miércoles, marzo 18, 2009

moïs (un poema que había quedado pendiente)


mois

I

Víctor vendía marihuana en el colegio cuando estábamos en sexto grado, recuerdo que se extendió el rumor de que lo que nos daba no era más que pasto recién cortado.

II

Eran aquellos años lejanos en los que vos me gustabas mucho. En la camioneta de Guillermo rolaban los puros generosos. En ese tiempo yo siempre decía que no para luego empezar a decirte que sí.

III

Guille perdió a su hermano cuando íbamos a secundaria. Ante la adversidad, aprendí a admirar su temple, su rabia contra la vida, y su forma generosa de incluirme en ese grupo mítico de los que fumaban mota por pura y franca rebeldía.

IV

No recuerdo cuándo fue mi primera vez con ella, pero hasta ahora no he planeado la última.

V

Soy una fumadora fortuita y tal vez mediocre. Casi siempre ando eriza y no puedo armar bien. Pero soy de las más felices cuando me invitan.

VI

Ximena me regaló una caja azul de polvos mágicos, con una reina con guantes en la portada. Tengo la caja más bonita del mundo para guardar hierbas varias.

VII

Una vez, con Pablo hablamos del hueco que se abre dentro de los seres humanos cuando fumamos o entramos en estados alterados de conciencia. Esa conciencia es la del ser. Me fui a dormir con vértigo.

VIII

No niego que haya malas experiencias. Un día, uno de mis amantes, bajo los efectos, pensó que yo era una foca.

IX

Con Mario, Alejandro y el gordo Hugo fumábamos en el parque detrás de la universidad. Las flores nunca fueron más fluorescentes. El profesor de fotografía me felicitó por mi sensibilidad y forma de conceptualizar los paraguas que cazamos con nuestras cámaras aquella tarde lluviosa de octubre sobre un paso peatonal.

X

Raúl, en esa época no me importaba nada, ni tu cuarto sin pintar, ni tu cama de menos de un metro de ancho. Cuando fumábamos juntos éramos la parte inmortal de las azoteas y del amor más férreo e invencible de la juventud.

XI

Lo último que ví aquella noche fue la cara de Marina y un hot cake con decoraciones verdes. Luego de aproximadamente siete horas me desperté asustada en la oscuridad ¿Dónde está la fiesta?, me pregunté, y le dije a Nicole que tenía ganas de que platicara conmigo.

XII

Con Eva, fumar es como abrir un número ilimitado de cascabeles para la risa.

XIII

Caminábamos por Tonalá con Leti y Poncho, yo en lo personal iba ‘hasta atrás’. Se llama frustración, me explicó Varinia, al referirse a mis sentimientos encontrados porque un camaleón no dormiría conmigo esa noche. Entonces comprendí muchísimas cosas. Entre ellas, que soy intolerable a la frustración.

XIV

Este tema lo escogió Leti y lo celebramos en Cuernavaca frente a La Maga. Hablamos de la urgencia humana y política de legalizar la marihuana y la presencia siempre incómoda de la policía.

XV

Alejandro murió asesinado en París en octubre de 2007. Dentro de mí guardo sus besos, su risa de chin chín, sus palabras de aguacate, el sonido de su armónica y el recuerdo de esas tardes fumando juntos, quitándonos los pedacitos de hierba de entre los dientes, cuando nos amábamos y creíamos que nada –absolutamente nada- tendría fin.


este poema está dedicado a todos mis amigos con los que alguna vez compartí un toque.

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