martes, septiembre 29, 2009

claro
vete
dando cuenta de todo
apriétame
la garganta
desáseme
que yo seguiré tranquila
esperando que todo este dolor
por fin
ya no sea parte de mí.
como una página en blanco
borrada de la cintura
absorta
en la decadencia de todas mis naves
tachada
imbuida por tu voz blanda y oscura
recordando cada pliegue que guardaste en mi olor
de tus labios
desdoblada
con la vagina henchida
adolorida
inmóvil
mojada
todavía
rajada como las cúpulas grises
temblando de pájaros

suplicante de ti.

martes, septiembre 22, 2009

el circo

Afuera, pequeños pájaros pían. El sol lucha por calentar las baldosas. La vida es un circo escrito en un libreto a mi lado izquierdo. Intento poner orden a los muchos pendientes. Pero se reproducen. El cuerpo ha descansado y es un privilegio estar acá, frente de mi computadora escribiendo. Acabo de mandar, por fin, la última versión de mi tercer libro, "Del mar es el ahogo", para su publicación. Tengo que preparar mi número circense metafísico para el 7 de noviembre que estaremos en Poesía en Voz Alta. El circo seguro tuvo una época mejor, los artistas van y vienen. La otra noche soñé con un carromato.
Creo que podemos conocer a una persona por lo que escribe. Descubro en tu escritura la poesía, me encantó la escena del ángel y la del león.

Una vez, en plena guerra civil, mi padre nos llevó a ver "El Circo de Moscú", nos dijo que aunque era una época de crisis económica no podíamos perdernos un espectáculo tan importante. Recuerdo poco, era en el Teatro Presidente, los acróbatas vestían de colores oscuros. Zim zum zam, volaban. Voy a tomar un rato el sol.

Como Tato, creo que, del circo, la jaula del león es el lugar más seguro. Yo también soy una niña.

miércoles, septiembre 16, 2009

persisto

suena el timbre de la escuela, pero hoy es día feriado. Una de las cosas por las que no me cambié de departamento fue porque desde mi ventana puedo ver la cúpula de una iglesia y el patio de una escuela. Me gusta cuando veo gente caminar sobre el techo.
Es simple y hermoso el paisaje desde acá, siempre puedo contemplar mientras escribo el estado de ánimo del cielo y la ciudad. Decía Edu Soteras que no le gusta que los edificios estén inclinados, a mí sí. La bóveda del cielo hoy es gris, le digo a mi hermano: este día tiende a la melancolía. Demasiado. Últimamente he sentido dentro de mi pecho un témpano de hielo, un dolor entre costilla y costilla que se corrige con café, y un profundo estado de estupefacción que me persigue desde el inicio del año solar. Ya nada me sorprende. Empiezo a perder de nuevo la fe en la humanidad. Pero parte de mi esencia es volver a creer en ella con todas mis fuerzas. No me gusta pensar en el pozo oscuro que existe dentro de cada uno de nosotros. Hoy no.
Lamento que lo grupal se vuelva individual. Corrijo mi poemario "Del mar es el ahogo", trabajo en mis crónicas y leo a Marie Agustine. Amo su blog "Meriéndate mis ganas de morir". Pienso en un tapanco, o en un tabanco. En el olor que provocan los cuerpos desnudos. Creo que en esta ciudad hay lugares donde ni tu misma tristeza podría encontrarte. La vida tiene una forma ininteligible de cuidarnos de la soledad existencial. Sueño con el mar. Persisto.

sábado, septiembre 12, 2009

canción para mi muerte

"Hubo un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad, guardaba todos mis sueños en castillos de cristal. Poco a poco fui creciendo, y mis fábulas de amor se fueron desvaneciendo como pompas de jabón", Sui Generis.

Tu maleficio

vuelvo a ti como vuelvo a la cicuta
vertida en la garganta con desesperación de presidiario
deseo acabar con todo
echar por tierra lo que queda de mi alma

me entrego así a la destrucción que dejas a tu paso
siempre
o casi siempre que regresas sin razones convencidas
listo para convertir en aullidos la noche

ya me cansé de esperar de ti el amanecido abrazo
si solo vamos a ser el hoyo profundo del vacío
estoy lista
huyamos
usemos nuestras máscaras y digamos en voz alta
aquí nada ha ocurrido
juguemos a la cama
a los versos sostenidos del lado derecho de las sábanas

rigurosa, me vestiré de mortajas
cantaré desde ya mi versión fúnebre
quizás el sepulturero tenga a la mano una barca
que me lleve junto al perro de encendidas pupilas
donde habita la derrota inmortal de los infames

muchos dijeron que el amor era esa llama conocida
que iluminaba el abismo y lo dejaba todo claro
pero es mentira
ya lo hemos comprobado
estamos malditos
somos la constante
los guantes extendidos
el puñal desenvainado

entonces
sin más remedio que el haberte conocido
que me lleve al infierno la perversa ocasión de tu nombre
que me atraviese el costado este dolor engendrado por tu causa

ya no voy a resistirme
he perdido demasiado tiempo en excusarte
soy tu cómplice
el arma suicida
el cuerpo desnudo
tu maleficio.

Azar




Al otro lado de la Tierra creces tú como la hierba santa
(las latitudes planetarias son caprichosas)

Hubiera sido lógico que cruzaras antes:
la línea del anónimo
‘no era el momento’, dijiste, sabio

En este instante la energía solar que hace crecer las plantas está razonando sobre lo que
ocasiona en la atmósfera
provocando el crimen
la interrupción de los flujos aéreos
y que la gente tenga calor

(todo al mismo tiempo)

está comprobado científicamente que las altas temperaturas provocan pasiones riesgosas

la forma en que vemos las cosas nos es provista casi siempre por la masa conmovida de
nuestras ideas
y no necesariamente por el músculo cardíaco al que se le atribuye la palabra corazón.

He aprendido mucho
pero no sé nada con certeza
el futuro se me extiende como una urdimbre desordenada de pomelos
como una diáspora de abejas africanas que hace tiempo no visitan la región
como un desorden pluvial de esquinas
con calles de nombres simples.

Crecer es una plaga
una corona de espinas
lo peor que me ha pasado hasta ahora.

Las vías del tren son las rúbricas de cartas de auxilio que nadie leyó
hay una mujer que llora al otro lado del mostrador
una niña remota que vocifera insultos aparentemente sin sentido
un grupo que dirige el mundo con encono
altas dosis de injusticia social llena de cómplices
perversos que encuentran a sus víctimas
armas de fuego
parques públicos con cercas
calentamiento global
manipulación psíquica

Todas estas manifestaciones carnívoras del espíritu
son la prueba de que la vida está impulsada por la legión del azar
por eso
vos y yo crecimos en la misma calle
sin nunca dirigirnos la palabra
hasta ahora.

lunes, septiembre 07, 2009

remoto

hay algo en este paisaje remoto que se atreve a preguntar por el escalofrío del silencio
o el acomodamiento de los hechos en una alfombra suave de pájaros

existen teorías sobre la evolución de los hombres
pocas certezas sobre los simios y los helicópteros
decadencia
la remordida memoria preguntándose por quién sabe cuáles razones para vivir
vos
rompiendo los augurios
y las máscaras que se ríen de mí en una pieza teatral de 1966
vos
orgulloso
de tu capacidad verbal de blandir teorías descabelladas sobre un círculo de almas que se van repitiendo sempiternamente en la historia hasta que una
logra aprehender de la vida lo necesario para
desaparecer de la cárcel de los demás

al final
estamos solos
y es trillado
escribir una frase de Sartre en la pared

la adolescencia es ya una lápida

lo único que nos queda es suspirar resignados ante la contemplación de los años que hace mucho tiempo rompieron cualquier molde
posar los ojos sobre el remoto paisaje natural
y abrazar la terquedad
de los que, vencidos,
empezamos de nuevo
cada día.

jueves, septiembre 03, 2009

No podemos seguir así

Mi tesis de maestría, que seguro actualmente está acumulando polvo en los anaqueles de las bibliotecas, tiene un nombre rimbombante: “La percepción social de la violencia y la elaboración de la nota roja en la prensa escrita salvadoreña”. Dicha investigación de casi tres años nació de una preocupación personal por la vorágine de violencia que tiene secuestrado a El Salvador. Hoy, la consternación volvió a mí.
Toda la mañana he tenido ganas de llorar. Al desayuno, mi padre me preguntó ¿Ya sabés? Y yo dije no. Preferiría no saber. Ayer asesinaron al cineasta francés Christian Poveda, quien durante años se dedicó a documentar el fenómeno de las pandillas y quién recientemente estrenó el documental sobre la mara 18: “La vida loca”.
Christian es uno más, pero al mismo tiempo no. No lo es, porque hoy ha empezado una nueva era en el país. Anteayer no mataban cineastas ni periodistas, ahora sí.
Han muerto miles de personas por esta violencia de posguerra, se cuentan por lo menos diez diarios, y aparentemente nadie hace mucho.
Hace poco leí una entrevista de Roberto Valencia al padre Pepe quien desde el Polígono Industrial Don Bosco ponía el dedo en la llaga. Ni siquiera sabemos qué son las maras, decía. Entonces, cómo combatir un problema social que no tiene rostro, que no se comprende, que no ha sido investigado lo suficiente.
Y la violencia, seamos claros, no es culpa solo de las maras, sino de un país carcomido por la falta de institucionalidad, por una fiscalía que resolvía solo el cuatro por ciento de sus casos. Vaya estado de derecho.
Mientras escribo estas líneas, suena mi celular. Es un amigo, abogado. “No estés triste, aquí así es”. Aquí. Así es. Discuto.
Ya me cansé de atreverme a decir la frase cabizbaja de “este país no sirve”, de seguir la broma “apaguemos la luz y vayámonos todos”.
Yo me fui. Me fui por muchas razones y en los próximos días me vuelvo a ir. No vivo en la ciudad perfecta. Pero en el Distrito Federal puedo caminar de noche, llegar a mi casa a las doce de la noche, en la madrugada, caminar por el centro histórico, no estar volteando a ver para corroborar si alguien me sigue o asustarme cada vez que veo un carro polarizado. Continuar rumiando mis sueños de autora. Al norte y al sur de ese país la realidad es otra, vivo en mi burbuja.
¿Soy cobarde? ¿Qué hago? ¿Me pongo a llorar frente a esta computadora vieja? ¿No me voy? ¿Hago una huelga de hambre? ¿Consigo el número del presidente? ¿Del ministro de Seguridad? ¿Qué les digo?
Llega el mediodía y otro colega me dice “sería tan fácil como prohibir las armas de fuego”, claro ¡Hay al menos medio millón de ellas en manos de civiles! Eso solo si contamos las que están registradas. Y somos 5,7 millones de habitantes, veamos, ¿Es decir que de cada diez habitantes uno tiene un arma? No es lógico.
Esto es lo que nos está pasando desde hace años. Nos están matando.
Nuestras autoridades actuales, que recibieron un país en ruinas de manos de aquellos que nos gobernaron durante veinte años, la sociedad civil, la empresa privada y los ciudadanos de a pie tenemos que hacer algo. Me encanta la idea de otra huelga de brazos caídos, pero eso es porque soy muy utópica. En segunda instancia, creo que nadie debería incidir sobre este territorio, nadie debería mover ni el dedo meñique, hasta que prohíban las armas de fuego en manos de personas que no son Estado ni autoridad.
Leí la columna de Edu Ponces quién hoy salió a tomar fotografías, pero antes expresó su rabia, su asco, su condena por el asesinato de un colega. Yo también lo hago. Tenía que ponerme a escribir sobre las teclas de esta máquina vieja, gritar de alguna forma: N-O-P-O-D-E-M-O-S- S-E-G-U-I-R -A-S-I. Y es que no podemos.