sábado, abril 19, 2008

La ciudad de los nombres



Ciudad de México, viernes 18 de abril, 10.44 p.m.

“Los poemas siempre huyen de los nombres, éste no”


yo vine a esta ciudad por mis propios pasos

solo traje dos maletas grandes y una intensa incertidumbre

el primer día, me perdí para llegar a casa


en el principio

comí huevos y verduras hervidas

me sentí sola al apagar la luz

arreglé mi primera habitación

lejos de los que quedaron atrás


caminé por Río Churubusco

y también me perdí, al llegar,

lloré frente a “Viva la Vida

en la Casa Azul

y me reconocí en la primera amiga

que tuvo Frida: ella misma


fui a los bares pero también a la biblioteca

conocí a hombres pequeños

y me acosté en algunas camas

que luego olvidé


leí libros gruesos

hasta la madrugada


comí tacos

tomé mezcal

y me mojé las botas negras

que a casi nadie le gustaban


luego fueron aparecieron los nombres

la primera ya estaba ahí

me dibujó un mapa para ir a la universidad

la ciudad se llamó entonces Laura

lugares hasta la madrugada

confesiones entre películas piratas

galletas de chocolate


después la ciudad se llamó Leire

visita, café en la terraza, corazón

flores que sobreviven y sobrevivirán

al metro y a la lluvia


por supuesto que un día me quejé

de que tu nombre, César, estuviese tan adentro

de esta ciudad de humos asfálticos

y quise volver a casa

pero me di cuenta que ahora esta ciudad

es mi casa


sin duda, la ciudad de los nombres

también se llama Carlos, Oscar, Orus

chistes, madrugada, chicken primavera

cerveza, ginebra, Río de la Plata


de pronto la ciudad también se convirtió

en una serpiente emplumada de mil cabezas

Eva, Nicole, María, Haydee, Marina, Carmen

Yamilee, Ximena, Anaïs, Diana, Emiliano

y si alguno de nosotros se va, estaríamos amputados


por suerte, ahora también puedo ponerle el nombre de mi hermano

a mis domingos

que es el día de la semana que todos saben que escribo

hasta en los parques


la ciudad recibe siempre a los foráneos

y le gusta últimamente llamarse Mateo

aunque solo nos visite


y así


esta ciudad es la ciudad de los nombres

el antepasado próximo de mi regreso

o el abrazo final a mi destino nuevo


quién sabe si yo algún día me vaya

pero si me despido, amor contaminado,

esquite con limón, banca en la Alameda

esta ciudad será para mí,

la suma irrepetible de varios nombres propios

una nostalgia inolvidable


y una profunda herida.

2 comentarios:

el árbol rojo dijo...

lauri garcía es usté un auténtico sol

Liz Durand Goytia dijo...

Lauri, el cariño y la nostalgia por las ciudades que nos hacen suyas es inevitable, tanto quizá como las partidas. Y qué bueno que tus letras dejen testimonio del aprecio, aprendizaje y gozo que te deja una ciudad como el DF, que jamás deja de cernir sus encantos sobre quienes hollamos sus calles...
Un abrazo