martes, mayo 12, 2009

Ajmátova en Modigliani para un desnudo con gato

“La historia de la amistad de Amadeo Modigliani y la poeta rusa Anna Ajmátova podría ser una de las más intensamente breves y menos conocidas entre dos creadores importantes del siglo XX. Se conocieron en París en la primavera de 1910… Ese año Ajmátova vio a Modigliani solamente algunas veces, luego llegó la despedida, pero todo el invierno Modigliani le escribía en sus cartas: ‘Usted se quedó en mí como una obsesión’” Recorte del periódico La Jornada, 10 de mayo de 2009 (99 años después).


Ella tiene las líneas más sencillas que él haya visto.
Él es una explosión sonrojada frente a sus ojos (los de ella). Ha huido de sus brazos cuando todo se complicó, cuando las tardes y los balcones enraizaron su corazón a una pasión poco sencilla.
Ella ama las noches de lluvia que mojan la tierra de la casa de sus padres cuando vuelve y, aunque perdió por la guerra a todos sus amantes, en el recuerdo más hondo de su hechura permanece aquel día venturoso en el que, sin sonrojos, dejó su ropa en el diván del pintor.
Él le enseñó la parte egipcia del museo de Louvre.
Ella deseaba que Modigliani recibiría en vida el reconocimiento. Pero nunca fue así.
Él dejó de escribirle un día.
Ella murió muchos años después, pero antes volvió al París apolillado, a soñar con sus cuerpos entregándose en tardes bochornosas, al otro lado de los barrotes.
En un colchón pegado al piso, descansan los amores incapaces de derrumbarse.
Él insistía en ignorarla.
Ella aprendió a amar a los gatos cuando él pintó frente a su silueta sus dos felinos favoritos. Ella tenía una mancha al costado (la gata).
Tiempo esférico de almas tristes, océano de escasez, no nos quites estos instantes muertos desde un segundo tardío, danos la sabiduría para aceptar lo indisoluble por breve, guárdanos en la curiosidad de los amantes que a nuestro fin seguirán buscando en nuestras cartas el secreto.
El secreto que no existe es fácil, ninguno de nosotros terminaría su vida a merced de ese tiempo. Éramos insuficientes. Demasiado jóvenes. Rumor.
La verdad es que fuimos bien cobardes.      


2 comentarios:

eva dijo...

me parece que salieron unos grandes trabajos del ejercicio, laurigarcía, me marcho a imprimir libro

buon giorno, pricipessa!

besote

Sor Juanais dijo...

mi reina el final en verdad, me mata.
te adoro.