martes, julio 21, 2009

una masa de carne y brío

me gusta la línea verde de los cerros

el agua que huye de permanecer tranquila

las vacas y sus manchas recurrentes

la historia de los almendros

el viejo que contempla el campanario

esta tarde embalsamada de sopor

los niños

la lejanía del dolor

aquella noche debajo del amate y sus esferas

el recuerdo reiterado del desierto verde

el goteo nocturno de las paredes y los rostros

el anhelo repetido de abarcar la totalidad expectante de la vida sin pasar por la caverna platónica del miedo y los escombros de aquella primavera en que casi morí partida por la niebla de mi corazón

por suerte, me digo, eso ya pasó

me gusta que sea Kafka el último que quedó vivo

los poemas largos que hablan del 68

los poetas que escriben detalles como si la historia fuera una masa de carne y brío y yo me pudiera asomar a esas naves, memoriosos velocípedos, y contemplar animales que solo se encuentran vivos si uno visita Oceanía

la palabra cocodrilo

el tiempo cuando es contenido en una abertura en el mar

las luces encendidas a la medianoche, cuando piso esta ciudad de párpados y persianas cerradas y una luz roja se asoma en el recuerdo de mi quinto piso

me gusta

masticar el polvo y hacerlo una luz que me rescate de la edad, acumulación de preguntas irresueltas

esta lluvia que azota relámpagos y truenos, que vuelve la bóveda celeste una colección de ases luminosos abriendo las heridas del terror

el viento que estrangula lentamente las cortinas sobre un montón de flores amarillas y terrestres, tierra verde, como los recuerdos de la infancia hechos cartografía de mapas inútiles para encontrar el tesoro dentro de una lectura obligatoria

la palabra

que es un dictado

y no hay intermediarios que sean capaces de escapar del rumor rumor rumor de máquinas desatornillando estas hojas

hojas perversas llenas de tormenta

todo sería inútil si de pronto la cabeza no dejara de doler

y la ansiedad no fuese un punto, posible de destruir, en el centro de la mano

y yo, que siempre me deseo salvar a toda costa, no me encontrara con la silueta de un amate que llueve esferas de colores

y se cansa como yo de andar así, siendo una masa fácil de empujar

resistiendo el que la violencia haga un tatuaje en mí

encontrándome sin querer con tu figura llena de azoteas

cuando la vida fue un pilar que se derrumbó

y aún así el aliento largo de la existencia es capaz

de refrescar la noche

y

persistir

en la risa compartida que explotó bajo el amate.

2 comentarios:

Aquelarre Anónimo dijo...

Hay un aquelarre, tienes una invitación vip

el árbol rojo dijo...

me gusta, yo lo leí!!!!
fue un megáfono íntimo
besotote