y el mendigo de esmoquin me regaló una rosa roja
sus pétalos estaban negros
era domingo sí
el palacio botaba la luz por las ventanas
y habían tambaleantes como yo regados en las calles
me imaginé que al final de mis días estaría sola como hoy
como los pájaros y las terrazas de noche
me dolieron las piernas de caminar la oscuridad de mi ánimo
y la voz me persiguió más intensa e insoportable
arrastré la suciedad de los adoquines con los ruedos de mi pantalón
últimamente brotan mis más antiguos extremismos por el orden
pero a la ciudad le perdono el mal olor de las cloacas
los restos de cientos de pies en la calle Madero
su ruido que sube hasta mi azotea
ese murmullo de caos hermoso
su rimel corrido en mis días
yo soy de aquí
de este ruido y esta ciudad
pero no quiero ser de este maldito domingo la presa fácil
ya no quiero vivir en tu desesperación
tengo la mía propia
no soporto mi calidad de víctima silenciosa
que no se atreve a responder
quiero gritar
el rencor es la suciedad en mis pantalones
mis esperanzas son farol roto
marco el número de casa
mi madre me tranquiliza
todavía hay un lugar donde volver
pero estoy dispuesta a evitar la huida
voy a dormir con la noche
vos vas a dormir con cualquiera
con el miedo de tu afán por destruir lo que nos queda
tengo rencor
camino las calles de vuelta
hay alguien que vive entre bombillas rojas
pero no lo conozco
demasiados gendarmes en la calle de Cuba
demasiada la desesperación
estoy obnubilada
la rosa roja adorna la cocina
llueve
tengo odio.
1 comentario:
"voy a dormir con la noche
vos vas a dormir con cualquiera
con el miedo de tu afán por destruir lo que nos queda"
.
Esto dolió, todo duele...
OA
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