miércoles, diciembre 15, 2010

de las bonitas palabras


Hay pedazos de la realidad que brillan
luego de la oscura y sorda página
de los desencantos

Cuando el fin que todo lo termina
dice basta
alguien llega
y llama

Abajo los autos en su afán ensordecedor
arriba las sábanas blancas que contienen
a los amantes

Y llegan entonces las bonitas palabras
a vencer a los hipócritas
y nadie pone en duda su verdad

-Le compré a mi madre un huipil, me dijo

Sonreí

-Nunca te olvidaré
-Yo tampoco
-Tengo la certeza de que volveremos a vernos

Nada hay que pueda borrar
la influencia
de las bonitas palabras

No importa si…

domingo, diciembre 12, 2010

por la nostalgia

A Melody, Rocks y Mavi, mis hermanas del norte:

al anochecer
cuando la luna como una sonrisa
cuando el fuego hace un hueco caliente en los párpados
entre los amigos
las piedras nos rodean
la gente busca un espacio un silencio
el olor de las llamas que quieren quemarnos

¿alguien tiene la manzana?

somos sombras y huecos
a veces somos patéticos
buscamos la libertad en el fondo del vaso
extraterrestres de labios rojos
ramitas
bombones
un dolor que cae
somos los hermanos tristes
una familia disfuncional
viendo
la leña descascarándose

creer que hay una salida
cuando no la hay

nos quedamos callados

preferimos la vida que la muerte.


La Rumorosa, Baja California Norte, 13 de noviembre de 2010.

domingo, diciembre 05, 2010

Ella no solas


Ella no solas experimenta con los géneros literarios, el tiempo y las disciplinas artísticas. Es una zambullida en el trans-género. Ella no solas es una novela corta, un diario, una serie de crónicas de frontera, una propuesta audiovisual, una instalación. También fue un taller de creación literaria en el reclusorio de Mexicali y en el Centro Estatal de las Artes de esa ciudad. Un discurso heterogéneo que se aleja voluntariamente de la unidad.
La novela cuenta la historia de tres mujeres: Abril, 6 años, Alejandra, 27, e Isabel, de 63. Ella no solas es también un viaje que lleva a los personajes y a la narradora hacia sus propios límites, para hacerlos preguntarse por su identidad y volver visible el papel del escritor dentro de un texto de ficción que nunca es ficción, porque la vida es la materia sensible que a veces se convierte en literatura, recuerdo, nostalgia, imagen.

Nombre de la pieza: Ella no solas
Nombre del autor: Lauri García Dueñas
Técnica: Medios múltiples (novela, taller y video instalación)
Medidas:
Año: 2010
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Presentaciones en el D.F. como parte de la III Muestra de Arte Iberoamericano:
Viernes 10 de diciembre
5 p.m.
Experiencia en la frontera (Lectura y proyección junto con la fotógrafa brasileña Acacia Montagnolli)
FONOTECA NACIONAL
Francisco Sosa 383, Colonia Barrio Santa Catarina, Coyoacán.
.
Sábado 11 de diciembre
12 mediodía
Presentación de mi instalación en la inauguración de Arte visual iberoamericano
Museo Diego Rivera-Anahuacalli
Calle Museo Número 150, San Pablo Tepetlapa, Coyoacán (Estación de Tren Ligero Xotepingo)
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¡Los espero!
Han sido cuatro meses de trabajo intenso...
.
Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y Haití en México 2010
Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA)
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)
Secretaría de Relaciones Exteriores de México

lunes, noviembre 01, 2010

la verdad

1

la verdad es un compás desafinado algo imprevisto la fortuna que se tuerce de pronto en el discurrir insensato del desierto a la península una chica en tacones es empapada por un huracán la selva y un auto nadie está a salvo ya no pienses en el tiempo me dije es inútil y egoísta nada podrás hacer contra su cauce no quiero repetir las mismas palabras en conveniencia fácil basta de ventanas yo tenía una suma en la que me sentía cómoda pero tuve que atravesar la geografía para bañarme desnuda en el mar sin la persona equivocada la sal me cubría palmo a palmo y yo gritaba salpicada por las olas él me dijo algo sobre mi sustancia amable me susurró al oído ‘eres valiosa’ mientras la luna se mantenía clavada como un pequeño sol a la bóveda celeste esta sí es bondad me dije no un cúmulo de mentiras: las mentiras de los hombres me tienen marchita aunque no pierdo la credulidad ni los goznes estoy lista para dejar de equivocarme en lo que más necesito

jueves, octubre 28, 2010

la cuerda naranja

hoy en la terraza
tal vez después de las malas noticias
tal vez después de los buenos amigos
y las cosas que aún después del fin nos destruyen
la mismas flores amarillas de la infancia
el césped húmedo sin la persona que amamos
un pasado reciente que se resiste a las fugas
la cuerda naranja donde tendemos la ropa
marca el muro limítrofe de aquella estrella y su influjo
los años justos para no sentirnos invencibles
la pregunta abierta sobre el tiempo y su entorno
el anecdotario que brilla en compulsión de palabras
un chaleco de fuego
un fumarse el amor hasta ver volar los aviones
la misma incertidumbre cabal de futuro
como me gustaría que estuvieras conmigo
pero si no estás no voy a sentirme tan triste
al final estoy sola y tengo el plan de escribirme
hay resignación y un poquitín de cinismo
que combatí en los hombres que creí de mi especie
el sudor en la ropa el boletín de noticias
un hombre importante muere al sur de la Tierra
la música constituye el patrimonio infinito
de esta espera crucial de independencia absoluta
a 2.722 kilómetros de aquí un montón de cementos
llueve sin mí la peste continua
de aquellos que duermen la noche sin concretar en el día su ansiado volumen
viva el arroz en el fondo del cazo
la casa está prendida
una extraña paz nos incumbe:
es la luz del abismo
la esperanza febril de que volvamos a unirnos a esa materia especial que nos ata

seré la última que caiga rendida.

jueves, septiembre 30, 2010

V Encuentro Internacional de Poesía Caracol, Tijuana 2010

"Los mejores dementes de mi generación no saben que lo son", Javier Raya.La joven poesía latinoamericana en el Zacazonapan (el mejor bar del mundo) el 17 de septiembre

¡el tiempo es este grito colectivo que hará sangrar los tímpanos de quiénes no quieran oírnos!

Mexicali


Frontera Latinoamérica-EEUU
Foto: Acacia Montagnolli

jueves, septiembre 02, 2010

El arte urbano como reivindicación social y espacial


Por Lauri García Dueñas. Escritora y Periodista salvadoreña.

Ponencia en el Centro Cultural de España de El Salvador en mayo 2010

El arte urbano es una reivindicación social y espacial de grupos –en su mayoría jóvenes- económicamente desfavorecidos que en países como El Salvador o México no han encontrado una plataforma formal de expresión o no han tenido acceso a lugares de exhibición socialmente reconocidos como museos o galerías.

Es el arte con todas las letras que persiste a pesar o paradójicamente empujado por los medios de comunicación pero que está siendo reapropiado y dotado de nuevos significados por sus protagonistas, mujeres y hombres que entienden que deben hacer todo lo necesario para comunicarse en un mundo plagado de incomunicación, donde se privilegia el capital y la muerte mas no la poesía, el videoarte, la música, el baile o el grafiti.
El arte urbano busca un lugar, un reconocimiento de autenticidad, aunque adultos, escépticos, expertos, críticos e intelectuales los etiqueten de copia o banalidad. Es el canto, la imagen, el ruido y la grafía de miles de jóvenes que quieren gritarle al mundo su inconformidad contra un sistema económico que los ha ignorado, convirtiéndolos muchas veces en la generación “nini” (que no pueden estudiar ni trabajar). O que los orilla a tomar empleos mal pagados, que someten sus anhelos y proyecciones vitales. O que los hace estudiar en un sistema educativo que premia la memoria y no la creatividad.
Si bien ciertas manifestaciones del arte urbano, como el grafiti, han sido tachadas por ser expresión de pandillas juveniles, la sociedad que se identifica como libre pensadora, y también la que no lo es, debería comprender que ésta es solo una excepción.
Es más, el arte urbano, que lleva ya varias décadas en su desarrollo ha llegado a ser representativo no solo de las clases populares, sino que en él han incursionado diseñadores, artistas plásticos o miembros de las clases medias educadas.
Esto último abona a su crecimiento estético y a su revalorización, pero no debe olvidarse que el arte urbano nació, es y será una forma de protesta en contra de la marginación a la que las ciudades someten a gran parte de sus ciudadanos.
Como una de las miembros fundadoras del colectivo internacional Las Poetas del Megáfono, formado por nueve mujeres jóvenes de cinco países que nos conocimos en México y que llevamos dos años y medio de trabajo en la promoción de nuestra obra y de la poesía en general; puedo dar fe que nueve chicas gritando poesía no siempre son bien recibidas por la crítica, sobre todo la literaria, que en gran parte considera que el lugar de la poesía son las bibliotecas y los coloquios donde la gente habla en voz baja. Nosotras diferimos de esa visión limitada de la literatura.

Es similar cuando se habla del grafiti, ya que muchos pintores consideran que éste es de menor categoría por estar hecho sobre muros. Y no lo es. Hay de sobra ejemplos de grandes artistas cuyo lienzo son paredes y su pincel, aerosol.
Con el colectivo de poetas urbanas, hemos explorado nuevas formas de expresión como el esténcil, que consiste en diseños dibujados en cartón y cortados a mano con cúter que luego son estampados en paredes o libros gracias al uso de pintura en spray.
Paralelo a publicaciones formales en editoriales, hemos hecho con nuestras propias manos nuestros libros, porque decidimos recuperar los medios de producción y ponerlos, no al servicio de editores o distribuidores, sino de nosotras mismas, las autoras.
Así mismo, hemos trabajado en conjunto con otros colectivos como Las Lunámbulas o la Red de Poetas Salvajes, o con otras editoriales cartoneras como Atarraya Cartonera de Puerto Rico y Santa Muerte Cartonera, de México, porque creemos que el trabajo creativo no es únicamente individual y el artista no es un ente que está creando, encerrado en una burbuja, sino que su influencia es más potente si se unen varias manos y varias gargantas.

Nos decidimos a crear Casamanita Cartoneira, retomando un movimiento urbano nacido en 2001 con la crisis económica en Argentina, el cual optó por utilizar cartón reciclado para hacer libros, pues la poesía y la literatura tienen la capacidad de sobreponerse al sistema comercial y la escasez.

Incursionamos en el performance y las artes escénicas, porque la transdisciplinariedad es el signo de nuestra época.

También hemos desarrollado trabajo educativo con maestros y personas que se muestran interesadas, creyendo fervientemente que el arte es un germen sensibilizador en contra de rutinas que hacen olvidar a los seres humanos quiénes somos y a dónde vamos.
Otra característica del arte urbano es que trabaja en conjunto con la comunidad y trata de retribuirle a ésta un poco de esparcimiento y conciencia. En nuestro caso, así como los artistas del grafiti, nos hemos tomado por asalto las calles para gritar y expresarnos.
Compartiendo también en localidades como Ecatepec, zona conurbana del Distrito Federal, con compañeras y compañeros raperos. Y así, siendo parte del arte de las calles que nace en contra de la exclusión social y la falta de espacios.
Controversial es el debate teórico sobre el arte y la cultura, como bien lo explica el inglés Terry Eagleton en su libro “La idea de la cultura” donde introduce varias de las acepciones que a lo largo de la historia ha tenido este término y otras polémicas sobre la alta cultura y la cultura popular.

Los artistas urbanos no están en contra de la llamada alta cultura, la que se hace con los instrumentos de la forma y la academia. Debemos reconocer que luego de siglos de existencia de la humanidad, el arte ha ido elevando sus técnicas formales de expresión.
Sin embargo, lo que sí exigen los artistas urbanos es que se les reconozca como tales y se valore su trabajo sin menosprecio intelectual o de clase.
Para aquellos que los tachan de vándalos, los artistas del grafiti, el rap y el break dance solicitan que los Estados, la empresa privada, la sociedad civil y la comunidad les cedan espacios públicos para su desarrollo.

Para aquellos que los presumen violentos o drogadictos, estos artistas aseguran que es precisamente su hacer el que les aleja de la violencia, en un país como El Salvador donde – a mi juicio- es preferible ser parte de una tribu urbana que miembro de una mara.
Acá quiero introducir una anécdota sobre un director de un instituto nacional salvadoreño que, en una entrevista para nuestra investigación, contrariaba esta premisa.
Según la opinión de este director, los emos y otros grupos de jóvenes no deberían existir, ni usar perforaciones, ni vestirse de forma diferente. Aseguraba que los menores de edad solo debían dedicarse a estudiar y ayudar en los quehaceres de su casa. Digamos, que esta postura es parte de una visión autoritaria y vertical de la educación, la cual ha distanciado a los maestros y padres de esta generación de jóvenes.
Y es que las tribus urbanas, son grupos de pares, que se reúnen identificados por vestimentas, música y gustos de consumo cultural y en su mayoría no fomentan la violencia sino más bien gestos de solidaridad entre ellos. Si bien hay roces con grupos rivales reconocidos como los otros no es la violencia o los actos vandálicos una constante en su actuar.

Tampoco trato de ensalzar o hacer una apología de las tribus urbanas y de los artistas urbanos, pero sí dejar claro que no pueden imponérseles las mismas categorías de análisis social que a las maras o pandillas.

Joshua Meyrowitz, profesor de la Universidad de New Hampshire, asegura que hace dos generaciones las personas reconocían como importantes los criterios de sus abuelos y sus padres; hace una generación se consideraba por lo menos las opiniones de los padres y en la última generación, los jóvenes les dotan de mayor injerencia en sus decisiones a sus amigos.

Algo que nos podría ayudar a comprender mejor este fenómeno del arte urbano es una carta reciente que distribuyó el artista mexicano Ulises López, invitando a los colectivos alternativos del D.F. a crear un CD de rap y poesía de libre distribución. Lo comparto con ustedes:

“Rap revolución a nuestro modo de ver es la vertiente social de un movimiento contracultural nacido en el seno de una de las sociedades más racistas y discriminadoras del Siglo XX: La americana.

Desde su gestación ha sido rechazado por los sectores económicos más privilegiados y ha crecido resistiendo las desigualdades de su tiempo, ya que a pesar de haber sido absorbido por la mercadotecnia a mediados de la década de los ochenta, los sectores donde nace la música más trascendental, de más contenido social, siempre es en los estratos más bajos, dado que los exponentes están directamente vinculados a los procesos sociales de sus comunidades.

La cultura, el movimiento nuestro, ha sido revolucionario por esencia, tanto en las artes plásticas, como en la música y las escénicas, otorgando propuestas enriquecidas con elementos simbólicos de las culturas nativas donde éste se desarrolla, multiplicando su colorido a infinitas posibilidades de creación y traspolando el arte a todo un modo de vida y una visión del mundo.

Hip hop como forma de vida, la cultura local y la comunidad más las ansias y la necesidad de creación”.

Los comentarios de López nos permiten recalcar la búsqueda de una reivindicación social y espacial por parte del arte urbano y sus protagonistas.
Espacial porque, como su nombre lo indica, nace y se nutre de su entorno citadino, extrae inspiración de la ciudad y la devuelve en forma de imagen, color, música, grafía o baile.
Lo dice mejor el poeta Gerardo Grande, fundador de la revista independiente Nostalgia de Pájaro Vagabundo de la ciudad de México: “El Pájaro: Vagabundo, nunca se queda inmóvil, se arrastra, lo arrastra la vida y el respirar de la ciudad. Porque está vivo. Porque de aquí es. Nada ajeno para él, y las calles, la tierra y el lomo gris de las avenidas, también las personas y otros vagabundos que buscan crear truenos, lo complementan de alguna forma”.

El arte urbano se apropia pues de espacios públicos o casas, algunas veces sin permiso de la municipalidad u ocupantes, pero en otras ocasiones con el consentimiento o apoyo de éstos, sobre todo en latitudes donde ya está siendo reconocido como válido.
Hace algunos meses fue muy sonado el supuesto descubrimiento de la identidad del famoso grafitero inglés Bansky, cuya obra se caracteriza por incorporar a edificios en ruinas o lugares de tránsito imágenes de amplio formato con gran calidad figurativa. Este artista incluye en sus grafitis, irónicos mensajes en contra de la autoridad y el estatus quo (es famoso su grafiti de dos hombres de la guardia real besándose), así como fantasiosos personajes humanos y animales.

Los artistas urbanos comunican lo imaginario de nuestra cultura, el inconsciente colectivo, símbolos y grafías extraídas de un mundo reinterpretado por los habitantes de las ciudades.

Gilbert Durand, en su libro “Lo imaginario”, hace un recorrido sobre el afán iconoclasta de la civilización Occidental y las consiguientes resistencias que durante siglos surgieron de las entrañas de la religión y el arte contra las manifestaciones de lo imaginario.
Finalmente, sostiene que lo imaginario es “lo propio del hombre” y “se define como la ineludible re-presentación, la facultad de simbolización de donde todos los miedos, todas las esperanzas y sus frutos culturales emanan de manera continuada”.

No podemos olvidar también el compromiso de calidad que cada artista urbano debe tener con su obra, independientemente de su área, porque como dice el escritor mexicano Gabriel Zaid, muchas veces el joven artista solamente está buscando la fama, la cual es la suma de coincidencias en la distribución que no siempre ocurren, entonces, lo único que puede perseguir y garantizar el artista es la coherencia interior de su obra y su aporte como tal a la humanidad.

Estamos pues, en resumen, ante un fenómeno cultural y artístico que no debe seguir siendo ignorado o minimizado por Estados, gobiernos e Individuos. Se trata más bien de rescatar su trasfondo reivindicativo y su afán por ser la expresión de los más olvidados en la dinámica de nuestras urbes.

Se trata de un movimiento imparable, de sangre joven que palpita en latas de aerosol, imágenes, poemas, baile y música. Su carácter es la transgresión y su cara la vanguardia. Choca contra una sociedad salvadoreña y latinoamericana altamente conservadora, religiosa y políticamente polarizada, donde se ha menospreciado desde hace años las expresiones estéticas y artísticas de los jóvenes. Donde se supone que se debe hacer todo lo posible para no llamar la atención, y si lo haces eres señalado con un dedo acusador por ser anomalía.

El arte urbano colisiona contra una sociedad en la que el muchacho de pelo largo o la chica con tatuajes siguen siendo muchas veces estigmatizados y discriminados.
Como sostiene el poeta mexicano Yaxkin Melchy, los jóvenes están cansados de eso y dice: “No temeré a que mis manos conozcan el aire de la difuminación No temeré al óleo ni al lápiz No temeré a la repetición de los sarcasmos No temeré al hijo crucificado en la copa de un girasol No temeré a los policías de la mañana ni a los motores del pensamiento No temeré a los cálculos dividendos de la sociedad comercial No temeré tres puntos No temeré tres puntos No temeré tres puntos No temeré dos puntos No temeré dos puntos Ya”.

Para ir cerrando esta ponencia quiero compartir el trabajo fotográfico de mi compañero Frederick Meza con quien el año pasado realizamos una investigación pionera, sí pionera, sobre las Tribus Urbanas en El Salvador y que pronto será publicada gracias al Centro Cultural de España, EL FARO.NET y Contracorriente editores.
http://elfaro.net/templates/elfaro/especiales/tribus/index.html

Quisiéramos hablar ampliamente de los resultados de este trabajo pero no lo haremos esta vez, para dejarlos con la curiosidad prendida.

Solo decir que el propio acto de nacimiento de las tribus urbanas representa simbólicamente ‘desenterrar el hacha de guerra’ contra la sociedad adulta de la que, de alguna forma, no se quiere formar parte” como bien lo señalan los autores de Tribus Urbanas. El Ansia de identidad juvenil: Entre el culto a la imagen y la autoafirmación a través de la violencia publicado en Barcelona en 1996, el cual es uno de los primeros estudios que abre el debate sobre estos grupos.

Entonces, anunciamos, próximamente estaremos compartiendo con ustedes un libro compuesto por crónicas periodísticas sobre emos, metaleros, punks, reggaes, hip hop, skateboards, otakus, parkeurs y otras tribus.

En el seno de dichos grupos encontramos expresiones de arte urbano, o de socialización a través de la apreciación de éste. Pero esa es otra ponencia.
Para terminar, una de las frases que más me impresionó durante los meses que conversé y conviví con más de setenta jóvenes salvadoreños pertenecientes a estas tribus fue la dicha por Mauricio Quijano, vocalista de la banda de rock metal “En memoria” citando oportunamente al poeta salvadoreño Roque Dalton: “Las nuevas generaciones vienen con los cuchillos afilados exigiendo qué hicimos en nuestro momento”.
Y hasta acá. Viva la palabra, viva la poesía y el arte que combate a los asesinos del mundo.

viernes, agosto 06, 2010

encadenadas las llaves de la luz

extraña este cuerpo el espejo, el espejo es este rostro, este rostro una mano silencio, silencio en la habitación a oscuras, oscuras metáforas encadenadas, encadenadas las llaves de la luz, la luz el otro rostro tuyo repentino, repentino bullir de lágrimas, lágrimas contenidas, contenidas todas las voces tuyas desde siempre, siempre te esperaré…

martes, agosto 03, 2010

Y así fue Medellín...


- La crónica tardía del XX Festival Internacional de Poesía de Medellín-

Todo empezó hace algunos meses cuando recibí la noticia por correo electrónico de que sería invitada al Festival Internacional de Poesía de Medellín. Mi reacción fue al principio de incredulidad porque yo decía eso de “algún día me invitarán a Medellín”, pero creía que esa invitación llegaría hasta muchos años después, cuando la experiencia hiciera cuajar más mis poemas y mi oficio se agudizara. Pero el honor me llegó pronto y había que asumirlo.

Ir al festival de Medellín, para un poeta, es como la graduación del colegio, es como para un boxeador conocer a Mike Tyson o para un niño mirar entrar por la chimenea a Santa Claus. Así me sentí yo.

Gracias a esa “buena estrella”, que no es tal, sino más bien el cúmulo de gente que cree en mí y en mi poesía, conseguí el pasaje México-Bogotá-México y llevé en mis destartaladas maletas algunos ejemplares del poemario “un error espectacular atravesado por avenidas e hipopótamos líquidos”, diseñado por Karla Aguirre y que contiene algunos de los extractos de “el tiempo es un texto indescifrable”, más otros poemas que consideré los más adecuados para leer frente a las centenares de personas que escucharían ávidamente a los cien poetas del mundo de 58 países que llegamos este año a la ciudad de quebradas limpias y cielos despejados.

Volé desde México D.F. a la 1.35 a.m. y llegué a Bogotá a las 6.35 a.m. del 6 de julio. A bordo de su jeep, la poeta colombiana María Tabares, poeta del megáfono, amiga entrañable, me esperaba.

Parte fundamental de mi aventura poética colombiana fue ser recibida por esta mujer de 52 años, quien dejó su carrera de publicidad para ser “escritora siempre” y quien me ha enseñado que eso significa levantarse todos los días, servirse el café, escribir, escribir y pulir y creer. Y entender, como dice la poeta más joven de Colombia – Mari Zapata de 15 años- que las mujeres que se dedican a escribir no tienen edad.

Luego de dos días para que Bogotá nos empapara, de comer ajiaco y otras delicias que empezarían a sumar en los kilos que subí en Colombia, aferrada a la ferviente convicción de que no pagaría un avión para ir a Medellín –acostumbrada a viajar hasta 27 horas seguidas al interior de México- me fui a la terminal y me preparé para las diez horas de autobús, sinuosas, mareantes, que me llevarían a mi destino.

La emoción crecía, a cada curva de la carretera que me acercaba a Medellín.

Llegué justo a tiempo al hotel, Luis Eduardo Rendón –uno de los titánicos organizadores de este encuentro maravilloso- me dio las primeras indicaciones, aventé mis maletas en la habitación, me eché agüita y me subí en un taxi con Jesús, Cristina, y la poeta colombiana Tatiana Mejía.

Hablé sin parar, como suelo hacerlo cuando estoy nerviosa, mientras acelerábamos en la avenida oriental en dirección al cerro Nutibara.

Lo que viví ahí esa noche superó cualquiera de mis sueños o expectativas. Al llegar, me senté en el escenario junto con los poetas que al pasar los días se convertirían en mis amigos.

Reconocí a Ophir Alviárez, de Venezuela, quien me presentó a Gustavo Pereira, uno de los grandes escritores de su país. A un costado platicaban los cubanos Oscar Cruz y Domingo Alfonso y se me apareció el carismático dominicano Rei Berroa, gran poeta y ser humano, a quien ya había escuchado leer en El Salvador.

Al frente, unas cinco mil personas habían llegado para escuchar poesía. Empezó la lluvia y la mayoría del público permaneció incólume. Las parejas se abrazaban, las familias se cubrían bajo amplios paraguas. El agua no restó el entusiasmo ni cesaron los aplausos cuando los poemas gustaban.

Salvo el poeta francés Jean Clarence Lambert (1930) que se endiosó en el micrófono y no lo soltaba, la noche fue maravillosa.

El culmen llegó cuando le tocó la hora de leer al poeta ruso, varias veces propuesto al Premio Nóbel, Yevgeny Yevtushenko (1933). El público guardó absoluto silencio, y el escritor acostumbrado a recitales multitudinarios en Moscú, cautivó a Medellín con el poema de la primera mujer que amó, viuda febril, y lo que sucede en el país de más o menos.

“Vivo en el país llamado Más o Menos,
dónde,
muy extrañamente,
no hay ningún partido oficial llamado ‘Masomenosista’…
donde ellos
leen a nuestros escritores clásicos… más o menos…”

Mucho menor que él, la inglesa Caroline Bird (1986), encantó con su poesía explosiva y tierna, bomba molotov de hadas masturbándose.

Y así inició la maratón poética de diez días, que me llevaría a dar ocho recitales, seis en Medellín y dos en municipios, aprender de los grandes escritores, performanceros, músicos, traductores y dramaturgos, que leyeron a mi lado y a los que conocí en las pláticas de pasillo, en las inolvidables noches de rumba o en las tardes de café y cerveza.

De todos quisiera hablar acá pero no me alcanzaría el papel. Bromeando con el también poeta, actor y traductor, Walter Artieda, le decía que iba a escoger mi top ten poeta del festival, lo cual sería injusto, porque fui atravesada por demasiada fascinación en esos días y porque mis percepciones, mi cabeza y mi corazón fueron puestos patas arriba más de diez veces en esos diez días.

Hablaré entonces de algunos de ellos porque hablar de cien es mucho. Comentaré no por orden de importancia, sino de memoria.

Viví pues constantes y mágicos descubrimientos, respiré aire nuevo para mi creación, me apasioné. Hay poemas que escuché en Medellín que todavía me siguen resonando dentro.

Escuchar a Yevgeny Yevtushenko cambió mi vida. Más allá de su aire esquivo, y de que no pude platicar con él porque siempre estaba rodeado de fans, comprendí que la poesía cuando es sencilla y habla del mundo es importante y contundente. Fue inolvidable su lectura de “Mi bandera roja” en el Jardín Botánico. La gente lloró, al escuchar ése y otro poema de una abuela indigente peruana. Yo también lloré.

Otra de las grandes lecciones de esos días es que la fuerza de la poesía mundial palpita dulce, agitada, comprometida y desquiciada en las gargantas de sus jóvenes poetas. Aparte de destacar el trabajo de Bird, creo que por lo menos una vez en la vida hay que escuchar a Julien Delmiere (Francia, 1977) cuyo poema “Rojo”, dedicado a Medellín en clave de rap, es uno de los delirios más hermosos que escuché:

“Recuerdos de antes de la aurora
cuando yo no era todavía
sino una lluvia de misterio, un escalofrío sobre la tierra
un fragmento de elemento –un montón de sentimientos
no verdaderamente definidos
una parcela de infinito…”


Teresa Colom (Andorra, 1973) quien a pesar de que no se quedó a todo el festival, dejó, a los que pudimos oírla, la belleza de las belugas, esas ballenas del Ártico, la elegancia de su forma de recitar y el rumor de su voz descansada que atravesaba como un cuchillo punzante el estómago: “Un león parece un león. Una araña parece una araña. Pero detrás de los ojos de un hombre te puede estar mirando cualquiera. Me han dicho palabras que se enredaron al cuello y han serpenteado en mis cabellos. A menudo he parecido más feliz de lo que era. Las sonrisas atraen el veneno de las serpientes”.

Andrea Cote (Colombia, 1981) Una aparición pálida de ojos transparentes y dulces. Me regaló su poemario China Town, a toda hora, una cajita de fideos poéticos que tengo sobre la mesa de noche para cuando los necesito: “Soy la punta de la estrella, y la cosa de papel que cae desde el aire en los aniversarios, el autor de la teoría de que el espíritu es el hueso que no se puede roer. Soy las ganas de romperse y decir algo…”

Por supuesto, Ophir Alviárez, poeta venezolana que acaba de publicar “Ordalía o la pasión abreviada” con el Fondo Editorial del Caribe. Desde que la conocí en Oaxaca en 2006, me gustó la energía femenina que emana de sus poemas como si fueran vidrios rotos, una especie de intrincado misticismo, su aliento antiguo, la denuncia de todo aquello que aplasta a las mujeres y su defensa desde el cuerpo. Es un lujo su blog:

http://www.solfayarabescos.blogspot.com/

Oscar Cruz (Cuba, 1979) Su poema “La derrota” me volteó las entrañas: “Uno no se mata por el amor de una mujer, escribió Césare Pavese en su Diario, a manera de adiós, después de llamar a varias putas. uno se mata porque un amor, cualquier amor, te revela tu desnudez, tu miseria, y tu nada. horas después se suicidó, en la misma habitación donde lloraba. es esto lo que importa tal vez: ni el mundo, ni las putas, lo recuerdan”.

Walter Espinal (Colombia, 1980) y “La balada del motel”, para nuestra generación de acostones en hoteles de paso: “Cogidos de la mano entramos como a una tarde de domingo. Y pronto las ropas cuelgan del perchero que no espabila con las acrobacias sexuales. Aquí la vela del amor riega esperma y luego se apaga. El deseo como un león sigue los pasos/ríe/ me considera su hermano. Pago entonces la balada del motel para el amanecer o el rato. Y yazgo/miro al techo/huele a flores/y de costado/por el espejo/contemplo su espalda”.

También tuve el honor de conocer a tres grandes maestros que recuerdan el significado de esa palabra: Homero Aridjis (Mexico, 1940); Piedad Bonett (Colombia, 1951) y Gustavo Pereira (Venezuela, 1940).

De Aridjis: “… que no hay mayor esplendor del gris que cuando la luz lo platea. Su respiración profunda es una exhalación… Y Dios vio que era bueno que las ballenas se amaran y jugaran con sus crías en la laguna mágica”.

De Bonett: “Significa que amo la curvatura de tu nuca, la momentánea luz del ojo, las doce vértebras dorsales y las cinco lumbares que imaginan las yemas de mis dedos. y tu hígado azul, el cráneo que encierra el cerebro que encierra/esa palabra/que quisiste decir y no dijiste/y tu miembro, que sueña su memoria/y el arco de tu pie/y la pequeña luna de tus uñas/y el ruido de tus vísceras que libran sus pequeñas batallas cotidianas”.

De Pereira, “Somari del viaje de regreso”: “Yo tendré algunos años en el 3002 y serán muchos para ti pero no demasiados en el vuelo de regreso. No habrá más años sino en el cuaderno donde escribo/ tu nombre para el olvido. No habrá ni siquiera un minuto para soñarte/ porque ayer habré despegado para siempre/ y tú serás tan vieja que no podrás derramar una lágrima/ y tan llena de escombros que apenas te sentirás vivir”.

El poema que más me gustó del festival fue el dicho en la clausura por John Agard (Guyana, 1949) el cual hablaba de cómo el ser humano debería de aprender de la vaca, que no siente envidia porque otras de su especie comen un pasto más verde que ellas, ni por eso hacen la guerra. “¿Mujes el mensaje?”, concluía el poeta.

Lina Castro, de Cuba, me invitó a leer, de la antología del festival, el poema “De la tejedora” de Juan Diego Tamayo (Colombia, 1968), y quedé impresionadísima, por suerte también lo leyó en la clausura: “… tan arduo me ha sido tejer la sangre de las batallas como los besos de los enamorados. Soy la tejedora. La que con sus hilos urde la trama de la vida. Y mientras canto, tejo y destejo el silencio de la incertidumbre…”

El poeta, baterista de jazz y actor, Jules Deelder (Países Bajos, 1944) fue uno de los personajes del encuentro, seguido en todo momento por los camarógrafos de la televisión de su país, sin bajarse sus trajes de dandy y su ceño fruncido.

“El poema es primicia. Derrota demoledora de equipo de cricket femenino. Equipo de cricket femenino otra vez aniquilado. Equipo de cricket femenino barrido del campo de juego. El poema a nadie obliga. El poema es un suspiro de alivio. Un taxi lleno de chinos. El poema es poesía”.

Uno de los poetas que tuvo mayor arrastre popular fue el nadaísta Jotamario Arbeláez (Colombia, 1940) con versos claros, cómicos y cotidianos que incluían a su mujer cambiándole la marca del whiskey mientras él creía que tenía cáncer, o la lista de sus varias mujeres de nombre Claudia.

Me conmovió el erotismo, el retrato vital y la fuerza de la poesía de Héctor Fagot (Colombia, 1961), además que siempre recitó de memoria, viendo al público a los ojos: “Ayer visité el barrio de la infancia/ y en la misma cuadra, de pie/ el brazo derecho pegado al viejo poste/ cerrados los ojos/ pronuncié el antiguo talismán de la alegría/ y salí a buscar a los amigos…”

Mención especial en mi corazón, la pulida y delicada poesía del conocido Esteban Moore (Argentina, 1952), lamentando no haber podido ir a sus talleres de poesía beatnik, por coincidir con mis lecturas y la semifinal del mundial (lo sé, soy lo peor pero fue un honor brindar con él en el bar del hotel -varias veces- y leer en la misma mesa) Su poesía, impecable: “Aquellas palabras del momento y aquellas otras que no supieron salir de tus labios. Han pasado los días y tantas noches y sabrás que siempre ha sido demasiado tarde”.

Otro honor para mí fue leer con el consagrado paraguayo Carlos Villagra Marsal (1932), y escuchar sus poemas políticos y de celebración a la naturaleza: “Un pájaro raspa el cielo equívoco de la atardecida”.

Me salvé, casi no platico con Udo Kawasser (Austria, 1965), también coreógrafo, que montó con bailarines de Medellín una pieza de danza animal llena de percusiones. Por suerte, también bailé con él: “¿De dónde sólo escombros de corteza ese silencio de las formas?”.

Me gustó mucho el poema leído en la clausura por Lasse Söderberg (Suecia, 1931) y Ángela García (Colombia 1957), pareja en la vida real, quienes se conocieron justamente en Colombia y se dedicaron mutuamente un diálogo erótico leído a dos voces.

Y la hermosa Imtiaz Dharker (India, 1950) pidiendo por la protección de la humanidad: “Protege la leche. Protege al niño que la bebe. Protege al seno y cólmalo. Protege a la mujer. Protege el esperma. Protege al hombre. Protege la semilla. Protege los naranjos. Protege a estos para empezar. Si me ofreces tu mano. La tomaré. Una, dos o tres, de ti. Tomaré todas las ayudas que pueda”.

Domingo Alfonso (Cuba, 1935). Inolvidable maestro quien nos habló de los grandes poetas de Cuba, de su generación, en un aula magna de la Universidad de Antioquia y dejó subrayada su carta de presentación. “No me gusta la vulgaridad ni la estridencia”, dijo.

“Esta mujer y yo terminamos. Ahora, dejando el desorden de las sábanas, Hemos mirado por la ventana hacia la calle. Un poco a la derecha/ Unos obreros componen una enorme valla/ Que dice: Todos con boinas rojas a la Plaza de la Revolución. Ella se vuelve al interior del cuarto de hotel. Yo miro sus nalgas color de tinta de imprenta. Siento lo que los hombres normales ante tal espectáculo: Doy gracias a quien corresponda por encontrarme vivo”.

También fue un gusto conocer a Nathalie Handal (Palestina, 1969), sobrina del fallecido comandante comunista salvadoreño Shafick Handal, cosa que me enteré por su boca en el parqueo del hotel. Bella y comprometida con la denuncia de lo que ocurre con sus compatriotas en la franja de Gaza. Su poesía citadina dicha en voz suave en su español adolescente y creciendo: “El viejo chino en la tienda de alimentos naturales en la 98 con Broadway me dice que la lluvia tiene muchas vidas…”

Cómo olvidar a my friend, Obediah Michael Smith (Barbados, 1954), con quien compartí dos lecturas, mi inglés tartamudo, dos comidas, un par de cervezas Club Colombia, sus confesiones al estilo Lolita de Kubrick, una caminata por el centro de Medellín, las imágenes de Botero y la admiración por su hermosa y erótica poesía:

“todo es robado, de veras/ el sol tardío sobre el mar/ mi intento por capturarlo/ por saquear esta tarde/de agosto.

Y al gran y elocuente Rei Berroa (República Dominicana, 1949) y sus poemas de paz,: “Si la paz se vistiera de paloma/dicen los expertos en humanos/con una sola paz nos bastaría/para darle sus alas a la tierra/haciendo del humano una paloma. No es mucho pedirle/a la paz o a la paloma”.

Mis aplausos para el gringuísimo Bob Holman (1948), también inolvidable con su rostro rubicundo, su sombrero, y la capacidad de hacer reír a mandíbula batiente a centenares de personas con sus poemas y una caja.

La guatemalteca Carolina Escobar Sarti (1960) con quien leí en el Teatro de la Librería Panamericana, y hablamos de nuestros vecinos países, algunos amigos en común, de periodismo, de su edad –que no aparenta- , sus hijos, la poesía, el amor y la vida.

“Expulsada del paraíso/ por acamar las mies/ por arrebatarle el lado oscuro a/ la colmena/por tenderse dichosa/sobre su lomo arqueado/ y despuntar/aún temblando.”

Casi se me olvida Jenny Tunedal (Suecia, 1973) porque aunque me la encontré casi todos los días, en casi todos los pasillos, le quedé debiendo una buena conversación. Me pareció la Björk del festival, vi su libro en la muestra, pero estaba en sueco. Su ser me desató una enorme simpatía y profunda curiosidad. Ahora, porque lo leí en la antología, sé que también es periodista -como yo- y que reflexiona sobre la soledad –también como yo.

“La pregunta que erróneamente se plantea, o la carencia de ésta da origen a una nueva soledad. A una solitaria furia. Esto también puede tener su origen en que nadie ha encendido tu fuego”.

No hubiera conocido a todas estas voces, sin que un ejército de unas doscientas personas de la Corporación de Arte y Poesía Prometeo, encabezada por el poeta Fernando Rendón, organizaran este festival, padre de los festivales de América Latina y el mundo. Y por alguna desconocida y agradable razón, me invitaran.

El lema: “El destino del hombre es un solo ritmo celeste”. La consigna, cambiar el mundo a través de la poesía. Un Premio Nóbel alternativo y varios premios internacionales bien merecidos a los prometeos a lo largo de ¡20! años. Impecable la organización, el público lo mejor de todo.

La clausura el 17 de julio en el Cerro Nutibara de nuevo. La lluvia todavía más recia. Unas cinco mil personas escuchando poesía, conmovidas.

Más información:

http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Intro/index.htm

jueves, julio 29, 2010

¿dónde quedan los cuerpos después del estallido?

dónde pongo el cuerpo ahora, después
las manos que te buscan de noche
el frío de la ciudad colándose por muros
estructuras ininteligibles de palabras
fiestas donde la gente se cruza se roza se multiplica
el desierto los perros en conversaciones de cocinas
ojos más ojos lluvia
el cuerpo citadino se desenrosca busca pálpitos
el cuerpo tiene insomnio melancólico prioriza
las maletas están en el suelo sin arreglar
el retorno es más que un concepto filosófico
afuera hombres se dedican a la construcción
suenan las alarmas de los coches
desatino
hoy, no quiero incidir en el mundo
me detengo
repito la palabra guacamaya
quiero vivir en tu paisaje
tengo tu rostro en la mano
lejos, el río
¿dónde quedan los cuerpos después del estallido?

miércoles, julio 28, 2010

eres como un retrato de luis caballero

eres como un retrato de luis caballero
así los ojos rebalsando y las cuencas en las sábanas
así la desnudez tuya del grafito y la sangre de tu cuerpo
y la sangre del orgasmo
imagen angustia imaginando tus dientes magenta marcando mis piernas
mi sexo va de río
el tigre duerme
suenan las campanas del agua
estás desnudo del aire
muerdes mis partes inferiores
mi alma convulsiona
acabo de escribir de un nombre su muerte
lanzado al correr pétreo de la corriente
el pasado agoniza
son otras las bicicletas las telarañas los hombres los insectos
quiero lamer tu torso en flor de loto
repetir las palabras de esta lengua extranjera
abarcar la inconmensurable espalda, tuya
eres como un retrato de luis caballero
negro el contorno
gris relampagueante la boca
un equino en absoluto litigio de lenguaje
un dios roído de precipicios
una voz dramática de noche
ulises penélope calipso los pretendientes muertos
un puente
un montón de cuerpos violentos
la muerte nos aguarda
no
la muerte siempre estuvo al costado
epifanía: una traducción posible al aimara
mi corazón está vuelto pájaros
la sangre de tu orgasmo sobre las piedras
sobre mis muslos
la grafía
el puente entre los muertos
tu cuerpo: el grito desesperado de la carne.


Medellín, 25 de julio de 2010.

viernes, julio 23, 2010

claro, amor


claro amor, yo sé de la marca que se imprime en la despedida
tantas veces ha sido el hombre arrollado por las distancias de kilómetros
no, claro que no, mi intención no es conmoverte de más o descascarar tu sonrisa o hacer de este día amarillo menos amarillo
pero sí claro
cómo no iba a llorarte como lloví entre tus dedos y el reloj
y anoche
no me riñás más
tengo dos obsequios de hilo
uno más comprado apresuradamente en la terminal
y un estertor acelerado y algo que se rompe sin hacerlo y una necesidad y una serie de recurrencias musicales
yo no estaba buscando esta suma de hechos
pero
te dejo mis cartílagos
la marca arrodillada de mis piernas en tu colchón
y mi humedad abierta
sobre tus muslos.


19 de julio 2010
Medellín, Colombia

yo tenía que conocerte

yo tenía que conocerte
aquí, en el bullicio incoherente de las cosas
aquí, donde la lengua se multiplica y el mundo
calla

donde la fortuna es de hilo
y las palabras exclusas
y la fiebre, constantes gotas de sudor

uno viene al mundo
uno viene del mundo

habla de forma estrafalaria del tiempo
crece involuntariamente
mastica los miedos de forma constante
huye

de noche
alguien nos dijo qué ocurriría con nosotros
habló del vínculo y las historias
conjuró el amor de los cuerpos lustrosos los hoyuelos los dedos sujetándose
las terminaciones nerviosas el mareo el quiero escribir esto que nos pasa
yo tenía que conocerte llevarme tu rostro leerte la mano jugar a lanzar las preguntas
cederte mis moléculas yo presentí de antemano yo tengo el número yo digo en voz alta destino
y ocurre
qué más sería la poesía sino esta suma de hechos
tu cuerpo achocolatado y alto
las horas las nuevas palabras que los amantes inventan

si estos ojos brillan hoy sin el dolor antiguo e inmediato
si pierdo el contorno del habla si soy una sonrisa
si jadeo si escribo a deshoras
si la lluvia si el sol radiante
es porque yo tenía que conocerte aquí
en esta época

la vida es así
sorpresiva y espesa.


15 de julio de 2010
Medellín, Colombia

lunes, julio 05, 2010

Colombia ¡Allá voy!

XX Festival Internacional de Poesía de Medellín

http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Festival/XX_Festival/Programa/index.htm

domingo, junio 27, 2010

¡Qué valor!




Foto de Eber García


Un hombre en calzoncillos anaranjados atravesaba el Eje Central a la altura de Bellas Artes. Su atuendo dejaba poco a la imaginación y le ceñía sus órganos reproductivos. “¡Qué valor!”, exclamó una mujer en tono irónico, señalando al transeúnte naranja.

Ayer, 26 de junio, fue la marcha por el orgullo gay y las calles del centro del Distrito Federal fueron escenario de frenesí que contagió no solamente a la comunidad LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) sino a centenares de heterosexuales que se sumaron en una manifestación por los derechos de dicha comunidad, enarbolando en conjunto el valor de la tolerancia.

El recién fallecido escritor Carlos Monsiváis fue homenajeado con un minuto de silencio en la 32 edición de la ahora denominada marcha del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual e Intersexual.

La fiesta terminó hasta la madrugada del domingo. La calle República de Cuba, donde están situados los bares gays más famosos de la ciudad (El Marrakech, La Purísima y el Viena) rebalsaba en muchedumbre. Hombres vestidos de vaqueros se besaban apasionadamente, mientras más allá dos chicas se apretaban en un abrazo de banqueta.

Marconi vendía cervezas de litro a manos llenas, y en su mostrador, la publicidad en rosa de la Fonda el Generalito mostraba el dibujo de dos revolucionarios de bigote dándose un beso en la boca.

Un hombre vestido de “La Calaca” (La Muerte), de sombrero y velo negro, era manoseado por sus acompañantes a la entrada de un bar.

En la calle Francisco Madero, una adolescente aprovechaba el entusiasmo para vender llaveros y peluches alusivos.

Más al sur, en la calle Londres de Coyoacán, donde está situada la casa de la fallecida pintora mexicana Frida Kahlo (quien fue abiertamente bisexual), tres hombres desplegaban listones gigantes con los colores de la bandera gay desde una azotea.

No solo una fiesta, más bien una protesta, gritaron los participantes de la marcha. Extender el matrimonio homosexual a todos los estados del país, la consigna.

“¡Qué valor!” sería una expresión para reconocer lo que se necesita para ser homosexual en México, país donde según organismos humanitarios hay un asesinato en contra de esta tendencia sexual cada dos días. El machismo mexicano, pues, no es un mito. Y hay que combatirlo.

lunes, junio 21, 2010

Gracias...

Gracias a los rezos de mi madre y algo en la estructura del tiempo, esta madrugada, me enteré que soy una de las beneficiarias de las Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y Haití en México 2010, proyecto auspiciado por la Agencia Española de la Cooperación Internacional para el Desarrollo, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), el Centro Nacional de las Artes y la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Gracias a los que han creído en mis ocurrencias:

lunes, junio 07, 2010

Mi taller en línea

Impartido en la Universidad del Claustro de Sor Juana, inscripciones abiertas, empezamos el 12 de julio. Lo puede tomar cualquier persona en cualquier parte del mundo:

http://www.box.net/shared/us8mjp2dm1

¡Anímense!
Corran la voz

Polvo y Mugre


federico gómez santos 106, colonia doctores, entre eje 3 y doctor vértiz, metro centro médico, méxico d.f.

lunes, mayo 17, 2010

Un regalo


No nos conocíamos con Elvis, ojalá más adelante nos conozcamos mejor y hagamos el pacto de amistad con cerveza o café. Sin embargo, él me hizo uno de los mejores piropos que me han hecho hasta ahora: "Fue turrón y oxígeno para mi mente", dijo, con respecto a mi conferencia de Arte Urbano. Sonrojo. Y como si no fuera poco me regaló esta belleza de imagen...

lunes, abril 26, 2010

Poesía y Pulque


Calle 13

quiero dejar constancia por escrito que ayer por fin vi de cerca a Residente Calle 13 y brinqué y fui feliz en su concierto y me veo en la obligación de afirmar que:

a) es uno de los hombres más inteligentes y comprometidos que existen sobre el planeta

b) es uno de mis poetas favoritos

c) está buenisísísímo

d) QUIERO UN HIJO CON ÉL

ven a mi cuerpo

para Adolfo:

ven a mi cuerpo pequeño con dolor de hombros
suave aguja de entrepierna
colección de medusas
ven a mi cuerpo tímido
que atrapa suave pero luego te dejará irte
cuerpo de ventana marsupial y delirios
cuerpo de suspiros y estertores

esta piel no te pide nada a título
tal vez solo menos angustia de días

mi cuerpo es algo sencillo
ave rumiando paisaje
niña con ganas de siesta
pera partida en gajos
aluvión de trineos
acertijo

te invito a este cuerpo marchito por el hielo
pisoteado por todos aquellos que dijeron que no existe

mi cuerpo te ofrece la alfombra de su tiempo
su veleidosa cadencia
sus ganas insaciables de repetirte

ven a mi cuerpo
te invito
ven a la sombra que arde
bajo estas noches largas de verano.

aves negras revolotean alrededor de mi cabeza

aves negras revolotean alrededor de mi cabeza
me hago preguntas turbias sobre posibles equívocos
pongo el oído al otro lado de la puerta de la realidad
e intento comprender lo que aquí ha sucedido

durante todo el día la calma es asfalto y luz sobre el paisaje
templo a la ecuanimidad mi alma luego falla
llega la noche y tal vez
pensamiento recurrente repite ‘te has equivocado’
soy presa de la culpa fácil
yo también he roto
le di un portazo en la cara porque tuve miedo de morir
(el amor no puede ser esta angustia)
intento perdonarlo en soledad mientras me relamo en venganzas
no soy del odio, repito
entonces no me encuentro en ninguna parte
entonces cierro otra vez la puerta
aves negras revolotean alrededor de mi cabeza
mientras intento descifrar lo que quedó escrito como un texto en el aire
imposible entender por ahora
tal vez más tarde.

sábado, abril 10, 2010

invitación


Los invito a nuestra lectura este domingo 11 de abril a las 3 p.m. en la explanada delegacional de Azcapotzalco, en el Breve Espacio

jueves, abril 08, 2010

arquitectura líquida

ejemplar la búsqueda de aire subterráneo
el surrealismo a pleno sol es apertura vocal
calígrafo, aquí hace falta una página
anomalías y desorden de pensamiento
todo por el absurdo afán de buscar una explicación a las cosas
la humanidad es más que las luces de neón inundando las avenidas
desprecio lo que considero maldad
desprecio a mi especie cuando daña
arde mi rabia
te saco de mi corazón
no volveré a exponerme por amabilidad
manipuladora de almas
por suerte estas almas te desprecian
busca en tu soledad la razón de tu supresión
voy a expulsar la inquietud que sembraste
la ciudad se derrumbó sobre las Hermanas
tanta proximidad incubó la confusión
ahora la primavera crepita coleccionando dichas
y hay calma de tempestades internas
cada una encontró el to-no de su camino
acomodo los intestinos de mi ánima
no quiero volver a verte a los ojos
nunca
me da lástima tu crueldad

la vida es arquitectura líquida
y no volveré a exponerme por amabilidad.

miércoles, abril 07, 2010


A Marko:

el camino más iluminado hacia la luna lo descubrí ayer en un estado mental tan propenso a la hondura existencial que vi comas fluorescentes alrededor del disco luminoso
y bajo el influjo de semejante conmoción busqué mandalas verdes creciendo en la arena como mazorcas
pero no encontré mas que los surcos de tu delirio enredándose en la arena
mis pies heridos de espinas
una serie de caracoles prehistóricos que me hablaban de enredaderas de vidrio
de las botellas rellenitas de tiempo que se quebraron en un palacio reducido que atacaba el viento
yo temblé como rielaba la luna –disco luminoso- entre las olas diminutas y concluí asuntos sobre mi propio lenguaje
lloré mis membranas sin decir ni pío y te amé sin absolutos con mi cuerpo marsupial
me quemé encima de ti en embates de cuchillos
dije luna ‘dame el resto del camino’
convierte el dictado en una sucesión de esdrújulas que nunca terminen
me repetí a mi misma una torre de babel de estructuras lingüísticas
y en el fondo del abismo me volví a ver en tu espejo que es mi espejo
(a veces es necesario contemplar otra sustancia que nos hable de nosotros)
pero el fin es como la luna a sus cráteres: ineludible
por eso, cuando te vi alejarte otra vez
lamenté que ayer noche no levitáramos sobre el mar tomando el camino de la luz, haciendo pasos de blandura sobre la distancia que nos marca
y en cambio tuviésemos que regresar a la Tierra arrasada por los hombres
donde vivimos en la misma península llamada continente americano
pero a miles de kilómetros de distancia
donde es casi imposible
la fuga de nuestras propias circunstancias.

Sábado 3 de abril de 2010, Navachiste, Sinaloa, México

aquí fui absolutamente feliz

lunes, febrero 22, 2010

I

En esta ciudad hay una calle que se llama Pensamiento y hace esquina con La Candelaria

II

lunes 22 de febrero de 2010
esquina de Donceles con Eje Central, ciudad de México

de rodillas, un hombre pide limosna, en su mano izquierda sostiene un sombrero para recoger las monedas, en la derecha, un diccionario abierto

III

en la farmacia, delante de mí, un organillero paga sus remedios
yo
miro la caja mágica donde duermen sus letanías

jueves, febrero 18, 2010

llegará la hora en la que estaremos juntos, como un renglón sobre otro renglón de azufre -o de cualquier material inestable- como una lectura de tarde, de gris, entonces, no nos valdrán los aspavientos, las excusas o recados que nos hemos ido dejando a través del tiempo, exagerando -porque me gusta exagerar-, el cielo se abrirá de par en par para tragarnos y borrar el principal obstáculo de los amantes: el pensamiento

domingo, febrero 07, 2010

Treinta

Hoy cumplo treinta años. La vida me está tomando el pelo, me levanté diciendo el otro día, pero como no me gustan las bromas, me puse a escribir una historia.

Cuando tenía 16 años me sentí en mí completamente y decidí que esa sería la edad en la que me detendría voluntariamente si pudiese pedirle al genio de la lámpara todos o alguno de mis deseos. Mi cuerpo estaba despertando plácidamente y mi voz consciente no era muy diferente a la que ahora me acompaña. Claro que he aprendido mucho en contenido, pero creo que sigo teniendo la misma forma de estructurar mi pensamiento.

Le he repetido hasta la saciedad a Melissa Salgado Rodríguez, una de mis mejores amigas, que no temo a la muerte sino a envejecer. Pero ese temor también ha mutado en mí, y ahora quiero vivir hasta los 94 años.

Cuando era adolescente, me encantaba decirle a la gente que me suicidaría a los 27 años, pero ya vimos que cambié de idea. Suelo hacerlo.

Me explico, suelo cambiar de ocurrencias más no de ideas.

También me encantaba decir que me enrolaría en la Policía Nacional Civil (PNC) a los 18 años o que mi primer novio tendría que ser rubio y de ojos azules. Obviamente, no fue así, mi primer novio era moreno y mis amigos lo apodaron “chucho guapo”.

Mi sueño más recurrente, el que no ha variado en casi una década, es saber que voy a tener una casa azul enfrente del mar, de adobe antisísmico, con huerto hidropónico, una vaca con manchas y una residencia de escritores, con su página web y su beca incluida. Se acepta el hombre de mi vida para compartir la casa.

Sin embargo, y a pesar de esta última y concedida cursilería, huella mnémica de todas las revistas femeninas que leo, películas románticas que consumo y varios etcéteras, escúchenme (o léanme) bien: Ahora que a mis treinta, todo el peso de la socialización patriarcal debería caer sobre mí, si yo no estuviera a salvo escribiendo en el quinto piso de la calle República de Cuba, en el centro histórico de la ciudad de México; me seguiré oponiendo a muchas cosas, porque desde muy pequeña, tuve la vocación de llevar la contraria.

Me resisto a la voz social que todavía vive implícita en mí. La que recomienda, antes de los treinta, casarse, tener hijos, ahorrar, endeudarse para tener una casa en un suburbio y pensar en una futura pensión.

Que no se sobrestime mi coraje, tal vez todo ha sucedido por casualidad y haya sido mi personalidad, y no mi discernimiento, la responsable de la suma de decisiones que me llevaron hasta aquí. Suspenso (voy tarde, siempre llego tarde y doblan las campanas –no es metáfora, están sonando las campanas de la iglesia Concepción a la par de mi casa).

Cuando mis hermanos empezaron a reproducirse a temprana edad, lo cual agradezco porque tengo unos hermosos y talentosos sobrinos, algo en mí avistó que yo lo haría a una edad tardía o no lo haría; cuando la gente empezó a casarse, algo en mí – algo muy evidente- me hizo concluir que mis relaciones eran absolutamente apasionadas y caóticas, por lo que el camino lógico de mis actos no me llevaría al matrimonio. Tan fácilmente.

Pero como dice la poeta Bárbara Oaxaca: “Siempre que tuve una situación amorosa escribí mucho”.

Cuando a mis 25 años tenía “el trabajo soñado”, bien pagado, en una agencia internacional de noticias, renuncié porque me gané una beca para estudiar un posgrado en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), me mudé de país, y más adelante, como John Lennon encontró a Los Beatles, yo conocí a Las Poetas del Megáfono. Y muchas cosas más ocurrieron.

Altas y bajas. Se multiplicaron los viajes, amigos, libros, talleres, recitales, fiestas, canciones.

No obstante, uno de mis sobrinos cree que ya es hora de que compre mis gatos, en su cliché de la figura de la tía, y acepte que si dejo herederos, serán adoptados.

Bueno, esto de la herencia sería controversial, porque no sé si en los testamentos se aceptan una computadora con problemas de carácter, un Ipod rosa fucsia, una grabadora portátil y una gran cantidad de libros.

Decía, que a mis treinta años, he decidido que voy a seguir resistiéndome a la voz omnisciente que todavía me inyecta culpa por llevar una vida muy diferente a la que se esperaría de mí. Si bien mi familia ha entendido muy bien mi camino, explicarlo al resto de las personas es difícil: Desde hace más de un año, me dedico casi únicamente a escribir. Yo sé que este estado no durará para siempre, pero la crisis económica mundial, así lo ha decidido por ahora.

El miércoles, justamente, en el taller de reescritura de nuestro amigo Javier Norambuena, quien tuvo a bien becarme para su curso, leíamos “Flor y canto”, literatura náhuatl, y descubrimos que podría ser prehispánica gran parte de la concepción del “rol” que supuestamente el hombre y la mujer deberían tener en la sociedad.

Ante semejante descubrimiento, me puse yo muy enojada porque me acordé de todas las veces en las que me he sentido fuera de lugar -en mi país sobre todo, pero también en México por su cosmos machista- gracias a mi personalidad, mis decisiones y un oponerme constantemente a lo que considero injusto.

Y ahora darme cuenta, de que no es solo culpa del medioevo y el fascismo de la iglesia católica ¡Sino de los náhuatls!

A estas alturas, me ha dado por recapitular. En el colegio católico donde estudié solían castigarme por mi conducta, porque “platicaba demasiado”, no aprendí nunca a sentarme correctamente con las piernas cerradas, usaba la falda demasiado corta, las botas altas y de color negro -lo cual estaba prohibido porque había que llevar mocasines cafés- el pintalabios color rojo cabaret que me encanta (ése, el que el gato azul dice que contamina el medio ambiente), las fiestas vespertinas, los besos exhibicionistas, el cigarrillo y la cerveza.

Los muchachos y muchachas más recalcitrantes –no todos- solían llamarme con apelativos hirientes, y por ello, además de mutua simpatía, me enrolé en una secta social autodenominada “las gatas locas”. Y juntas, combatimos el status quo del bachillerato.

A mis 15, no sabía escoger la ropa, iba de amarillo a las fiestas rosas, una muchacha se burló de mí por el vestido de hawaiana combinado con tacones de aguja que escogí para mi cumpleaños y fue, hasta que crecí un poco más, ingresé a la universidad, vine a México, que fui encontrando espíritus cada vez más similares al mío, inconformes con el establishment, no solo político, sino también moral y social.

Por eso el miércoles, mientras estudiábamos el texto “Flor y Canto”, Nicole y yo nos volteamos a ver indignadas ante los mandamientos de la madre a la hija, de la sociedad a la hija, que en palabras indígenas, le indicaban a ella (no a él) cómo debía comportarse, cómo no tenía que voltear a ver a los hombres de reojo y otros muchos y muy indignantes etcéteras.

Más no era el libro lo que me causaba indignación, sino más bien, las voces que regresaban desde mi pasado personal para juzgarme, para preguntarme si no tenía novio, si no me iba a casar y tener hijos, escuché a lo lejos a mi hermana mayor gritarme porque usaba pantalones cortos y ceñidos para salir a la calle, a una amiga diciendo “qué afortunadas somos porque tenemos buenos esposos”, sin acordarse de que yo no tengo esposo, ni bueno ni malo, repudié a algunos hombres que en la calle me miran como si fuese un pedazo de tocino en un aparador, al editor sesentón que me bufaba detrás del hombro mientras escribía y el discurso de la señora que me cuidó de pequeña y quien intentó hacerme una lobotomía moral sin ningún éxito aparente. Mejor hizo mi profesor de Filosofía al enseñarme el valor de la ética en una sociedad cada vez más descompuesta.

Me dije a mí misma que no me arrepentía de nada. Al llegar a mi departamento, aprovechando el enojo, escribí el poema “Yo soy la guerra”, me alegré de cumplir treinta años y de ser lo más parecido a aquella muchacha de 16 que estructuraba su pensamiento en contra de lo establecido, de lo que consideraba injusto, me sentí satisfecha de ser (y estar) escritora-periodista freelance, de haber, en mis últimos 17 años de vida, escrito poesía hasta casi arrancarme la sangre, poniendo todo mi cuerpo en la escritura, todo mi cuerpo en la escritura, todo mi cuerpo.

Decidí que de aquí a que cumpla los 94 años, voy a continuar haciendo básicamente lo mismo, siendo en esencia así como soy y, como dicen en México, me vale madres.

Ya parezco la Gloria Trevi en versión cursi. Así que mejor me voy: ¡Feliz cumpleaños a mí!

-Gracias a todos aquellos que me aman así como soy. A los que les gustaron mis excentricidades desde que era pequeña. En especial a todo el clan García Dueñas. A mi mamá y a mi papá que me dieron la vida… cuando yo solo era polvo cósmico. Los treinta, sin duda, serán los mejores. Por supuesto.

jueves, febrero 04, 2010

yo soy la guerra, dice
camina por los pasillos y se siente
sumergida en una sustancia colorida que sustituye al amante al nombre a la familia
él le mira las piernas de reojo
él la peina hace diez años
ella mete sus dedos en la nuca de él, en su esqueleto, en sus vísceras
agonizan la próxemica artificial que los junta
piensan, por separado, la posibilidad de reproducirse en clones que habiten un relato de ciencia ficción, para que no se les seque la carne, el dolor vivido en la infancia, la posterior adolescencia de agujas: energía abandonada como un desierto a la luna
de pronto llega la lucha fronteriza, el poder, el engaño, la opresión de los siglos, el discurso repetido: huellas anémicas, refrigeradas explosiones de hongos, accidentes automovilísticos
ella vuelve a sentirse bovarista y al marcar el paso, subir las escaleras de la lluvia, del edificio gris y sus insectos rastreros
exorciza, repite:
yo soy la guerra
y en mí ocurren todos los heridos.

martes, febrero 02, 2010

un cigoto de frío vive en mi corazón
el olvido tiene tu sombra
sabes enumerar los escalones que nos separan
sabes el punto en que ocurre mi ebullición
hoy destaparon las cloacas de mi calle
hoy fui la misma de siempre, la que no ves quebrarse en pliegues
la porno sentimental que quiere romper una piñata
la ciudad persiste en sus alambres rotos
los hombres de la calle son fantasmas que rondan
intempestiva fuga, la mía
aprendo a rechazar tu castigo cotidiano
el opresor se nutre del dolor de los vencidos
los vencidos van a rebelarse
los perros saben el aullido
pero las perras gritan también
(nada es absoluto en el reino animal)
tengo que irme de acá, la falta de movimiento me está matando
no nací para ser figura sedentaria coleccionando huecos y sangre
quiero dormir rodeada por los faroles de la Alameda Central en una isla del Caribe
calco mi letanía en los cuadernos
hago planes de todo lo que quiero escribir
soy nahïf y voy a comerme el mundo a zarpazos
hombre que huye en bicicleta
excusas temporales para la misma certeza
delirio de ti sobre mi carne sin voluntad
el rostro de la víctima en tu mano, mi rostro de víctima en tu mano
quiero romper el cordón umbilical que nos ata
me cansé de ser el alma gemela de tu incertidumbre
la demencia de Sísifo
no repetir el camino
voy aventar piedras, voy a lapidar a la vieja mujer que se me metió en mis arterias, intrusa
no quiero vivir desangrándome
la yo-renacida va a romper las cadenas de centenaria tortura
voy a luchar contra el fascismo primordial
ahora sí, ahora sí, voy a respirar-llorar-coleccionar primaveras amotinándose, paisajes lacustres y marítimos
el vecino tiene problemas de cama
mis asuntos son ahora más complicados que una sábana de cinco esquinas
¿cuántas personas caben en una relación enmohecida?
la existencia es la mueca de dios burlándose, no me gustan sus chistes
hay que poner el cuerpo en la escritura, el cuerpo en la escritura, el cuerpo
desterrar el pensamiento, perdición del hombre nuevo
hay que quemar la ropa vieja, cumplir treinta años, irse de viaje
matar el tiempo, de una vez, flotar desnudos en las fuentes verdes
caminar descalzos por el pavimento, convertirnos en mendigos para dejar de sufrir
dinamitar el pasado: alud que arrastró el paraíso
presente: ven a limpiar la cocina, a pagar las cuentas, a dormir conmigo
lluvia cernida sobre la ciudad de México: ábrenos las fauces
haz reír a los niños, ladrar a los perros, metáforas simples de nosotros
he perdido la llave del gas
he perdido todo lo que fuimos
no me digas recuerdo
no digamos morir
tengo hambre
la noche es venganza, yo digo ruido celestial

y el cielo de la ciudad se cae.

miércoles, enero 27, 2010

voy a atreverme a escribirte una pequeña cosa
una nimiedad
una pelusa que atraviese el rayo de sol
que hoy se coló por tu ventana:
siempre serás la llama encendida de mis besos
un engrane esencial en la máquina de mi corazón.

lunes, enero 25, 2010

obituario de un domingo histérico y solitario

“tuvimos una noche en que la puerta estuvo abierta”, Javier Norambuena

orificios boscosos duermen entre los pliegues del asfalto
llegará esa madrugada que arrasará con el origen de la fuga
contagiosa es la humedad de las cavidades
estoy aquí siendo un triángulo infinito
una colección calcárea de formas
conjunto prolongado de notas acústicas
rompiendo el vértigo acuciante de las aves
viendo explotar los peces en el barro
atravesada por el recuerdo de todas las noches y todos los hoteles
es posible que nada haya sido cierto
que esta suma sea impositiva: llama que arde cuando nos dormimos
el sentido no tiene nada de absoluto
sentencias son las nervaduras
y las hojas, ay las hojas
van sucediéndose en espantos
¿cuánto tiempo habremos de quedarnos quietos?
eso solo lo saben las agujas que cosen los labios de las cartas
hierática sonrisa la del destino sin cobardes
rama desierta estos pájaros y esta angustia
polvo de los árboles, risa de mí
espíritu del bosque escondido entre adoquines
flamas salobres/ incrustaciones de nostalgia
¿qué será de ti si no lo sabes?
si de noche tiemblas al revivir la memoria: hubo una vez un tren y un par de andenes
la hora acordada para ver las águilas
luego crecimos y nos quedaron: los párpados en el pelo
alucinaciones prácticas
metafísica y la carne
la belleza como una pregunta abismal
camaleones como palillos de dientes/libros sin portadas
sí, yo vi esa época cabalgar
inconclusa y épica
llena de adjetivos y azulejos
la página en blanco atravesada por ciertos vocablos concatenados
cansancio de máquinas, esa punzada, ese piquete en la parte interna
la pieza estaba al revés y todas las luces apagadas
yo intenté despertarme de mi sueño informe
respiré el aire en dosis: bocanadas
conté de atrás hacia adelante/eructé
dije 'absurdo' casi un millón de veces: cabalgata
reduje la histeria de un domingo solitario
y me volví a preguntar seriamente:
¿qué será de ti si no lo sabes?

lunes, enero 11, 2010

¿cuánto dura el pasado?

¿cuánto dura el pasado?
compulsión verbal y lluvia de nieve aterrizan en la ciudad helada
la gente que amo está lejos, tan lejos que puedo soñarlas cuando duermo con la mitad de mis ojos abiertos
lo que ocurre dentro de estos músculos fríos no le compete al mundo
ni a las campanas ni a la música
pero quiero que vuelva el sol antes que mate esta angustia a las plaquetas, los glóbulos rojos y los leucocitos
los corales son animales y no plantas
las voces propias producen ecos altisonantes e histéricos
cuesta vivir siempre en la retórica
correrá la tinta como corren los días indescriptibles que no se pueden detener
el tiempo es una alfombra sucia y gastada
nosotros, números codificables y una suma
la infancia un monociclo
las películas, farsas felices
combustible para sortear la realidad cada vez más oscura
que vuelva el sol al planeta Tierra
que regrese la alegría a las fiestas
la verdadera
la que nos hace vernos a la cara
no arremeter en lucha inútil contra la madrugada
¿cuánto dura el pasado?
¿cuánto dura todo lo que nos ha sucedido?
¿cuánto dura la culpa y la lástima?
no lo sé, pero definitivamente
menos que la vida.

sábado, enero 09, 2010

Estampas fucsias de una ciudad gris

Ciudad de México, 9 de enero de 2010

Hace frío. Mucho. Estamos a siete grados. El norte del país está a menos cero. Mis facultades literarias casi congeladas. No sé por qué últimamente no me gusta nada de lo que escribo. Tal vez me sirva entonces el próximo taller que tomaré como agente infiltrado. Luego les cuento.

Hoy me han invitado a una fiesta pero lo único que quiero hacer es poner una película y echarme a la cama. No sé que fuerza sobrenatural podría hacer que por segunda vez en el día, me vista y salga a luchar contra la lluvia y el metro moviéndose a dos kilómetros por hora. Mi caja toráxica expulsa una tos tan ruidosa que la gente en la calle se aparta a mi paso. Tos de perro, pues.

Sin embargo, el paseo de hoy valió absolutamente la pena. En primer lugar porque fui a Casamanita, que no es solo una casa, sino un estado de ánimo, abracé a Pavel, le dejé unos frijoles, y tuve una charla amenísima (vaya adjetivo, pero no encontré otro mejor) con el escritor chileno Javier Norambuena, quien se puso muy contento de que le trajera de El Salvador la obra completa de Roque Dalton. Acerca de quien promete hacer un artículo y dedicármelo. Dejamos acá por escrito su promesa.

Le dije, entre muchas de las cosas que le dije, porque Javier tiene la capacidad de que le confiese asuntos que en general no cuento, que –en alguna medida- yo empecé a escribir por haber leído en mi adolescencia a Roque. El poeta, continué diciéndole, ha sido en mi escritura académica y periodística un tema constante, no solo su obra, sino también su asesinato (historia incómoda) que aún no ha sido castigado.

Antes de que se me olvide, y de meterme bajo dos colchas peludas y poner mi película, quise poner también en letras, consonantes y vocales, algunas cosas que aprendí hoy en esa larga charla de variados tópicos con Javier Norambuena.

Primero: uno no “es” heterosexual u homosexual, sino que “está” heterosexual u homosexual, siendo la sexualidad un tránsito comparable con el que viven las tribus urbanas. Uno “está” emo, no “es” emo, uno “está” punk, no “es” punk. No sé si estoy de acuerdo del todo con la hipótesis, pero me gusta la idea de no dar la sexualidad por sentada.

Y es que a pesar que me la doy de mente abierta, como diría Gramsci, todavía me quedan en la cabeza los ecos de mi educación católica, impregnando mi vida laica.

La segunda cosa que realmente aprendí hoy, y lo necesitaba, es que no podemos dejar de soñar, sueños académicos y de vida errante y nómada. Soñar es un verbo bastante abusado, pero a mí me gusta.

Bajos mis ánimos, cargada mi alma de un existencialismo profundo y una histeria que creí disimulada, me gustó escuchar a Javier contándome de sus proyectos de viajes, talleres y cursos. Yo me reconecté con los míos y volví a creer que puedo estudiar un doctorado donde se me pegue la gana, y que al final terminaremos haciendo lo que realmente deseamos, en el país que sea. Escribiendo. Siempre.

Tal vez sea que con la crisis económica y la crisis de mis pre-treinta, y los problemas emocionales que ahora – y siempre- me aquejan, a veces me surjan demasiadas dudas.

¿Y qué pasa si somos los mejores? Me puso Eva el otro día en el muro del Facebook. Y yo me pregunto ¿Qué tal si estos adolescentes tardíos no nos damos por vencidos?

Al escuchar a Javier me acordé de los real visceralistas, de esos poetas patéticos pero excelsos. Me gusta ser parte de esta raza de perros románticos, aunque últimamente Bolaño sea un lugar común.

Y así, la ciudad me recibe, en las caras de mis amigas y amigos que siguen acá en el viaje (literal, como en el caso de Pavel). En merienda con las Poetas del Megáfono, en la sonrisa de Zaria dándome posada, ánimo y cobijo, en el gato azul diciéndome que soy “como una dimensión”.

La lluvia cernida en el disfraz que me puse hoy para salir a la calle, me regresa a mi barrio, el Centro Histórico, la cloaca feliz de la gran Tenochtitlán, me sonríe en los meseros y en los dependientes que parecen haber notado mi ausencia y celebrar discretamente mi regreso. Uno de ellos me obsequió ayer un pastel de chocolate.

Por su lado, una de mis pequeñas vecinas sale a la calle, a pesar de la lluvia, en zapatos sin calcetines y chupa un dulce fucsia, en medio de toneladas de asfalto gris.

Cuando me fui a El Salvador, hace un par de semanas, miré en mi calle favorita (Filomeno Mata) a tres estatuas vivientes, recubiertas de bronce, perfectas, juntando a su alrededor a los transeúntes curiosos que veían asombrados a estos jóvenes personajes que parecían sacados de una obra de Charles Dickens. Sonreí, y sentí que era testigo de “uno de esos momentos”.

Por eso, y por más cosas que a veces se me olvidan, amo el D.F., amo mi exilio voluntario y si algún día me voy, que me iré, tarde o temprano, una o más veces, siempre extrañaré estas estampas fucsias en medio de la ciudad gris.

sábado, enero 02, 2010

estrellas que caen en el pozo


soñé con estrellas que caían en un pozo
adentro la luna rielaba redonda y llena
como una niña de aire
solitaria

pensé en mis amigos y sus propias estrellas
que también suelen caer en el vacío y volverse solas
hice cuentas
de los años volviéndose hilos de pescar
y arpones llenos de sangre

reparé en la palabra estalactita
y la deseché
porque no cabe en este poema

di vueltas en el fondo del agua
la memoria me llevó por el camino de polvo y te vi
estábamos haciendo lo que hacíamos siempre
pero hace mucho tiempo que nos fuimos

con el dedo dibujé formas libres en el suelo
y me resigné al paso febril de las unidades de tiempo

oí los pájaros cantar al amanecer
pero ya era tarde
grité mis heridas con un gesto silencioso y hondo
mis ojos quedaron aguados
incapaces de llorar

entonces pensé que nunca volveremos a ser los niños que fuimos
pero me retracté
porque los niños siempre son los niños
y no basta toda la vida para crecer.