miércoles, mayo 23, 2012
La escalera
Necesitamos un instrumento para subir, para no sentir esta miseria
material, esta imposibilidad conmemorativa de pies, de ansias móviles sin
apenas centavos (fijaciones) coches que se estrépitos de nocturnos lápices. El
Hombre busca guaridas. Arriba, más allá de sus propios límites, pero tenemos el
tiempo contado hasta para escribir esta partitura. Sube mi corazón, subirá mi
sangre deseo circulatoria, qué suban las buenas nuevas, los presagios, que el
choque no suceda y los recuerdos se
ordenen solo en el goce. Arriba, el Hombre, la Humanidad de gradas que
intenta subir más allá de sus tinieblas. Estos son los apuntes de un mecanismo
(el mío) Sube el corazón. Lo definitorio no está en la carne macerada por los
días, sino en esta partitura, en este canto, amigos, en este canto.
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