martes, agosto 15, 2006

Ocultarse



En el vaivén del transporte público
la niña junta sus dedos
aguza la mirada de su ojos chinos
persiste

Las raíces del árbol tumultuoso se ríen del cemento que intenta aplastarlas
abren grietas donde el hombre quiso sembrarlas eternas
soñamos junto a los pájaros que alguien imprima en letras mayúsculas
nuestros anhelos descarados de inmortalidad
las turbias anémonas de la edad establecen al pie un par de obstáculos
deberíamos burlarnos del hombre
como las raíces que logran desprenderse de las fuerzas que las pisotean

Estoy perdida
la niña deja menos de un centímetro entre sus dedos
aguza la mirada
persiste

Una especie de tortolita se coló en la canaleta del agua tratada donde no pueden beber las mascotas
para dejar claro que el objetivo de hoy es ocultarse de los demás a toda costa
Ah vanos mensajes que nos llegan desde las antenas de las azoteas
nos sumen en la debacle de una verborrea inútil
ejercicios
para que los dedos no se vuelvan abigarrados
ni el deseo retorcido nos haga perder la fe en la humanidad

Estoy distraída
la niña se baja en la próxima estación
y nunca conocí el sol que le quemó el rostro
aguza la mirada
persiste

Habría sido más razonable no poner las palabras una encima de otra
y ocultarse bajo las sábanas calientes que nos dejó la noche

jueves, julio 20, 2006

El zanate














Prefiere un alegro y seis notas, aunque indecorosa la resignación le haga saber que es muy feo.
Sus uñas rascan el violín de tu regazo y brinca la piel del contacto entre las sábanas rotas.
Come las gotas de rocío que dejó la noche sobre la hierba y las ventanas abiertas.
Sale a la calle, desnudo, sin chorrear los clavos de su pena.



Ebrio:
De una absurda y quebrada añoranza.


Pega el pico al vidrio, salta al vacío y recoge los pedazos de pan.
Escarba y se ríe.

El zanate sabe que no es pájaro, que casi tiene dientes, que nunca estuvo a gusto con la herencia sutil de los alados.
Transporta, mastica, se balancea, voltea a ambos lados de la calle con la mirada nubosa del reiterado apetito.


Es capaz de devorarse solo, bocado a bocado.

La gente lo persigue y trata de aprovecharse de tanta y tan divulgada ausencia de garbo.

Se sube al árbol donde cuelgan todas las cartas tristes.

Torpe, vuelve a saltar entre los muros: espaldas con huecos y pecas del roce salvaje.
El zanate desaparece, huye del violín, del regazo.


No soporta las sábanas rotas sin tu amor.

Brinca la piel del contacto.


Texto: Lauri García
Foto: Roberto Escobar

lunes, julio 03, 2006

Remodelación celestial














Podrían ser álamos
las esfinges que nos miran
los supervivientes toman la canoa más estrecha
en el paseo de copas y la Alameda Central

Cuidá las narraciones vividas, porque quien limpia las podría tirar

El viernes pasado sonaban los tambores de tu vientre
[Bajo el plástico vivía un ángel que temporalmente ha abandonado la ciudad]

Regalar la risa no es pecado ni traición
abrir las piernas con sinuosidad es media culpa

[El ángel cierra los ojos/ el dintel le exprime a sus labios:
el beso la belleza el hastío]

Podrían ser álamos los árboles del paseo de copas
o simplemente arpas grises:
hierros forjados al fuego del deseo

El sexo es el centro de todos nosotros
por lo tanto
la mujer no puede ser puta

[Bajo el plástico vivía un ángel
que temporalmente ha abandonado la ciudad]

sábado, junio 17, 2006

Los infelices



Nos vieron arrastrando los restos de aquella noche en que nos unimos
como pulpos viciosos tras las cortinas de una habitación prestada
ingenuos y sucios
hacíamos el amor entre antorchas vivas

Fue hace ya tanto tiempo
fantasmas de cadenas
esquinas rotas de un retrato milenario
serpientes en caída libre
pantomimas

El público nos abuchea, somos payasos
repeticiones inservibles de maquinarias sociales
las suposiciones apuntan a que deberíamos dejar de comportarnos como cíclopes seniles
genitales de sangre y suspiros
¡Hay la crítica!
espiral devoradora de júbilos

Pero regresan las risas y en la intimidad rozamos los pies
invocando la pasión que nos parió hace tiempo
como placentas de ballenas

Solos, volvemos a ser los mismos

Regresan las risas y en la intimidad nos fundimos como pulpos viscosos
almas pétreas/ resistencias
delgadez entre los muros

Al rozar los pies
cuando explota la mañana en rayos de sol y polvo
entre las sábanas tibias y olorosas a nosotros
dejamos de ser los infelices que todos conocen
vencemos el escarnio

y no somos más
la nostalgia

domingo, mayo 28, 2006

La sala fría

Totalmente aséptica, blanca y colmada de zancadas interminables y abrazos de bienvenida. Aunque lo peor –sin duda- son las lágrimas del adiós.
Por las puertas que dan a la carretera que la circundan salen los ansiosos a aspirar cigarrillos, compartiendo el viejo estereotipo de ansiedad con los pasillos de las salas de partos.
Las pantallas informan de aquellos que van y vienen. Las tiendas venden galletas con trescientos por ciento más del valor real, mientras el café capuchino y la Coca Cola Light se disputan las bocas de aquellos que abordan o arriban. Hay quienes prefieren envolver con plástico las maletas de sus vidas homogéneas. En medio de esta sala fría, ellos, se dicen adiós una vez más no sin antes prometerse segundas o terceras partes de la historia que desde hace años los puso “Manos arriba, no se muevan”. Nada de cursilerías, por favor. El otro –existencia bivitelina- aborda el avión que una vez más los separa.

jueves, mayo 04, 2006

Maravilla








nada más las piedras grises cortejan el camino largo
un estrecho espacio entre el absurdo y la risa
pasos cortos y comedidos
una fogata de frituras al costado
las veraneras contagian su orgasmo púrpura a los tristes que pasan buscando ojos
un pájaro muerto/ muerto como mis lágrimas
¡Toda la vigilia sobre mis impotentes muslos!
el abanico agita el aire cansado de girar entre los vestidos negros de los mitómanos
la chica de cabello corto disfruta ver sus manos mezcladas con cáscaras de toronja
“Ya no tengo miedo de morir en la oscuridad”, se dijo.

Viernes Santo












Todo el día en casa, interrogando a las paredes blancas
por la hora de la sangre –la cocina no confiesa más que el café-
ni una gota de sol nos hizo daño
no caminé las calles del martirio

luego, la noche abre sus fauces de heridas silenciosas
al pie de la minúscula ventana
se cuela la luna entera
las velas ondean presas del cobarde frío y las fallas eléctricas
veintitrés grados

La mariposa negra duerme en su cárcel tibia
en la punta de mi vientre
aspiro borrosos recuerdos de tus manos vueltas hacia arriba
y de mis constantes exploraciones hacia la zona sur
apetezco culminar alguna vez en la infinidad del grito

en la orilla del cuadro los pinos estropean a medias un par de luces
la ciudad quedó vacía
no vale la pena perseguir a los bañantes
cantar junto a las orquestas abreviadas
azotar al hombre de la corona de espinas

Para qué inventar tragedias bíblicas
Vos sos mi crucifixión

lunes, abril 03, 2006

Visita












El día amaneció entre metáforas de bestias
entre la ambivalencia del despertar o el quedarnos dormidos
la línea del agua fue bajando su nivel junto a las horas
el silencio es mejor que la algarabía externa
tiempo atravesando el día
batalla de calores y cuerpos transformándose
cada número es imprescindible
y las palabras –como embriones de fuego- acuden evitando prejuicios y lejanas tristezas
la verdad- nadie ha dicho que puede penetrarse- es un viaje sicotrópico de estados mentales
bailes atravesando el día
disfraces
plumas de viejas avestruces
posibilidades

Perros
colándose bajo la mesa en la que devoramos nuestras singulares y humanas desdichas
tus ojos atravesando el día
la esperanza es mi esperada compañera
la sonrisa no necesita tener un nombre propio, todavía
tu sangre atravesando el día
la saliva ataviando este ensayo primitivo

Olor ácido y aciago


De pronto tengo definitivamente
un olor tuyo
un olor ácido y aciago
que no pertenece a otro sitio

De pronto
el tiempo es una burbuja detenida
una escaramuza de palabras
y salitre

De pronto soy la anónima discontinua
la visitante trémula

De pronto somos dos desconocidos
que entre las murallas
-azorados-
amamos la belleza abismal
la levedad del mínimo momento

Luego
besamos los estertores
agitamos los cabellos
gemimos

De pronto
llega ese olor tuyo
guardado en la roca
tostado, benévolo, extraño, joven
y la distancia ríe al mar
como los faros a tus barcos
la piel se eriza
la visión espumosa
la boca suelta con jugos
no hay instantes repetidos
ni viejos reproches
ni detalles

La luna creció al oleaje
como el deseo a las entrañas

No soy nada permanente
pero me quedo dormida
-definitivamente-
en ese olor tuyo
ácido y aciago
que no pertenece a otro sitio

miércoles, marzo 22, 2006

Azoteas
















Las antenas de televisión saludan a las azoteas y a este cielo sucio
hermoso y sucio
solas en las alturas, nos ven pasar a todos, con su manos rotas y sus alambres solitarios
tostadas sin querer de luz, descascaradas por el moho

Las azoteas impertérritas, damas ociosas de las elevaciones
crepitan al mediodía del domingo mientras tendemos la ropa
aguzadas con sus antenas como ojos o como recuerdos

Las azoteas guardan la basura que no soportamos y el polvo viejo que trae el viento
al que le cerramos las ventanas

Estas azoteas, nuevas para mí, y viejas para los demás
abandonaron el anonimato la tarde de hoy, algodonada y rosa de celajes
breve de nubes y de espejismos

Al fondo de la ventana que yo también cerré
saludé a tu recurrente aparición espontánea
le recriminé un par de abandonos
y me fui
dejando que las azoteas se murieran con la caída del sol

Parque página
















Página

Los árboles del parque se saludan con viento
y el banco de ayer y mi madre copan la aparición
el césped seco no sabe de comas o puntos
la tienda de helados cerrada y oscura
recuerda que hace ya varios años
que no estamos a la altura de las edades
de los lustros
de las conmemoraciones

Me voy de mi parque
el que me vio columpiar las piernas
el que esta tarde me despide con su viento
y sus salvajes helechos, con fantasmas de viejos amos y perros

En aquellas torres de colores brinqué mis primeros vacíos
en ese columpio besé al que prometía serme fiel
como si la pertenencia fuese un título nobiliario
como si nosotros –los engendrados desde el 76-
no estuviéramos totalmente borrachos
desde que nacimos

en la calle del parque intercambiamos esperanzas con saliva
antes de huir al océano y abandonar un par de promesas
en sus aceras los pervertidos acosaron a los niños
que corrieron para salvarse
y en su plaza la directora del preescolar izó la bandera nacional
en los tiempos de las balas y los toques de queda
cuando jugábamos a escondernos debajo de las camas
abrazando el santo de la abuela

sentada en este banco me he sentido –hoy- completa,
como en otras tardes

Terriblemente sola
como siempre
trémula, para variar

en la constante de pedirle al cielo con todas mis fuerzas
-más allá de las visiones mítico religiosas-
que pueda regresar a sentarme en este sitio
para rumiar los recuerdos de nuevos parques y otras personas

domingo, enero 15, 2006

Love you Habana
















Las nenes caminan el malecón
meten sus pies en las rugosas rocas
pioneras primitivas de la revolución
el musgo verde corona su sonrisa

“Ya no te acuerdas de mí”, pregunta ella
mientras se recuesta cómoda al pie del banco interminable
-no podría ser menos desdichada-

sola, ella
morena, ella
pelo lacio, ella
voluptuosa, ella
mira pasear los años de metal
a bordo de un Chevrolet

la ropa le ciñe la carne tostada
la otra medio desnuda, ríe
ja, ja, ja, caballero
conchitas perdidas en la seda

love you, nene, yo también te amo
pájaras y pájaros rompiendo pie al ladrillo
le descuajé las piezas a la memoria
love you, nene, yo también te amo
la ventana le guiña ojo al balcón
sol cálido, bruma
mientras nene amarra los cordones de sus zapatos
las palomas rondan cu, cu
Bam Bam
baila baila rueda rueda

yo también estoy
definitivamente
herida
de sombras

love you, nene
te beso en la boca
escudriño en tus tetas
el rostro final de los gatos

Nene, se asoma a la puerta
“Vete a la esquina,
que mamá no me deja”
tráeme un poquito de coco, nene, dulce
para el pan de tu ombligo saltado
como botón

tu mar me acaricia el pelo negro
tu sal se me pierde el sentido
no hay ruinas por aquí
solo un montón de bloques

amarrá tu cabello en una cola
y regálame una vuelta en el triciclo
toda alusión es innecesaria
mulata rica
colgá la ropa al sol
ponéte el calzoncito que me gusta
salí a la calle sin precisión
date tu aire, china
camina, camina

Aquella Isla es Esta Isla
veníte, nene, sin nostalgia
y sin gorrión

subíte nene
love you,
llenáme el vientre de ron
batido con azúcar y limón

Tu mano esta aquí a la par de mis pezones morenos
subíte, nene, carrusel
dale vuelta a la plaza conmigo
“Mamá no me deja”
pero me escapo contigo, nene
aunque mamá no me deje
para acurrucarnos rico
debajo de los árboles del parque
y besarnos en el malecón

Mientras la luz del morro se prende
y el sol se acuesta a la tarde

Love you, nene,
te esperan mis brazos

martes, enero 10, 2006

Juego
















Me gusta jugar este juego
el de la búsqueda masiva a prueba de morales domingueras
este juego que sobrevive al aire acondicionado y los escritorios
esta labor primigenia de pestañas lascivas y rabillos de ojo
Me gusta jugar este juego desde hace tiempo
soltar los hilos y cocinar embrollos
firmar cartas de amor y llorar después sobre las sábanas de mis falsedades/ o las mentiras de otros/
Me gusta jugar este juego cínico de cartón corrugado
Recoger las fichas y clavarlas en el rostro del contrario
balanceando la copa de un futuro de jadeos
agitando el tiempo, entornando los ojos, pidiendo y suplicando
brindando por nosotras, las que nos gusta jugar este juego
desde hace mucho tiempo
ellas afilan la mordedura
y para mientras riegan los girasoles de cuando en cuando
preparándose para abrirle el vientre
a cualquier indecisa reminiscencia medieval
que haya quedado recostada en la alacena
“Se trata de” dijo una
capturar mariposas
sembrar desdichas
cosechar perversiones colectivas
pero sobre todo pasiones mutuas
“Consiste en”, dijo el otro
pararse a la medianoche en la puerta del bar oscuro
abrir los ojos y los brazos, reír de la comedia que pasa a nuestro lado
y esperar como hienas, hiedras o ventanas
esfinges, peras o sapos
para luego colocar la rúbrica a una noche de coleccionistas
y así
en esta Tierra donde nadie se atreve ni a asomarse
y donde ellos, los otros, se gritan al espejo que son mejores
porque no juegan el juego que a todos nos gusta
me mofo de vos, hombre de este mundo
y apuesto todo de mí
para ganarte
el juego

Muñecas

Muñecas

Duelen las palabras al salir por el espinoso esófago
al trepar en carrera
duele -estar encerrada en la pecera-
viendo el atardecer de otros mercenarios

Ya casi no hay aire
no hay honor, ni fiestas de domingo con pastel,
ni pañales, ni cascarones de pájaros,
ni globos aerostáticos, ni floreros de agua fresca

Las peores formas de ver se imponen
las ideologías vagan por la autopista
y a la Eva que está a punto de desplomarse
del tercer piso, ni las manchas de los pandas gordos
la consuelan

Sosa, se amarra los cordones de unos zapatos prestados
y añora su paraíso remoto
su fetichismo confeso por el gigante
su mirada calma
la de antes

Ahora
¡Araña las paredes, ladra!

Nada podría apaciguar la acongojada alma de la niña
Ella, la del sombrero con trasatlánticos

Ni las sábanas alivian su frío
ni las manos de mamá le quitan la estaca del pecho
ni el fin del mundo la salva
ni los cartunes de la televisión

Nadie le amarra los zapatos
porque son prestados

Ahora
¡Araña las paredes, ladra!

Las muñecas yacen muertas en el piso
el gigante las hizo pedazos

domingo, enero 01, 2006

Tristeza en la cocina y exageración mortífera


Lauri García Dueñas. San Salvador 1980. Escritora y periodista. Participó en el II Festival Internacional de Poesía en El Salvador en el 2003. Acaba de publicar su primer libro de poesía "La primavera se amotina" con la editorial El Cuervo.

Lauri García Dueñas. San Salvador 1980. Escriptora i periodista. Va participar en el II Festival Internacional de Poesia a El Salvador el 2003. Acaba de publicar el seu primer llibre de poesia, "La primavera se amotina" amb l'editorial El Cuervo.



Tristeza en la cocina
La miel fue atravesada por un rayo de sol con vidrio
la tapadera amarilla estaba indispuesta
había irreverencia
como si tuviéramos 13 años

Los girasoles se partieron solos
la papelera les absorbió el encanto de colores
nadie ha fumado el opio
todavía
debajo de las literas

Los pasillos se nos proyectan como si fueran de los setenta
y la niña recoge las persianas para ver a los párvulos de la mano
ellos se apretujan entre sí y se aferran del lazo / sueñan
no ser atropellados

de seguro
afuera hacía un aire cálido y dorado
como el de los cafés tercer mundistas

La miel se inundó de pequeñas hormigas
que antes devoraron el azúcar
golosas, las hormigas
y tristes

Ya no hay espejos suficientes
y los siete días se consumieron
hace mucho tiempo

hay una vela al límite de la mesa
y también
luz eléctrica y fría

Las pequeñas hormigas asesinan la miel
se la comen, ellas
masticaron la luz de la tarde tras las persianas
destruyeron el azúcar

luego
hacen una fila y huyen
para que nadie las mate
tristes, ellas

Para vos

te abro el abdomen con el hierro escarolado de la confusión hecha leche cotidiana / hirviendo en ampollas
me clavas la punta de la aguja a la par de la yugular luego de pelar la piel de mi cuello a zarpazos
la agonía se esparce con olor a miel y sangre -con manchas de jaguar esparcidas por la alfombra sucia-
dejé crecer mis uñas para cercenarte cada víscera estomacal que me sale al paso
y vos ensucias las tuyas -las garras- para llenarme de tierra pegajosa todos los bordes

luchamos como bestias mientras se abre el telón y el público nos saluda lleno de máscaras -interrogantes o estupefactos según el acto diario-
mientras tanto
caemos por el túnel sin mermelada en las paredes / como Alicia tras los conejos

luego preparamos el agua -la hervimos hasta el punto cero del vidrio- y cuando quema fuerte y quita pedazos, nos la echamos encima como si fuera un domingo sin grifos y chapoteáramos en el jardín junto al tibio líquido asoleado

nos tiramos a una piscina llena de cloro venenoso, y tragamos el agua verde que dejó la hiedra -como si no fuera poco- jugamos a ahogarnos, temblando de felicidad al ver la faz azul del contrario

humillarnos públicamente se volvió nuestro pasatiempo favorito, y soltar las amarras de las espadas que habíamos atado tras la puerta nuestro desliz más insostenible -que hizo rodar cabezas que no correspondían-
darnos bofetadas en las esquinas mientras los gorriones copulan en el árbol más próximo o alguien nos busca más allá de las cuatro se tornó nuestra perversión más infame

después -como los gorriones- empezamos a mover los vientres en espejos deprimidos que enseñaban nuestras retorcidas maniobras a todo aquel que pasaba por la ventana

sin embargo -no nos bastó-
preparamos un banquete con maíz amarillo que volaba de las fuentes y un pavo relleno como si se tratase de las navidades polares
y a cada trozo de gula le untamos ponzoña, nos llenamos las manos de viandas y jugamos a la pasión culinaria
invitándonos mutuamente a la muerte en cada bocado, mientras tus dedos se metían ardientes en mi boca y los míos jugueteaban con tus labios -con la emocionante idea de asesinar lentamente al otro-
pero no era suficiente
-no todavía-
llamamos al juglar escribano mercenario celestina
porque tanto daño casero no nos bastaba, había que ventilar aquello
retorcerle el cuello -al otro otra igual o víctima- que escupiera sangre y ésta no fuera anónima, que no se quedara pegada en la acera como la de otro cualquiera

no era suficiente -no todavía-
había que lograr que los grandes titulares enarbolaran los crímenes mutuos
y la radio interrumpiera la programación habitual, que se callaran los payasos, los muelles, los trenes, las bombas, las ciudades cosmopolitas, que el mundo entero fuera expectante de la tragedia doméstica sin domicilio, del afinamiento de la pólvora, de cómo nos cercenábamos las extremidades y chorreábamos miseria a cada paso
en cada instante
sin descanso
ni tregua ni calamidad que bastara
y al final devorarnos a mordiscos jugosos hasta que todo pereciera y no quedara
nada nada nada
y ahí muertos fuéramos felices porque amarnos no pudimos y por eso inventamos

el silencio la espada el lodo el monstruo el beso

la cama


Tristesa a la cuina

La mel fou travessada per un raig de sol amb vidre
la tapa groga estava indisposada
hi havia irreverència
com si tinguéssim 13 anys

Els gira-sols es partiren a soles
la paperera els va absorbir l'encant de colors
ningú no ha fumat l'opi
encara
sota les lliteres

Els passadissos se'ns projecten com si fossin dels setanta
i la nena enrotlla les persianes per veure els menuts de la mà
ells s'apinyen i s'aferren al llaç / somnien
no ser atropellats

de ben segur
a fora feia un aire càlid i daurat
com aquell dels cafès del tercer món

La mel s'inundà de petites formigues
que abans havien devorat el sucre
llamineres, les formigues
i tristes

Ja no hi ha prou miralls
i els set dies es van consumir
fa molt de temps

hi ha una vela al caire de la taula
i també
llum elèctrica i freda

Les petites formigues assassinen la mel
se la mengen, elles
van mastegar la llum de la tarda rere les persianes
van destruir el sucre

després
fan una fila i fugen
perquè ningú no les mati
tristes, elles






Per a tu

t'obro l'abdomen amb el ferro escarolat de la confusió feta llet quotidiana /
bullint en ampolles
em claves la punta de l'agulla alhora que la jugular després d'haver-me escorxat la pell del coll a urpades
l'agonia s'escampa amb olor de mel i sang –amb taques de jaguar escampades per la catifa bruta–
em vaig deixar créixer les ungles per trinxar-te cada víscera estomacal que em surt a l'encontre i tu embrutes les teves –les urpes– per omplir-me de terra enganxosa totes les vores

lluitem com a bèsties mentre s'aixeca el teló i el públic ens saluda ple de màscares –interrogants o estupefactes segons l'acte diari–
mentrestant
caiem pel túnel sense melmelada a les parets / com Alícia rere els conills

després preparem l'aigua –la bullim fins el punt zero del vidre– i quan crema molt i arrenca trossos, ens l'aboquem per damunt com si fos un diumenge sense aixetes i clapotegéssim al jardí al costat del tebi líquid assolellat

ens tirem a una piscina plena de clor verinós, i ens empassem l'aigua verda que deixà l'heura –com si fos poca cosa– juguem a ofegar-nos, tremolant de felicitat en veure la faç blava del contrari

humiliar-nos públicament es convertí en el nostre passatemps favorit, i amollar les amarres de les espases que havíem lligat rere la porta la nostra relliscada més insostenible –que va fer rodar caps que no tocava–.
donar-nos bufetades per les cantonades mentre els teuladins copulen en l'arbre més proper o algú ens busca després de les quatre va esdevenir la nostra perversió més infame

després –com els teuladins– començàrem a moure els ventres en miralls deprimits que mostraven les nostres maniobres retorçades a tothom qui passava per la finestra

malgrat tot –no n'hi hagué prou–
vam preparar un banquet amb blat de moro groc que volava de les safates i un gall d'indi farcit com si fossin nadals polars
i a cada bocí d'apetit li untàrem metzina, ens omplírem les mans de viandes i jugàrem a la passió culinària
convidant-nos mútuament a la mort a cada mossegada, mentre els teus dits s'introduïen ardents en la meva boca i els meus joguinejaven amb els llavis teus –amb la idea emocionant d'assassinar lentament l'altre–
però no era suficient
–no encara–
cridàrem al joglar escrivent mercenari alcavota
perquè tant dolor casolà no era suficient, calia ventilar tot allò
tòrcer-li el coll –a l'altre altra igual o víctima– que escopís sang i que no fos
anònima, que no es quedés enganxada a la vorera com la de qualsevol altre
no n'hi havia prou –no encara–
calia aconseguir que els grans titulars enarboressin els crims mutus
i la ràdio interrompés la programació habitual, que callessin els pallassos, els
molls, els trens, les bombes, les ciutats cosmopolites, que el món sencer estigués pendent de la tragèdia domèstica sense adreça, de l'afinament de la pólvora, de com ens trinxàvem les extremitats i vessàvem misèria a cada pas
a cada instant
sense descans
ni treva ni calamitat que fos suficient
i al final devorar-nos a mossegades sucoses fins que tot s'extingís i no quedés
res res res
i allí morts fóssim feliços perquè estimar-nos no poguérem i per això inventàrem

el silenci l'espasa el llot el monstre el bes

el llit



[Traducció de Gemma Gorga]

domingo, diciembre 04, 2005

El inicio

Blog es una palabra extraña, parecida al lenguaje de "La naranja mecánica" Un lugar donde los seres humanos caminan metidos en vestidos de plástico blanco y con las pestañas rizadas.
Pero ya que vivimos dentro de la máquina, tal vez podamos enviar, a través de este montón de códigos, un breve mensaje a la posteridad. Bienvenidas las diosas cibernéticas.