sábado, diciembre 28, 2013

Narciso confundido. La percepción social de la realidad en Facebook. Redes, deseo y capital.


“Lo material no tiene de por sí sentido alguno; necesita de la mente y el sentimiento humanos para adquirir significado”[1] sostiene el antropólogo y diseñador Fernando Martín Juez, lo que vendría a contraponerse con la idea de Berger y Luckmann de que la realidad es  algo independiente a nuestra propia voluntad.
El sentido solo sucede cuando los seres humanos se lo otorgan a las cosas del mundo.
El historiador español Ricardo Ribera, radicado en El Salvador, no se cansaba de repetir en su cátedra que “la pretensión de objetividad no implica necesariamente neutralidad ideológica”.
En su libro Línea de sombra. El no sujeto de lo político, Alberto Moreiras propone otro acercamiento a la subjetividad.
Traigo a colación todo lo anterior, para recalcar que la identidad y la realidad son conceptos que están siendo puestos en tela de juicio constantemente.
Si bien,  la página de Internet de Facebook fue creada por el estadounidense Mark Zuckerberg en 2004, su popularización en el resto del planeta desde 2008 provocó que dichos conceptos de realidad e identidad, tan básicos para el conocimiento ontológico, dieran un giro radical y significativo.
En Facebook el usuario ‘sube’ no solo fotografías de su vida cotidiana, estados de ánimo, contenidos y aplicaciones con los que se siente identificado sino que también puede ‘ver’ aquellos  publicados por  su red de ‘amigos’, personas que no siempre conoce o están cerca, emocional y geográficamente.
La posmodernidad cobró nuevos bríos. Lo que quedaba de la estructura ósea de la ya relativizada realidad  quedó cuestionado hasta las cenizas.
Más paradigmas sociales continúan rompiéndose a diario con el uso y las gratificaciones que los usuarios le otorgan a Facebook.
En los estudios de comunicación, ha quedado desfasada la teoría de la aguja hipodérmica que en los años sesenta sustentaba que los individuos eran meros receptáculos de los mensajes de los medios de comunicación, pero de dicha teoría se desprende la satanización que aún ahora se realiza de la televisión y también del Facebook.
Los estudios de recepción han mostrado que los agentes expuestos a los medios de comunicación y al Internet interpretan los mensajes dependiendo de su habitus: capital económico, escolar, social y cultural[2] y yo agregaría: capital político.
Ni la tele te idiotiza con seguridad, ni el Facebook es totalmente una ilusión.
El análisis de la relación entre los seres humanos, los medios de comunicación y las redes sociales pasa por las teorías de la recepción y la de los usos y gratificaciones. Al menos.
Hace poco me encontré diciéndole a una amiga que se quejaba de unas fotos de su pareja en Facebook con otras mujeres, que lo que ella “había visto ahí”  no era “real”.
Me detuve a analizar lo peligroso de mi afirmación. Claro que había realidad en lo que ella vio en esas fotos, y aún más, como en el porno, había exceso de realidad: hiperrealidad.

“La obscenidad quema y consume su objeto. Visto muy de cerca, se ve lo que no se había visto nunca –su sexo, usted no lo ha visto nunca funcionar, ni tan de cerca, ni tan poco en general, afortunadamente para usted. Todo eso es demasiado real, demasiado cercano para ser verdad. Y eso es lo fascinante, el exceso de realidad, la hiperrealidad de la cosa.  El único fantasma en juego en el porno (o en Facebook), si es que hay uno, no es el del sexo, sino el de lo real, y su absorción, absorción en otra cosa distinta de lo real, en lo hiperreal. El voyeurismo del porno no es un voyeurismo sexual, sino un voyeurismo de la representación y su pérdida, un vértigo de pérdida de la escena y de irrupción de lo obsceno.
La dimensión de lo real es abolida por el efecto de zoom anatómico, la distancia de la mirada deja paso a una representación instantánea y exacerbada: la del sexo en estado puro, despojada no sólo de toda seducción, sino incluso de la virtualidad de su imagen -sexo tan próximo que se confunde con su propia representación: fin del espacio perceptivo, que también es el de lo imaginario y el del fantasma- fin de la escena, fin de la ilusión”[3].

Esto que escribe Jean Baudrillard en De la seducción con respecto al porno describe el estado de hiperrealidad que ciertos agentes que utilizan Facebook, incluyendo a mi amiga,  perciben. Voyeurismo y exhibicionismo de la identidad pues.
Y no sólo tiene que ver con el contenido que Los Otros publican o no, sino con su propia interpretación y percepción.
Es importante definir en este punto el concepto de percepción al que me adscribo.
Anthony Quinton, en su ensayo El problema de la percepción, reflexiona sobre la importancia del lenguaje y su actualización en el discurso para trasmitir las experiencias vividas por los agentes.
“En última instancia, el problema de la percepción es el de la relación del pensamiento o el lenguaje con el mundo”[4], señala.
Quinton repara en el papel de la experiencia para el estudio de la percepción, y como experiencia estaremos refiriéndonos a fenómenos de la vida cotidiana:

“En toda situación perceptiva, sabemos lo que al parecer sucede, pero ello no significa que de ordinario estemos en condición de poder describir nuestra experiencia. Puede ser cierto que sea posible decir que tenemos experiencias sensoriales en toda situación perceptiva (ellas son, sin duda, las causas de nuestras inclinaciones a creer), pero esto es un asunto totalmente distinto del tener conciencia de dichas experiencias, del reparar en ellas, del estar en condición de describirlas; y nada menos que esto es lo que puede implicar la afirmación de la teoría del dato-sensorial de que es nuestra experiencia lo que realmente percibimos[5].

Mi hipótesis es que Narciso, nuestra identidad, lo que somos, lo que percibimos, nuestra experiencia, vos, yo, nosotros, ellos, está confundido. Revuelto.
¿Dónde, en la actualidad, empieza y termina la realidad? ¿Es importante preguntarnos por lo real? Si Narciso se vio en el agua y nosotros en Facebook, twitter, Instagram, blogger, tumblr, pinterest, scoop, etc. ¿cómo se construye nuestra imagen e identidad? ¿Es tan diferente lo que somos de lo que dejamos ver? ¿Nuestra imagen en las redes sociales obedece a los paradigmas de consumo del sistema económico en el que vivimos?

Atisbos
Para iniciar esta discusión es importante apartar la moral o la satanización de una instancia como Facebook.
No podemos adjudicarle juicios, cualidades o defectos a priori sino recordar que estos derivarán de los usos que los agentes otorguen a esta aplicación.
Hay que aclarar, también, que abrazo el concepto de Giddens de agencia:

“Esto presupone que ser un agente es ser capaz de desplegar (repetidamente, en el fluir de la vida diaria) un espectro de poderes causales, incluido el poder de influir sobre el desplegado por otros. Una acción nace de la aptitud del individuo para ‘producir una diferencia’ en un estado de cosas o curso de sucesos preexistentes. Un agente deja de ser tal si pierde la aptitud de ‘producir una diferencia’, o sea, de ejercer una clase de poder”[6].

Dónde inicia y termina la realidad es algo que está en constante negociación entre los agentes y sus prácticas cotidianas. No ha podido hasta ahora la ciencia social dilucidar dicho límite mutable.
Pero a mí juicio sí es importante preguntarnos por lo real. Y por supuesto no desde la moral sino desde el ethos. ¿A qué le otorgamos materialidad y realidad? ¿Qué es lo que nos importa del mundo?
El agente, como en un acto de curaduría, relata su realidad a Los Otros y lee el relato de Los Otros y lo incorpora o no a su percepción de la realidad.
Facebook dota a los agentes de la oportunidad de transmitir y recibir realidad dentro de otros parámetros que la materialidad antes del Internet no proveía.
Por lo que, se vuelve algo político preguntarnos por lo real, porque lo real ya no nos está dado a priori, sino que es una negociación constante entre agentes. Facebook como un laboratorio de realidad en ebullición.
Si antes la imagen y la identidad eran un proceso social más contenido, de un tempo más largo, construido a lo largo de la vida en los procesos de socialización, ahora esos límites están sobrepasados, se brincaron la barda pues, hubo una explosión y los pedazos están regados. ‘La escena del crimen’ que cambió la forma en que se construye la identidad social está caliente.
Antes el espejo, la familia, los amigos, los compañeros. Ahora el mundo representado en 4.000 amigos.
Facebook otorga la posibilidad de editorializar en tiempo real nuestra imagen e identidad, aún con la posibilidad de negarla y convertirnos en Anonymous o crear un alter ego.
Acá surge otra polémica: ¿Es tan diferente lo que somos de lo que dejamos ver?
¿Hasta qué punto la propia negación del yo no lo enaltece y lo devela?
¿Podemos creer en ese relato editorializado del yo que se presenta en los perfiles de Facebook? ¿Nos estamos relatando a Los Otros como si fuésemos una película u otro producto cultural propio del sistema económico en el que vivimos?
En mi opinión, hay restos del yo en el relato presentado en Facebook, las posibilidades se han multiplicado y logramos ser frente a Los Otros como realmente deseamos ser.
Claro, hasta que alguien interrumpe este estado de gracia y etiqueta al agente con el rostro desfigurado por el alcohol o aparece la novia stalker[7] que pasa horas encontrando pistas en contra del novio que luce abrazado con otras en las fotos del FB.
El kitsch, el patetismo y el gore encuentran un buen lugar en el FB. También las filias de la identidad, el acoso y otros problemas sociales.
Algo así como la manzana de la discordia destinada a la más hermosa de las diosas griegas que terminó en despelote y pelea.
Pero el Facebook, aún y su discordia, presenta la oportunidad de participar en un laboratorio de identidad y realidad y entrar en una profunda reflexión sobre el yo y su lugar en el mundo.

Lauri García Dueñas, Santa María la Ribera, noviembre de 2012. Para Telecápita.






[1] Fernando Martín Juez, Contribuciones a una antropología del diseño, Gedisa 2002. Página 40.
[2] Bordieu, Pierre. La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Madrid, Taurus, 1999, Primera edición, 1961.

[3] Baudrillard, Jean. De la seducción, Madrid, Cátedra, 1987.
[4] G.J. Warnock (compilador), La filosofía de la percepción, Fondo de Cultura Económica, México1974. Primera edición 1967. Página 123.
[5] ídem, Página 132.
[6] Giddens, Anthony. La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración,  Buenos Aires, Amorrortu editores 1995. Primera Edición 1984., Página 51.
[7] Persona que con fruición espía a otra a través del Internet.

viernes, diciembre 20, 2013

En la butaca del horror


“Es el infierno que se mira, sentado en el sillón de la sala, frente a la ficción”, J.E.G.C.


“El infierno está vigilado. Es el infierno que se mira, sentado en el sillón de la sala, frente a la ficción”, dice Jerónimo Emiliano Gómez, escritor mexicano.

Tal vez fue el ruido de los helicópteros y cohetes, el haber seguido tan de cerca el desalojo del Zócalo, el haber tenido la mala idea de ver 'el grito de la independencia' por televisión y comprobar que había mucha gente vitoreando al presidente sobre la plaza pública que solo días antes había 'limpiado' la policía federal.
O haber comido tanto pozole y compartido con la familia del Muchacho, y al mismo tiempo extrañar al paisito y mi familia.
Tal vez por eso anoche casi no pude dormir y soñé que Alguien le decía a un presidente: "Todavía no te hemos entregado el país". O tal vez fue caminar esta mañana por las calles de Santa María la Ribera y ver a una familia de indigentes que todavía no había despertado de su sueño entre cartones y periódicos. Y sobresaltarme cuando pasaron más helicópteros y aviones.
O tal vez escuchar a Fito Páez con su "Mariposa Teknicolor" y volver a ponerla cinco veces y acordarme cuando tenía 20 años y pensaba tantas cosas que sigo pensando y me dolían casi las mismas cosas que me siguen doliendo.
Tal vez fue sentir que ya no soy una adolescente, pero adolezco, y sentir que duele crecer y vivir en 'este mundo'.
"Vi sus caras de resignación, los vi felices llenos de dolor", dice Fito. Tal vez fue que cuando la gente conmemora,  y hay tiempo para pensar, uno piensa este tipo de cosas.
Tal vez fue todo lo anterior.

El horror
En la butaca del horror, frente a la pantalla de la computadora encendida me doy cuenta que ya van 47 fallecidos por dos tormentas tropicales en México.
Hace poco capturaron a una amiga mía, estudiante de letras clásicas, saliendo del metro, durante las protestas en el centro de la capital mexicana. Su foto, cuando fue golpeada por la policía, aparecía también en el monitor y la reduplicábamos en las redes sociales para que la soltaran.
Hace poco vi el documental salvadoreño dirigido por Marcela Zamora donde escuché los testimonios de trabajadoras domésticas que sufren violaciones económicas y sexuales frente al ojo pacho (cómplice) de la doble moral de la clase alta y media de mi país. Donde el gobierno y la asamblea legislativa tienen engavetada una reforma a la ley laboral para que se garantice su salario mínimo y su inclusión obligatoria al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS)
Hace poco leí una crónica de Juan Martínez donde me di cuenta que, en un hoyo debajo de un paso a desnivel en San Salvador, unos indigentes, entre ellos niños, violaban consuetudinariamente a una indigente hasta que murió.
Hace poco le di seguimiento mediático al descarrilamiento de “La Bestia” donde viajan a diario los migrantes centroamericanos que luego son asesinados, violados, secuestrados y extorsionados por autoridades o bandas del crimen organizado.
Hace poco, Siria.
El artista contemporáneo Taniel Morales comentaba que a veces los niños van a la tienda de mascotas a comprar una tortuguita, la tortuguita vale 15 pesos, pero en la tienda te enjaretan, mucho más cara, la pecera, la alberquita, el buzo y la palmera.
La tortuguita muere, pero como ya compraron la pecera, la alberquita, el buzo y la palmera, pues compran otra tortuguita y así sucesivamente.
El ser vivo ya no es lo importante sino la inversión. Según Taniel, así funcionan los gobiernos, construyen peceras, infraestructuras, y si las personas mueren, bueno, habrá más.
En este permanente dolor de tortuguitas muertas, @Ashauri escribió el otro día algo en lo que se burlaba de esta militancia social de “Causes”. Creemos que con dar ‘Me gusta’ o “RT” en FB y twitter ya estamos haciendo ‘algo importante’.
Embebidos en nuestra “transigente mansedumbre”, como diría José Eustasio Rivera, continuamos. Javier Raya también lo reiteró en twitter: “No sé a qué le llaman ‘conciencia’ si se enteran de la existencia de una idea sin asumir sus consecuencias. Sin que la realidad cambie”.
Hoy leí un proverbio chino: “Antes de iniciar la labor de ‘cambiar el mundo’, da tres vueltas por tu propia casa”.
“No hay revolución que no empiece por La Casa”, escribí alguna vez y lo sostengo. Es aquí, entre estas paredes, que los roles injustos de poder y género, esa huella mnémica de la educación religiosa con su respectiva culpa de la que habla Gramsci, pueden reproducirse o cambiarse.
Por supuesto que no basta darle ‘Me gusta’ o ‘RT’ a las “Causes” sino preguntarnos por qué, qué tipo de educación (adiestramiento) nos proporcionó el sistema económico para que todos los días nos levantemos preocupados solamente por lo que pasará en nuestra vida (qué ropa nos pondremos, qué comeremos, qué miraremos en las pantallas) y no qué pasará en la vida del Otro.
Ese Otro que existe y no es solamente una imagen en la pantalla.
Considero que, cuando el ser humano piense y actúe no solo guiado por su ciego egoísmo, podremos levantarnos de la butaca del horror y dejaremos de estar estupefactos frente a la ficción.

Septiembre de 2013, Santa María la Ribera, México D.F.

Lauri García Dueñas (San Salvador, 1980) Escritora salvadoreña con ‘Residencia Temporal’ en México desde 2006. 

sábado, diciembre 07, 2013

Autora del mes de diciembre en el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas El Salvador


Nota de prensa
http://cultura.presidencia.gob.sv/biblioteca/index.php/component/content/article/263.html

Lecturas:

1) Miércoles 11 de diciembre 10 a.m. en la Biblioteca Chapultepec del Barrio San Miguelito. 
https://maps.google.com.sv/maps?q=Biblioteca+Chapultepec&hl=es&cid=6996788592961173512&gl=SV&t=m&z=16&iwloc=A

2) Miércoles 11 de diciembre en Los Tacos de Paco a las 7 p.m. Cómo llegar. 
Avenida Los Andes 2931. Colonia Miramonte. San Salvador. Teléfono: (503) 22601347
http://binged.it/18KUV6o


2) Sábado 14 de diciembre en la Casa del Escritor a las 2:30 p.m.

Villa Montserrat.
Calle Balboa, km 9.8
Los Planes de Renderos
San Salvador, El Salvador.
Teléfono. (503)2280-5538



3) Martes 17 de diciembre en el Mercado Central a las 10 a.m.
http://bit.ly/1hEGVhb

4) Viernes 20 de diciembre en La Palma, Chalatenango, 10 a.m.

Los espero.