miércoles, abril 27, 2011

mis amigos son estrellas fugaces que caen más lento de lo normal

ven, me dijo Gerardo

no he visto este cielo desde que era niño

la bóveda celeste era un pañuelo lechoso con el que podíamos limpiarnos la frente

él tenía sus ojos encumbrados

él era todo, menos artificio

yo me quedé quieta

de pie

frente a la estupefacción

el firmamento abrió su vientre para tragarnos sin masticar

árboles rojos marcaban el ritmo

tambores

mujeres de contornos azules caminarán por la playa mañana

no he visto este cielo desde niño, repitió

las estrellas son mis recuerdos

nada igual tendría la ciudad sin escrúpulos

adentro

la música

y la certeza de una vida más allá de nosotros

una caja de luz con una melodía que se repite como un mantra

no nos interesa la vanguardia, somos la re-evolución, dijo Yaxkin

mi piel erizada casi se quiebra

me sentí parte de un júbilo antiguo que también me pertenece

en ese momento pude haber muerto y el color de mi explosión se volvería el cuerpo de un joven que vería las estrellas como sus recuerdos de niño

alguien intentaría llorar pero sus lágrimas serían inútiles

pasos extraños interrumpieron nuestra visión

miramos boquiabiertos el paso de una sola estrella fugaz que caía

pero su materia era lenta y se derramaba despacio en el jardín estelar

vengan muchachos,

miren

todos vinieron y coincidimos en un extraño silencio

amé la inmediatez de nuestros cuerpos abrazándose frente a la anomalía

la suma de mis alucinantes moléculas me dijo

somos esa materia que flota

somos esta revolución ardiente

la luna se ha vuelto nuestro camino

y esta playa es una excusa para hacer nacer el polvo

mis amigos son el tiempo en el que se desliza la estrella

la luz lenta que hace que las líneas de las constelaciones

se marquen en el silencio.

El lugar donde pondríamos los pies...

El lugar donde pondríamos los pies

las mismas líneas onduladas

cerros secos como los labios

de pronto, la espera es inútil

los estímulos del mundo: dolores agolpantes

las personas siempre son muchas

los escenarios: artificios

si dejásemos que el agua y la sal nos hablase

y el ruido extinguiese la necesidad de decir ‘nosotros’

sin embargo, insistimos en encadenar vocablos

en manchar las páginas

los árboles, en cambio, disienten y disfrutan deshojándose

el mar canta en la voz de un ronco pescador

el agua es el agua de la infancia.

Ante lo insoportable, camina sobre las piedras

aléjate

escucha la voz

siéntete triste/despierta de nuevo en el sonido de las olas

comprende que la infamia

solo le pertenece a las máquinas y sus hombres.

La llegada

Y así empezó nuestro viaje, dijo Yaxkin,
mientras como niños abríamos la boca
y atravesábamos los basureros de la ciudad que nunca vemos.

A lo lejos, un carruaje jalado por un caballo
se abría paso entre el casos ocasionado por los desechos de los hombres.

En el camino, soñé cosas extrañas relacionadas con mi angustia:
un perro al que no había que despertar por causa alguna,
una mujer que rodaba sigilosa en pos de una montaña
y dos torsos desnudos.

Recordé que aún no he escrito ese poema sobre la herida blanca que me compete
pero mis amigos escriben, en medio de la noche, poemas blancos que sé que son hermosos.

Vimos verdes y bosques caduciformes.

Silvia leía a Nietzsche al amanecer
sus ojos como clavos en las páginas me hicieron pensar que había cosas más importantes
que dormitar en la ventanilla.

Y me sentí banal.

La luz de la neblina se colaba en nuestros ojos,
el color de la tierra nos llenaba la boca,
supe que habían descubierto otro planeta
con nombre de letras y números
mientras tomábamos un café instantáneo a precio infame.

No desayunamos,
porque nos prevaleció la idea de que un café con Delicados
es lo mejor para templar
espíritus desvelados.

Comimos naranjas en gajos,
nos manchamos la ropa,
el olor reciclado de nosotros nos recordó el tiempo recorrido.

Llegamos a la bahía ennieblada,
la luna era una candil entre dos espadas.

Cuando en la noche el fuego se hizo
supimos de nuestras llamas
y celebramos del cuerpo:
la hora del encuentro.

17-04-2011
Bahía de Navachiste, Sinaloa, México.

aquí nació el universo hoy

“Y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo”, Jorge Luis Borges.

aquí nació el universo hoy

este es el ruido que descansará en la línea de mi mano

en tu perfil

en mi pecho manchado por tus empuñaduras

un solo recuerdo hace

una noche

el mareo

el baño explotado de luces pegadas a mis párpados

a mi costado, un hombre adormecido y lánguido

el rastro de todas las cosas como miles de personas en un vagón

la voz: rasguños de noches en vela sin ojos

la superficie: un insomnio un año

el aire: la revuelta de tus respiraciones

una habitación que nos permite escribir el presente fatigado de las sábanas

esas, las oscurecidas

donde devorará el génesis todas sus semillas

explota: el olor el tacto

la subversión es la carne dormida

no medir la dimensión de lo que habrá

descansa

la ciudad también ha cesado sus explosiones

ni gritos ni botellas que se quiebran inundan

el movimiento de traslación de la Tierra

o el cosmos de nuestras pieles lindantes

presagio

estoy contando tus granos de arena

la muerte existe pero hoy está lejos de aquí

yace la vida de las ciudades en nosotros: dos cuerpos agotados

sus canciones sus acordes su pan en latas de metal olientes

mordidas

clímax sin dolor

enrumbada la grafía

escribir o callar para siempre

tómame

come la calma calla

no digas paredes circundándonos

ni tiempo

el Yo insiste en deshacerse de sus cáscaras

mi pecho marcado

enrojecido

me encuentro: exhausta

oscurecida por el contenido de las sábanas

al lado, el roce de tus pies

tu respiración

el aleph en su reducida lujuria

un calor en el centro del cuerpo

las ventanas empañadas

palpita

la masa que nos contiene

y

ay

el universo

esa palabra.

miércoles, abril 06, 2011

aquí nació el universo hoy

“Y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo”, Jorge Luis Borges.

aquí nació el universo hoy

este es el ruido del cosmos que descansará en la línea de mi mano

en tu perfil

en mi pecho manchado por tus empuñaduras

un solo recuerdo hace

una noche

el mareo

el baño explotado de luces pegadas a mis párpados

a mi costado, el hombre que amo

el rastro de todas las cosas como miles de personas en un vagón

la voz: rasguños de noches en vela sin ojos

la superficie: un insomnio un año

el aire: la revuelta de tus respiraciones

una habitación que nos permite escribir el presente fatigado de las sábanas

esas, las oscurecidas

donde devorará el génesis todas sus semillas

explota: el olor el tacto

la subversión es la carne dormida

no medir la dimensión de lo que habrá

descansa

la ciudad también ha cesado sus explosiones

ni gritos ni botellas que se quiebran inundan

el movimiento de traslación de la Tierra

o el universo de nuestras pieles lindantes

presagio

estoy contando tus granos de arena

la muerte existe pero hoy está lejos de aquí

yace la vida de las ciudades en nosotros: dos cuerpos agotados

sus canciones sus acordes su pan en latas de metal olientes

mordidas

clímax sin dolor

enrumbada la grafía

escribir o callar para siempre

tómame

come la calma calla

no digas paredes circundándonos

ni tiempo

el Yo insiste en deshacerse de sus cáscaras

mi pecho marcado

enrojecido

Yo: exhausta

oscurecida por el contenido de las sábanas

al lado, el roce de tus pies

tu respiración

el aleph en su reducida lujuria

un calor en el centro de mi sexo

las ventanas empañadas

palpita

la masa que nos contiene

y

ay

el universo

esa palabra.

laurigarcíadueñas

30 de marzo de 2011