jueves, octubre 02, 2008

Comentarios a mi segundo libro

Esas imágenes sugerentes que esperaron el momento preciso para despertar y volverse "Sucias palabras de amor"
Desde lejos imagino a Lauri caminando por las calles defeñas sin apenas rozar el suelo, con ese aire de ninfa y esos ojos de pacún que de pronto te miran desde el fondo de sus letras y te atrapan para que sientas en carne y hueso lo que ellos ya sintieron. Pienso en todos los animales que vienen a hablarme en sus poemas, derrapando en el deseo que tiene por comerse el mundo desfilan elefantes entre los renglones, damas lapislázulis a las que todos quisiéramos conocer, gatos que no sólo hablan el lenguaje de la noche, un desierto incrustado entre ceja y ceja, hormigas que son capaces de dar dentelladas minúsculas donde más duele y una muchacha llorosa que danza con la lluvia y no detiene su paso a pesar de la tormenta.

Lauri tiende puentes que esquivan la dureza de las piedras que nos asaltan en medio del camino, con sus dedos de duende no pierde el ritmo de la vida y nos enseña un mundo mágico en el que la poesía es un chamán para curarnos por dentro.

Hay un sinfín de lugares que habitan en nosotros a pesar de no haberlos visitado nunca. Hay un sinfín de personas que nos rozaron la piel y aunque no vuelvan a hacerlo nunca dejaron en nosotros la misma sensación que deja un cuerpo en la cama después de haberse esforzado en deshacerla, la misma sensación que hace que en la cama parezca que aún duerme alguien. Así es la escritura de Lauri.

Este libro es un reencuentro, un viaje desde Lauri y hacia Lauri, travesía que nos sumerge en versos que se seducen a sí mismos, que se buscan y encuentran buceando los entresijos del amor.Lauri García Dueñas traslada su universo poético a las calles de París y Londres, se junta con Cortázar para hacer si cabe más intenso su periplo y atraparnos entre esas imágenes sugerentes que esperaron el momento preciso para despertar y volverse "Sucias palabras de amor". EVA CABO

El itinerario del deseo
Todo viaje es una categoría de la nostalgia, donde las palabras pierden concientemente los pasaportes, el único regreso posible es, entonces, a través de la memoria. La memoria es un polizonte, viaja con postales sepias llenas de descripciones sobre ciudades extrañas en su trazo, con parques que nos recuerda un paso cierto por la infancia, con esquinas que desaparecen al conjuro de un poema, con garabatos en el cuaderno de notas que se animan a sugerir un cuerpo que se desvanece casi de la misma manera que esas postales. Lauri García Dueñas (San Salvador, 1980), poeta y periodista, nos comparte su bitácora de viaje, el itinerario que tejen las cenizas sobre el fuego y no lo ahogan.

De Crónica de la Intervención, novela intensa de Juan García Ponce extraigo una cita: “Pero nada es posible si uno no se pierde antes en el deseo”. Lauri me recuerda esta máxima en su poemario, nos dice “no entres sin deseo, no sigas”. El deseo es como la sombra que nos sigue a todas partes, a veces no nos percatamos de su presencia, pero siempre nos acompaña en las palabras y en la humedad que transita los crepúsculos. Cito: y los amantes/los amantes que se besan frente a mi envidia hecha cintura que un extraño toca/ todo se convierte a la orilla del río. Si, ese río puede ser el Sena o el Támesis, y esos amantes bien podrían ser los inmortalizados en una fotografía para turistas, como en la clásica toma de Robert Doisneau, frente al Hotel de Ville en París, 1950. Esos que viajan con el material de los sueños, con ausencias como equipaje. “El cuerpo tiene memoria y esa es la razón de que los incendios no se extingan”. Sí, las sombras son el ave fénix de los cuerpos que se encuentran en otro tiempo y bajo las mismas circunstancias, por el fuego se reconocen, la nostalgia es su contraseña, el deseo la puerta que franquean. Los amantes marcan el itinerario sobre los mapas de ciertas ciudades que se consumen en sus calles y sus puentes no son suficientes para salvarlos de las “hondas quemaduras” que la soledad le infiere.

Otoño/siempre soñé el otoño/lo olí de lejos/supe de sus miserias de hojas rotas/intuí el ruido de pasos secos/y me senté a la ventana para imaginar los árboles desvistiéndose…/

Todo viaje es ya una ausencia, se parte con la certidumbre de caminar por plazas con la esperanza de reconocer antiguos sitios, ciertas señales dejadas para encontrar el camino, no importa que las personas evadan la sonrisa del extranjero, no tienen por que saber que se busca una puerta que sólo a los amantes será abierta.

París sin ti es/ sobre todo/el deseo que ciega/que da sed/que me mata/cuando leo la historia de amor que me regalaste.

Son versos tomados de Sucias palabras de amor, segundo libro de Lauri y primero editado en México por Editorial Fridaura.

Eva Cabo, poeta del colectivo Poetas del megáfono, de las que Saúl Ibargoyen ha escrito un artículo en la revista Tinta Seca, de este mes y de la que Lauri forma parte, nos dice en la cuarta de forros del poemario que estos son “versos que se seducen a si mismos, que se buscan y encuentran buceando en los entresijos del amor”.

Así es, de pronto somos los amigos confidentes, los lectores posibles de un diario que ya no le pertenece a su dueña, por que nos lo comparte.

Y si las imágenes que nos presenta parecen repetirse, es sólo que todo viaje ya ha sido realizado alguna vez.

Por eso me detengo/ voy a hablarte en gíglico amor/ voy a decirte quédate, llévame al mar/dame de beber una cerveza oscura en el bar de la esquina/voy a decirte, amor, /arrójate al vértigo de tus ansiedades, de una vez y para siempre,/moríte,/de una vez/ y cuando despertés, voy a decirte que quiero:/

Todo final de viaje nos remite a la repetición de ese mismo viaje, al reencuentro que las palabras tienen para nosotros, ellas nos esperan en la sala de llegada de los aeropuertos y nos dicen en la cara que hay alguien que ha preguntado insistentemente por nosotros.

Y bueno, el final del libro de Lauri es para quienes consigan un ejemplar.Arturo Terán

LAURI GARCIA DUEÑAS Y SU LIMPIA PALABRA

Título engañoso el de este breve e intenso poemario: "Sucias palabras de
amor", de Lauri García Dueñas. No porque la autora apele al engaño o al equívoco sino porque sus versos operan con base en una viva contradicción.
O sea, parece importar más lo que se oculta o sugiere que lo que en verdad se escribe en un libro que surge en cuanto doblemente construido, en su materialidad y en su verbalización (I, p.9). Además, ¿dónde están las "sucias" palabras? Observemos que el adjetivo pretende actuar como epíteto, es decir, como calificativo permanente. El libro puede leerse como una especie de diario de viaje en veinte secciones a ciudades de prestigio, sobre todo París, que se apoya en el relato de un vínculo amoroso; pero también puede leerse al revés.
A ojo de meros lectores, debemos anotar que es más relevante la experiencia del viaje interior, según señala Eva Gabo en la contraportada, que los sucesos eróticos que dan lugar a los textos más extensos. Los paisajes urbanos se describen casi cual meros accidentes en que lo humano general se expresa; las personas en sí son más relevantes que las manifestaciones del arte, la arquitectura, el ámbito social marcado por el desarrollo.
Por supuesto, que un viaje hacia adentro -como tantas veces se ha producido en al devenir de la literatura, la historia y las tradiciones culturales e históricas: Gilgamesh, don Quijote, Simbad el marino, Odiseo, Martín Fierro, Alejandro Magno, Viriato, Cid Campeador, Mahoma, etcétera- conlleva una épica espiritual mas profunda y riesgosa que una expansión física de conquista, de afirmación del poder temporal. En el caso de Lauri García Dueñas, el viaje es también un entretejido de desplazamientos físicos y espaciales con un descenso al inframundo personal, simbolizado en el pasaje por el túnel que une el continente con Gran Bretaña. Un psicoanalista a ultranza podría hasta sugerir un recorrido por el propio y ya desaparecido cordón umbilical...
La división en veinte secciones muestra un propósito de organizar contenidos que, quizás, se insinuaban hacia la entropía. Por tal causa, se ha logrado una suerte de equilibrio pautado por las secciones más breves, aquellas de un solo verso (¿una línea aislada es un verso?) que sirven como nexo o enganche, por un lado, y por otro, aseguran una modalidad de estructura que apunta a resolver el tema del vínculo erótico como una historia enraizada en la Historia. Por lo tanto, bajo amenaza de declive, de empobrecimiento, de extinción. Y el verbo poético se alza aquí y otra vez "contra la muerte", la vieja divisa surrealista
El verso es libre en el buen sentido, contrariando la añeja definición de Nebrija; o sea, pese a su tendencia expansiva y discursiva -que se observa, por ej., en Centroamérica-, sostiene la suficiente intensidad tanto para comunicar inquietantes oscuridades, como para inscribirse en un claro ritmo cuasi narrativo que funciona con base en pulsiones biológicas y afectivas.
Debe observarse además la presencia de voces que se mezclan sin anularse, en un entretejido rítmico que conlleva las respiraciones prosódicas de la lengua y, más que nada, los ires y venires corporales del autor real. Esas voces se distinguen como mensajeras temáticas o tendenciales; o sea, trasladan las dimensiones espirituales y/o existenciales que dan sustento al libro. Pueden ser escuchadas la voz erótica o amorosa, la reflexiva, la contempladora, la testimonial, la abarcadora, la desgarrada: ardua complementación, sin duda, que responde al intento de ubicar un esplendor energético y estético que pensamos excesivo con relación a las instancias vividas que estimularon su aparición.
Para dar término a estos comentarios, diremos que las fotografías que acompañan la edición -tal vez con la intención de complementar el contenido verbal- en verdad impresionan, por su nítida representación de la hermosura femenina, como factores o sustancias de un ámbito autónomo, que respira por sí mismo.
SAUL IBARGOYEN

viernes, septiembre 26, 2008

No falten


A la presentación oficial de mi libro "Sucias palabras de amor". Museo Mural Diego Rivera. Alameda Central. Metro Hidalgo. Miércoles 1 de octubre de 2008. 7 p.m. Vino de honor.

Dulce dama lapislázuli

Una dama lapislázuli me observa desde la esquina del escritorio
donde esto escribo
desde la foto blanco y negro de su sonrisa detenida
también me escucha
no alcanzo a decir que todo le perdono
 
ella sí y demasiado.
 
Ahora que mi madre no puede mirarme todos los días
que añoro el sonido de sus tacones sobre las baldosas de la casa
espero ser también una alegre muchacha
esa muchacha con diferentes líneas en la mano
a la búsqueda de su propia sonrisa inmortal
antes de que alguien se lleve la torva de milanas de mi cintura
mis piernas rectas y aferradas
mi salamandra que crepita sobre los girasoles secos.
 
Ella, mi madre
también tuvo amarillos angustiantes
lápiz de labios rojos
una mirada que se dobla en el entrecejo
y se cuelga en la ventana
y tal vez
como yo
coleccionó incertidumbres
se mojó los ojos bajo los faroles
y tal vez
como yo
era una noche que perdía
que no se encontraba.
 
Madre, ¿llorabas de angustia?
¿resistías?
¿guardabas las hojas de los árboles entre los libros?
¿te desvelabas escribiendo con tu caligrafía limpia
la historia que te miro en la foto de la esquina?
 
Prométeme que vas a volver a la puerta del garaje
que nunca nos vamos a morir en la tarde
que puedo andar en piyama para comer pan
que mi papá y mi hermano ganarán en la montaña
que vendrán los años de gritar en la plaza
cuando ya no tengamos tanto miedo.
 
Decime
por qué las constelaciones
el mar
tus manos en mi pelo
tus ojos en mis ojos
tus lágrimas en las mías
tu sueño siempre aquí.
 
Por qué nunca entiendo las cosas
por qué la fuerza se me cae
por qué tiemblo
y cedo            
y soy infame, pienso
y me canso.
 
Explícame, dulce dama lapislázuli
furibundo abrazo de piel suave
alma de mí
por qué la luna se durmió
detrás del biombo.


miércoles, septiembre 17, 2008

vos me diste la parte más oscura del amor


vos me diste la parte más oscura del amor

el olor a sexo que no se borra de los dedos

las canciones de la conmiseración

los días más luminiscentes de la poesía

los dibujos animados suficientes para colmar todos mis domingos

todos los adjetivos que le faltaban a mis nombres incompletos

los hongos que se resguardan en los cuencos de los árboles

la sordera de los estupefactos

la soledad que se arrastra en el encierro de los débiles

me volví alguien a quien no conozco

tengo la rabia que tienen todos los rotos cuando flotan en las noches de la ausencia

y de qué sirve que me hayás quitado la codicia

para nada es útil que a uno le regalen todos los globos en el parque del gigante egoísta

y le recojan las muñecas rotas

para luego hacer collares con añicos

.

vos me diste la parte más oscura del amor

.

yo te la devuelvo, si me vas regresando

la claridad de mis ojos

cuando no te conocía.

claustrofobia número dos



según la caja de fósforos yo pude ser una aviadora como Saint-Exupéry

pero no lo soy

soy una poeta que intenta evitar todas las trampas de su propio lenguaje

.

tomo cerveza

en una casa cuyas paredes te oscurecen

hablo a solas porque la ciudad me enseñó que en medio del barullo no hay nadie quien te escuche

.

camino las calles mojadas del dolor

de hombres que agitan un palo en los huesos de su miseria

me vuelvo la muchacha con mapas en el rostro que hace silencio y pequeños papeles para aderezar un futuro que no conoce

.

no lloro, estás lejos

tan lejos estás que te sobrevivo, amor infame de juventud

página roja deshecha de pétalos

.

aprendí a cuidar pequeñas cactáceas y pequeños adminículos de amor

pero tengo vértigo de la soledad que me persigue guardada en estos muros

.

hoy empieza el domingo aquel que me radiografía las pestañas y enmudece cualquier ímpetu de superación

.

no quiero depender de tus manos

ni de la delgada línea que nos separa

.

soy Romeo en la ventana

pero vos no agitás el pañuelo en el balcón

.

no quiero ser pop

.

quiero decirle al foraminífero foráneo que no me suelte de sus microscópicos tentáculos

que me de más café

pero me hace daño

.

mi cama espera, revuelta como mis ojos

anclada y oscura como la parte derecha de mi abdomen

.

no sé qué pasa en mi interior

me convulsiono

.

todos hablarán de la esquina rota del llanto

cuando huir se vuelva necesario

.

yo no salgo, me gusta estar aquí

tejer las ruedas de mi carromato mágico

ser Alicia que come mermelada cuando cae por un túnel

escuchar mi voz mortífera de insomnios

.

porque solo aquí yo puedo ser

.

algo más fuerte de lo que crees que existe

en la calle cuba número doce

.

no siempre estaré a la espera de tu imagen volteando la esquina

tengo ganas de irme

a la arena azul del desenfado

a la perversa lejanía del olvido

.

estos huesos encerrados son lo que soy

no voy a intentar escapar

otra vez de mí.
.

*Foto: Charleen Arian por LGD.

martes, septiembre 09, 2008

Muchachas que lloran en la lluvia

llueve en el D.F. Cada vez que gano un poco de dinero extra me como un sushi. Ayer fue el caso. He estado pensando en las casualidades, aunque Edith Aron (La Maga) dejó de creer en ellas cuando Julio Cortázar (Horacio) le quitó el derecho a traducir al alemán sus cuentos. Estaba ahí en el segundo restaurante de sushi de la ciudad que me gusta (el primero es el de Viaducto sin duda) y en la misma mesa en la que el gato azul y yo estuvimos sentados hace ya varias semanas, había una muchacha que lloraba como yo en esa ocasión. Pero no era solo eso. Tenía más o menos mi misma edad y el mismo corte de pelo que yo, nada nuevo, últimamente todas nos cortamos el pelo igual, más largo de un lado que del otro. El punto es que la muchacha de ayer lloraba y yo la miraba de reojo mientras leía "Diablo Guardián". Estaba con un tipo que no sé por qué me pareció un hombre casado. Y desde ayer que la vi llorar enfrente de ese señor que le hablaba mitad con ternura y mitad con autoridad, me he hecho el firme propósito de que si voy a llorar va a ser en el transporte público o en mi casa. Y en la medida de lo posible no voy a llorar de rabia, ni de impotencia, ni enfrente de ningún gato de ningún color, porque ayer en el mail que mandó Haydee decía: no se puede evitar el dolor pero sí el sufrimiento. Voy a tratar. La casualidad es que en la entrevista que recién publiqué de Saúl Ibargoyen incluí el siguiente poema de su libro "Rojo es el silencio". Lo transcribo y quiero dejar en claro que la entrada de este blog está dedicada a todas las muchachas que lloramos en la lluvia y en los transportes públicos y que en la medida de lo posible esto no nos vuelva a ocurrir porque como dice el libro favorito de Eva, cuando uno menos se lo espera aparece el árbol rojo, esa maravilla que siempre soñamos y que nos hace entender que la vida tiene sentido. Ya me puse sentimental y mejor los dejo con el poema de Saúl:

Para una muchacha en la lluvia

Usted tú vos señora señoría

señorita vuesa merced doncella

sacerdotisa actriz astronauta

viuda virgen profesionista amadora

amante sirvienta sibila emperatriz

mendiga moza del partido campesina

cocinera poeta suripanta:

cada día de cada noche

he visto

cómo las lluvias

de esta desplomada ciudad

ensucian también

todo su llanto

suyo de usted

todo tu sollozar

tuyo de ti

todas vuestras

nuestras gotas

y chorros y humedades

y lágrimas.

-----

Otra casualidad del "dios azar", yo que escribí el poema "el gato azul" -uno de mis más queridos-, recibí hace poco de alguien increíblemente mágico y especial el poema "el gato rojo". Valgan las gracias para ese lector aventajado y para Eva por leerme ayer el cuento más lindo de mi vida.

miércoles, septiembre 03, 2008

ejercicio de arena

A Fanny, por hacerme reír un día en que lloraba tanto. Por la sabiduría de señalar mi inconsciencia de diluirme al amar, tan al estilo del siglo XIX. Con cariño:


la venganza es un deseo compartido de los hombres

como la angustia temporal por las gotas de lluvia

.

nos apremia el movimiento de los dedos y las imágenes

somos sombras que atentan contra los amos

.

qué puedo decirte ahora que miras el mar que me falta

marasmo, maremoto, marimba, atardecer indómito

.

mientras

la ciudad te espera llena de espanto

y de venganzas pequeñas de pájaros

.

camino la medianoche sin ninguna brújula

y me sucede una vez más que no calculo la lluvia ni la madrugada

.

no quiero ser una dama del siglo XIX

no quiero desaparecer

antes, que me obliguen

.

repito en voz alta los poemas que me gustan

e intento no ser una línea de nieve blanca

que otros esnifen

.

soy arena de otro costal

del libro que leo, el absoluto malvado

.

calculo mis maleficios

el infinito de mis yerros

y me asusto

.

guardo mi luminosa penumbra

la cuido de mí que extiendo el círculo

que dilapido la ciencia y las piernas

que soy feroz cuando me hieren los que amo

.

no quiero convertirme en la estocada final

no quiero matar los pájaros

.

estoy invocando al diablo

estoy al borde de irme

de irme para siempre

de hacerme irredenta trapecista en fuga de carromato

pero no puedo

.

quiero salvarme en el recuerdo de esas cosas marinas

decirle a los pelícanos que no olviden la sangre de sus encías

apelar a lo natural de la gravedad y el polvo

.

mar maremoto marismo mármol

recuerdo del deseo y del viaje

acantilado puntiagudo

persígueme

.

dilata el sol

oculta la luna y la noche

no nos abandones a nuestra menuda voluntad

no conjures al diablo

.

que se vaya

que se vaya el sabor salobre del desengaño

el despecho de los muertos

la morada azul de los vencidos

.

deja al tiempo vivir en desbandada galeónica

los rayos en vertical caída

la tierra donde la pise

el viento donde lo alcance

.

dime lo que tienes guardado en la punta de la lengua

en el reloj de arena que siempre cae

avienta la última piedra al fondo

ahorca la duda, date la vuelta en la cama

.

no me dejes morir en la víspera

vámonos otra vez al mar.

lunes, septiembre 01, 2008

transporte público número dos



adoro las tardes en las que tus manos se convierten en los cuencos
de mis inquietos colibríes
.
la luz es la tibieza de las sombras
.
me cuelgo de los arcos del metro para decirte con la boca
“hasta pronto, descansa”
.
quiero ser un poema feliz
ninguna esfera de súplica
.
tengo seis años y lloro en la ventana del autobús para lograr mi espacio
pero voy a crecer
seré una explosión de tiempo transportándonos
dibujaré las líneas zigzagueantes de tus cuerdas
.
quiero ser el perro que camina pie de la cuesta
o el que vive en mazunte comiendo pescado
un animal líquido que no responda a la gravedad
algo fantasmal que a nadie incomode
los cables de los que se engancha el trolebús
el ruido de la ciudad subiéndose hasta un quinto piso
.
todo lo que anhelo y olvidé a punta de abandono
.
voy a crecer, les dije
ya no voy a llorar en las ventanas al caer la tarde
seré el sonido aniquilante de todos los momentos que nos duelen
.
pondré huellas de gaviotas en los lugares comunes
para rodar los torniquetes sin que lo noten
y andaré por ahí vuelta un ave pequeña
.
quiero sanar
ser el ribete de una nube de lluvia
un graffiti de amor en Miguel Ángel de Quevedo
la angustia de nuestras citas
el roce de dos cuerpos desconocidos/hasta el día en que me senté en tus piernas
.
quiero ser el transporte imperceptible de tu tiempo
un beso suave debajo de tu lengua
.
los pájaros
que se refugian
en el cuenco de tus manos.

jueves, agosto 21, 2008

verborrea dislocada

ciudad de méxico, 13 de agosto de 2008. 2.11 a.m.

antes que todo sucediera vos te diste cuenta de que era fuera de lugar que las chicas te miraran la entrepierna

y aunque la crítica social decidió que eras un patán, yo te defendí siempre con los argumentos necesarios para mí, que son los que realmente cuentan

y así

avanzan ahora estos días dislocados donde yo que nunca fui tajante puedo decirte que no te voy a dejar de escribir nunca y voy a guardarte en mis poemas un lugar donde nadie te descubra, donde te hagás pequeño y encojás tus manos de gigante que me regalan luciérnagas rosas de alebrijes, te voy a esconder para que sigás besándome los párpados cada noche aunque no estés

pero pensándolo bien cualquier lector ilustrado en las pasiones de la carne va a concluir que aparecés en todos mis versos aunque te disfrace de pelícano

entonces mejor ni me debato en esta polémica de olvidarte

mejor te acepto en silencio y termino escribiendo de vos en todas partes, en los acuarios cerrados y en las tardes de la Alameda Central donde me recuesto en los bancos para no desfallecer de angustia ante las presiones del capital cada vez más escaso, como diría mi papá, y es que está el problema de la crisis económica mundial pero de eso no quiero hablar porque me deprimo y me desvío del tema

total para qué huir de tu nombre, si arturo me dijo que toda escritura es un acto de amor y por fin me quedé tranquila al darme cuenta de que entonces no importa ser monotemática y una puede explayarse en misivas, aprovechando la ocasión tuve ganas de contarte que esta mañana la luz se coló demasiado intensamente por mi ventana

vos tenés bien claro que las diez de la mañana son algo tan incomprensible para mí como la inteligencia artificial, la métrica, la rima y los algoritmos

no entiendo nada que me digan si no es después de las doce del mediodía, aún así y

a pesar de todos los malos pronósticos divulgados hasta el momento, salí a la calle,

la vida me lastimó en forma de fuentes corroídas por el desdén del gobierno de la ciudad

y por esta raza de hijos de puta que nos permitimos que exista toda esta humanidad desquiciada

todos estos hombres y mujeres tambaleantes

todos estos enfermos mentales en abandono

toda esta suciedad

porque no nos da vergüenza la mendiga sin ojo que nos sale al paso todos los días en el eje central y esos cuerpos derruidos frente al teatro blanquita

estoy cada vez más confundida, no encontré las respuestas que busqué de niña

tengo ganas de llorar por todo y mi hermano me contó el final feliz del campamento de guazapa donde ahora hay un paseo con caballos y cascadas con cangrejos de agua dulce donde antes explotaban bombas y asesinaron a Hércules, estudiante universitario de identidad desconocida, y un señor feudal mandaba matar a la gente por capricho y todo ese dolor en los ojos nublados de mi hermano que me recuerda el nombre roto de mi país, un país con nombre de patrono, pero a la vez tan herido como este país, el tuyo, donde vive la mendiga sin ojo del eje central, y a ella no la tapa nadie de noche, ni tiene a quien abrazar, y quizás un día alguien la besó sin intentar hacerle daño, solo por quererla y guardarla entre sus brazos

y me da rabia y bastante vergüenza por mi bohemia pop como diría charleen

¿nos estaremos perdiendo de algo? ¿estaremos dejando sepultada la obligada denuncia?

parece que últimamente todo está podrido, carlos está triste y yo también y vos has entrado en un mutismo que me desespera

pero no hay que dejarse intimidar ni darnos por vencidos eva, que pase lo que pase estaremos aquí todos los martes, que quizás todos estos sucesos descompuestos que nos persiguen son la antesala a la gloria, o a los plátanos, que en el salvador les dicen plátanos en gloria cuando tienen azúcar y canela y quedan así con una baba deliciosa ¿ves? de pronto me entra esa nostalgia, y sueño con el trópico, con jaraguá y el primer día en que nicasio conoció el mar, leo a roque y lloro, pero es que roque siempre me hace llorar, aunque terminemos preguntándonos si era poeta o militante, y al final que más da, si toda escritura es un acto de amor, un ritmo constante que nos da qué pensar

te confieso, estas palabras me persiguieron desde el pasillo del metro hasta la puerta de mi casa y luego me llenaron las hojas en blanco, yo no tengo la culpa, y voy a rechazar cualquier comentario de la crítica educada, por ahora, he de decirte que es demasiado soliloquio para una noche de miércoles, ningún mensaje oculto para vos existe en esta sucesión desarticulada de pensamiento, pero no le digás a nadie, esto que digo es lo que creo, toda escritura es un acto de amor y hoy me quiero dejar de pendejadas zen, quiero decir malas palabras, quiero sentirme mal y acostarme con la conciencia acalambrada por toda la suciedad que habita en la injusticia del mundo… este es un día dislocado y me lo permito.

lunes, agosto 18, 2008

maldito domingo

y el mendigo de esmoquin me regaló una rosa roja

sus pétalos estaban negros

era domingo sí

el palacio botaba la luz por las ventanas

y habían tambaleantes como yo regados en las calles

.

me imaginé que al final de mis días estaría sola como hoy

como los pájaros y las terrazas de noche

.

me dolieron las piernas de caminar la oscuridad de mi ánimo

y la voz me persiguió más intensa e insoportable

.

arrastré la suciedad de los adoquines con los ruedos de mi pantalón

últimamente brotan mis más antiguos extremismos por el orden

pero a la ciudad le perdono el mal olor de las cloacas

los restos de cientos de pies en la calle Madero

su ruido que sube hasta mi azotea

ese murmullo de caos hermoso

su rimel corrido en mis días

.

yo soy de aquí

de este ruido y esta ciudad

pero no quiero ser de este maldito domingo la presa fácil

.

ya no quiero vivir en tu desesperación

tengo la mía propia

.

no soporto mi calidad de víctima silenciosa

que no se atreve a responder

.

quiero gritar

.

el rencor es la suciedad en mis pantalones

mis esperanzas son farol roto

.

marco el número de casa

mi madre me tranquiliza

todavía hay un lugar donde volver

pero estoy dispuesta a evitar la huida

.

voy a dormir con la noche

vos vas a dormir con cualquiera

con el miedo de tu afán por destruir lo que nos queda

.

tengo rencor

.

camino las calles de vuelta

hay alguien que vive entre bombillas rojas

pero no lo conozco

.

demasiados gendarmes en la calle de Cuba

demasiada la desesperación

estoy obnubilada

.

la rosa roja adorna la cocina

llueve

.

tengo odio.

domingo, agosto 17, 2008

Nuestro taller permanente

Las inscripciones están abiertas, las sesiones son de 11 a.m. a 1 p.m. y de 7 p.m. a 9 p.m. Todos los miércoles en Tonalá 261, Colonia Roma. El precio es accesible al público: 500 pesos mensuales más una incripción de 50 pesos.

¡Nos la pasaremos de maravilla! ¡Los esperamos!

miércoles, agosto 13, 2008

Yo, líquido

me hago agua a la falta de tus manos

me pierdo en la ciudad que me entregó al paso sus bancos de metal para sostenerme

y sus torres antiguas para consolarme

.

paré

volví a llorar en los transportes

a escuchar la voz incurable de unos versos leídos en una habitación con eco

caí otra vez

olvidé de pronto el cielo amplio y por remedio levanté la vista

abracé lo que queda de mí en la misma cama

.

hablé a solas, dormí de más, caminé de prisa y me quedé absorta buscando la razón metafísica de los espectaculares

me da por tantas cosas iguales que antes

por oír los mismos discos que me ayudaron entonces a sobrellevar la pena

.

he aprendido poco del agua y del aire

siempre me confundo

siempre busco la metáfora de los animales, me decís

veo el mundo en la forma de un bestiario de bolsillo

soporto el agua caer redonda sobre mí una tarde en que el acuario estaba cerrado y yo no encontraba la ruta más corta

estaba perdida en esta ciudad que me vio llegar distinta

a la que recurro para preguntarle cosas que necesito saber para seguir aquí

y entonces llovió un marasmo de rayos y frigoríferos

los truenos me ensordecieron y los relámpagos alentaron a los automovilistas para que acelerasen a empaparme

y dije total

yo soy líquido

liquido atroz meditabundo nómada

reptante acompasado convulso

infantil autobiográfico cómico

perdido

sí lo acepto

yo, líquido, me dije

pequeño bestiario de mares y pelícanos

cajita con hilos para coser

incertidumbre emocional y geográfica

.

intento sobreponerme

al regresar a casa lloré todo lo íntimo que hay dentro de mí

toda mi región rendida ante el asombro.

Aclaración



Fluido corporal es saliva,sangre, sudor, excretas urinarias, líquidos entre célula y célula, la célula misma con su citoplasma. El cuerpo esta hecho en un buen porcentaje de agua. No sólo sexo y lágrimas es fluido corporal. Saludos a las megáfonas.
Firma: Cecilio García-Papá.

miércoles, agosto 06, 2008

teoría vespertina del desapego


una vez tuve un amante budista que me enseñó que el amor es desapego pero yo no le entendí la viceversa, me colgaba de sus brazos, le asaltaba la puerta y las páginas, lo aturdía con emoción científica
.
tuvimos que separarnos porque así son el viaje, los aviones y las distancias y porque crecer duele, duele tanto que uno llora de noche cuando nadie nos ve
.
perdí un calcetín en el desierto
.
y la convicción no constatada de que soy del campo, porque aunque animal verdoso no me adapto a dormir en el suelo, a sufrir de frío, las fogatas no me calientan y la lluvia me fatiga
soy tan de ciudad que soporto el tránsito, los relojes detenidos, el ruido, el humo, los coches, soy parte de este subibaja lleno de gritos
nací a la par de un volcán verde de cuyas faldas siempre quise irme
.
la ciudad es desapego, anónimos moluscos con tenis, pasos peatonales, grandes edificios, y yo en verdad no quiero irme, pero me voy a cada rato, interrumpo mi falta de silencio, me reconstruyo, escribo en los cafés para romper el método, lloro, me engolosino, espero, fallo, me obsesiono
.
quizás el desapego sea salir de casa un día, ver llorar a la mamá de uno, y sin querer estar más feliz que nunca, porque por fin el mundo abrió la boca y nos escupió de esa ciudad donde en el único bar abierto decíamos ‘quiero irme de aquí, por favor’, a pesar de que voy a perderte, que te perdí de mis manos, que te llevó una muchacha que empiezo a querer por quererte lo que yo no te quise
.
quizás el desapego sea mi miedo a que la gente me hable y por eso me hago una oruga, una niña que tira flechas en el patio debajo del árbol de limón de la infancia, un beso repartido en miles de pedazos y kilómetros, un montón de espinas que tuve que irme quitando metiéndome otras, condenada de memoria, coleccionista absurda de pedazos de papel en los que apunto direcciones donde siempre llego tarde
.
o quizás el desapego sea olvidar la tarde en que me hizo llorar mi hermana mayor y no pude enseñarte mi muñeco tito de pelo azul y besarte luego de que le regalaste aguacates a mi papá y él se ofendió, porque una a los nueve años abre los ojos para que veás que son de pacún y te vayás a sentar conmigo en la banqueta, nunca nos dimos aquel beso, y en eso estábamos, cuando en el salvador la gente se moría en una guerra y nosotros decíamos ‘fall ball’ y trabábamos la pelota en el techo de la casa de Julieta y su papá se enojaba porque le quebrábamos las tejas de barro
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o quizás el desapego sea verte partir tantas veces de mí, con tantos nombres distintos que estoy empezando a preocuparme
.
nunca estuve lista para perderte porque solo soy la niña que tira flechas imaginarias debajo del árbol de limón de la infancia, porque caminar descalza me preocupa, sobre todo por la tierra que se mete entre los dedos y es bien incómoda siempre, porque te vi detrás de los árboles del colegio y en los bares, siempre te gustó el cine, la cerveza y mirarme por horas con esos ojos de niño imaginario
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o quizás el desapego sea absolutamente indefinible, y tenga cara de mar o de desierto, porque en ambos lugares uno siempre pierde la calma o los calcetines
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en resumen creo que escribí todo esto porque, como no soy budista, no entiendo qué es el desapego y como soy citadina tal vez nunca comprenda al desierto, aunque aprenda de su brillo la esencia libre de las cosas
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yo
solo sé desnudarme en la horizontalidad de tus manos y tu boca, aprendí muy temprano a tirar flechas imaginarias e inofensivas en vez de balas, porque no me gustan las balas, ni aunque fueran bolas de fuego imaginarias en una tarde calurosa, no me gustan tampoco las hermanas mayores que encierran a los niños para que no salgan a la calle a jugar con los muñecos de pelo azul que se llaman tito
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en total
solo soy la chica que se asusta cuando la gente le habla, soy sensible a las cosas
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y como no entiendo qué es el desapego y cómo vuelvo a ti como todos los hijos ilegítimos vuelven a su casa para poder explicar lo que son, porque soy así, cada vez más la misma que no puede ser otra, por eso,
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quiero pedirte que solo por esta vez
no te vayas
quédate conmigo.

Lost Acapulco

la sal acaricia las piedras

las destruye en olas minúsculas de pedazos

ni ellas se dan cuenta

porque el sol les crepita las ondas

rotos están los acantilados

los aviones antiguos detenidos en la base naval

y todas las intenciones incomprensibles que ocultan

los corazones de los pelícanos

mar de pelícanos

alas gloriosas que deslizan el atardecer como persianas

.

la música es fuerte como el acelerador de los autobuses

las ganas se detienen en medio de una madrugada de pájaros

parece que siempre estuvimos aquí

atados de las manos y las hamacas

y los perros que asustan la noche

.

el viaje es un principio y un fin

siempre

yo me perdí en el mar con vos

en un mar de pelícanos

.

no hay regreso para nosotros

.

no había otra salida

que deslizar las alas al atardecer

clausurar las persianas

y despedirnos de nuevo

.

para mientras

te espero

.

en una playa perdida donde quisiera vivir con vos

atados

como los pájaros.

martes, agosto 05, 2008

Excusa

Piedras. Horas con piedras. Números rojos y azules como días del calendario. Hasta volver a verte sin tanta alegría. No volver quizás, mejor quedarse, estropeada por la verborrea. Viaje y regreso. El último día pasabas solo cinco minutos y la idea fue ir buscarlos a ellos. Ellos: pedazos de alquitrán, nicotina. Verbos para combatir los cinco minutos, para detenerte debajo del árbol lleno de líquenes y ver tus ojos con despropósito. Tus manos como puntos a mis manos, tu pelo, animal recortado en medio de noches calurosas. Ellos: verbos de alquitrán, nicotina tibia, golpe a mi voz, vaivén de mis nervios. Desde la puerta agité el gesto inmortal, mientras el árbol se descascaraba. En el último día de este mundo.

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Escrito en Morelia, Michoacán, México, un día de junio de 2006, rescatado de una libreta olvidada