viernes, junio 15, 2007

Entro


Jueves 14 de junio de 2007

Colarme en tus ojos de lechuza
zambullirme en l-o-s- abiertos pacunes

(dijeron tantas cosas antes de nosotros,
tantos asuntos sobre el patetismo de las cosas)

hilar un barrilete de seda oscura, descansar a la sombra de aquella laguna
seca
de bruces sobre un millón de hojas, de grises, de libros

gritarle a tus ojos de lechuza
para que vos me digás “tranquila” y yo recoja mis jirones
y vuelta una niña
pueda zambullirme en las ventanas abiertas de t-u-s pacunes
dóciles pupilas de almendrada ternura

anoche, de seda oscura
antes de anidar en tus sábanas húmedas
contemplé atónita tu mirada que gira y abarca
algo animado dentro del hombre
un halo milenario de agudos estertores
un viejo que juega con un perro joven
en el parque de un triste epitafio
(¡dijeron tantas cosas antes de nosotros!)

Colarme en el túnel
expresarme con celos (inventando un pretexto)
implorarle a la ternura al filo del deseo
para que vos me digás “tranquila”
respiro
me cuelo
abro tus pestañas/y entro
en el espacio discreto
se enciende la lámpara/te muerdo
silbo la temible melodía y sucede lo inquieto
sin necesidad de espejos/me he convertido en tu cuerpo
blanda estructura de t-u- esqueleto
disfrazada de lechuza (tengo plumas) me quedo tranquila
descanso a la sombra de tus lagunas
y digo
¿Algún día volverás conmigo, volverás al mundo?

No hay brisa en tu centro
pero no me rindo
y espero
reviso mis huesos
te penetro
no es algo fácil explicar el porqué de tanta agua
ningún objeto inanimado, espeto
desgrano tu alma
esa estructura blanda
inmanencia exacta
de esperanza amplia

dijeron tantas cosas
antes de nosotros
tantos absurdos sobre el patetismo de las cosas

ahora
es el contrario
oscura vértebra del caos
te colás en mis venas
para blandir la reiterada certeza

(sobre las tablas el escenógrafo deja escapar una columna delgada de humo)

subrayo:
estos huesos y estas sombras
son a la existencia como unas lechuzas a tus ojos

aclaro:
nunca viviremos más allá de estos cuerpos
por eso, entro

La noche cae tranquila, cruje la voz del cuervo
vos alargás la mano
y apagás la lámpara de la esquina.