martes, diciembre 19, 2006

Noche de diciembre

Los bambúes crecen en la maceta de la esquina
sobreponiéndose al abandono
y las doradas rosas, doradas y maravillas se estacionan entre los ecos nocturnos/
de los pequeños fantasmas que siempre nos rondan con sus ruidos/
una pequeña mariposa negra entró en la habitación
malos presagios o consabidos infortunios
el espacio de cielo desde el sur
Marcela atormentándonos desde la ventana
lástima, no supimos nunca el nombre exacto de quien la escribe
o el volumen preciso de las cuencas de sus ojos

Llanos e inmovilidad
contados números
guijarros o grillos
¿Hace cuanto no escuchabas un grillo?
nuevas veraneras en el portal
contadas palabras de estupefacción
por qué te fuiste en una noche de diciembre
por qué hace tanto frío en el trópico húmedo
y por qué la aseveración científica de que dormir sola
es conveniente para la productividad
no me compensa esta soledad

La ventana del castillo a lo lejos, desde un fortín distinto y menos suntuoso
este recinto lleno de polvo e indiferente a ésta, la nueva habitada
los perversos se esfuman al cerrar las páginas del libro que te confisqué
hace falta bruñir el horror
buenas noches

Tantas historias
Tantas
y toda lógica pintada al revés

Petunia

las ventanas naranjas y amarillas colaban el sol y le abrían la panza a las petunias
de ella
una voz en jerigonza surgía del piso de abajo
sin ritmo pero graciosa, y sobre todo inoportuna
-la bestia del hombre jugaba con la vecina-

no había tomado café todavía
el rimel negro y el alcohol de ayer me impedían abrir los ojos
necesitaba primeros auxilios o una espátula que me levantara de la almohada
la habitación semioscura
placidez en el aire, para detener los últimos segundos
pero tu prisa taladraba la antesala del adiós

ayer, estabas enfermo de sueño y pesados párpados
no te bajaste la bragueta/ya eran demasiadas las distancias
dormimos espalda con espalda/ para subrayar los malos presagios
cuando antes –en un principio reciente- éramos ánforas de abrazos y pulpos sin dominio
temblorosos de posesión

yo sé que hasta aquí, alegres escuchas, les he proporcionado pocos detalles
-no me gustan los adminículos sórdidos de amor-
disculpas entonces
a aquellos que saben a penas una estrofa de esta historia
(y ahora resulta que todas mis historias terminan fatal)

Amables lectores: no se preocupen
no todo el polvo va a la coladera
este hombre intenta borrar su nombre de común historia
(con la que aquí les habla)
ante lo cual
me proclamo proclive a la resignación, no siendo menos orgullosa

por eso y ante la desventaja del futuro
sonreí en las escaleras al verlo partir -cuando iba a ser yo quien volvería-
mientras, junto con las ventanas y sin haber provisto al paladar del primer sorbo de café
repetí naranjas y amarillos para las petunias de ella

¡No queda más remedio que colar la luz!

Cosas prácticas

Hoy es domingo
ha sido difícil no morir al despertar
la tarde me encontró con los restos de las sábanas
todavía
dando vueltas en la cabeza
el agua caliente lava mis heridas
te sueño recurrentemente –sí, son sueños de angustia-
y no es la primera vez
que hago luto –a negro completo- para nuestro tan anunciado final

Hoy comí un bizcocho de chocolate
no es muy común estar triste si la azúcar se derrite en los labios
la calma poco a poco regresa
y las paredes son más condescendientes cada día
los infelices no mueren de amor

Mientras el sol caía entre las cortinas
este domingo
hice un recuento más
¡Cuántas veces he repetido para mi pena todas nuestras anécdotas!
alguien debería ponerle fin a esta proyección casera
no quiero ver una vez más esta película rota en blanco y negro

Otra vez, cada vez
cuando al verte te conocí

Sin embargo
no queda mucho de aquel muchacho flaco del que me enamoré
y al que buscaba para enseñarle el ombligo
y el asomo de mi pubis de quinceañera que recién se hacía volcán

Sin embargo y a pesar
no queda casi nada de la muchacha que se colgaba de tu cuello
para robarte besos
(siempre fuiste presa fácil de mis ocurrencias)

sin duda
es triste
pero todo se acaba
y hay cosas prácticas en las que debo empezar a pensar
como salvarme
salvarme otra vez, cada vez
de la melancolía

Como inicio
ya no voy a escuchar más esa canción de amor
que me recuerda a vos

Cuando dejes de amar

cuando dejes de amar
escóndete
muérete
escóndete
cuando dejes de amar
por supuesto no te quedes aquí
no te cuelgues de todas mis puertas
no me regales tu voz de horas y silencios
no te revuelques con otra
no te peses
no comas
no llores
cuando dejes de amar
sigue
sigue
escóndete
muérete
y que tus cenizas las tiren al mar
lejos
lejos
lejos de mí


Imagen: desde la Internet