miércoles, junio 24, 2009

Mas allá de tus pájaros

Más allá de tus pájaros que siempre me despiertan en la ventana está la madrugada cerrada y oscura
los suaves sonidos de tus dedos en mí
el olor a almizcle/mezclado en el aire/ácido
acompasando suaves gemidos y redundancias.
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Pasos de felino ensucian los escalones
mi sexo es un gato pequeño, pienso.
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De la cama y tus besos cae la lápida de palabras que unidas no entiendo
si esta es la última noche de tus constelaciones
si la vía láctea es un oscuro pozo en el que habré de caer dormida hasta que vuelvan a acuchillarme los grillos con su incertidumbre de ser insectos o batracios
si tus estrellas de piel fueron cayendo en mí hasta hacerme decirte que yo sí me confundí
que soñé hierbas húmedas/café en la mesa/estructuras cinematográficas de predecible designio
si ocurren las miserias y no acaban y el mundo está descolorido de tanta lucha de clases
si la escritura es la inútil actividad de los frenéticos
si yo no tengo más trinchera que este cuaderno a rayas
si la tarde amenaza con su velo de lluvia y yo
tengo que detener las horas del día para quedarme así
quieta
y escribirte esta suma nihilista de signos
si toda la masa material del mundo parece caerme encima y casi ocasionar palmeras donde abajo dormirán perros ojerosos y afables y nada
y nada
.
si todo.
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Quédame tuérceme jálame explótame pícame oríllame usa mis piernas bórrame exprímeme quítame el agua del cuerpo chúpame bésame descuelga el reloj de su eje del tiempo tírame al fuego dóblame méteme en una carta y envíame
luego escribe sobre cualquier papel que tengas a mano, la razón nociva por la cual no podés aceptar que mi existencia febril descanse debajo de tu cuerpo la terrible necesidad de ti.
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Yo sí te necesito.
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Posiblemente creás que es irracional de mi parte ofrecerte el paralelepípedo de mis días
yo sé que a estas alturas sería necesaria una verdadera lluvia de pelícanos sobrevolando con sus encías rojas esta nueva ultramar de pájaros que crece en la tibieza de mis muslos sosteniendo tu embate.
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No huyas de mí
quedate a dormir los simulacros de los sismos
la desidia de los dioses sobre el agujero de los vivos.
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Quién pudiera salvarme de estos días lúgubres que me arrebatan de las uñas la certeza de mí.
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Posiblemente nadie.
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Por eso el pájaro pequeño que brinca sobre el asfalto esta tarde gris ha desaparecido rápidamente de mi campo visual
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Por eso tus constelaciones son incontables lunares extendidos.
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Por eso soñaré hasta arrancarme la sangre en kilos de estaño
con el epitafio que pondría
sobre la lápida
de nuestra última noche de carne.
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Ilustrado con un cuadro de Cristián Bredee

1 comentario:

Sor Juanais dijo...

mi hermosa gran poetamiga!
te adoro con todo el corazón.