es de noche
la ciudad duerme sus párpados de calles iluminadas
hombres vestidos de naranja barren la huella de millones de seres que antes caminaron su propio peso
las cúpulas de los edificios persisten en su sinuosidad gris
la luna llena aparece redonda al filo horizontal de la espera
suena el ejército de vasos en las cantinas
la música se multiplica
el ventilador crece en sus aspas
rompe el polvo y mi cuerpo dibujado en el colchón
pasan las hojas de una lectura que no suma
letras ni sentido
marcas mi número y me descuelgo los cinco pisos de un edificio antiguo
viejo, como esta necesidad de ti golpeando la roca
los adoquines sienten en sus encías el paso de los neumáticos
los rótulos de las calles con nombres de repúblicas me llevan hasta el lugar común
donde nací
hace calor
el mismo que duerme en las alcantarillas y sus hombres de lodo
en la avenida principal los gendarmes miden el alcohol
para que no rebalse en heridas de metal/ y no manche el asfalto de sangre
pero la sangre es incisiva y derrumba los diques
cuando el deseo perpetua la rabia
y llega la hora de la muerte negra
que nadie busca
adentro
descansan escuadras, lápices, papel
ropas, máscaras, medicinas
las orillas de todas las cosas que venden en las tiendas cuando es de día
pero es esta noche
la noche de todas las cosas que podrían multiplicarse
hasta anudarse en miles de conversaciones absurdas
que separen a los amantes y dejen las bancas
vacías
en la mesa intentamos hacer de nosotros ese hilo inseparable
pero las cabinas de teléfono son más pequeñas que tu porte
no llama nadie o todos llaman
la sangre
-esa sangre que también se derrama-
hace que mi función cerebral vuelva nuestra plática
ilógica
la lógica es la ciencia que surgió con
pero qué más da
si es noche de luna encrucijada/las mareas crecen/
la ciudad cobija a todas las presas y sus victimarios sádicos
y vos sos un náufrago que agoniza
entre kilos de Nada y toneladas de plástico acumulado en las banquetas
en el Dos Naciones se mueven voluptuosas ficheras
menean las caderas en disimulada alegría vital
ellas
son las únicas felices
en medio del desorden cáustico
que nos atañe
pequeñas cucarachas se reproducen en explosiones de huevos
las ratas corren a un lado de las tiendas de veinticuatro horas
veinticuatro horas no son suficientes para el distrito federal
los girasoles yacen asesinados
su féretro es una papelera
a esta hora, esas flores muertas
guardan silencio
brillan
con el último amarillo de este mundo
si los mariachis tocaran todas las tristezas de la humanidad
yo les pagaría la última canción
de una isla lejana en la que intenté olvidarte
pero no pude
habrá que acompañar el andar de los semáforos
de prostitutas y travestis que ofrecen su turgencia sin escafandras
de botellas vacías que ruedan por el Eje Central
habrá que esperar
que los faroles se retuerzan en su luz
que el bulto del sexo escondido entre elásticos
haga crujir la tierra que caminamos
yo
tendré que esperar
la mendiga sin ojo no aparece en la escena
duermen en los portales los cadáveres vivientes de la especie
orillados a la mugre que forjamos los demás:
cotidianos orgullosos de nuestro comportamiento y propiedad
en la calle Violeta
de seguro
el sastre estará pervirtiendo a su ayudanta
rezándole a
el Viaducto es el río sonoroso de los vencidos que recién llegaron a casa
y pretenden cerrar la puerta
al miedo que persiste en gotas
dentro de esta historia cabrían todos los kilómetros cuadrados
de suburbios diseñados en agonía
de ciudades dentro de otras ciudades
de parques sombríos a cualquier hora
de helechos que truenan cuando los cuerpos invaden
pero no es tiempo de poemas épicos
la pluma no alcanza a extender su insólita red de carne
carne que avería la perfecta inclusión del verso
éste es sólo el cuento incompleto que te hice
cuando horas después
la temperatura bajó
como cae el vértigo
en los hombros cansados
de los insomnes
nadie llama o todos llaman
y vos
abrazaste mis formas envueltas en tela pequeña
rozaste las piernas de estas calles vacías
destrepamos los cinco pisos de una azotea de alambres rotos
quebramos la cama
nos comimos casi en el piso
dormitamos el dulce hedor del sexo y sus monumentos
2 comentarios:
Me gusto este poema.
qué bonito!!!!!!!!
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