domingo, junio 19, 2011

La estatua

Sobre el campanario una cigüeña riela

el río a lo lejos se descascara.

Él elige

el cuerpo: estanque de peces vivos

el olor de la carne rítmica

aún la descomposición

y sus gases

pero

nunca

la estatua.

Me pide

hacer de la analogía una bomba del organismo

doblar la palabra

masticarla.

Los dientes: torres de sangre

la saliva: el manto de la noche más larga.

Hay

un hombre: un mito.

El amante no es esa masa de polvo

la fuente: un perro blanco

la tarde: mis manos y esta pluma.

Yo también prefiero

el olor de la carne: la lava y el vapor

un pañuelo en el piso

y un nombre de letras acabalgadas.

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