lunes, diciembre 28, 2015

Trece sueños para Agustín

Estos han sido los sueños que durante seis meses he tenido o nos han surgido, esperándote, Agustín:

  1. Un día antes de hacernos el examen de embarazo, soñé a Agustín envuelto en una manta blanca, bien apretado, como taquito, tenía los ojos cerrados, las pestañas largas y rectas, los cachetes frondosos, pelo negro y lacio, la expresión relajada, él estaba durmiendo la siesta entre su padre, Efraín, a su derecha, y su madre (yo), a su izquierda. Ambos padres estábamos en ropa interior por el calor del Puerto de Acapulco. La luz crepitaba, era amarilla y cálida.
  2. En el segundo sueño, mi hijo y yo estábamos solos en su habitación, yo le cambiaba el pañal de tela y le ponía talco, él tenía unos nueve meses y era muy cabezón, se parecía a mi hermano Edgardo a su edad, andaba descalzo y sin camisa, yo le enseñaba a jugar con unos legos grandes de color rojo y amarillo.
  3. En el tercer sueño, Agustín, de unos siete años, estaba de pie frente a nuestra casa, de espaldas al parque donde hay muchos árboles tropicales, llevaba bermudas cafés, como las de su padre, iba descalzo y sin camisa, aparecía al centro de la imagen, quemado por el sol, acanelado, su cara hermosa, ojos de almendra, entre negros y cafés, rasgos angulosos pero suaves, tenía la sensación de que él acababa de trepar y bajarse de un árbol o tirar piedras con una honda.
  4. Frente a mí, vi una entropía de cuerpos, un mar de gentes, pero, en medio de la multitud que fluía, yo podía reconocer a mi hijo.
  5. Robin y yo volábamos en un Tiranosaurio Rex, yo sé que esos dinosaurios no vuelan pero en mi sueño sí se podía, atravesábamos paisajes verdes y lagos largos, al aterrizar, le invitaba a Robin unos tacos de plátano maduro.
  6. Manu, Yaxkin, Emmanuel, Gerardo y yo estábamos leyendo poemas en voz alta alrededor de un tronco donde se enrollaban listones, estábamos conectados por hilos de tela. Vi a Gerardo, con su chamarra café de cuero y, a pesar de estar tan joven, tenía un largo mechón de canas blancas espejeantes que era lo que más sobresalía de la imagen.
  7. Ermis y Raúl, dos amigos salvadoreños, me daban consejos sobre intimidades del embarazo. Creo que estaban borrachos.
  8. Soñé que mi amigo Javier Espinoza venía desde Londres a Acapulco al saber que estaba embarazada, me abrazaba y, de pronto, el paisaje alrededor se convertía en Los Cóbanos, El Salvador.
  9. Me encontraba por casualidad a John Z. en la fila del OXXO, tienda mexicana de 24 horas, él llevaba su bolsa blanca con verde para el pan y su clásica chaqueta de mezclilla pero, dentro de su bolsa, cargaba dos baterías de auto con las que yo concluía que se iría a Caborca, Sonora, México.
  10. Ana Cristina soñó que yo estaba en el hospital con su abuelo, los dos compartíamos la misma habitación, pero nuestro estado no era grave, yo lucía plácida.
  11. Didine soñó que ella iba escalando un árbol inmenso, tenía miedo de seguir subiendo pero me veía a mí que iba de bajada, confiada, platicando con gente y riéndome, el verme bajar con soltura de primate la inspiró a seguir subiendo.
  12. Soñé que Mario Lungo, que en paz descanse, llevaba a su esposa América a las playas de Mexicali. Él, a mis quince años, me dijo que no me dedicara a otra cosa que no fuera escribir.
  13. Soñé con mi abuela Tita, en medio de una historia larga de argumento complejo que ya no recuerdo. Llevaba puesto su vestido negro de flores anaranjadas y fucsias con el que, de niña, la atisbaba llegar cuando, agarrándose de la pared, se deslizaba para sentarse con nosotros en la sala a ver la televisión.

martes, diciembre 15, 2015

Premio Único Nacional en los XXIV Juegos Florales de San Vicente, El Salvador, en la rama de Poesía

La niña que quería ser poeta desde los ocho años y empezó a escribir a los trece dedica hoy su premio único nacional en los XXIV Juegos Florales de San Vicente, El Salvador, en la rama de Poesía a otro niño: Agustín Ríos García. Llevado en mi vientre por casi seis meses, a mi compañero y amor, a mis padres y familia que nunca cuestionaron, al contrario, alientan, que dedique mi vida a la escritura. A mi querida y admirada Argelia Quintana y su hija Amada Libertad, poeta salvadoreña muerta en combate en 1991, quien también ganó juegos florales, como muchos de mis más leídos escritores salvadoreños. Escribí "Espíritu" en 2014, lo revisé en 2015 y su última estrofa dice así:
"Voy hacia el hueso de mi escritura
creo en la sombra
pero también
en la luminiscencia de las cosas
en el agua
y en el jardín".
Dice el lugar común, que por algo es común, que los bebés vienen con los panes bajo el brazo y, por supuesto, consagrados por los buenos augurios.
http://www.cultura.gob.sv/jovenes-se-apoderan-de-los-juegos-florales/

viernes, diciembre 11, 2015

Lanugo 1


Lanugo 1[1]

Estar embarazada ha sido más complejo, polisémico y multiforme de lo que pude haber intuido. Antes, pensaba que a las embarazadas les crecía la panza “y ya”. Pero estarlo me ha hecho encarnar en uno de los estados límbicos del ser más heterogéneos que pueda describir.

He recibido mucha empatía de las personas y también todo lo contrario. Por ejemplo, una señora inmensamente gorda que esperaba en mi misma fila no me creyó cuando pedí que por favor me dieran paso preferencial para un trámite burocrático, no deseaba hacer la larga fila, pues los pies se me hinchan como globos de carne suaves. Me miró y me dijo:

-          ¿De verdad está embarazada?- mirando mi pequeña panza.

-          Señora, le respondí, no mentiría en algo como eso.

Los señores a quienes les pedí en el Distrito Federal que me cedieran el asiento de embarazadas tampoco se mostraron tan gozosos, de seguro, porque toqué el hombro de algunos cuando se hacían los dormidos. Y es que hay algo importante: el embarazo realmente “no se nota” hasta que las mujeres están en el tercer trimestre pero el primer trimestre es el más delicado. Y la sociedad no está educada para ser amable y delicada con las embarazadas de uno, dos y tres meses. Por lo que mi amiga Ginn, una vez en el metro Guerrero, me tomó de la mano, me abrió paso a la fuerza y gritó el “¡Está embarazada!” como una auténtica guerrera mexica.

Una vez casi lloro cuando, en el Metrobús, una señora me aventó, me echó el camión, me dio un toque con su cadera, pero yo me mantuve firme, agarrada de dos travesaños. Opté por esperar en los andenes a que los transportes públicos fueran más vacíos, pero todos sabemos que el espacio libre no es una cualidad del transporte público de nuestros países.

No quiero repetir lo que sentí cuando el degenerado corredor de la colonia Libertadores de Acapulco me tocó las nalgas a pleno día. Espero que la maldición que le eché seque su mano.  Sí quiero recordar el apoyo que dos jóvenes desconocidos me dieron en ese momento. Y el de mi compañero y amigos.

La bitácora

Quise empezar esta bitácora antes, pero me inundó cierto pudor lingüístico. Ahora siento que estoy fuerte como una jacaranda o maquilishuat, efervescente y confiada en el porvenir, por eso empecé con estas notas. Además, la estancia en El Salvador me ha llenado de buenos augurios, dormir justo en medio del patio donde crecí, rodeada por los pájaros que ladran y platican.

Lo que quería contar hoy, antes de que se me olvide, es que desayuné con mi madre y la señora Susana, trabajadora doméstica de 38 años, hija de una partera, quien ha tenido cinco hijos “en su casa”, aunque le había prometido a su doctora que tendría su último hijo en el hospital pero decidió que no, que mejor lo tendría con su mamá partera para que no le hicieran la episiotomía (esa palabra fea que representa una herida entre la vagina y el ano y que, según Susana, algunos doctores salvadoreños practican para que las mujeres “guarden la dieta” y no tengan relaciones sexuales, o “al menos les duela”, durante el postparto y no vuelvan a salir embarazadas tan pronto. Una salvajada pues)

Por su parte, mi madre empieza cualquier plática con respecto a sus partos diciendo “no me acuerdo” y, poco a poco, va soltando la sopa. Recuerda que mi hermano Gilberto nació un domingo, que su primer parto fue el más largo, que su quinto parto iba a ser cesárea pero le pidió al doctor “ayúdeme”,  aclaró que no tenía para pagar la cesárea y el galeno “la ayudó” para darle vuelta a la niña que venía de espaldas, porque tenía espalda ancha, hasta la fecha.

En su tercer parto, en el que vine a La Tierra, mi padre intentó acompañarla y él le pedía que no se quejara porque “el parir no debe ser un dolor”, según la teoría claro, a mi madre eso la desesperó y le dijo a mi progenitor “mejor andáte”. Mi padre cuenta lo mismo de una manera más idílica y oculta información deliberadamente.

Susana lo primero que recuerda es a su segunda hija que nació a los ocho meses de embarazo pero murió al siguiente día. Luego, cuenta la anécdota de una familiar a quien una tía no le quiso dar sandía y, por eso, perdió un bebé varón a los tres meses y medio de embarazo. “Porque los varones son muy antojadizos”. Se enorgullece de haber trabajado hasta el último día antes de cada uno de sus partos, en alguna ocasión, sacando agua de un pozo de unos 18 metros de profundidad. También explica que “por necesidad”, al tercer día de parir, regresaba a las labores domésticas, hasta el punto de moler maíz en la piedra de moler.

En su tercer parto, Susana tuvo dolores todo el día, cuando llegó su marido, ella le avisó y él respondió: “Mejor te llevo donde tu mamá, porque yo de esto no sé”.

La mamá partera de Susana ya “entregó” su puesto porque es mayor. Las mujeres de su comunidad ahora acuden al hospital, ya casi nadie atiende en las casas porque, si se muere el bebé, las parteras pueden ser procesadas penalmente.

El embarazo y el parto se me hacen todavía un silogismo con el tercer sentido aún oculto. Un mito que late justo al centro de la cultura popular. Una pepita a la que habrá que abrir para conocer su interior.  Se me viene a la mente la cara de Efraín; mi compañero de vida, mi amor; en la primera clase con la partera donde, al principio, ni siquiera quería sentarse, y luego, él más tranquilo, aprendimos juntos de las seis fases del parto y supimos más sobre las 18 horas, esperemos que no más, que puede durar.

Una mujer embarazada es una especie de tótem, una oreja social a la que la gente cuenta sus experiencias, miedos y, a veces tristezas, con respecto a la vida, otros embarazos y otros hijos. La gente nos hace preguntas complejas sobre nuestro estado y el ser. Una también representa la empatía de los seres humanos, porque cómo, no es posible, hay ciertas cosas crueles que la gente, por suerte, se abstiene de decir o hacer frente a una mujer embarazada.

Los fumadores se alejan, la gente te dice “princesa”, te soban la panza, te mandan videos random (como el que me mandó Genkidama Ñu) o tutoriales para hacer que los bebés dejen de llorar. Te envían libros digitales y mucha información que no se puede procesar porque una sufre de largos letargos y siestas. En los primeros meses, no pude leer una cuartilla entera sin cabecear. Un día me dormí cuarenta minutos sentada en una heladería, ante la mirada estupefacta de Efraín, quien esperó con paciencia.

Me imagino que así como, en las culturas antiguas, el consejo de ancianos fungía funciones especiales, la de la embarazada debe haber sido la de un oráculo o maga. Las embarazadas soñamos historias hermosas y delirantes, en tecnicolor, tenemos una meta-sensibilidad premonitoria, una meta-lucidez, eso sí, sufrimos de repentinos ascos y sobresaltos, miedos, gozos, emociones que cambian de un segundo a otro. Reímos a carcajadas, nos enojamos y, al ratito, estamos llorando. Algunas odiarán que toquen su panza, a otras, como a mí, nos encanta. Es difícil tocarse los pies y, al mismo tiempo, se lleva sobre los hombros toda la historia de la evolución humana, del universo, la flora, la fauna, la vida microscópica.

En estos meses, he recibido de la vida grandes regalos: un hogar con Efraín y Selvo, buenos deseos, reiki, miradas de ternura aun de desconocidos. He enfrentado la intemperie, el vértigo, el miedo, la angustia, la soledad de no poder comunicar precisamente lo que una siente.

Pero deseo seguir aquí, sana, para continuar relatando esta historia y seguir de pie, como las ceibas, hasta que mi hijo Agustín tenga unos sesenta años y yo, noventa y cinco. Porque estar embarazada significa también no creer en la muerte, ni en la violencia, sino en la vida, y en la vida en abundancia. 
Lauri García Dueñas.
San Salvador, El Salvador, 11 de diciembre de 2015.

 

 







[1] Lanugo es el vello que recubre a los bebés dentro del vientre.

 

martes, noviembre 10, 2015

Por la señal de la peloncita

"Por la señal de la peloncita", reunión de algunas de mis minicrónicas citadinas que he escrito durante los últimos años, ganó el tercer lugar entre 95 trabajos de "La crónica como antídoto" del Centro Cultural CCU Tlatelolco de la UNAM. El jurado dijo: "Posee la inquietud de la cronista infatigable, que está en la búsqueda y rescate de personajes y situaciones citadinas". 
Aquí les dejo la minicrónica que da título a la antología. 
"Jueves 14 de enero de 2015
¡Por la señal de la Santa Cruz! ¡Por la señal de la peloncita!, grita una muchacha joven, flaquísima, de zapatos mojados, sudadera con gorro y un bote de pegamento pegado a la nariz en las escaleras de la estación Hidalgo. La gente se ríe". 
Gracias a todos los amigos que leen mis minicrónicas ¡Viva la peloncita!

Mis reseñas más recientes

El borde afilado de la última poesía cubana
http://www.tierraadentro.conaculta.gob.mx/destacados/el-borde-afilado-de-la-ultima-poesia-cubana/

María Zambrano: La unidad encarnada de la poesía
http://www.tierraadentro.conaculta.gob.mx/resenas/maria-zambrano-la-unidad-encarnada-de-la-poesia/

martes, octubre 13, 2015

Taller de escritura en Acapulco



Luchadores sociales

El primer luchador social que conocí sin haberlo visto fue mi abuelo Juan Gilberto. Todavía su cara delgada y bigote recortado están impregnados en mis recuerdos significativos de niña. Uno sigue siendo el niño que fue durante lo que resta de la vida.
De él, se cuenta que no tenía familia materna ni paterna, nunca utilizó zapatos -por el orgullo de ser indígena descalzo-, aunque sus hijas insistían en regalarle unos, él nunca aceptó. Índigena, uno de los fundadores del Partido Comunista salvadoreño, sobreviviente de la masacre de 1932. Su foto enmarcada en madera café está en la última repisa del librero de mi padre, donde a diario vigiló nuestra infancia desde su silencio sepia, como una especie de héroe cotidiano.
En los años ochenta, me gustaba acompañar a mis padres a las marchas, una vez, cuando cursaba tercer grado de primaria, una niña me dijo, en un tono que interpreté acusatorio, que me había visto en la marcha de los trabajadores. Tuve miedo, sabía que mi familia corría peligro, aunque fue hasta años después que comprendí las dimensiones de éste. Y también conocí, temprano, la figura del soplón y el traidor. Y desde entonces la detesto.
Crecí teniendo como héroes a algunos luchadores sociales cercanos y todavía es así. Aunque de vez en vez, me decepcione de algunos otros más lejanos.
En 2005, por ejemplo, cuando visité Cuba y me di cuenta de que los funcionarios del Partido Comunista tienen importantes privilegios económicos sobre la población, algo en mi fe laica se rompió.
También me ponen a dudar esos estudiantes universitarios con banderas rojas y negras que repiten los discursos setenteros pero que, cuando te acercas a ellos, te das cuenta de que no han leído los textos de los autores que intentan emular y no demuestran tener las herramientas de análisis de la realidad, sino solo el deseo de defender visceralmente sus ideas, mediante la descalificación de los posicionamientos de otros.
Como la cantautora que hace unos días me decía por twitter que los artistas y estudiantes no deberían solicitar ni aceptar becas estatales en México porque fue el Estado quien asesinó a los 43 estudiantes en Iguala. Yo intentaba explicarle que, al contrario, hay que exigirle a los Estados más y mejores becas para una población más numerosa, sin que eso implique una especie de coptación. Su argumento me pareció tan absurdo como decir que no hay que circular por el asfalto porque fue el Estado el que lo mandó a poner.
Al menos yo, no quiero un Estado neoliberal y débil sino un Estado bienestar dirigido por personas honestas. Yo sé que falta mucho para que eso se consiga, pero eso deseo.
Esos luchachores sociales recalcitrantes como la cantante creen que tienen superioridad moral por ser, supuestamente, más radicales que los demás.

43
En 2015, México conmemora un año de la desaparición de 43 muchachos de la escuela normal de Ayotzinapa, exigiendo justicia en marchas por todo el país. Ahora que vivo en Guerrero, he escuchado el comentario evidente, con pesar de quien lo cuenta, que los dirigentes de la escuela y el movimiento al que pertenecían permanecieron a salvo mientras los chicos tomaban los autobuses que los llevaron a su muerte.
Como permanecieron a salvo muchos comandantes militares y guerrilleros salvadoreños, cuando eran los más jóvenes y sin experiencia los que morían en los frentes de guerra.
He escuchado además los comentarios peyorativos contra los “Ayotzinapos”, grupo de personas que protestan contra la masacre cerrando las vías de comunicación y dañando ciertos espacios públicos, pero también me pongo a pensar que todo movimiento social latinoamericano suele estar infliltrado por facciones violentas que intentan desprestigiar las causas.
En medio de todos estos recuerdos y coyunturas, me pregunto ¿Qué implica entonces ser un luchador social ahora?
Como dice Isadora Bonilla, no basta con dedicar el tiempo que nos sobra a las causas sociales, ni atacar a los compas que solicitan becas estatales, enalteciéndose porque los que no las piden están supuestamente fuera del sistema. No es suficiente tampoco vender discos y libros 'independientes' para el lucro individual o editorial, o bien, emborracharse llenos de odio y resentimientos sociales que generan impotencia.
Tampoco podríamos exigirle a los luchadores sociales del siglo XXI absoluta coherencia, porque los patrones de consumo capitalistas sí nos tienen coptados y, hasta a las personas más radicales, se le puede rastrear una ropita de marca, una bolsa de Wallmart o un ticket de comida rápida. Y esto, a mi juicio, no te descalifica a priori, aunque revisar los patrones de consumo de cada uno sea necesario.
Ya quisiéramos saber siempre de dónde viene nuestra tecnología (por cada teléfono y computadora nuevos se usa un metal que solo existe en El Congo y que está siendo explotado en un contexto de guerra donde participan niños como soldados), ropa y comida y dormir tranquilos sabiendo que no contribuimos a la explotación. Pero no. Animales socializados como somos, nadie está libre de algún dejo de los defectos de la humanidad que más critica: clasismo, racismo, machismo, autoritarismo.
Porque vaya cómo son de autoritaristas y egocéntricas algunas personas que se llaman luchadores sociales. A veces, parece una competencia de superioridad moral, y no de honestidad y empatía, para ver quién es más encendido en sus discursos como si eso los elevase sobre “la masa enajenada”.
No falta el panfletario irrespetuoso que se sube a los transportes a decirnos, mesiánico, que leamos y apaguemos la tele, que despertemos, como si diera por hecho que somos una “masa no pensante”.

El héroe cotidiano
Entonces, yo creo que un luchador social ahora es una persona noble que no solo se preocupa por su propio bienestar sino por el de los demás. Puede ser un líder, no estoy segura si un funcionario público -hay pocos a los cuales admirar como al ex presidente de Uruguay Pepe Mujica.
Es difícil ser un luchador social en una sociedad acosada por la fantasía, la injusticia económica profunda, el desempleo, el cinismo, la desesperanza, la ansiedad, el morbo, la tentación de “el que no tranza no avanza”. Y esta luchadora o luchador del ahora, no debe ser necesariamente un caudillo o el que grita más en un mitin.
Me lo imagino una mujer u hombre sin altanerías, que lee textos que goza y lo dotan de ideas que solo intuía, se informa mediante distintas fuentes, y aunque también puede ser, por supuesto, un campesino o un obrero, independientemente de su extracción social, reconoce como anormal la normalización de la violencia, la injusticia y la pobreza.
Me lo imagino alfabetizando, trabajando en el campo, en la ciudad, por ella o él, su familia, su comunidad, sin alimentar la corrupción de su entorno y sin sentirse superior por ser “consciente”. Haciendo trabajo social y local, investigando, produciendo arte, huertos, cambios físicos y de paradigmas en donde sea que viva.
Chapodando un parque abandonando, haciendo labores domésticas sin pensar que estas solo le corresponden a las mujeres, campañas para recolectar y separar la basura, no dejándose desalentar por aquellos que dicen que la única alternativa que queda para solucionar el estado actual de las cosas es la violencia. Reforesta, funda un refugio para perros o gatos, libera tortugas, organiza un taller con niños y jóvenes. No se embrutece de odio. En su pareja y familia, trata de encarnar sus ideas utópicas.
Da una plática sobre feminismo. Comparte un café. Un héroe cotidiano. Al ver a los indigentes y hambrientos en la calle no voltea la cara. Sabe que la repartición de las riquezas en este planeta es desproporcionada y que la gente que busca comida en la basura no debería continuar haciéndolo. Sensible, no cree que sus argumentos o preferencias son indiscutibles.
No estoy de acuerdo con la desidia con la que; en una conferencia en Xalapa, Veracruz, en 2011; el periodista Martín Caparrós aseguró que, ya que la generación que nos precedió no logró la revolución, nos dejó a los jóvenes solo las causas verdes y la iniciativa del uso de la bicicleta. Para mí, las causas ecologistas también pueden y son radicalmente revolucionarias.
Ahora que estoy embarazada, quisiera que mi hijo fuera un luchador social y no formara parte de la clase media insolidaria que cree que hay que dejar de exigir justicia por los 43 muchachos desaparecidos que forman parte de otros 27000 y los 7 feminicidios diarios en México.
Pienso entonces en mi abuelo Juan Gilberto, campesino, quien por su orgullo indígena nunca usó zapatos. Y deseo que hubiese muchos más luchadores sociales cotidianos y sin ínfulas.

Lauri García Dueñas
Acapulco, Guerrero, 1 de octubre de 2010.

Revueltas y el luto mexicano

A Efraín y al sol que esperamos:

La otra tarde, la poeta mexicana María Guerra me contaba la manera en que ella recuerda a José Revueltas. Su hijo Samuel la secundaba y repetían juntos la anécdota de cuando el escritor aseguró, luego de una de sus salidas de la cárcel, que su vida había sido un “estupendo fracaso”. Oxímoron. A estas alturas, es paradójico pensar que el hombre al que hacemos homenaje, ese prolífico escritor y político convulso, tuviese esa idea de sí.
La forma en que María, quien admite haber sido cortejada por el escritor, tenía para apoyarlo en esos momentos álgidos era obligarlos a comer, a Revueltas y un amigo, que solían pasársela bebiendo durante días.
El poeta David Huerta lo recuerda más bien como el hombre anónimo que apareció en la Facultad de Filosofía y Letras para acompañar las protestas estudiantiles del 68.
En mi memoria, la imagen cardinal de José Revueltas es la de un fogoso orador de 54 años. Aparece en el balcón de la Facultad de Filosofía y Letras, en Ciudad Universitaria, y le dirige un puñado de encendidas palabras a la multitud estudiantil. La tarde de ese agosto de 1968 es nubosa, llena de presagios, y los adolescentes y los jóvenes universitarios, atentos a las ideas del discurso, no saben nada, quizá, de la militancia ya legendaria de ese hombre: enviado a las Islas Marías en calidad de preso político a los 17 años de edad, arrestado por 'actividades subversivas' en varias ocasiones, novelista de una feroz energía arcangélica, el joven hermano 'de los ojos de diamante', en el retrato poético dedicado a él por Efraín Huerta y 'uno de los hombres más puros de México', en palabras de Octavio Paz”1 , asegura David Huerta.
Para el escritor Javier Raya, José Revueltas es la encarnación de una ética total en la literatura mexicana y, como para varios, uno de los puentes emocionales que lo unió con la persona que ama y con la que ahora comparte su vida.
El sujeto y el personaje de Revueltas se multiplica en numerosas anécdotas, como la más entrañable para mí, que es la de arrancar, en noviembre de 1929, a los quince años, la bandera de México del Zócalo y enarbolar la del Partido Comunista por lo que es trasladado a la correccional durante seis meses.
O la de su esposa, María Teresa Retes, pidiéndole el divorcio mientras él estaba en la cárcel de Lecumberri, lo que me hace pensarlo vulnerable y azotado por la injusticia no solo social sino íntima.
José Revueltas no es, entonces, un ser, un todo, al que pueda reducírsele al campo semántico de las letras y de quien pueda pasarse por alto su pulsión vital límitrofe con el vértigo personal y social. En el análisis literario, no podríamonos ponernos estructuralistas y evadir del análisis el contexto personal y político en que están imbuidos sus textos.
En esta pequeña ponencia, quiero compartir algunas hipótesis sobre su obra que podrían sembrar madeja para largas conversaciones y debates. Me aviento.

  1. A pesar de que el lector pueda encontrar sus textos bucólicos, llenos de hipérbaton e hipérboles y, tal vez, cansarse durante largos párrafos; la obra de José Revueltas no puede analizarse como folclórica o costumbrista sino que, a mi juicio, logra retratar y ahondar, como intentó Paz en “El laberinto de la soledad”, en eso por lo que todavía nos preguntamos: Qué es lo mexicano. Cuál es la identidad compleja de esas personas- personajes que viven, no en el centro del país sino en el campo.
  2. Revueltas fue uno de los primeros escritores mexicanos en reparar y punzar la normalización de la violencia contra las mujeres, describiendo a los personajes masculinos que inflingían esta violencia, evidenciando su patetismo y la injusticia subrepticia latente en el hecho de que demos como normal, sin chistar, dicha violencia.
  3. No hay héroes impecables en su obra, sino arquetipos e inconsciente colectivo, por ejemplo, Natividad, el hombre limpio de espíritu es asesinado prontamente, para dejar vivos al resto de personajes que están atravesados por una complejidad que les impide ser en sus propios términos.
  4. La crítica hacia la revolución y hacia la izquierda es mordaz y roe. La huelga no consigue el éxito, sino que vuelve al pueblo un lugar de pleitos entre vecinos y compañeros, para luego causar migración y desaliento.
  5. La fatalidad de los personajes frente a la muerte, la forma en que esta nos iguala en el éxodo y lo comunitario, se impone.
  6. Es importante leer a José Revueltas en esta coyuntura por la que atravesamos, subsumidos entre crímenes de Estado y los cuerpos desaparecidos de al menos 22,322 personas, sin edulcorantes ni excesos literarios, en un país que se ha convertido en un Tzompantli gracias al poder concentrado en manos de unos pocos y defendido mediante la injusticia de toda índole. El poder en todos sus epitelios es cuestionado en su patetismo por los textos de José Revueltas, por eso celebramos y compartimos su obra completa, el centenario de su nacimiento y su autoinfligido “estupendo fracaso”. Porque uno preferiría fracasar así, como él, que vivir en la parodia y el engaño.
  7. Para todos aquellos que aún no le han hincado el colmillo a sus textos, esta es una invitación a hacerlo con fruición, en ellos encontrarán a ese muchacho que arrancaba una bandera impuesta para sustituirla por la de sus propias ideas. Creo que dada la educación bancaria, de estar aplastados en bancas, que se nos ha querido imponer, una que incluye la constante paráfrasis de lo que otros piensan, Revueltas alienta al aletargado joven revoltoso que deberíamos ser en potencia y acto.

Lauri García Dueñas
Santa María la Ribera, Ciudad de México, 25 de agosto de 2015.


1HUERTA, David. “Aguas aéreas. Un sueño vigilante e insomne”, en Revista de la Universidad de México, Nueva Época, Número 115, septiembre de 2013. Página 97.

Elena Salamanca y yo en publicación en Estados Unidos

sábado, octubre 03, 2015

Cómo escribir un rap

Miércoles 5 de agosto de 2015, México D.F.
Cómo escribir un rap
Instrucciones de Erick Fiesco
Mi segundo rap
por Lauri García Dueñas
Dedicado a los estudiantes de la licenciatura en Escritura Creativa y Literatura de la Universidad del Claustro de Sor Juana que hicieron sus raps ese día.


1. (Una frase)
“Te amo, Julia”, 
gritó un vecino desbaratado, desolado, 
o borracho, o enajenado, o desbordado.

2. (Viaje inamovible, experiencia real)

Dice Claire que en mis poemas
hay una figura masculina en ausencia

que me acompañará toda la vida. 

¿Cómo se arrastran las cosas?

¿Qué es la vida?

Deseo la abundancia,

aunque admiro a los chicos 
que inhalan pegamento

en la errancia de la esquina
hasta que mueren

y en Buenavista
un día

les colocan cruces de papel.

3. (Rima esencial)

ausencia masculino perruno

disidencia vida desidia

errancia cautiva Julia

lluvia Buenavista ¿artista?

desbaratado desbordado

Estado enajenado

desolado

4. (Externar más que juzgar, hablar, acortar)

Esos nombres de los chicos que andan

errantes

en Buenavista

comparten el espacio de quien grita
“Te amo, Julia”.

(5. Flow, fluidez)

Y cuando yo ande en el mar

pensaré que si alguien ama a Julia de forma brutal

yo también deseo ese verbo dislocado

que pronuncie mi nombre.

6. (Alrededor no solo estoy yo.

Ver.

Servir.

Comunícate con la gente).

sábado, agosto 15, 2015

Mi despedida poética de la Ciudad de México

Lectura de mi poema "América"
Invitada especial la poeta y traductora Robin Myers
miércoles 19 de agosto de 2015
5 p.m.
Patio de la Fundación
Universidad del Claustro de Sor Juana
Izazaga 92
Centro Histórico
D.F.
Metro Isabel la Católica



domingo, julio 12, 2015

"Regar pájaros como heliotropos"

Regar pájaros como heliotropos1

La mudez se convirtió en tus ojos de espasmo.

Sería redundante hablar de la carne y la luz
o los pequeños ladridos del cuerpo que van
dibujándose en el aire antropófago.

Sí,
me gusta cantar
sobre todo al polen
para hacer de este texto
una bandera de significados
sin redención.

El recuerdo de tus ojeras como aerolitos remotos y abstractos
la robustez repentina de tu figura en mi límite
masticación/mis gestos/dices

El sudor empapeló el pañuelo rojo de aerogramas
las cicatrices devinieron en uñas en la espalda
al final: yacer sin energía
pero con toda la luz del trópico en la boca.

Regar pájaros como heliotropos” en el balcón.

No hay ausencia posible.

Tomaré un autobús como un paracaídas
(si la vida no es lo que parece)
para que la devastación se vuelva
el temblor continuo de lo que se frota.

Miércoles 11/03/2015


1Verso de Vicente Huidobro.   

Mi primer rap

Ayer me dijeron que solo la gente ignorante se cura con hierbas pero no
hay muchas mentiras que crecen adversas pensé
el cuerno de un chivo sobre la mesa
la pócima el verbo curandero
la comparación entre lo índigena y lo moderno
veinte hijos o uno
un cuerpo hinchado o la belleza
de lo que se lleva dentro
estoy diciendo que en el fondo de este cuerpo sencillamente endeble las palabras tienen un peso sueño rielando en el miedo abismo abierto al deseo de guarecer lo que de animal es incierto latente una respuesta líquida la luz que se repite estar encima abajo del abrazo con vos

ignorante viajante asfixiante diletante
mentiras heridas costuras ardides
el verbo curandero procreo calculo sorteo
un cuerpo abierto palpo contacto
belleza luminiscencia existencia
endeble perenne
sueño leo el borde informe espero
miedo salto agüero
abismo vacío uno mismo
luz haz ulular

abrazo rostro incierto diverso

*Gracias a Erick Fiesco por el taller de rap en abril de 2015. 

La filosofía es

La filosofía es el infierno de la luz
la errancia que provocó lo solo
y las pasiones retraídas
las horas insoportables que retroceden
en los 17 días de inminencia oscura
la especulación de todo lo sucio y delicioso posible
a seis horas de distancia
lo invisible que se encarna
en el deseo alargado de tu cuerpo remoto.

Nunca he sabido qué es la idea
o sí.


*Gemidos pregrabados*

miércoles, junio 10, 2015

Nueve haikús


Estudiantes de la licenciatura en Escritura Creativa y Literatura de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) resignificaron la propaganda electoral y crearon 300 libros de poesía. Un honor ser una de las nueve poetas invitadas a este librito esperanzador. 
Página del proyecto:
https://www.facebook.com/pages/Lee-lo-%C3%BAtil/372853516232122
Mi haikú:
Polis finita:
Terrón de sol oscuro.
Ánima, libad. 

Ética de la hondura para tiempos leves

http://www.telecapita.org/columnas/%C3%A9tica-de-la-hondura-para-tiempos-leves

lunes, marzo 30, 2015

Imprecisión grave en artículo sobre Romero

Apreciables editores de Forma y Fondo del Periódico Reforma: En su artículo "Romero, el Santo de los Pobres" escrito por Ismael López y publicado el pasado 29 de marzo de 2015; el periodista asegura que "Romero no era un intelectual. Era sobre todo un religioso tradicional y conservador que hasta antes de 1977 perseguía a sacerdotes progresistas". La construcción "sobre todo" es peligrosa para el sentido y quiero aclarar que Romero no "persiguió" en ningún momento, ni antes de su conversión a la opción preferencial por los pobres, a ninguno de sus colegas sacerdotes. 

Su artículo era bastante bueno, pero ese párrafo no corresponde a la verdad ni a la historia de Monseñor Óscar Arnulfo Romero.

miércoles, marzo 11, 2015

Mujeres jóvenes

Preparé estas respuestas, aunque en el conversatorio no las dije así tal cual :)

  1. ¿Cuáles son las barreras culturales y estructurales que obstaculizan el empoderamiento de las mujeres jóvenes?
No sé si estoy de acuerdo con la palabra empoderamiento, me gustan más ideas como inteligencia, fortaleza, independencia, autosostenibilidad. Las barreras estructurales que nos alejan de estos conceptos son la pobreza y la falta de un acceso equitativo a la educación y los espacios de dirección. También la violencia obstaculiza nuestro desarrollo. Y los mensajes misóginos y de inferioridad que en pleno 2015 todavía nos dedica la sociedad y los medios de comunicación. La vigilancia y los prejuicios sobre nuestra sexualidad y reproducción, para mí, también son obstáculos.
Virginia Woolf se preguntaba, a principios del siglo XX en Inglaterra, por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua y por qué un sexo era tan adinerado y tan pobre el nuestro, esto en muchos ámbitos sigue sucediendo y hay que cambiarlo radicalmente para beber vino juntos y compartir con justicia los bienes materiales.

  1. ¿Cómo afrontan las distintas formas de la violencia de género?
Hablando en voz alta, desde que era adolescente, las veces que me han dicho piropos insultantes en la calle, respondía, suelo responder con el puño cerrado directo a la cara. Los hombres no están acostumbrado a que los confrontes cuando se sobrepasan, entran en pánico. Cuando en el periódico donde trabajé a los 22 años un editor criticó mi forma casual de vestir escribí un memorandum donde defendía que éticamente la apariencia no es lo importante, en varias ocasiones denuncié a mis colegas por sus bromas pesadas y acosadoras.
Cuando escribía mi investigación sobre “Tribus Urbanas” en El Salvador y un editor quería subestimarme, lo confronté diciéndole que era por ser mujer. Cuando empezaba en el periodismo y no me dejaban escribir del fútbol, insistí hasta que lo logré. Creo que la violencia se afronta hablando en voz alta y “haciendo montón” con otras mujeres y hombres.

  1. ¿Qué esperan de mí los demás? ¿A qué aspiro yo?

Creo que los demás esperan de mí que siga escribiendo y construyendo artefactos verbales cada vez más complejos y sólidos. Yo espero de mí cada día ser un mejor ser humano, desterrar de mi vida los problemas sociales que critico. Deseo ser una buena escritora, profesional, cada vez mejor maestra y, sinceramente, recientemente me reconcilié con la idea de ser mamá. Es uno de mis deseos más fuertes y latentes, así como el de encontrar a alguien que se aviente conmigo a dicho proyecto vital.

  1. ¿Cómo me empodero? ¿De quién es responsabilidad?
Mía y de la sociedad a la que pertenezco. “Soy frágil pero mi espuma es de granito” dice la poeta guatemalteca Isabel de los Ángeles Ruano. Soy fuerte pero no invencible, cuando estoy en dificultades acudo a los que amo y me aman. Reviso mi discurso y mi pensamiento a diario, sobre todo, porque tengo el honor y la responsabilidad de ser maestra. Trabajo en mantenerme crítica y alerta a toda la injusticia a la que el sistema económico nos tiene sometidos a mujeres y hombres.

  1. ¿Cómo contribuyen a la transformación social desde sus trincheras? ¿Cómo alcanzamos la igualdad sustantiva?
Creo que contribuyo a la transformación social desde mi vida íntima como escritora, mujer y ser humano. Tratando de ser equitativa, amorosa, colaboradora en mi casa y trabajo. Reduciendo-reutilizando-reciclando, usando la bici, haciendo comidas sanas, utilizando productos de pequeños productores, cuidando mi lenguaje y comportamiento para no ser violenta, tratando de ser crítica frente a la injusticia social. Siendo cálida con mis compañeros de casa, amigos y estudiantes. Tendiendo puentes colectivos en un mundo de rabia y rencor individualistas. Luchando para ser coherente políticamente. Enamorándome, escribiendo. Creyendo con todas mis vísceras que “otro mundo es posible”, uno más justo para todas y todos. Creo en la utopía social mediante la utopía íntima.


martes, marzo 10, 2015

Invisible

Lunes 9 de marzo de 2015

Imagen 1: En plena avenida, un hombre a solas, de espaldas a la calle, se da de puños contra el aire, a lo Travis en "Taxi Driver". Su semblante es lo suficientemente serio como para dudar de su enemigo invisible.


Imagen 2: Una niña va caminando de la mano de su mamá, de pronto, se detiene, levanta la mirada y le dice adiós al cielo, volteo a ver y no hay nada.

Conclusión: Lo invisible existe, al menos en esta ciudad.

domingo, marzo 08, 2015

8/3

Todos los hechos son completamente vacíos, son recipientes que se colmarán del sentimiento que los llene" es una de mis frases más queridas y escrita por Juan Carlos Onetti. Las conmemoraciones pueden ser clichés y estar vacías de sentido o no. Por eso este 8 de marzo me he acordado de ese libro que tanto significó para mí: "Un cuarto propio" de Virginia Woolf publicado por primera vez en 1929, año en el cual Virginia todavía no podía entrar sola, sin tutor, a las bibliotecas inglesas. No se ha cumplido ni un siglo de ese estado de cosas y aún ahora en 2015 podríamos hacer una larga lista de ejemplos en los cuales las mujeres seguimos en franca desventaja económica y social. Virginia se preguntó en su momento "¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué un sexo era tan adinerado y tan pobre el otro?" Ella llegó a la conclusión de que una mujer para escribir necesitaba dinero y un cuarto propio, recordaba sus pequeñas colaboraciones para periódicos y revistas y cómo mal vivía con esos pocos recursos y cómo se sintió más holgada cuando recibió la herencia de una tía. Creo que más allá del cliché de "felicidades en tu día" es una ocasión para inquietarnos por la situación de abusos y desventaja crucial que persiste para tantas mujeres en el mundo. Yo por mi parte celebro el cuarto propio y la lucha de mis antecesoras que me permite dedicarme a algo que para muchas fue más difícil: escribir.

jueves, febrero 26, 2015

"América"

Mi más reciente trabajo publicado: "América", traducido al inglés por la poeta Robin Myers, diseño de Daniel Malpica y Aurelio Meza para Kodama Cartonera:

http://issuu.com/kodamacartonera/docs/lauri_am__rica_final_issuu/36?e=2569824/11571899

Alegría+Agradecimiento

miércoles, febrero 18, 2015

Nos vamos para San Luis Potosí


Lecturas poéticas interdisciplinares
  • Plaza de Armas. Jueves 19 de febrero a partir de 19:30 h. hasta 20:20 h. 
  • Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado. Viernes 20 de febrero a partir de 11:00 h. hasta 12:30 h. 
  • Plaza del Carmen. Viernes 20 de febrero a partir de 18:00 h. hasta 18:45 h. 

Plaza de Armas
Centro Histórico, C.P. 78000, San Luis Potosí, S.L.P

Plaza del Carmen
Mariano Escobedo esq. Manuel José Othón - Centro Histórico, C.P. 78000, San Luis Potosí, S.L.P.

Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado
Avenida Nicolás Zapata 200, De Tequisquiapan, San Luis Potosí, S.L.P.