domingo, febrero 27, 2011
la cuerda naranja
tal vez después de las malas noticias
de los buenos amigos
y las cosas que aún después del final nos destruyen
la mismas flores amarillas de la infancia
el césped húmedo sin la persona que amamos
un pasado reciente que se resiste a las fugas
la cuerda naranja donde tendemos la ropa
marca el muro limítrofe
los años justos para no sentirnos invencibles
la pregunta abierta
el tiempo y su entorno
el anecdotario que brilla en compulsión de palabras
un chaleco de fuego
un fumarse el amor hasta ver volar los aviones
la misma incertidumbre cabal de futuro
no estás conmigo
no importa demasiado
estoy sola y voy a escribirme
hay resignación y un poquitín de cinismo
que combatí en los hombres que creí de mi especie
el sudor en la ropa el boletín de noticias
un hombre importante muere al sur de la Tierra
la música constituye el patrimonio infinito
de esta espera crucial de independencia absoluta
a 2.722 kilómetros de aquí un montón de cementos
llueve sin mí la peste continua
de aquellos que duermen la noche sin concretar en el día su ansiado volumen
viva el arroz en el fondo del cazo
la casa está prendida
una extraña paz nos incumbe:
es la luz del abismo
la esperanza de que volvamos a unirnos a esa materia especial que nos ata.
martes, febrero 22, 2011
a pesar de la semilla
21/02/2011
11:40 a.m.
habrá un lugar para ir a gritaruna noche esperando el falsete
afuera tres hombres y sus voces chillonas
ni un lugar para descansar
y la gente diciendo ‘tus piernas’
‘sí, mis piernas’
y mi tos un cuchillo sin poder dormir
¿quién soy? normal: nadie
alguien
que cumple accidentalmente años
alguien
a quien no quisiste abrazar aquella noche
alguien
que sabe muy bien cómo servirse el café sola
alguien
de quien la gente sabe olvidar su consistencia blanda
su necesidad de tiempo
un té corto unas flores me haré un té
pensaré que si estoy enferma si ya no sé dormir
si el aplomo me falta y yo qué
devuélvanme mi mesa mis sillas
la casa en que fui feliz
estoy esperando una llamada
mi maestro japonés miró mis piernas y preguntó
cuántos kilos subiste
yo y mi cuerpo se hicieron pequeños
recogí mis cosas
lloré en el baño
recogí mi ropa como lo hago cuando me voy de casa de mis amantes extraños
y salgo
veo el sol atravesar la avenida
cuento mis años
31
repito: la memoria
31 está bien
y salgo a la calle
salgo salgo
necesito un lloradero
dirección gritadero
abro mi libreta: escribo
llevo un vestido corto: negro
‘sí, mis piernas’
‘sí, mamita’
sí, el vagón, el tiempo
la agresividad, el hombre: la violencia
siembra tu semilla, me dijo el maestro
y yo le respondí cuando me preguntó cuántos kilos subí
que no importa
que así estoy bien
y es cierto
a pesar de la semilla.