miércoles, enero 27, 2010
lunes, enero 25, 2010
obituario de un domingo histérico y solitario
orificios boscosos duermen entre los pliegues del asfalto
llegará esa madrugada que arrasará con el origen de la fuga
contagiosa es la humedad de las cavidades
estoy aquí siendo un triángulo infinito
una colección calcárea de formas
conjunto prolongado de notas acústicas
rompiendo el vértigo acuciante de las aves
viendo explotar los peces en el barro
atravesada por el recuerdo de todas las noches y todos los hoteles
es posible que nada haya sido cierto
que esta suma sea impositiva: llama que arde cuando nos dormimos
el sentido no tiene nada de absoluto
sentencias son las nervaduras
y las hojas, ay las hojas
van sucediéndose en espantos
¿cuánto tiempo habremos de quedarnos quietos?
eso solo lo saben las agujas que cosen los labios de las cartas
hierática sonrisa la del destino sin cobardes
rama desierta estos pájaros y esta angustia
polvo de los árboles, risa de mí
espíritu del bosque escondido entre adoquines
flamas salobres/ incrustaciones de nostalgia
¿qué será de ti si no lo sabes?
si de noche tiemblas al revivir la memoria: hubo una vez un tren y un par de andenes
la hora acordada para ver las águilas
luego crecimos y nos quedaron: los párpados en el pelo
alucinaciones prácticas
metafísica y la carne
la belleza como una pregunta abismal
camaleones como palillos de dientes/libros sin portadas
sí, yo vi esa época cabalgar
inconclusa y épica
llena de adjetivos y azulejos
la página en blanco atravesada por ciertos vocablos concatenados
cansancio de máquinas, esa punzada, ese piquete en la parte interna
la pieza estaba al revés y todas las luces apagadas
yo intenté despertarme de mi sueño informe
respiré el aire en dosis: bocanadas
conté de atrás hacia adelante/eructé
dije 'absurdo' casi un millón de veces: cabalgata
reduje la histeria de un domingo solitario
y me volví a preguntar seriamente:
¿qué será de ti si no lo sabes?
lunes, enero 11, 2010
¿cuánto dura el pasado?
compulsión verbal y lluvia de nieve aterrizan en la ciudad helada
la gente que amo está lejos, tan lejos que puedo soñarlas cuando duermo con la mitad de mis ojos abiertos
lo que ocurre dentro de estos músculos fríos no le compete al mundo
ni a las campanas ni a la música
pero quiero que vuelva el sol antes que mate esta angustia a las plaquetas, los glóbulos rojos y los leucocitos
los corales son animales y no plantas
las voces propias producen ecos altisonantes e histéricos
cuesta vivir siempre en la retórica
correrá la tinta como corren los días indescriptibles que no se pueden detener
el tiempo es una alfombra sucia y gastada
nosotros, números codificables y una suma
la infancia un monociclo
las películas, farsas felices
combustible para sortear la realidad cada vez más oscura
que vuelva el sol al planeta Tierra
que regrese la alegría a las fiestas
la verdadera
la que nos hace vernos a la cara
no arremeter en lucha inútil contra la madrugada
¿cuánto dura el pasado?
¿cuánto dura todo lo que nos ha sucedido?
¿cuánto dura la culpa y la lástima?
no lo sé, pero definitivamente
menos que la vida.
sábado, enero 09, 2010
Estampas fucsias de una ciudad gris
Hace frío. Mucho. Estamos a siete grados. El norte del país está a menos cero. Mis facultades literarias casi congeladas. No sé por qué últimamente no me gusta nada de lo que escribo. Tal vez me sirva entonces el próximo taller que tomaré como agente infiltrado. Luego les cuento.
Hoy me han invitado a una fiesta pero lo único que quiero hacer es poner una película y echarme a la cama. No sé que fuerza sobrenatural podría hacer que por segunda vez en el día, me vista y salga a luchar contra la lluvia y el metro moviéndose a dos kilómetros por hora. Mi caja toráxica expulsa una tos tan ruidosa que la gente en la calle se aparta a mi paso. Tos de perro, pues.
Sin embargo, el paseo de hoy valió absolutamente la pena. En primer lugar porque fui a Casamanita, que no es solo una casa, sino un estado de ánimo, abracé a Pavel, le dejé unos frijoles, y tuve una charla amenísima (vaya adjetivo, pero no encontré otro mejor) con el escritor chileno Javier Norambuena, quien se puso muy contento de que le trajera de El Salvador la obra completa de Roque Dalton. Acerca de quien promete hacer un artículo y dedicármelo. Dejamos acá por escrito su promesa.
Le dije, entre muchas de las cosas que le dije, porque Javier tiene la capacidad de que le confiese asuntos que en general no cuento, que –en alguna medida- yo empecé a escribir por haber leído en mi adolescencia a Roque. El poeta, continué diciéndole, ha sido en mi escritura académica y periodística un tema constante, no solo su obra, sino también su asesinato (historia incómoda) que aún no ha sido castigado.
Antes de que se me olvide, y de meterme bajo dos colchas peludas y poner mi película, quise poner también en letras, consonantes y vocales, algunas cosas que aprendí hoy en esa larga charla de variados tópicos con Javier Norambuena.
Primero: uno no “es” heterosexual u homosexual, sino que “está” heterosexual u homosexual, siendo la sexualidad un tránsito comparable con el que viven las tribus urbanas. Uno “está” emo, no “es” emo, uno “está” punk, no “es” punk. No sé si estoy de acuerdo del todo con la hipótesis, pero me gusta la idea de no dar la sexualidad por sentada.
Y es que a pesar que me la doy de mente abierta, como diría Gramsci, todavía me quedan en la cabeza los ecos de mi educación católica, impregnando mi vida laica.
La segunda cosa que realmente aprendí hoy, y lo necesitaba, es que no podemos dejar de soñar, sueños académicos y de vida errante y nómada. Soñar es un verbo bastante abusado, pero a mí me gusta.
Bajos mis ánimos, cargada mi alma de un existencialismo profundo y una histeria que creí disimulada, me gustó escuchar a Javier contándome de sus proyectos de viajes, talleres y cursos. Yo me reconecté con los míos y volví a creer que puedo estudiar un doctorado donde se me pegue la gana, y que al final terminaremos haciendo lo que realmente deseamos, en el país que sea. Escribiendo. Siempre.
Tal vez sea que con la crisis económica y la crisis de mis pre-treinta, y los problemas emocionales que ahora – y siempre- me aquejan, a veces me surjan demasiadas dudas.
¿Y qué pasa si somos los mejores? Me puso Eva el otro día en el muro del Facebook. Y yo me pregunto ¿Qué tal si estos adolescentes tardíos no nos damos por vencidos?
Al escuchar a Javier me acordé de los real visceralistas, de esos poetas patéticos pero excelsos. Me gusta ser parte de esta raza de perros románticos, aunque últimamente Bolaño sea un lugar común.
Y así, la ciudad me recibe, en las caras de mis amigas y amigos que siguen acá en el viaje (literal, como en el caso de Pavel). En merienda con las Poetas del Megáfono, en la sonrisa de Zaria dándome posada, ánimo y cobijo, en el gato azul diciéndome que soy “como una dimensión”.
La lluvia cernida en el disfraz que me puse hoy para salir a la calle, me regresa a mi barrio, el Centro Histórico, la cloaca feliz de la gran Tenochtitlán, me sonríe en los meseros y en los dependientes que parecen haber notado mi ausencia y celebrar discretamente mi regreso. Uno de ellos me obsequió ayer un pastel de chocolate.
Por su lado, una de mis pequeñas vecinas sale a la calle, a pesar de la lluvia, en zapatos sin calcetines y chupa un dulce fucsia, en medio de toneladas de asfalto gris.
Cuando me fui a El Salvador, hace un par de semanas, miré en mi calle favorita (Filomeno Mata) a tres estatuas vivientes, recubiertas de bronce, perfectas, juntando a su alrededor a los transeúntes curiosos que veían asombrados a estos jóvenes personajes que parecían sacados de una obra de Charles Dickens. Sonreí, y sentí que era testigo de “uno de esos momentos”.
Por eso, y por más cosas que a veces se me olvidan, amo el D.F., amo mi exilio voluntario y si algún día me voy, que me iré, tarde o temprano, una o más veces, siempre extrañaré estas estampas fucsias en medio de la ciudad gris.
sábado, enero 02, 2010
estrellas que caen en el pozo

soñé con estrellas que caían en un pozo
adentro la luna rielaba redonda y llena
como una niña de aire
solitaria
pensé en mis amigos y sus propias estrellas
que también suelen caer en el vacío y volverse solas
hice cuentas
de los años volviéndose hilos de pescar
y arpones llenos de sangre
reparé en la palabra estalactita
y la deseché
porque no cabe en este poema
di vueltas en el fondo del agua
la memoria me llevó por el camino de polvo y te vi
estábamos haciendo lo que hacíamos siempre
pero hace mucho tiempo que nos fuimos
con el dedo dibujé formas libres en el suelo
y me resigné al paso febril de las unidades de tiempo
oí los pájaros cantar al amanecer
pero ya era tarde
grité mis heridas con un gesto silencioso y hondo
mis ojos quedaron aguados
incapaces de llorar
entonces pensé que nunca volveremos a ser los niños que fuimos
pero me retracté
porque los niños siempre son los niños
y no basta toda la vida para crecer.
miércoles, diciembre 23, 2009
La competencia está reñida
www.revistasemifusa.blogspot.com
¡Corran la voz!
domingo, diciembre 20, 2009
la distancia
esta ciudad friolenta cubierta de bufandas
la pregunta ¿quién recibe las regalías de los libros de Kafka?
o bien
¿recuestas tu cuerpo en otra parte?
espero que no
que tu cuerpo tendido sea solamente un recuerdo en mi colchón
la distancia es soda cáustica royendo mis entrañas
dos mil kilómetros que se convertirán
en cinco mil kilómetros
de lejanía
yo nunca quise irme
nunca quise que te fueras
me gustan los poemas vistos a través de un telescopio
le hace falta más sinceridad al mundo
y a mí
y a vos
me gustó
el mensaje que te envié valiéndome de las telecomunicaciones:
“quisiera estar encima de ti
(…) me contigo
(…)te
y luego dormir y que me quites la colcha”
no me gusta que fumés en la cama
pero ahora que no estás
me gustaría que fumaras en mi-cama
la distancia es todo lo que no quise que fuera.
martes, diciembre 15, 2009
caos sideral
caos rectangular de noches suspensivas
palabras nuevas
puericultor, no entiendo
nada de lo que sucede aquí
ni el sonido interrumpido
hierbabuena
focas
soy un error ESPECTACULAR atravesado por avenidas
e hipopótamos líquidos
oraciones repetidas
ven, yo misma
ven, rájame, vuelve a ser mi alimento
mezclado con las marcas de la nariz
esta época nos está mirando
hipocondríaca
automática
hipotenusa
inconsciente
y cruel
caos sideral,
no encuentro la puerta ni la esquina
¿dónde me dejé que no me hallo?
(tengo culpa)
nunca volveremos a ser los niños que fuimos.
domingo, diciembre 13, 2009
es difícil juntar mapas
en medio de este caos sideral
y el aerosol rojo de estos días insumisos
e ir atropellando la tos con los ojos
y meter mis dedos en tus glóbulos linfáticos
beber la aceptación de verte ser tal cual viniste
luchar aceptar conocer concebir
el paisaje de los rombos y las grupas de las líneas vitales
(que son muchas)
es difícil juntar lo que fuimos
verte dormir mientras yo despierto
y sentirme de pronto la llave
para que escapes de tu insonora incomunicación
sal del cuarto
desviste el desliz de mis avestruces
que están empollando
el sol rosa de diciembre
mezquina la distancia que nos separa
es difícil juntar el mapa de tu emporio lunar con el estetoscopio de esta época
noches excesos metáforas férreas
es difícil no ser tu sangre
y el mapa circular de tus astros.
Buena noticia
www.casamanitacartonera.blogspot.com
Una editorial que nos ayudará a hacer muchos sueños realidad
Enhorabuena
Yujú
viernes, diciembre 11, 2009
A Jorge:
¿Por qué las semillas de los dátiles son líneas profundas?
¿Por qué pareces saber tanto de mí y aún así tus ojos me rehuyen?
¿Por qué de pronto tu mano y tu cicatriz me buscan y tu centro es un cilindro al que quiero volver a tener en medio de la lengua?
¿Por qué el olor a tus mangas es la emperatriz a la que quiero desvestir?
¿Por qué estoy pensando en tu abdomen mientras fumamos un nombre compuesto y tu mirada oscila entre mis dedos?
¿Por qué tu pie derecho me remueve las ganas de esta tarde de equívocos?
No importa
Déjame tus ojos, tus labios y que sigan abiertas todas las puertas del mundo
II
ven, llévame a la cama
acércate
no te precipites
sube mis piernas hasta tu reloj
fáltame el respeto debajo de las estalactitas
ven, mírame con tus ojos de lunares
come de mi aire las enredaderas
abusa de las buganvillas
ausculta la masa de mis himnos
conmemora la línea delgada que quiso unir el olor de nuestros párpados
alégrate de nuestros huesos
calcínate en el deseo
ha pasado tan poco tiempo que no quise sacar las raíces de su cicatriz
ni la clorofila de las plantas
ven, escurre de una vez mis filamentos
posee mis neuronas que están agonizando
arrebata la luz y los ferrocarriles
pégame con una cinta cóseme engrápame y estámpame
sintetiza mis absurdos silábicos
radioactívame para que me ilumine
esdrújula mis ansias
polinízame
quiébrame en gotas
escúchame gemir toda la noche
III
Se ha quebrado una taza en la cocina
A estas alturas, se han quebrado demasiadas cosas
¿A dónde van los restos rotos?
Si se rompe un corazón ¿Dónde se colocan los pedazos?
¿Hay un lugar dónde se acumulen las luces vueltas sombras, el atardecer de ayer o los besos que se niegan a entregarnos en un juego siniestro que nos desgasta?
Quiero encender la luz y barrer los pedacitos
Aprender a defenderme de mi dolor continuo e inexplicable
Negociar el aprender a diario
La intensidad del cuerpo
El movimiento
Los volúmenes geométricos
Hoy se ha quebrado el ruido, el suelo, la bolsa, una escuadra, la economía mundial, varias partículas
¿Dónde ponemos lo que fuimos sin serlo?
¿Dónde se guardan los pedacitos?
Han pasado pocos días y no quiero estar rota ni tener ganas de llorar en todas partes
Quiero que lo único que se rompa de mí sean mis labios de tanto besarte.
domingo, diciembre 06, 2009
La cocina
campanas suenan
la luz torda nos abre los ojos
el pan tostado sale
muerdes masticas te ríes
se cae el café
me quejo
te ríes
quemas las mantas
te ríes
el alcohol permanece en la cabeza
calentamos la sopa
riego las plantas
pones los platos
arriba a tu derecha hay miel
partís los limones
la mesa la cocina
me miras te miro
decimos ‘qué gran noche la de anoche’
espera, yo voy
pásame las tortillas
pijama
mezclilla
nos besamos
al otro lado de la ventana: la vecina
me miras
me sigues con las manos
me metes las manos
me mides
nos medimos
en el espacio de un nosotros repentino:
es la alegría.
viernes, diciembre 04, 2009
El velorio del cantor
Un adiós sencillo, pero multitudinario, fue el que se hizo después de tres décadas para velar los resto del cantautor chileno. Aunque aún no se encuentra al homicida de Víctor Jara, para sus más cercanos, en su asesinato hubo justicia. Hoy, Víctor es inmortal.
Autora: Carolina Rojas, desde Santiago
Eran las doce del día y entre cambio y cambio de guardia de lejos se oían las canciones “El arado”, “Paloma quiero contarte” y “Derecho a vivir en Paz”. Entonces se acababa todo lo solemne y los presentes contenían el nudo que desgarraba la garganta en ese acto de tragar la saliva para no llorar. Pero no todo era tristeza, al fin se pagaba esta deuda de hace más de 36 años: el primer funeral del cantautor fue clandestino. No hubo flores, ni carroza. Fue un secreto que guardó Joan Turner, su esposa, sus dos amigos y el sencillo nicho del Cementerio General.
Pero hoy están sus canciones para hacer volar al sus seguidores, volar hasta ese Víctor de sonrisa amplia, guitarra y de poncho negro de puntas rojas, la misma prenda que el jueves cubría su féretro.
Hasta el galpón que lleva su nombre, ubicado en la Plaza Brasil de Santiago llegaron a despedirse el presidente del partido comunista Guillermo Tellier y la presidenta Michell Bachelet.
Desde que a fines de octubre el ministro Juan Fuentes Belmar reconoció que el cantautor había muerto de un shock traumático, producto de los más de treinta impactos de bala de su agresor, los restos fueron devueltos a su familia. Desde entonces, su velorio y su funeral póstumo eran uno de los eventos más esperados por los seguidores de su música.
Víctor Jara fue acribillado el 16 de Septiembre de 1973 en el Estadio Chile y arrojado a unos matorrales cerca de la Carretera Sur de Santiago. Luego llevado a la morgue, donde más tarde fue identificado por su esposa. Para sus más cercanos, su asesino no logró su objetivo: hoy Víctor es inmortal
En el velorio, de vuelta estaban los buenos y los malos recuerdos: el golpe, los ejecutados, pero también los ojos de Víctoren una gigantografía a un costado del féretro. Estaba rodeado de coronas de flores del Comité Central del Partido Comunista y de los estudiantes ex UTE( Universidad Técnica del Estado) de 1973 que estuvieron junto a él durante su detención.
Ese 11 de septiembre, hace más de tres décadas, después del bombardeo del palacio chileno y de la muerte del presidente chileno Salvador Allende, 600 estudiantes y profesores se pronunciaron en la UTE. Al día siguiente, entre gritos, empujones y culatazos que jamás olvidarán, los académicos fueron llevados al estadio Chile. Entre ese grupo se encontraba Víctor Jara, en ese entonces, maestro de la escuela de Artes y Oficios de esa casa de estudios.
En medio de la melancolía, sus compañeros entrañables recuerdan aquel día. Emilio Daroch, se acuerda de aquellos momentos de dramatismo. Él en ese tiempo era estudiante de Economía y quien estuvo junto al cantautor en el momento de su detención. La última vez que los vio fue cuando los militares ordenaron que se apartara “al prisionero Jara”. “Recuerdo que escuchamos una especie de cañonazos cuando ya estábamos en el suelo siendo pisoteados por lo militares. Nos llevaron al estadio Chile donde estuvimos cinco días siendo maltratados física y sicológicamente. Víctor fue separado de nosotros y siempre supo lo que iba a sucederle...”, comenta. Pero a modo de consuelo señala que en esa muerte injusta hay una especie de justicia, aún sin encontrar al verdadero culpable de su muerte. “!Es difícil enfrentar estos sentimientos, sobretodo después de haber visto vivo a Víctor, es fuerte, pero fue en vano. Víctor vive en el corazón de todos y nunca dejaremos de buscar la verdad”, sentencia.
Víctor inmortal
La canción “Abre la ventana” de Víctor Jara fue acuñada para el mural que quedará en el galpón que lleva su nombre y donde fue velado. Lo pintó colectivo Brigada Ramona Parra (BRP). Brigada Muralista del Partido Comunista de Chile que nació al pintar publicidad para la candidatura presidencial de Pablo Neruda y se amplió con la campaña de Salvador Allende en 1970.
En la celebración se dispuso un escenario montado enfrente del galpón por donde pasaran artistas e intelectuales para recordar a Jara. Cuelgan pendones que perpetúan sus frases. “Al pueblo hay que ascender no descender”, palabras como balas devueltas a las posturas mesiánicas de los intelectuales o los poderosos de esa época hacia los más pobres. Víctor, fue el representante de un nuevo movimiento musical que identificó la Unidad Popular y el gobierno de Salvador Allende.
Sin duda una de las imágenes más emotivas fue el rostro pensativo de Joan Turner y el de sus hijas Manuela y Amanda. Aunque no hablarán sino hasta el funeral, se mostraron muy emocionadas en medio de los abrazos apretados de los integrantes de las juventudes comunistas. Joan Turner comentó a sus más cercanos que estaba impresionada con la masiva asistencia del público. Jamás esperó tanta gente.
Pero fueron cinco guardias el preludio para dar el paso al público de clavel rojo en mano que soportó el calor para dejar una flor o acariciar el féretro. Al lado de su ataúd pasaron el Comité Central del Partido Comunista y la Agrupación de Familiares de Ejecutados políticos, pero esta vez junto a una Joan incólume al frente, con la foto de Víctor colgando a la altura del pecho.
Para su más cercanos Víctor Jara a trascendido a la izquierda y al Partido Comunista. El autor de “Te recuerdo Amanda” y “Vientos de pueblo” al fin recibió su merecido homenaje. Así también lo reconoce Jaime Gajardo, presidente del Colegio de profesores de Chile quien también estuvo detenido junto a él. “Este homenaje nos llega en el alma, para mí es emotivo, como parte del grupo que fue detenido en la UTE junto a Víctor y que hablamos con él en esos momentos. La figura de Víctor es transversal y auque su muerte aún no se ha aclarado, este es un paso a la verdad y a la justicia de su asesinato”, confesó.
La emoción llegó en dos ocasiones más, cuando un grupo de niños, conducidos por el Sindicato de Cantores, interpretó frente al féretro el tema “Luchín” y cuando afuera del galpón donde fue velado, los presentes comenzaron a entonar sus canciones.
Por la calle Huérfanos hacia la Plaza Brasil de Santiago, se enfila el centenar de personas que quieren darle el último y anhelado adiós al cantautor chileno: jóvenes, ancianos y su compañeros de detención, los mismos que lo vieron sonreír hasta el último momento. Hacen más 35 grados de calor, pero al público que esperaba parecía no importarle, hoy es el día de Víctor...El sol brilla, brilla, brilla.
domingo, noviembre 29, 2009
Nominada
Para votar por mí:
www.revistasemifusa.blogspot.com
Gracias:
Muak
martes, noviembre 24, 2009
Tijuana Makes Me Happy
Ha pasado una jornada completa desde mi regreso al D.F., esta ciudad que amo pero a la que, reconozco, estoy empezando a serle infiel. No había pasado ni una semana cuando ya me preguntaba ¿Cuánto valdrá rentar una casa en Tijuana? Y es que no sé lo que me pasó, o lo sé muy bien.
Llegué a esta dama del norte, “señora ya vivida”, con Eva, poeta del megáfono, compañera de viaje y aventuras, a quien contactaron para el festival, cuyo país invitado para la primera edición fue España.
En el aeropuerto nos esperaba Alma Columba, Nancy Bonilla, y al volante una sonriente Karina, guía y anfitriona nata. Karla Martínez y Julio Álvarez fueron los artífices de uno de los mejores encuentros literarios a los que yo, o cualquiera, haya asistido.
Llegó la hora de la comida, qué viva la carne del norte y sus vacas, y ahí conocimos a algunos de los que serían nuestros compañeros escritores y artistas en los próximos días: Uberto Stabile, Antonio Orihuela, de España, Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal, Arturo Ramírez Lara y Jorge Palomares, de México. Los demás irían llegando más adelante, con su talento a cuestas. Como la irónica y única Gabriela Torres, capaz de escribir el mejor cuento para un cáncer que a todos nos consume. O los consagrados David Miklos, editor de Picnic, y Rafa Saavedra, cronista. Y el novelista Alejandro Espinoza, con su rica prosa sobre la ciudad de Angustia.
Esa noche escucharíamos a Almudena Grandes, autora de “Las edades de Lulú” hablar sobre el premio que le cambió la vida y la persistencia que se necesita en esto de la escritura. Del compromiso que significa escribir de madrugada o en una libreta en horas de trabajo. Una señora muy intensa y generosa que me invitó a una margarita en el “Dandys”, la cantina más tradicional del rumbo, y se tomó una foto conmigo cuando le conté de Roberto Góchez, su fan remoto de El Salvador.
Esa noche bailaríamos en “La Estrella”, antro kitsch y encantador por cutre. Recorreríamos en las siguientes jornadas, de día, los centros culturales para las respectivas lecturas en las que seríamos testigos del buen nivel de los participantes; al caer la tarde, comeríamos tacos de carne asada con guacamol; y, de noche, tomaríamos la vida tan en serio como solo puede hacerse con un vaso de michelada o una margarita en la garganta.
Tuve la sorpresa de encontrarme al Medel, cantautor Navachistero, en "El Lugar del Nopal" y ver su póster junto con otro del David Aguilar, al que siempre recuerdo con intenso cariño.
Trepadas en su carro antiguo nos sentiríamos como en La Habana, recorriendo las arterias de una ciudad decadente pero digna.
Más allá, atravesaríamos la roja Coahuila y la inquieta Revolución como si fueran las calles en las que crecimos. Jorge rayaría burros, niños y una muchacha, interpretación de su Tía Juana, posmoderna y con revólveres, con esténcil, a través de la ciudad oscura, con un séquito de encubridores, nosotros, detrás de él. Yo rayé mi primera pared.
Eva y yo daríamos un taller de creación que cuelga de la memoria con su foto de Pedro Infante. Sentiríamos frío y un calor inconmensurable en el pecho. Las horas se alargarían.
Veríamos el muro desolador e injusto, símbolo del fascismo y el genocidio a través de las fronteras y la exclusión. Y seríamos testigos de la prepotencia que cayó en el absurdo y el patetismo de Rubén Bonet, supuesto escritor anarquista.
Comeríamos tostadas con mariscos, los mejores tacos de camarón de la historia y un pescado cuyo nombre era lírico y su abundancia nos rebasó. La playa fría nos regalaría dos soles.
Recitaríamos en la calle con megáfono y regresaríamos a casa con el alma cambiada por un soplo que entró sin pedir permiso y amenaza con ser eterno. Tijuana Makes Me Happy. Me enamoré de (en) Tijuana y ahora conjuro el momento de llegar al valle del Silencio, siempre mirando al norte de este país inmenso, terrible y amoroso, esperando volver a bailar contigo como la primera noche en “La Estrella”, cuando todo lo que nos pasó, comenzó bajo la luz cómplice de unos focos de neón.
lunes, noviembre 23, 2009
Tijuana, México
Luego del bar “La estrella”
recupero la textura de la vida
la que se pierde en el camino
la frontera se cierne sobre los brazos oscuros de la ciudad
el salón fraguado para el baile
revivo del pozo adolorido de los callejones psíquicos
me queman mis yemas y mis labios
el alcohol hace cascabelear la risa
los oídos están sordos
la semioscuridad dice rata y yo me escalofrío
los focos neón
la música estruendosa
noche de la noche
pasillo de hotel
emboscada de carnes
botón
mezclilla
este cuerpo, mi cuerpo, no está vencido
no soy ceniza
mis poros se abren
entierro mi mueca absorta
sonrío descaradamente
fijo mis ojos sobre tus ojos
el cuerpo maquina la humedad de las membranas
zigzaguea la piel buscando el contacto
la desesperación es madrugada
la ebriedad: ideología
este instante se hizo refugio de luz blanca
la carne borra mi espíritu
el espíritu cede a la carne
se abre el desierto y escupe dos cuerpos insomnes
rielan las dunas
a lo lejos el mar golpea minúsculas plantas
el salón el baile
mis dedos abriendo las hebras de tu pelo
yo temblando tu cuello
el espíritu se mira y vuelve en sí
el rimel corrido el rostro abierto el cuerpo abierto
el aire de la noche
el tiempo no es un cadáver
la piel aprieta en la calle Coahuila
mis labios siguen siendo labios
la frontera, mar y muro
este cuerpo, cuerpo
tiemblo
la anestesia no fue capaz de asesinar el deseo
botón
mezclilla.