viernes, julio 18, 2008

días nómadas

hoy fue el día ése que nadie quiere que llegue

el día en que en el portal nos decimos adiós

el día en que después de tanta impotencia por fin nos soltamos las manos

el día que querías para tus laberintos

para cerrar tus nudos

.

yo te doy este día

completo

con mis lágrimas tuyas en tu solapa

.

me voy a la fuente a fumar

tiemblo en medio de una ciudad bulliciosa

insoportable es el sonido de las campanas de la esquina

vuelvo a casa, trastabillo, duermo impresionada

oigo música y sigo el hilo de los coches desde la ventana

.

no hay mar para mí

.

me pregunto si luego más tarde

cuando las cáscaras se hayan secado

podré escribir de nuevo amor

esa palabra que te nombro para la rabia

si podré hablar de moléculas

elefantes, besos y conexos

o si de pronto entraré en un mutismo desolado

en una falta de temas

.

yo a veces me canso de mi misma

del cansancio oscuro de esperar

lo que no sueltan tus manos ni tus labios

.

y otra vez quise decir no te vayas, te necesito

pero hay cosas inútiles

.

este es el día que nunca nadie quiere que llegue

porque cuando llega

uno se queda mudo

tiene frío en los pies

se esconde entre las sábanas

y piensa

si el ruido, los coches y la ciudad

recobrarán su sentido.


II

el día después


por suerte ya las jacarandas duermen

y el ruido estrepitoso del movimiento se tornó calma

la fuente es el recuerdo

los cigarrillos se multiplican

llegan paquetes inesperados

como bien

la banqueta es plana

no tropiezo

el sol saluda a los edificios

sueño con ver un calendario antiguo

con caminar el desierto de mis dunas

el café neutraliza los líquidos de las venas

el metrobús estaba despejado

la lavandería apareció cerca de mi casa

y la rata muerta se la llevaron los hombres vestidos de anaranjado

mi perro encontró un mejor lugar en el mundo que a mi lado

la gente dice que yo merezco

este es el primer día de los días que a mis zapatos les faltan para desgastarse

caminando las calles para llegar a tu olvido

pienso

respiro

por suerte las jacarandas duermen en el vientre tibio de un abril que está lejos de aquí

lejos de aquí

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