viernes, marzo 21, 2008

quinto piso


suben gradas como pisadas rosas en el azulejo limpio

suben ganas como llamadas a la medianoche del tren

no somos nadie si no aceptamos nuestra condición animal

de extrema torcedura el talón izquierdo de tu huída

qué vivas entre cactus está bien

qué mires el sol celeste sobre las sienes de un rinoceronte

está bien

si amas a otra mujer en el calor salado del viernes santo

que te lleven arrastrado los gendarmes y te peguen y te roben

todos los papeles

que te espinen como al muerto en resurrección y de castigo

no alcances a mirar

los minusválidos segundos de mi reloj

que entre los atardeceres del desierto veás mi rostro

mi carne endeble que dice cosas inciertas

y te espera temblorosa cuando no hay más lugar

que te pierdas en el nihilismo inefable del mito

que no entiendas nada y cambies de opinión

que ser animal sea urgente en el discurso

que ser animal sea la única salida

que el deseo se pavonee en el parque como excusa

que la métrica de todo termine

qué estés bien y el rinoceronte de tus sueños

la bestia sostenida que todos llevamos dentro

tenga la piel tan suave como yo/

que no pase a más

que no sea necesario

tirarse de un quinto piso.

4 comentarios:

Emiliano Álvarez dijo...

me gusta, me gusta y me gusta

Liz Durand Goytia dijo...

Querida Lauri, me sacudieron ciertas frases de tu poema. No deja de sorprenderme tu maravillosa y lúcida juventud.¡Qué alegría de ser amigas!Un beso.

Anónimo dijo...
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Sor Juanais dijo...

como la quiero carajo...por toda esa sensibilidad y la selección de palabras...que siempre, siempre la hacen ser dulce y canija al mismo tiempo.