteas y a este cielo sucio
hermoso y sucio
solas en las alturas, nos ven pasar a todos, con su manos rotas y sus alambres solitarios
tostadas sin querer de luz, descascaradas por el moho

Las azoteas impertérritas, damas ociosas de las elevaciones
crepitan al mediodía del domingo mientras tendemos la ropa
aguzadas con sus antenas como ojos o como recuerdos

Las azoteas guardan la basura que no soportamos y el polvo viejo que trae el viento
al que le cerramos las ventanas

Estas azoteas, nuevas para mí, y viejas para los demás
abandonaron el anonimato la tarde de hoy, algodonada y rosa de celajes
breve de nubes y de espejismos

Al fondo de la ventana que yo también cerré
saludé a tu recurrente aparición espontánea
le recriminé un par de abandonos
y me fui
dejando que las azoteas se murieran con la caída del sol

Parque página
















Página

Los árboles del parque se saludan con viento
y el banco de ayer y mi madre copan la aparición
el césped seco no sabe de comas o puntos
la tienda de helados cerrada y oscura
recuerda que hace ya varios años
que no estamos a la altura de las edades
de los lustros
de las conmemoraciones

Me voy de mi parque
el que me vio columpiar las piernas
el que esta tarde me despide con su viento
y sus salvajes helechos, con fantasmas de viejos amos y perros

En aquellas torres de colores brinqué mis primeros vacíos
en ese columpio besé al que prometía serme fiel
como si la pertenencia fuese un título nobiliario
como si nosotros –los engendrados desde el 76-
no estuviéramos totalmente borrachos
desde que nacimos

en la calle del parque intercambiamos esperanzas con saliva
antes de huir al océano y abandonar un par de promesas
en sus aceras los pervertidos acosaron a los niños
que corrieron para salvarse
y en su plaza la directora del preescolar izó la bandera nacional
en los tiempos de las balas y los toques de queda
cuando jugábamos a escondernos debajo de las camas
abrazando el santo de la abuela

sentada en este banco me he sentido –hoy- completa,
como en otras tardes

Terriblemente sola
como siempre
trémula, para variar

en la constante de pedirle al cielo con todas mis fuerzas
-más allá de las visiones mítico religiosas-
que pueda regresar a sentarme en este sitio
para rumiar los recuerdos de nuevos parques y otras personas

domingo, enero 15, 2006

Love you Habana
















Las nenes caminan el malecón
meten sus pies en las rugosas rocas
pioneras primitivas de la revolución
el musgo verde corona su sonrisa

“Ya no te acuerdas de mí”, pregunta ella
mientras se recuesta cómoda al pie del banco interminable
-no podría ser menos desdichada-

sola, ella
morena, ella
pelo lacio, ella
voluptuosa, ella
mira pasear los años de metal
a bordo de un Chevrolet

la ropa le ciñe la carne tostada
la otra medio desnuda, ríe
ja, ja, ja, caballero
conchitas perdidas en la seda

love you, nene, yo también te amo
pájaras y pájaros rompiendo pie al ladrillo
le descuajé las piezas a la memoria
love you, nene, yo también te amo
la ventana le guiña ojo al balcón
sol cálido, bruma
mientras nene amarra los cordones de sus zapatos
las palomas rondan cu, cu
Bam Bam
baila baila rueda rueda

yo también estoy
definitivamente
herida
de sombras

love you, nene
te beso en la boca
escudriño en tus tetas
el rostro final de los gatos

Nene, se asoma a la puerta
“Vete a la esquina,
que mamá no me deja”
tráeme un poquito de coco, nene, dulce
para el pan de tu ombligo saltado
como botón

tu mar me acaricia el pelo negro
tu sal se me pierde el sentido
no hay ruinas por aquí
solo un montón de bloques

amarrá tu cabello en una cola
y regálame una vuelta en el triciclo
toda alusión es innecesaria
mulata rica
colgá la ropa al sol
ponéte el calzoncito que me gusta
salí a la calle sin precisión
date tu aire, china
camina, camina

Aquella Isla es Esta Isla
veníte, nene, sin nostalgia
y sin gorrión

subíte nene
love you,
llenáme el vientre de ron
batido con azúcar y limón

Tu mano esta aquí a la par de mis pezones morenos
subíte, nene, carrusel
dale vuelta a la plaza conmigo
“Mamá no me deja”
pero me escapo contigo, nene
aunque mamá no me deje
para acurrucarnos rico
debajo de los árboles del parque
y besarnos en el malecón

Mientras la luz del morro se prende
y el sol se acuesta a la tarde

Love you, nene,
te esperan mis brazos

martes, enero 10, 2006

Juego
















Me gusta jugar este juego
el de la búsqueda masiva a prueba de morales domingueras
este juego que sobrevive al aire acondicionado y los escritorios
esta labor primigenia de pestañas lascivas y rabillos de ojo
Me gusta jugar este juego desde hace tiempo
soltar los hilos y cocinar embrollos
firmar cartas de amor y llorar después sobre las sábanas de mis falsedades/ o las mentiras de otros/
Me gusta jugar este juego cínico de cartón corrugado
Recoger las fichas y clavarlas en el rostro del contrario
balanceando la copa de un futuro de jadeos
agitando el tiempo, entornando los ojos, pidiendo y suplicando
brindando por nosotras, las que nos gusta jugar este juego
desde hace mucho tiempo
ellas afilan la mordedura
y para mientras riegan los girasoles de cuando en cuando
preparándose para abrirle el vientre
a cualquier indecisa reminiscencia medieval
que haya quedado recostada en la alacena
“Se trata de” dijo una
capturar mariposas
sembrar desdichas
cosechar perversiones colectivas
pero sobre todo pasiones mutuas
“Consiste en”, dijo el otro
pararse a la medianoche en la puerta del bar oscuro
abrir los ojos y los brazos, reír de la comedia que pasa a nuestro lado
y esperar como hienas, hiedras o ventanas
esfinges, peras o sapos
para luego colocar la rúbrica a una noche de coleccionistas
y así
en esta Tierra donde nadie se atreve ni a asomarse
y donde ellos, los otros, se gritan al espejo que son mejores
porque no juegan el juego que a todos nos gusta
me mofo de vos, hombre de este mundo
y apuesto todo de mí
para ganarte
el juego

Muñecas

Muñecas

Duelen las palabras al salir por el espinoso esófago
al trepar en carrera
duele -estar encerrada en la pecera-
viendo el atardecer de otros mercenarios

Ya casi no hay aire
no hay honor, ni fiestas de domingo con pastel,
ni pañales, ni cascarones de pájaros,
ni globos aerostáticos, ni floreros de agua fresca

Las peores formas de ver se imponen
las ideologías vagan por la autopista
y a la Eva que está a punto de desplomarse
del tercer piso, ni las manchas de los pandas gordos
la consuelan

Sosa, se amarra los cordones de unos zapatos prestados
y añora su paraíso remoto
su fetichismo confeso por el gigante
su mirada calma
la de antes

Ahora
¡Araña las paredes, ladra!

Nada podría apaciguar la acongojada alma de la niña
Ella, la del sombrero con trasatlánticos

Ni las sábanas alivian su frío
ni las manos de mamá le quitan la estaca del pecho
ni el fin del mundo la salva
ni los cartunes de la televisión

Nadie le amarra los zapatos
porque son prestados

Ahora
¡Araña las paredes, ladra!

Las muñecas yacen muertas en el piso
el gigante las hizo pedazos

domingo, enero 01, 2006

Tristeza en la cocina y exageración mortífera


Lauri García Dueñas. San Salvador 1980. Escritora y periodista. Participó en el II Festival Internacional de Poesía en El Salvador en el 2003. Acaba de publicar su primer libro de poesía "La primavera se amotina" con la editorial El Cuervo.

Lauri García Dueñas. San Salvador 1980. Escriptora i periodista. Va participar en el II Festival Internacional de Poesia a El Salvador el 2003. Acaba de publicar el seu primer llibre de poesia, "La primavera se amotina" amb l'editorial El Cuervo.



Tristeza en la cocina
La miel fue atravesada por un rayo de sol con vidrio
la tapadera amarilla estaba indispuesta
había irreverencia
como si tuviéramos 13 años

Los girasoles se partieron solos
la papelera les absorbió el encanto de colores
nadie ha fumado el opio
todavía
debajo de las literas

Los pasillos se nos proyectan como si fueran de los setenta
y la niña recoge las persianas para ver a los párvulos de la mano
ellos se apretujan entre sí y se aferran del lazo / sueñan
no ser atropellados

de seguro
afuera hacía un aire cálido y dorado
como el de los cafés tercer mundistas

La miel se inundó de pequeñas hormigas
que antes devoraron el azúcar
golosas, las hormigas
y tristes

Ya no hay espejos suficientes
y los siete días se consumieron
hace mucho tiempo

hay una vela al límite de la mesa
y también
luz eléctrica y fría

Las pequeñas hormigas asesinan la miel
se la comen, ellas
masticaron la luz de la tarde tras las persianas
destruyeron el azúcar

luego
hacen una fila y huyen
para que nadie las mate
tristes, ellas

Para vos

te abro el abdomen con el hierro escarolado de la confusión hecha leche cotidiana / hirviendo en ampollas
me clavas la punta de la aguja a la par de la yugular luego de pelar la piel de mi cuello a zarpazos
la agonía se esparce con olor a miel y sangre -con manchas de jaguar esparcidas por la alfombra sucia-
dejé crecer mis uñas para cercenarte cada víscera estomacal que me sale al paso
y vos ensucias las tuyas -las garras- para llenarme de tierra pegajosa todos los bordes

luchamos como bestias mientras se abre el telón y el público nos saluda lleno de máscaras -interrogantes o estupefactos según el acto diario-
mientras tanto
caemos por el túnel sin mermelada en las paredes / como Alicia tras los conejos

luego preparamos el agua -la hervimos hasta el punto cero del vidrio- y cuando quema fuerte y quita pedazos, nos la echamos encima como si fuera un domingo sin grifos y chapoteáramos en el jardín junto al tibio líquido asoleado

nos tiramos a una piscina llena de cloro venenoso, y tragamos el agua verde que dejó la hiedra -como si no fuera poco- jugamos a ahogarnos, temblando de felicidad al ver la faz azul del contrario

humillarnos públicamente se volvió nuestro pasatiempo favorito, y soltar las amarras de las espadas que habíamos atado tras la puerta nuestro desliz más insostenible -que hizo rodar cabezas que no correspondían-
darnos bofetadas en las esquinas mientras los gorriones copulan en el árbol más próximo o alguien nos busca más allá de las cuatro se tornó nuestra perversión más infame

después -como los gorriones- empezamos a mover los vientres en espejos deprimidos que enseñaban nuestras retorcidas maniobras a todo aquel que pasaba por la ventana

sin embargo -no nos bastó-
preparamos un banquete con maíz amarillo que volaba de las fuentes y un pavo relleno como si se tratase de las navidades polares
y a cada trozo de gula le untamos ponzoña, nos llenamos las manos de viandas y jugamos a la pasión culinaria
invitándonos mutuamente a la muerte en cada bocado, mientras tus dedos se metían ardientes en mi boca y los míos jugueteaban con tus labios -con la emocionante idea de asesinar lentamente al otro-
pero no era suficiente
-no todavía-
llamamos al juglar escribano mercenario celestina
porque tanto daño casero no nos bastaba, había que ventilar aquello
retorcerle el cuello -al otro otra igual o víctima- que escupiera sangre y ésta no fuera anónima, que no se quedara pegada en la acera como la de otro cualquiera

no era suficiente -no todavía-
había que lograr que los grandes titulares enarbolaran los crímenes mutuos
y la radio interrumpiera la programación habitual, que se callaran los payasos, los muelles, los trenes, las bombas, las ciudades cosmopolitas, que el mundo entero fuera expectante de la tragedia doméstica sin domicilio, del afinamiento de la pólvora, de cómo nos cercenábamos las extremidades y chorreábamos miseria a cada paso
en cada instante
sin descanso
ni tregua ni calamidad que bastara
y al final devorarnos a mordiscos jugosos hasta que todo pereciera y no quedara
nada nada nada
y ahí muertos fuéramos felices porque amarnos no pudimos y por eso inventamos

el silencio la espada el lodo el monstruo el beso

la cama


Tristesa a la cuina

La mel fou travessada per un raig de sol amb vidre
la tapa groga estava indisposada
hi havia irreverència
com si tinguéssim 13 anys

Els gira-sols es partiren a soles
la paperera els va absorbir l'encant de colors
ningú no ha fumat l'opi
encara
sota les lliteres

Els passadissos se'ns projecten com si fossin dels setanta
i la nena enrotlla les persianes per veure els menuts de la mà
ells s'apinyen i s'aferren al llaç / somnien
no ser atropellats

de ben segur
a fora feia un aire càlid i daurat
com aquell dels cafès del tercer món

La mel s'inundà de petites formigues
que abans havien devorat el sucre
llamineres, les formigues
i tristes

Ja no hi ha prou miralls
i els set dies es van consumir
fa molt de temps

hi ha una vela al caire de la taula
i també
llum elèctrica i freda

Les petites formigues assassinen la mel
se la mengen, elles
van mastegar la llum de la tarda rere les persianes
van destruir el sucre

després
fan una fila i fugen
perquè ningú no les mati
tristes, elles






Per a tu

t'obro l'abdomen amb el ferro escarolat de la confusió feta llet quotidiana /
bullint en ampolles
em claves la punta de l'agulla alhora que la jugular després d'haver-me escorxat la pell del coll a urpades
l'agonia s'escampa amb olor de mel i sang –amb taques de jaguar escampades per la catifa bruta–
em vaig deixar créixer les ungles per trinxar-te cada víscera estomacal que em surt a l'encontre i tu embrutes les teves –les urpes– per omplir-me de terra enganxosa totes les vores

lluitem com a bèsties mentre s'aixeca el teló i el públic ens saluda ple de màscares –interrogants o estupefactes segons l'acte diari–
mentrestant
caiem pel túnel sense melmelada a les parets / com Alícia rere els conills

després preparem l'aigua –la bullim fins el punt zero del vidre– i quan crema molt i arrenca trossos, ens l'aboquem per damunt com si fos un diumenge sense aixetes i clapotegéssim al jardí al costat del tebi líquid assolellat

ens tirem a una piscina plena de clor verinós, i ens empassem l'aigua verda que deixà l'heura –com si fos poca cosa– juguem a ofegar-nos, tremolant de felicitat en veure la faç blava del contrari

humiliar-nos públicament es convertí en el nostre passatemps favorit, i amollar les amarres de les espases que havíem lligat rere la porta la nostra relliscada més insostenible –que va fer rodar caps que no tocava–.
donar-nos bufetades per les cantonades mentre els teuladins copulen en l'arbre més proper o algú ens busca després de les quatre va esdevenir la nostra perversió més infame

després –com els teuladins– començàrem a moure els ventres en miralls deprimits que mostraven les nostres maniobres retorçades a tothom qui passava per la finestra

malgrat tot –no n'hi hagué prou–
vam preparar un banquet amb blat de moro groc que volava de les safates i un gall d'indi farcit com si fossin nadals polars
i a cada bocí d'apetit li untàrem metzina, ens omplírem les mans de viandes i jugàrem a la passió culinària
convidant-nos mútuament a la mort a cada mossegada, mentre els teus dits s'introduïen ardents en la meva boca i els meus joguinejaven amb els llavis teus –amb la idea emocionant d'assassinar lentament l'altre–
però no era suficient
–no encara–
cridàrem al joglar escrivent mercenari alcavota
perquè tant dolor casolà no era suficient, calia ventilar tot allò
tòrcer-li el coll –a l'altre altra igual o víctima– que escopís sang i que no fos
anònima, que no es quedés enganxada a la vorera com la de qualsevol altre
no n'hi havia prou –no encara–
calia aconseguir que els grans titulars enarboressin els crims mutus
i la ràdio interrompés la programació habitual, que callessin els pallassos, els
molls, els trens, les bombes, les ciutats cosmopolites, que el món sencer estigués pendent de la tragèdia domèstica sense adreça, de l'afinament de la pólvora, de com ens trinxàvem les extremitats i vessàvem misèria a cada pas
a cada instant
sense descans
ni treva ni calamitat que fos suficient
i al final devorar-nos a mossegades sucoses fins que tot s'extingís i no quedés
res res res
i allí morts fóssim feliços perquè estimar-nos no poguérem i per això inventàrem

el silenci l'espasa el llot el monstre el bes

el llit



[Traducció de Gemma Gorga]