martes, enero 01, 2008

un poema pendiente


Domingo 2 de diciembre de 2007. Cerca de la medianoche.

el poema del último domingo

nícol:

me di cuenta que hay árboles secos en los pasillos de Etiopía

la estación del metro es tan propicia para hacernos las importantes

en el punto exacto frente a los andenes, hablamos en voz alta

porque nos gusta reír y llorar –con diez segundos de distancia-, hacer drama, conmovernos

(nos persiguen las canciones

colecciono poemas en hojas de periódicos

y me gusta cada vez más aprender las palabras

aprecio las buenas traducciones porque en el mal de las flores todos estamos contenidos

también Alejandro, que un día de estos te lo menciono)

yo tararee la giganta

vos gritaste el pastito

y la pelusa, qué palabra,

habría que reproducirla en probeta como a los niños

gritamos

mientras todos los demás disimulaban, hasta Carmen

he aprendido a escribir versiones largas y me gustan las historias que parecen películas

esencialidades estratégicas, dice su maestra

claro, también hablamos de él antes que les diera por desaparecer en la habitación

y es que hay asuntos importantes que solo pueden resolverse en privado

a más urgencia se inventa una canción que hable de la sangre negra de los toros

pero eso ya es sobrenatural y no todos podemos escribir canciones de la sangre negra de los toros

las canciones nos persiguen

había un clima extraño, sobras de optimismo

me sentía en casa de la abuela y llegó la abuela a darle un beso a Ximena

yo un día tuve dos abuelas

vos una, que nos hace llorar

a veces extraño a mi abuela

hay que decirle a María que recite erguida y que mande al carajo los simbolismos

de esta ciudad

(lejos, pronto voy a escribir del mar)

qué más

recapitulé en él, al que perseguí con el frenesí de una fanática, hoy, me dijo que le encanto

por suerte, aún no necesito consejería matrimonial, esa que te ofrecen en la Alameda si uno se descuida

pero hoy pre-ci-sa-mente

pensé

mientras estaba sola frente a la gente que patina

en la plaza más grande del mundo donde el hielo se derrite

qué pasaría- si yo de pronto- no fuera este cuerpo sin pelo y no pareciera una foca, suave, que se hincha por comer a destiempo

y abusar del chocolate

¿Podemos atravesar el cuerpo?

no me gustan nuestros panfletos, me pongo ajena, y anuncio,

cuando todas lloran

me siento impropia

en mi año ya caducaron las lágrimas, no es falta de solidaridad, no se crean

aunque el sábado me volví histérica y también me dio por llorar y pedir auxilio

pedir auxilio es necesario

con la diferencia que yo estaba sentada en la acera siendo polvo de mí, lo que no me gusta

a veces no me reconozco, eso pasa, en ocasiones uno no quiere que esas-cosas-pasen

me falta escribir el poema más largo de amor, un día quiero, fervientemente, escribir el poema más largo de amor

todos los demás hasta ahora han sido vanos intentos, un día voy a escribir el poema de amor más largo, para que me quepa todo

a veces me pregunto si

solo estamos indefensas ante los arquetipos intercambiables del hombre, sin embargo,

las personas no son intercambiables

uno ama y uno elige, ama más de lo que elige

mientras tanto, y para mientras (dos de mis conjunciones favoritas)

qué vivan las psicotrópicos, los crucigramas y las carencias que la gente esconde

porque es de mal gusto que los otros se den cuenta que uno a veces tiene problemas de dinero

confieso: yo últimamente siempre tengo problemas de dinero

eso solo era un comercial para el poema más largo del último domingo

claro, el tuyo es insuperable

yo no sé desnudarme tanto, todavía

pero aprendo.

a veces, confieso de nuevo, no me gustan los poemas que no leo

y me repito a mi misma, recito los exiguos éxitos

perorata

al volver a mi casa –hace frío, habitamos entre las cúpulas- hay un silencio

que se torna pesado como yunque al coyote, me gusta decir co-yo-te

temo no recuperarme

no ansío explicar lo que siento últimamente y aunque bromeo

las sienes se me hacen incendio y animales pequeños van recorriéndome,

pulgas de manos

me entumezco

cuando alguien me dice desde la orilla que no es suficiente para mí

no se puede hablar del mar desde la orilla

estoy completamente enamorada, repetí, di excusas, siempre hay excusas para desistir, tambaleos, vértigo

cuando eso sucede

hay que hacer un puente animal, cuando uno se vuelve animal es más sincero

y el cuerpo sabe más rico, no importa la ausencia convenida de las sábanas,

los resortes del colchón hacen ruido

por suerte

me salvé de la fauna

fue demasiado, aprendí a disfrutar de los perros, decía, y nadie me escuchó

es un aprendizaje vital amar a los perros aunque luego uno caduque, abandone, porque el papel de amo no es fácil,

en cambio,

me gusta el concepto de “los siervos dormidos”

son inútiles y a uno le da coraje que sean inútiles

no es clasismo es una metáfora, un antagonismo

ya nos desviamos del tema, a ver, vamos a volver:

discutimos recién sobre lo que significa escribir desde uno

te acusan de egoísta

pero no nos importa

nos auto influenciamos,

qué viva el contagio y el permitir que las trampas acaben enredándonos

con heridas en los pies

estábamos tan sensibles

que nos dio por confesar lo de los hombres mayores

siempre hay una anécdota insuperable, hoy no fue mi turno

mi terapista era mujer

hoy aprendí que no importa si una es del mismo sexo

eso es bien importante de aprender, decía Roque que a uno le llega la edad del ridículo

y si no comprendemos lo evidente, es que uno es tonto

ah los hombres mayores, a los que un día visitamos para que nos quitasen la ropa y jugaran a las muñecas con nosotras, como tenía que ser,

se trataba de desnudarse, tomar cerveza sobre mesas plásticas, no dar pistas, luego irse.

no soy igual en público, me produzco

estoy completamente enamorada, soy cursi, me canso, me reciclo

soy repetitiva y cruel con las personas mayores

redundancias rimbombantes que riman mal

no es para tanto, no tengo nada en contra de las personas mayores

éste, dije, es el poema del último domingo porque poco me importan ya las obligaciones

el martes me voy por la carretera doscientos que llega hasta la playa

me voy por ahora, luego me vuelvo como calcetín y me quedo por tiempo indefinido en la Ciudad así como los documentos de embargos, una tiene pocas posesiones, llega el momento de reconocerlo.

voy a dejar que se acumulen todas las migajas, eso sí

y hay que asegurarnos antes de partir que por la ausencia no se mueran las plantas –hijas de las que no tenemos hijos-

es el costo del aprendizaje forzoso de cuidar la vida ajena

a las plantas con fotosíntesis y monocotiledoneas

hay que hablarles, arreglarles el florero, arrancar sus hojas secas

ser hacendosa, decía mi mamá

y cuando una se va de viaje

rogar al creador que él no se vaya con otra

“quiero juntarme con ese hombre”

muy a menudo sufro de reminiscencias feudales, celos atravesados

hay cosas que no se pueden explicar

los otros no están cuando una se mira

no están

ya se fueron las visitas

y hay hombres que le tienen miedo a su mamá

hay que aceptar

reconocer

repetir ya es costumbre

(mandarse cartas, lidiar con la inspiración primitiva que ocasionan las libretas rayadas, abrirles huecos a las páginas blancas con un taladro pero sin herirse los dedos. herirse los dedos duele)

tuve que escribir el último poema del domingo. el último poema del domingo que no será el último

repetir ya es costumbre

había que hacerlo

si uno no se da vivas es que es un tonto,

por qué tuve que escribir el poema más largo del último domingo,

se preguntarán

la respuesta es fácil

es que al final de los domingos uno siempre está solo.

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