viernes, febrero 16, 2007

El árbol nuevo



a buen árbol se arrima
la desolación compartida

a este
el nuevo árbol
con dejos de felicidad japonesa
paseos a tu lado en domingo
ventanas con vecinos amables
senos de manzana

en algún momento
debe cesar el dolor
como la falsedad de los colores
pintados por el mago cruel

en algún momento deben cesar las lágrimas
sobre este suelo sin muebles
sobre estas letras solitarias
de camas vacías
y distancias limitadas

el árbol nuevo
seca sus ramas
para borrar el llanto y los antiguos grafitis de amor
tatuaje de hojas
fuego a la espera
ánimo
tu voz grave al otro lado, nueva e inspirada,
abre los botones de mi blusa
y mancha los dedos de humedad
tras los pliegues que se abren

paseos por la Alameda
y tu mano sosteniéndonos
fuerte
del árbol nuevo

ay, tus besos

jueves, febrero 08, 2007

Recapitulaciones



A continuación dos poemas de "La primavera se amotina" que a petición de mis lectores tenían que formar parte de este blog. Sirve además para cerrar una era... que abruptamente ha terminado.


(Escritos en el año 2000)

Pensando en la edad

Cuando la edad se instale en mis ojos
y mi juventud con sus rarezas explosivas
se vaya a pasear con otros
tal vez con los fantasmas de unos tiempos
hasta más radicales
entonces iré deponiendo algunos defectos físicos
y de las ganas

Cuando la edad se instale en mis ojos
recordaré esta noche bulliciosa
estos excesos de sexo compuesto
alcohol en la sangre y marihuana en los pulmones

Me acordaré de tu pelo
y de tu olor al salir de la ducha
o quién sabe si hasta tu nombre se me diluya
cuando la edad se instale en mis ojos

Me acordaré también de tu psicosis
de cuando me cabalgabas poderoso
amenazante
fuerte
orgásmico

Cuando la edad se instale en mis ojos
lloraré los sueños que no alcancé
como aeroplanos
añoraré la belleza sin rebuscas
mi piel olorosa y siempre lista
estos piquetazos en el vientre
los besos húmedos que regalo
de madrugada
sin previos formularios

Cuando la edad se instale en mis ojos
y cuando mi juventud con sus rarezas explosivas
se disperse en el ocaso de una vida intensa
lloraré y sonreiré un poco
por las locuras que no hice
y por las que hice también
y de seguro voy a extrañarte
porque no serás el mismo que quise ayer
o anteayer


Noche cerrada

Cae cansada la princesa jinetera
sacudiéndose el moho
cae por la barra show del reloj inquieto
bamboleando los glúteos sonoros y perversos
suenan las ambulancias allá afuera
entre putas y secuestros
con violencia mueve las caderas andrajosas
la noche cerrada
se para en el atril circunspecto
de las máscaras y los perros
en su baile frenético
los hombres en directo buscan su sexo
para besar la miel de las esferas
pero ella no para
totalmente dueña de su cuerpo
la noche agitada
cede a los tropeles de su vientre
lo expande todo
ataca
ataca
la página roja deshecha de pétalos
explota
explota

Al final
la noche rellena de pieles sudorosas
de miradas lascivas
de hombres ciegos
de mujeres sordas
se rasga por completo
las ropas
la ninfa pegajosa se clava puñales
ella sola

lunes, enero 22, 2007

Los vencidos

Los vencidos esperan la media noche para hablar a solas
con los fantasmas anodinos
y auto compadecerse
para que nadie los escuche sollozar entre los almohadones
cuando no es necesario
que los demás se den cuenda que chapoteamos en el fango
más tristes que los tristes

Nadie por supuesto se pregunta por los vencidos cuando allá dentro hay tanta dicha
nadie se preocupa por nosotros cuando llega la hora de las bodas y las fuentes
mucho menos aquellos que quedaron enteros y entraron oriundos al salón,
a costa de quebrarnos las costillas y arrancarnos las uñas

los que nos quedamos afuera de esos salones de celofán –por ahora-
suspiramos convulsos
y agitamos un trago con aceituna en la antesala de la podredumbre
para saludar a la soledad que es la condena contemporánea de los abandonados

los vencidos somos así
exagerados para describir las lágrimas que nos provocó el fin del amor
el término definitivo de los contratos y las heridas con papel
insultamos
al gigante que hizo trizas las muñecas
con la frialdad del asesino
y el cinismo del traidor

la historia obvia totalmente la existencia de los vencidos
y los cuentos de finales felices no incluyen postdatas que nos narren
la frustración de la bruja que no pudo envenenar a Blanca Nieves
o la consecución existencial
de las hermanastras que lloran en los rincones del pan
por haber perdido al príncipe que se fue con la chica de la zapatilla

los vencidos tomamos de más
fumamos de más
y lloramos ridículos al repasar
las canciones de pasados inalcanzables y clausurados por nuestras odiosas muecas

los vencidos vamos por ahí mascullando maldiciones
arrastrando la nube negra de la que huyen los felices
y hasta los infelices
que consiguieron rozar los pies y explotar el polvo
para volver a ser los mismos

Y en la cruda tarea que consiste la recapitulación
esto es lo que queda de nosotros, los vencidos:
un montón de huesos de aves
platos sucios
pocos muebles
explicaciones
eufemismos de fraudes y fiascos
una caja con cartas de ayer

y sobras

Nosotros,

sal de cadáver,
esperamos
levantarnos
de entre las cenizas
recoger los vidrios rotos, cada vez más rotos
recuperar, por fin,
el temple que nos robó la derrota

y volver a empezar

Bestia dos




El sabio se sienta a la orilla de una laguna
la chica arma su carpa, es la selva del observante
el sabio habla de pájaros, chimpancés, avestruces y otros bípedos
la chica no tiene ganas de acostarse con nadie

El hombre elucubra sobre los penes de los rinocerontes
elabora teorías sobre las bestias en su estado natural o de putrefacción
en el atlas virtual de las actitudes consanguíneas
a ella le cuesta mantener la erección

Un hombre puede amarrar su vida y luego salvarla en el suicidio
‘guarda silencio te dije’
quién mató a los inocentes, la madre o la hermana
el perro o el amo

El mono cuelga de la rama
mientras el cocodrilo planea meter mano
antes que la naturaleza voltee la espalda
frase tuya, dicha en la inconsciencia del no-conocer-me

Mi reloj de mesa parece comerse el infierno con todo y los condenados
posee la efusividad propia de los hijos ilegítimos
y la justicia atemporal de los equivocados

El sabio observa la laguna
hay un silencio incómodo en el recuento de lo que dejó a su paso
la-mano-del-hombre
la chica no puede explicar porqué dejó de sentir el agua en su propia estación lluviosa

El sabio mira lo que dejó la bruma cocida de turquesas
la chica tiene frío y se oculta en la carpa
a lo lejos dos gaviotas representan las líneas octogésimales del caos
cuánto calor
¡A ella le cuesta tanto mantener la erección!

martes, diciembre 19, 2006

Noche de diciembre

Los bambúes crecen en la maceta de la esquina
sobreponiéndose al abandono
y las doradas rosas, doradas y maravillas se estacionan entre los ecos nocturnos/
de los pequeños fantasmas que siempre nos rondan con sus ruidos/
una pequeña mariposa negra entró en la habitación
malos presagios o consabidos infortunios
el espacio de cielo desde el sur
Marcela atormentándonos desde la ventana
lástima, no supimos nunca el nombre exacto de quien la escribe
o el volumen preciso de las cuencas de sus ojos

Llanos e inmovilidad
contados números
guijarros o grillos
¿Hace cuanto no escuchabas un grillo?
nuevas veraneras en el portal
contadas palabras de estupefacción
por qué te fuiste en una noche de diciembre
por qué hace tanto frío en el trópico húmedo
y por qué la aseveración científica de que dormir sola
es conveniente para la productividad
no me compensa esta soledad

La ventana del castillo a lo lejos, desde un fortín distinto y menos suntuoso
este recinto lleno de polvo e indiferente a ésta, la nueva habitada
los perversos se esfuman al cerrar las páginas del libro que te confisqué
hace falta bruñir el horror
buenas noches

Tantas historias
Tantas
y toda lógica pintada al revés

Petunia

las ventanas naranjas y amarillas colaban el sol y le abrían la panza a las petunias
de ella
una voz en jerigonza surgía del piso de abajo
sin ritmo pero graciosa, y sobre todo inoportuna
-la bestia del hombre jugaba con la vecina-

no había tomado café todavía
el rimel negro y el alcohol de ayer me impedían abrir los ojos
necesitaba primeros auxilios o una espátula que me levantara de la almohada
la habitación semioscura
placidez en el aire, para detener los últimos segundos
pero tu prisa taladraba la antesala del adiós

ayer, estabas enfermo de sueño y pesados párpados
no te bajaste la bragueta/ya eran demasiadas las distancias
dormimos espalda con espalda/ para subrayar los malos presagios
cuando antes –en un principio reciente- éramos ánforas de abrazos y pulpos sin dominio
temblorosos de posesión

yo sé que hasta aquí, alegres escuchas, les he proporcionado pocos detalles
-no me gustan los adminículos sórdidos de amor-
disculpas entonces
a aquellos que saben a penas una estrofa de esta historia
(y ahora resulta que todas mis historias terminan fatal)

Amables lectores: no se preocupen
no todo el polvo va a la coladera
este hombre intenta borrar su nombre de común historia
(con la que aquí les habla)
ante lo cual
me proclamo proclive a la resignación, no siendo menos orgullosa

por eso y ante la desventaja del futuro
sonreí en las escaleras al verlo partir -cuando iba a ser yo quien volvería-
mientras, junto con las ventanas y sin haber provisto al paladar del primer sorbo de café
repetí naranjas y amarillos para las petunias de ella

¡No queda más remedio que colar la luz!

Cosas prácticas

Hoy es domingo
ha sido difícil no morir al despertar
la tarde me encontró con los restos de las sábanas
todavía
dando vueltas en la cabeza
el agua caliente lava mis heridas
te sueño recurrentemente –sí, son sueños de angustia-
y no es la primera vez
que hago luto –a negro completo- para nuestro tan anunciado final

Hoy comí un bizcocho de chocolate
no es muy común estar triste si la azúcar se derrite en los labios
la calma poco a poco regresa
y las paredes son más condescendientes cada día
los infelices no mueren de amor

Mientras el sol caía entre las cortinas
este domingo
hice un recuento más
¡Cuántas veces he repetido para mi pena todas nuestras anécdotas!
alguien debería ponerle fin a esta proyección casera
no quiero ver una vez más esta película rota en blanco y negro

Otra vez, cada vez
cuando al verte te conocí

Sin embargo
no queda mucho de aquel muchacho flaco del que me enamoré
y al que buscaba para enseñarle el ombligo
y el asomo de mi pubis de quinceañera que recién se hacía volcán

Sin embargo y a pesar
no queda casi nada de la muchacha que se colgaba de tu cuello
para robarte besos
(siempre fuiste presa fácil de mis ocurrencias)

sin duda
es triste
pero todo se acaba
y hay cosas prácticas en las que debo empezar a pensar
como salvarme
salvarme otra vez, cada vez
de la melancolía

Como inicio
ya no voy a escuchar más esa canción de amor
que me recuerda a vos

Cuando dejes de amar

cuando dejes de amar
escóndete
muérete
escóndete
cuando dejes de amar
por supuesto no te quedes aquí
no te cuelgues de todas mis puertas
no me regales tu voz de horas y silencios
no te revuelques con otra
no te peses
no comas
no llores
cuando dejes de amar
sigue
sigue
escóndete
muérete
y que tus cenizas las tiren al mar
lejos
lejos
lejos de mí


Imagen: desde la Internet

domingo, noviembre 26, 2006

¿Ninfa o Ninfómana?















Colgada de la catedral de San Pedro
mecida por el susurro del Fresno
que añora al paterno de la tierra prometida y la casa
la ninfa salió del estanque
para broncearse

Se balanceaba en el campanario
impía
con los pezones parados saludando al viento frío
afilando sus instrumentos como tenazas, de nubes y piedras infames
oscura, como siempre
puta, como desde nacida
tarareando una canción nueva de hondonadas y valles
besando estatuas recién desenterradas, por las manos calientes de dos desconocidos
el pelo hirsuto de beber el lodo
su vientre hinchado por la gula repetida
mareada, de alcohol, maíz y bruma
verde, la ninfa
rosas, los arcos del paisaje

Se sacudió el agua al salir del fango,
pegado de barro a sus curvas,
y gritó desgarrando las cuerdas vocales
la tan ansiada pregunta:
¿Ninfa o ninfómana?

Poema parido el 13 de noviembre de 2006, en las Nubes, Teposcolula, y leído en el Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México, el 14 de noviembre.

Gato azul
















un gato azul devora un bollo de estambre a la mañana
como engulle –de noche- la piel disecada de su colega minina
los ojos se le pegan a las sábanas, bosteza molesto al tener que abandonar la cama
esparce espuma de afeitar sobre su pelaje, para apartar el vello del trasfondo
lava los rastros blanquecinos de la humedad de los revuelcos nocturnos
recuerda -con todos los disgustos- el frío de la loza
el hielo que lo hizo tan temprano erizarse
hace cuentas abruptas de lo largo que le depara la jornada
se estira, contra su gusto, para espantarse la melancolía
y se tira un rato al sol, orgulloso
como todos los días

el gato azul prefiere no ser morado
disimula todo lo que tiene de cariñoso
lucha a contra luz para aminorar el amor que lo invade
y lo distingue de tantos otros gatos grises
tan tristes y solos

espera –entre masturbaciones- la llegada de la otra noche
para bailar en el entablado la próxima melodía
cómo ansío tu voz ronroneándome al oído
ese miau contagiado de agónica lujuria contenida

Ay el gato azul, tan poco probable
Ay la noche espesa, tan largamente añorada
Ay la luz de la luna sobre tu rostro agatado y azul
Ay tus manos de felino tímido sobre mis tetas y mis uñas
Ay tus gritos esféricos de éxtasis y confesión
Ay mis palabras para consolarte cuando devorás un bollo de estambre a la mañana
y tenés que abandonar –inconforme- la madriguera de mi vientre tibio

Gato















hay un gato negro muerto en la banqueta
con sus verdes entreabiertos
víctima mortal de agresores anónimos
o pestes superadas
era también la tarde
y la niña jugaba con el paraguas
pero no era la lluvia
ella corría para alcanzar el viento
mientras las muñecas dormían la siesta
y nosotros pensábamos agudos sobre cómo descifrar la eternidad

el tiempo de nuestras vidas
es la foto de un gato negro muerto en la banqueta
o una niña que juega con un paraguas cuando no era la lluvia.

Foto: Niños de Teposcolula.

Turgente

me siento turgente
babosa
conspicua

y el espacio abierto de piedra
donde otros más solitarios pasean
es una burbuja alentadora en este mundo frío
aún más allá de la lluvia

estoy desnuda y frágil
con los ojos abiertos ante los tuyos
me siento turgente
babosa
conspicua

Privado




















(Tan solo palabras a tu oído)

Las sábanas blancas tendidas en la azotea de una ciudad ajena
y precisamente esta ciudad muda por ahora y quieta
me abrió sus fauces como nos abrimos las piernas
el agua yéndose poco a poco
la luna gritándole a la coladera, inoportuna,
porque aún es de día para aparecer colgada en el cielo
pero trae el recuerdo de ayer

Ay, tus párpados y la noche
tus ojos pequeños viéndome desde tu –quien sabe cómo y cuándo- manera angulosa de querer/no sé de que forma exacta se descifra tu sigilo
todo lo que te digo, entonces, es desde ahora privado
quien comprendería sin juzgarnos el lenguaje que sin querer vamos inventando
cuando, tambaleantes, regresamos a casa
besándonos debajo de cada farol de esta ciudad, muda entonces y quieta,
frente a los extraños que de seguro nos están envidiando
al vernos rebotar entre los escombros grises del asfalto
borrachos y locos
arrastrando por separado las lágrimas que otros provocaron
y sabiendo que en el fondo cada uno está solo
pero que suave es por ahora la otra piel que nos cobija
pero que largas son las mañanas
cuando pintamos paisajes que no se asoman por las ventanas
cuando el mar lejano nos perdona la in presencia
y las palabras que no conocemos las inventamos
y cuando el agua fría no es obstáculo para rozarnos
y cuando cavernosos nos conmovemos de los poemas de amor que fusilan
este tibio invierno/que espero que sea largo
por que algo sin duda estamos construyendo
mientras tanto

Ay tus párpados y la otra noche
ay el paraíso momentáneo y sin cláusulas
quien le puso llaves a la inmortalidad de tus gestos
quien tuviera la combinación de la caja fuerte de tu corazón moreno
ay este espacio privado
en el que los dos
nos conmiseramos del verano

Ahora la casa está en silencio
y de vos me queda el olor a sándalo en la almohada
las manos húmedas que gotean
los secretos
que te voy gritando en privado
las cenizas que descartamos
para abrirnos la puerta
no importa cuanto dure
no importan los vecinos
no importa la edad
no importa si, todavía, nos estamos conociendo

Ciegos

Era la tarde
eran ellos dos, frente a nos
era el calor de la demora
era el sopor
el chico dobló su bastón para besar el brazo de ella
sus órbitas disentidas saludaron al techo del autobús donde nos conducíamos
las miradas de los demás se prendieron de sus cuerpos
y ellos, un solo arrumaco, se pegaron más el uno al otro
agitaban el sobre blanco de una buena noticia
cuando, solo con 20 años, podían moverse a su antojo entre nosotros

Las piedras del camino estaban calientes
y en la radio una canción de amor

era la tarde
eran ellos dos, frente a nos
era el calor de la demora
la búsqueda del alguien que esté a tu lado a pesar

ciegos, seguro, somos todos
una vieja frase
una vieja canción

Era la tarde
eran ellos dos, frente a nos.

Medianoche



el cuarto da tumbos
en medio de mi sueño con telarañas
y en el temblor de mis manos
las imágenes surgen mareadas
en la no vigilia estamos juntos/ nos damos besos/
nos hurgamos traviesos/estamos calientes
nos recorremos carnales en medio de esta niebla implacable
de esta lluvia que no cesa de arañar la tierra
la agonía de la eternidad me persigue/ en la humedad de la noche y sus goteras
mi aliento es ácido
y todo este olor a sexo te gusta

como enredaderas aparecen los pensamientos inconexos
de pláticas con personajes, de lámparas arruinadas en mis ojos
de futuros en islas desiertas, de historias de amos y esclavos
el aliento se vuelve más ácido
la baba corre por la barbilla
espesa la saliva trepa al revés,
de puro deseo

estoy profundamente dormida en vos
balbuceo palabras extrañas para los humanos
disimulo la estremecida piel y el pellejo
envuelvo mi cuerpo en las ropas frías/ en un par de sábanas que no alcanzan a darme cobijo
casi me visto –en el acto-, por la vergüenza, como si fuera de día
me cuesta reconocerle a los nadie que todavía y con el cuerpo te amo

la conciencia desaparece en este forcejeo de pesadilla dulce, de añoranza
tengo miedo de tu aparición continua en la habitación/de ésta, tu materialidad comprobada
después de largas ausencias y abundante rabia/ te desvestís conmigo
cada vez que me pienso menos/ logro sentirte más debajo de estas frazadas
los muslos se contraen/ la respiración pesada
la hiedra sube por los muros del cuarto
las plantas crecen pegajosas y oscuras

mastico tu lengua
la envuelvo en la mía
te digo al oído todo lo que hemos guardado
la complicidad de la habitación cerrada
la medianoche inventada al doblar los ojos
la no-vigilia/ el sueño profundo de los culpables

mis brazos están en tus piernas
tus piernas desparraman mis caderas
los estómagos se buscan
para disimular las clavadas que nos damos de centro a centro
nos penetramos callados
clausuramos las ventanas

el cuarto dando tumbos
en medio de mi fantasía con telarañas

Ella irrumpe, abre la puerta
su semblante de décadas contenidas y correctas
me descubre la turgencia y me provoca esa vergüenza como si fuera de día
salgo de entre las colchas y le pido perdón con la mirada
como si yo no tuviera diez años más que quince

vos estás escondido bajo la cama
mientras, yo vuelvo a mi almohada
para volver a soñarte en la medianoche
y seguir disimulando las clavadas que nos damos de centro a centro
ricas
y absolutamente imaginarias
(y es que el amor es una incertidumbre demasiado prolongada)

Volumen














7.07 p.m.
Desconozco en total tu estado actual o cotidiano
tu predilección de los domingos
-podría ser cualquiera-
sonreírle a las hormigas, contemplar atónito las lámparas en las ventanas
contar los aviones que pasan debajo de mi falda

desconozco ignoro evito saber
las historias que me precedieron
seguro fueron largas y dulces
las sábanas habrán sido tibias, las de entonces
-tu voz está cada vez más cercana al olvido-

Es difícil conversar contigo durante la semana
la luz es demasiado antigua
y las horas se suceden en la felicidad solitaria

desconozco cuál fue tu primer delirio
evito saber tus mitos
ignoro si tanta soledad no se te vuelve oscura
prefiero no saber si me equivoco
y las ninfas te visitan a menudo
si fuera aparición demoníaca seguro me colara entre tu carne
todas las madrugadas
te recuerdo cuando atravesabas las calles en contra mía
y busco en esta ausencia de palabras todas mis fórmulas sintéticas para decirte
me hace falta el café en las mañanas
el mediodía pesa a las pestañas
las páginas de los libros son a veces demasiadas
suelo perder el hilo que levanta mi mirada
ya van tres aviones que pasan arriba de la ventana
desde que te escribo en busca de ponerle sonido a la nada
desconozco si igual te fijas que alguien te extraña
ignoro si tu respuesta se quedará guardada
prefiero no saber si me equivoco
y todo amor es una enorme encrucijada
donde muchas veces los otros simplementee escapan.

martes, agosto 15, 2006

Ocultarse



En el vaivén del transporte público
la niña junta sus dedos
aguza la mirada de su ojos chinos
persiste

Las raíces del árbol tumultuoso se ríen del cemento que intenta aplastarlas
abren grietas donde el hombre quiso sembrarlas eternas
soñamos junto a los pájaros que alguien imprima en letras mayúsculas
nuestros anhelos descarados de inmortalidad
las turbias anémonas de la edad establecen al pie un par de obstáculos
deberíamos burlarnos del hombre
como las raíces que logran desprenderse de las fuerzas que las pisotean

Estoy perdida
la niña deja menos de un centímetro entre sus dedos
aguza la mirada
persiste

Una especie de tortolita se coló en la canaleta del agua tratada donde no pueden beber las mascotas
para dejar claro que el objetivo de hoy es ocultarse de los demás a toda costa
Ah vanos mensajes que nos llegan desde las antenas de las azoteas
nos sumen en la debacle de una verborrea inútil
ejercicios
para que los dedos no se vuelvan abigarrados
ni el deseo retorcido nos haga perder la fe en la humanidad

Estoy distraída
la niña se baja en la próxima estación
y nunca conocí el sol que le quemó el rostro
aguza la mirada
persiste

Habría sido más razonable no poner las palabras una encima de otra
y ocultarse bajo las sábanas calientes que nos dejó la noche

jueves, julio 20, 2006

El zanate














Prefiere un alegro y seis notas, aunque indecorosa la resignación le haga saber que es muy feo.
Sus uñas rascan el violín de tu regazo y brinca la piel del contacto entre las sábanas rotas.
Come las gotas de rocío que dejó la noche sobre la hierba y las ventanas abiertas.
Sale a la calle, desnudo, sin chorrear los clavos de su pena.



Ebrio:
De una absurda y quebrada añoranza.


Pega el pico al vidrio, salta al vacío y recoge los pedazos de pan.
Escarba y se ríe.

El zanate sabe que no es pájaro, que casi tiene dientes, que nunca estuvo a gusto con la herencia sutil de los alados.
Transporta, mastica, se balancea, voltea a ambos lados de la calle con la mirada nubosa del reiterado apetito.


Es capaz de devorarse solo, bocado a bocado.

La gente lo persigue y trata de aprovecharse de tanta y tan divulgada ausencia de garbo.

Se sube al árbol donde cuelgan todas las cartas tristes.

Torpe, vuelve a saltar entre los muros: espaldas con huecos y pecas del roce salvaje.
El zanate desaparece, huye del violín, del regazo.


No soporta las sábanas rotas sin tu amor.

Brinca la piel del contacto.


Texto: Lauri García
Foto: Roberto Escobar

lunes, julio 03, 2006

Remodelación celestial














Podrían ser álamos
las esfinges que nos miran
los supervivientes toman la canoa más estrecha
en el paseo de copas y la Alameda Central

Cuidá las narraciones vividas, porque quien limpia las podría tirar

El viernes pasado sonaban los tambores de tu vientre
[Bajo el plástico vivía un ángel que temporalmente ha abandonado la ciudad]

Regalar la risa no es pecado ni traición
abrir las piernas con sinuosidad es media culpa

[El ángel cierra los ojos/ el dintel le exprime a sus labios:
el beso la belleza el hastío]

Podrían ser álamos los árboles del paseo de copas
o simplemente arpas grises:
hierros forjados al fuego del deseo

El sexo es el centro de todos nosotros
por lo tanto
la mujer no puede ser puta

[Bajo el plástico vivía un ángel
que temporalmente ha abandonado la ciudad]

sábado, junio 17, 2006

Los infelices



Nos vieron arrastrando los restos de aquella noche en que nos unimos
como pulpos viciosos tras las cortinas de una habitación prestada
ingenuos y sucios
hacíamos el amor entre antorchas vivas

Fue hace ya tanto tiempo
fantasmas de cadenas
esquinas rotas de un retrato milenario
serpientes en caída libre
pantomimas

El público nos abuchea, somos payasos
repeticiones inservibles de maquinarias sociales
las suposiciones apuntan a que deberíamos dejar de comportarnos como cíclopes seniles
genitales de sangre y suspiros
¡Hay la crítica!
espiral devoradora de júbilos

Pero regresan las risas y en la intimidad rozamos los pies
invocando la pasión que nos parió hace tiempo
como placentas de ballenas

Solos, volvemos a ser los mismos

Regresan las risas y en la intimidad nos fundimos como pulpos viscosos
almas pétreas/ resistencias
delgadez entre los muros

Al rozar los pies
cuando explota la mañana en rayos de sol y polvo
entre las sábanas tibias y olorosas a nosotros
dejamos de ser los infelices que todos conocen
vencemos el escarnio

y no somos más
la nostalgia