viernes, junio 21, 2013

Limón negro

Una niña ha dejado ir la primera flecha negra en un recuerdo sin murciélagos

con el vestido azul marino sin mangas

y la boca en resuello sin sonido.

 

La infancia es esta madeja de hilo desanudada

este silencio atravesado por un zumbido eléctrico

oraciones que si se separan

se destruyen.

 

Las espinas

los alfileres

el exilio.

 

Fui una niña exiliada.

 

De mis tres años recuerdo el pastel de chocolate y orilla de cajeta

y todo lo que me dicen las tías que fui y ya no soy.

 

Recuerdo a Julio

el muchacho que jugaba conmigo a la pelota

quizás el primer hombre al que amé sin recordar su cara.

 

Un patio de vapor.

 

La infancia también es un patio de vapor

confuso e imaginario.

 

La terrible conspiración del tiempo que insiste

en revolver las imágenes

una bola de fuego que no me pertenece

porque es de Otro

un patio anegado por el moho,

y en el centro,

un limonero negro,

como negra es la mente cuando dejamos de ser niños.

 

Sin embargo, las flechas que lanza la niña son de luz.

 

Los limones son pequeños. Huelen.

 

El vestido azul marino gira y la boca obtura palabras ininteligibles para los humanos.

 

14 de mayo de 2013

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer cocinamos pupusas en la gran cocina del Templo del DragOn y me acorde de ti, de ti, de ti. Pupusas gringas, ji ji ji ji...

M&m

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Qué bonito!
Un abrazo,
Cata