lunes, noviembre 26, 2012

Desconocidos


“Todas esas bien intencionadas personas que me dieron libros oscuros
cuando lo que yo necesitaba en realidad era una buena comida”, Bob Kaufman.


A la gente no le gusta que los desconocidos les hablen los domingos
así súbitamente
sin ambages.

El señor de los camotes se asusta
si una muchacha le saluda y acerca sus manos frías
a la chimenea del carrito.

Si una señora con dos boston terriers recibe un
“qué bonitos sus perros”
volteará la cara
pasará del piropo
ignorará la voz.

No vaya a ser que el saludo abra un hueco en la estructura ósea de la realidad.

En cambio, si un vendedor desconocido de cine arte interrumpe a quien esto escribe
levantaré los ojos
pediré disculpas por no tener dinero
por ser pobre y ocultarlo
por sentir el alma como un pájaro pequeño temblar adentro del cuerpo
estar tan sensible a las bajas temperaturas y al paso del tiempo.

Es difícil ser un desconocido los domingos
y saber que solo queda en la billetera tan poco
el sueño de unos zapatos nuevos
más tiempo.

Pero lo peor de ser un desconocido los domingos es sentir el alma temblar
como un pájaro pequeño
adentro de este cuerpo.

Mapa de un largo silencio en México

Quedan invitados. Ojalá puedan comentarlo con quienes les interese el tema. Gracias.

miércoles, noviembre 21, 2012

Toda mujer tiene adentro una muchacha



Una mujer robusta mira la ventana
el efecto lumínico hace que el reflejo de su imagen se mezcle
con el de una muchacha de cabellos morados y rosas
en el autobús.

La mujer está sola
la muchacha se cuelga del cuello de un tipo alto.

A su lado, se detiene el aire de quien contemple el extraño fenómeno:
la señora,
un segundo después,
la muchacha.

Y así, en el vaho interminable de las formas.

A su lado
quien las mire
tendrá que entretener la memoria
las referencias
y no dudará de la prueba fehaciente:
toda mujer tiene adentro una muchacha.