jueves, enero 27, 2011

dame un lápiz interestelar para marcar el cielo nocturno

dame un lápiz interestelar para marcar el cielo nocturno
o cualquier cosa que me reste la desdicha
en mi nariz, la consecuencia de los años
varias anotaciones a pie y los poemas acumulándose en páginas
y páginas
confusos los cuadernos de viaje
yo ya estoy al otro lado del túnel
no te necesito
ni siquiera tu recuerdo viene de visita
eras nada más que un trámite
fuiste el mundo
todos los animales y las plantas
la tristeza se evidencia
al saber que el hilo que nos ataba
por fin está roto
ya no te escucho al otro lado de la vida
pronto, el olvido.

ríos de sangre

martes 18 de enero de 2010

ríos de sangre correrían por mi boca
platelmintos
grupos de peces en huida infame

encendiste mi cuerpo
ahora
quién apagará
mi luz de noche

lunas en llamas
ruidos
oscuros laberintos olvidados
risueñas azucenas y un dios encandilado
tu cuerpo: el fin de esta memoria
un crepúsculo
un año
todas tus frases a mi lado dormirán
yo solo sé del amor las lámparas
infames cerraduras
conciencias que no duermen en su afán de abigarrar la vida
¿no me has encontrado?
¿no me viste?
viviré colgada y desnuda en tus días
(los míos)

cuando duermas
cuando mueras
yo estaré ahí:
al pie de tu lecho

muérdeme, ahora:
no rompás el lazo
que nos ata.

aquí se rompió una taza

aquí se rompió una taza
y necesito comerme los pedazos

nadie sabe nada de mí
nadie sabe nada de ti
todas las demás personas podrían ejercer un veredicto sobre nosotros
pero no me importa su opinión

pasamos todos estos años comiéndonos la pared de cristal que rodea al mundo
y de pronto
en la cama tibia
hay dos cuerpos que se hablan

no tengo nada más que decirte
(nada)

tu cara viéndose en mi espejo
(la madrugada)

la imposibilidad de nosotros mismos
(la noche)
y muchas palabras caprichosas que se dijeron como el vidrio
que los hombres del semáforo se incrustan en la espalda

(esta ciudad será siempre solitaria)

tu presencia es larga y dulce
se me impone
como el peso del reloj y la música

en la vida
no existe un solo camino

de tanto caminar he aprendido
de la luz y las plantas

sos y serás siempre el pensamiento: mi pensamiento

no voy a olvidarte un solo día
de mis días
pero quiero permitirme:
la ruta.

la verdad III

yo ya estoy en el lado de las cosas que
no nos hacen temblar

yo
soy un sujeto cacofónico
es inútil nombrarme
yo que no soy yo
quisiera
sentir que
soy una
con todas lo demás

inútiles los pensamientos que se encadenan para
dar de mi la explicación suficiente

hoy puedo decir
que tuve frente a mí la imagen más hermosa de mi vida:
vi a un hombre de menos de veinte años
echarle sal sobre la espalda a su mejor amigo en un bar

la belleza existe
y yo quiero ser parte de ella.

la verdad II

la verdad podría ser todos los huecos que el tiempo insiste en crear dentro de nosotros
somos víctimas
lo sé
todavía
largas filas para aspirar a la gloria
un mote de cariño
la dignidad que se encoge como una camisa vieja
las manchas y la suciedad de la ropa

si quiero escribir
tendré que ser diferente
a mis antiguas palabras

ráfagas de odio atacan mi corazón
me distraigo constantemente
guardo dentro de mí imágenes que quisiera olvidar

los lápices de los escritores siempre se pierden
los lapiceros también
sus intentos por describir la realidad son inútiles y ellos lo saben
por eso yo decidí arbitrariamente
ser la ficción
Javier dice que la luna es una mandarina y yo le creo
la materia se reproduce
constante
un recuerdo
un hijo
todos los aviones
mi madre a punto de llorar en la terminal
un libro que me habla del fracaso
yo no quisiera fracasar
yo solamente quiero
soñar con jirafas
tus jirafas
ó con leones abrazándose en la portada del periódico
tumbergias colgando en el cielo del café
muslos de sangre como flores
mariposas inmóviles y microvampiros
mi padre es un poeta/un científico/ que me enseñó a ver la luna
yo aprendí a delirar desde que era pequeña
un grano de arroz
un polvo cósmico
mi aura turquesa con ganas de crecer

cúrame
lo que vuelva a nacer que sea nuestro
la verdad son mis ojos oscuros y un sillón:
un sillón para dormir la siesta.

esta noche

esta noche
ésta

no tengo palabras para decir
lo que quiero decir
nada que no suene sobrado
nada: útil

entonces
tal vez
voy a salir a gritar

algo peor:

zombis

incluida yo

amarrados a nuestras sillas y computadoras
a la salidita al súper y a la vuelta por a la Gran Vía

la realidad
es
un
golpe
fuerte
en
la
cara

incapaz siquiera de llorar
impotencia ante la
descomposición
miedo de ciudad

éxodo

1:53 a.m.
4 de enero de 2011

leí una crónica
en la página
de un periódico

tiemblo

mis padres duermen
mis sobrinos descansan
mis hermanos aún no han regresado del bar

si este poema detuviera una sola bala
si todos los poemas de mis amigos detuvieran las balas
las muertes
la injusticia

pero no

deberíamos detener este país
y no dejar que ocurra E-S-T-O

ni un segundo
más

para mientras:
nada.

martes, enero 04, 2011

Miedo de ciudad

Hoy es una noche muy fuerte para mí. Luego de leer la desgarradora crónica periodística de Juan Martínez sobre las pandillas:

http://elfaro.net/es/201012/noticias/3216/

a) Presa de la impotencia, quería volver a residir en El Salvador de inmediato. Tengo que replantear mi trabajo para seguir dando mi aporte. Siento que mi país me necesita, nos necesita a todos, y que juntos, como sociedad civil y Estado, debemos detener la vorágine de violencia que asola a este pedacito de tierra.

b) Quiero compartir un poema mío con ustedes, hoy que creí haberme quedado sin palabras. Originalmente fue publicado el 9 de mayo de 2006, en La Prensa Gráfica, para una campaña titulada "Todos contra la violencia":


Miedo de ciudad
Lauri García Dueñas
.
Miedo de ciudad
todos somos asesinos
chacales que esperan en las esquinas para blandir cuchillos y abrir el grifo de la sangre

Huele a plomo
los tuertos pronostican más cabezas cortadas en los parques
mujeres hechas pedazos en los barriles

Miedo de ciudad
gritos
no abriré la puerta a medianoche
los fantasmas me velarán las entrañas

Miedo de ciudad: dientes como hilos inmateriales
no abriré la puerta a las tres de la tarde
no iré a ningún lado
me quedaré contando el goteo del baño
cerrando con clavos las sábanas gruesas

Miedo de ciudad
me robaron la vigilia
ya no alcanzan los cerrojos ni las vidas

Miedo de ciudad
ratas de alcantarilla
banderas a media asta
mentiras

Miedo de ciudad:
todos somos asesinos.